Descubrí que mi esposo, y otros se aprovechan de mi cuando me emborracho.
Una esposa se da cuenta que cada vez que asiste a una fiesta con su esposo y se emborracha, al día siguiente se levanta completamente desnuda, y doliéndole el culo, por lo que piensa que su marido se aprovechó de ella, cuando la realidad es que la compartió..
Descubrí que mi esposo, y otros se aprovechan de mi cuando me emborracho.
Un sábado después de que asistimos a una fiesta el viernes por la noche, aparte de que me desperté casi a las tres de la tarde, me di cuenta de que me encontraba completamente desnuda.
Cosa extremadamente rara en mí, ya que por uso y costumbre siempre me voy a dormir con algo encima, no sea que haya un incendio, o alguna emergencia y tenga que salir corriendo de la casa, o por lo menos eso es lo que siempre le digo a mi esposo ya que él siempre se acuesta desnudo.
A medida que me fui levantando de nuestra cama, también me pareció que el desgraciado de mi marido se había aprovechado de mi cuando estaba profundamente dormida.
Pensé que, de seguro, mientras que yo me encontraba sin sentido él aprovecho y me penetró por el culo, ya que aparte de que sentía un pequeño dolor entre mis nalgas, le dije que al sentarme en el excusado, expulse de mi cuerpo una gran cantidad de semen y claro que algo más.
Eso sin contar la gran cantidad de chupones, que tenía por todo mi cuerpo, después de bañarme, y vestirme, bajé a la cocina donde lo encontré, su sonrisa en su rostro me confirmó aún más que él muy hijo de la gran puta, se había aprovechado de mí.
Haciéndome a tonta le pregunté. “¿Cómo era posible que me hubiera dejado dormir hasta tan tarde?” A lo que me respondió. “Después de la borrachera que agarraste anoche, lo menos que yo podía hacer era dejarte descansar.”
Cuando me dijo eso, no le creí, pero al tratar de hacer memoria de lo sucedido, me di cuenta de que posiblemente era cierto todo lo que mi esposo me había dicho.
Pero como dos semanas después, se volví a despertar en medio de una pesadilla, y aparte de que era bien tarde, nuevamente me encontraba completamente desnuda, y con todo mi culo bastante adolorido.
Al reclamarle a mi esposo nuevamente lo sucedido, me dijo. “Si no te gusta que eso te pase, no te emborraches en las fiestas a las que vamos.”
Me quedé fría, preguntándole a mi esposo “Cómo era posible que yo me emborrachase en una fiesta?”
Su respuesta fue bien sencilla, al decirle. “Haciéndolo”. Le dije que me sentía indignada ya que entendía que eso era una calumnia, y de inmediato mi esposo me dijo. “Mira que bastantes veces te advertí en la fiesta a la que fuimos, que no siguieras bebiendo, ya que te pones hacer cosas que me avergüenzan”.
El resto de día aparte de que no quise seguir hablando con él, traté de recordar lo sucedido, si me acordaba que habíamos ido a una fiesta que daba uno de sus clientes, que mi esposo y yo bailamos, desde luego si me acordaba de haber tomado algo, y que, aunque mi esposo me dijo que no siguiera bebiendo, me entregó un trago.
Después de eso los recuerdos se me nublaron, y lo último que recordaba era parte de la pesadilla, que tuve mientras me encontraba dormida.
Sentada en nuestra cama, mientras me cambiaba de ropa para ir de compras al centro comercial, me puse a pensar en la pesadilla, lo que recordaba era que estaba desnuda, y un sin número de hombres me agarraban por todas partes, frente a mí esposo, y que todos y cada uno de ellos llegaba a tener relaciones conmigo, una y otra vez, por cada uno de los tres orificios de mi cuerpo, cosa que yo disfrutaba mucho
Justo en ese instante mi esposo entró en nuestro dormitorio, y me encontró, sentada en nuestra cama, con ms piernas bien abiertas acariciando mi clítoris.
Muy avergonzada le conté toda mi pesadilla, además le dije que lo peor de todo era, que aparentemente yo disfrutaba todo lo que esos tipos me hacían, al igual que él disfrutaba que me lo hicieran.
También le dije que en medio de toda esa pesadilla aparte de que me asusté bastante, por otro lado, me excitó, quizás por lo morbosa de la situación, ya que en medio de todo era una vieja fantasía que en varias ocasiones había tenido, cuando nos recién casamos, pero nada más por el miedo de lo que mi esposo pudiera llegar a pensar sobre mí, dejé de tenerlas.
Fue algo que comencé a hacer de manera inconsciente, mientras recordaba ese raro sueño, mi esposo al verme así, semidesnuda no lo pensó mucho realmente y se me fue encima, colocando su boca directamente sobre mi coño, de inmediato comenzó a chupar y lamer profundamente toda mi vulva, al punto que como cosa rara en breves segundos alcancé un frenético orgasmo.
Tras quedar completamente agotada por la excitante mamada que mi esposo me dio, se quitó toda su ropa y de inmediato separando mis piernas me penetró divinamente.
