Delicia placentera
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Era la quinta vez que cogíamos en el día. Me hizo insaciable. Esta vez iniciamos con oral, el cual no hacíamos durante meses. Su lengua recorrió mi pubis y llegó a mi vagina. Podía sentir un leve cosquilleo que más tarde se convirtió en un orgasmo, pero orgasmo de esos que bajan por las entrañas. Grité como puta y él mordió mi vulva cuando sonrió al escuchar mi gritó.
Quería que él sintiera lo que yo así que me incorporé de la cama, bajé de un salto para hincarme en el suelo y probar su pene, era una mezcla de sal con tierra. Lo introduje hasta llegar a mi garganta, recorrí con mi lengua la cabeza y mordisqueé sus testículos. Comenzó a jadear y a tocar mi cabello. El sabor cambió cuando su semen se hizo notar. Escupí rápidamente y él se levantó, jaló mis tetas bastante grandes por cierto y me levanté yo también. Mi espalda estaba frente a su pecho, sentí sus manos sobre mis caderas y luego su sexo penetró mi redondeado y sabroso culo. Grité de dolor pero no se compadeció y lo metió con más fuerza, de algún modo era un dolor placentero así que me aguanté y disfruté de la corrida.
Cuando ya no pudimos más nos besamos, de una manera desesperada. Su lengua tocó la mía y lamió mis labios, mordió mi labio inferior y yo el suyo. Después besó mi cuello, bajó y mordisqueó mis pezones. Era una sensación tan rica que no pude más, sentí venir un orgasmo y lo jalé del cabello "Cógeme ahora" fue lo que le dije.
Su cuerpo, encima del mío comenzó a tomar forma. Mis piernas se entrelazaron con sus muslos y él en seguida metió su gran verga en lo más profundo de mí. No percibí gran sensación y él lo supo porque no jadeé en lo absoluto. Fue entonces cuando lo tuve… Vi cómo su cuerpo se elevaba, como si tomara vuelo y lo dejó caer, haciendo que su pene retumbara en mis entrañas. Gemí. Su polla entraba y salía lentamente, rozando mi vulva y lastimándola al mismo tiempo.
"Eres una reina, la reina del sexo" me dijo. Yo solo gritaba y pedía más, cada vez era menos suficiente. Allí su magnifico pene hizo de las suyas. Lo metió y sacó tan rápido que un orgasmo tras otro salió. Mis gemidos lo excitaban y me daba más. Me follaba con rudeza y pasión.
-Eres tan puta en la cama.
-¿Y te gusta?- jadeé.
-Me excitas, me dan ganas de nunca dejar de cogerte.
-Entonces soy tu puta. Hazme lo que quieras- suspiré.
-Quiero hacerte mía todo el día todos los días.
-Oooohh, dame… Más, fuerte….
-Tomaré eso como un sí mi puta máquina de sexo.
Esta vez yo estaba encima de él. Mis senos flotaban, él los apachurró. Dijo que mis tetas eran las más bellas. Lo besé. Nos corrimos una y otra vez. Aquella vez cogimos 15 veces y fue la delicia más placentera de mi vida.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!