dia a dia con mami 4
Tarde de domingo en la playa, nos metimos al agua y dimos rienda suelta a la pasion de estar como si nada, en un sitio publico… .
Hola, hace días no había tenido chance de contar más anécdotas con mi madre. Este domingo pasaron cosas especiales.
Al mediodía fui para su casa, habíamos quedado para ir de paseo a la playa. La recogí y en media hora ya estábamos en un sitio algo apartado a la orilla del mar. A cierta distancia había algunos pescadores y algunas familias divirtiéndose. La concurrencia era poca a pesar de ser fin de semana.
Nos sentamos unos minutos, nos cambiamos de ropa, después entramos al agua que estaba algo fría, pero no era desagradable. Jugamos un rato, nadamos, nos contamos cosas del pasado, compartimos planes y al rato, salimos. Con comodidad en las tumbonas, tomamos una soda y comimos algo, mama quiso recostarse sobre la arena y yo contemplaba su cuerpo al sol. Estaba hermosa, con las marcas de la edad, pero preciosa. El traje de baño era enterizo, o sea no era tipo bikini (ella dice que eso es para jovencitas)
Luego me acosté junto a ella, por momentos le rozaba la mano, le di caricias, no hablamos tanto, ella estaba “ida” disfrutando el ambiente tropical. Después de dorarnos la piel sobre la arena le dije al oído, ya es hora de entrar de nuevo al agua. Nos fuimos caminando lentamente, de la mano, otra vez adentrándonos en el mar, pero no hubo más juegos.
Con el agua más o menos al pecho la abracé por detrás y le di un beso en el hombro, ella muy precavida, me dijo (cuidado que este lugar no es privado) y le dije: es más emocionante así. Nos reímos con picardía.
En realidad, me había percatado que había poca gente, nadie conocido.
A estas alturas y con los deseos que tenia de algo muy especial, la agarre por su cintura y pegue mi verga (que ya estaba a media maquina) a sus nalgas… lo cual hizo que se me pusiera mucho más dura. Frente a nosotros una amplia franja de agua, más allá la línea de la orilla, a nuestra espalda el océano inmenso. Ella se empino de nalgas y me dijo
-tú de verdad eres loco. – y se empino otro poco, quedando mi verga incrustada en su raja.
-No soy el único sin juicio aquí. -le dije mientras la seguía comprimiendo mi verga a su culo empinado.
Abracé su cuerpo y puse mis manos en su pecho, ella se recostó a mi relajada, le di la vuelta y quedamos de frente para besarnos. Sus labios y su piel tenían el sabor y la humedad del mar, mi lengua entro en el interior de su boca y allí se mezclaba con el sabor de la menta de una goma que había dejado de mascar.
El beso fue mutuamente profundo, se energizaba con el tiempo, nos dimos lengua, mordidas, chupamos nuestros labios en lo que sus manos y las mías recorrían cada parte de nuestros cuerpos. El agua hacia que ella no pesara cuando abrió las piernas y me rodeo la cintura. Por debajo aparte su trusa y saque mi verga. Poco a poco la fui acomodando hasta metérsela. Nos quedamos quietos, ella se dejaba caer abrazada a mí. Solo obedecíamos al movimiento leve del vaivén de las olas, las fricciones delicadas de mi pinga y su vagina nos fueron calentando más que el sol.
Mi verga en la intimidad de mi madre es un hecho indescriptible, estábamos muy cerca, compartir el sexo dentro del agua te obliga de cierta manera a estar cara a cara ( dependiendo de la postura) … mama y yo nos mirábamos a los ojos con pasión mientras el mar nos movía a su antojo. Sus piernas y sus muslos rodeaban mi cintura. Nos comíamos a besos, intensos, tiernos, calientes.
Mis manos recorrían en su espalda y sus nalgas, la apretaba, y en una de esas empiezo a meter mi dedo en su culo. Primero le hice cosquillas a la entrada y lo fui metiendo hasta entrar solo un poco, la posición no me daba muchas libertades, pero fue lo suficiente para que mi madre tuviera un orgasmo explosivo. Eso nos pasa también en la cama o el sofá, mami adora que le meta el dedo en el culo. No es la primera vez que se viene cuando le doy dedo en su culo. Por eso es muy frecuente que mi mami elige estar encima de mi cuando hacemos el amor.
Cuando empezó a venirse me apretó fuerte, me clavo las unas en la espalda y soltó un gemido bajo, como en un susurro, afinco su vagina contra mi verga y se dejó llevar por los estremecimientos y espasmos que emanaban de su interior… mi madre temblaba entre mis brazos viniéndose, sus movimientos provocaban una penetración más y más profunda. Entonces le regale mi leche, semen que fue mezclándose en las aguas del mar cuando muy despacio mi verga se salió de su bollo… nos relajamos abrazados … recuperamos la normalidad…
camino a casa en un taxi, mama se durmió sobre mis piernas…
… continuara…
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