En ese momento todo mi coño estaba suprasensible, tanto que a medida que él continuaba metiendo y sacando toda su verga de mi coño, fui disfrutando de manera consecutiva de un sin números de orgasmos, al punto que prácticamente quedé desmayada, sin fuerza alguna, pero tremendamente satisfecha.
Fue después de que él finalmente se vino, tras tomar un poco de aire un corto rato, me pregunto en qué pensaba yo cuando me encontró acariciándome el coño, sobre la cama.
Cuando comencé a decirle, que se había acordado de la pesadilla que había tenido, donde varios hombres desnudos me hacían de todo.
Mi esposo no hizo comentario alguno, todo lo contrario, me tomó entre sus brazos y delicadamente continuó besándome, mientras que yo, impulsada no sé por qué, continuaba hablándole de manera más detallada de mi sueño, o pesadilla.
Esa tarde no salimos de compra, nos quedamos en la cama y cuando le contaba que, en mi sueño, me había puesto a mamar la verga de quien sabe quién, mi esposo colocó su verga frente a mi boca, y a pesar de lo agotada que me encontraba, sin demora alguna me he puesto a mamar su verga.
Hasta que ya completamente parada, la sacó de mi boca, se colocó tras de mí, y en cosa de segundos me estaba dando por el culo.
Al día siguiente no hice comentario alguno, ni él tampoco, en medio de todo, es lógico que me sintiera avergonzada, por haberle dicho todas esas cosas a mi esposo.
Por varias semanas todo volvió a la normalidad, es decir, me acostaba con mi ropa de dormir, y aunque mantuvimos relaciones, no pasó nada extraordinario.
Hasta que mi esposo me comentó que nos habían invitado a otra fiesta, ante el temor de hacer el ridículo por beber mucho, procuré no tomar nada, pero fue mi mismo esposo el primero en servirme un trago, y luego otro, y otro, para luego decirme que que dejase de beber, pero al mismo tiempo me volvía a servir otro fuerte trago, el que me tomaba como si fuera agua.
Pero a diferencia de otras ocasiones, que después de un buen rato perdía la conciencia de lo que hacía, en esos momentos, aunque me estaba comportando de manera algo alocada, le dije a mi esposo, que sabía lo que estaba haciendo.
Tan es así que cuando me puse a bailar con él, con toda intención comencé a restregar mis tetas contra su cara, tras lo cual me tomó de la mano y discretamente salimos de la fiesta hasta una pequeña glorieta oculta en el jardín, al llegar a ese lugar algo me hizo recordar que ya habíamos estado en ese lugar en otras ocasiones, y a medida que aun bailábamos, fueron llegando varios hombres de los que se encontraban en la fiesta.
A pesar de estar consciente de la presencia de aquellos tipos, continué actuando como si ellos no existieran, me subí la falda de mi vestido y restregué mi cuerpo contra el de mi marido.
A los pocos segundos, y como por arte de magia me ha bajado el zipper de mi vestido, el que dejé que se deslizase hasta el piso, tras lo cual quedé pantis sostén que estaba usando en esos momentos.
Pero de la misma manera en cosa de segundos ya me encontraba sin nada encima, y lo más raro de todo era que yo seguía comportándome como si fuera la cosa más normal o natural del mundo.
Mi esposo dejó de bailar conmigo, y casi de inmediato varios de esos hombres me tomaron entre sus brazos, comenzaron a acariciarme por todos lados, ante la mirada de mi marido, cosa que evidentemente él disfrutaba intensamente.
Mientras que por mi parte también lo hacía, esa noche en la pequeña glorieta, fui penetrada por todas partes, un sin número de veces, y todo ante la atenta mirada de mi esposo, que lejos de estar molesto disfrutaba intensamente de todo lo que esos hombres me hacían, hubo uno que la puso a mamar su verga al tiempo que otro le daba por el culo, y así estuve teniendo un sexo salvajemente loco con varios de ellos, hasta que agotada tras un sin número de orgasmos, me quedé dormida.
Al día siguiente al despertarme en nuestra cama, nuevamente sin nada de ropa, me moría de vergüenza, ya que recordaba todo y con una claridad tremenda.
Entré al baño me asee y tras una buena ducha y ver las marcas de los chupones por todo mi cuerpo, me armé de valor y decidí preguntarle a mi esposo que era lo que había sucedido, como se había atrevido a dejar que esos hombres me hicieran todo eso, y cómo era posible que me hubiera estado viendo todo el tiempo, disfrutando de lo que sucedía.
Cuando bajé a la sala mi esposo estaba viendo un video que, para mi sorpresa, me encontraba bailando desnuda y pidiéndoles de manera bien descarada a varios de esos hombres que me lo metieran.
Mi esposo no me dejó hablar y de inmediato me dijo. “Lo he permitido porque te amo”. No supe que decirle, era más que evidente en el video era que yo me les ofrecía, aun frente a mí esposo, quien tomó el video.
Por un buen tiempo dejé de ir a fiestas, y de beber, pero un día no pude más y cuando mi esposo me comentó que habíamos sido invitados a otra fiesta, de inmediato le dije que iría, simplemente no me puse ropa íntima bajo mi vestido, lo demás se lo pueden imaginar……
que delicia, me encantaria que a mi mujer le pasara igual
Quiero ir a una fiesta así