Diario de: Semana Santa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por YYPPSSAA.
No es que Sevilla sea mi ciudad preferida de Andalucia, pero la Semana Santa me servia de excusa para verte. Así que predispuestos a hacer nuestra penitencia quedamos en encontrarnos allí. Había llegado de madrugada, encontré el hotel y pocas horas después de dormir y darme una ducha salí a recorrer las calles esperando que fuera media tarde para encontrarme contigo tal y como habíamos quedado. Reconozco que cada mujer de ojos verdes que encontraba me ponía nervioso, con disimulo me fijaba, esperando encontrarte en alguna de ellas.
Daban las siete por el reloj, salí nuevamente del hotel, nervioso y emocionado al mismo tiempo, me iba encontrar contigo por primera vez. Me encontraba en el puente de San Telmo dando vueltas para controlar mis nervios ya que la espera se hacia dura y un poco eterna. Pronto llegaste, aunque aquellos cinco minutos parecieron una eternidad. Estas guapa, traes el pelo suelto, tu media melena por los hombros y tu sonrisa por la emoción de verme junto con tus alegres ojos verde me contagian de tu sorpresa y alegría. ¿A donde vamos? me preguntaste, solo se que comenzamos a andar sin ninguna idea y sin dirección, mientras hablábamos de nuestros viajes desde donde cada uno salió. Sin darnos cuenta pillamos la primera procesión, te agarro de la mano, algo que me apetecia pero que hasta ahora no me había atrevido hacer, y mientras me miras con cara sorprendida pero no molesta, empezamos a zigzagear para no vernos atrapados entre tanta gente.
Al poco de salir de la muchedumbre, te paras, y girandote para mi me dices ¿te gusta agarrarme de la mano?, no me había dado cuenta, pero tanto me gustaba y me apetecía que ni me había fijado, pero la suelto, y mirandome me agarras tu a mi y seguimos caminando, hasta que encontramos una terraza donde parar a tomar algo y descansar. Allí no puedo dejar de mirarte, y casi desnudarte con la mente. Traes una camiseta blanca holgada, pero donde se notan tus pechos. Suena el telefono, te levantas para coger, se que debes hacerlo, y mientras hablas vas dando paseos de un lado al otro.., aprovecho para revisar tu cuerpo de arriba abajo. Descubro tus nalgas redondas y pequeñas ajustadas al pantalon. Tus piernas delgadas. No dudo en fijarme en tu entrepierna. Tanto que de estar viendote comienzo a excitarme. Terminas de hablar y te sientas, y mientras hablas mis ojos dan un reconocimiento visual a tu cuerpo. Mi pene esta empalmado, y tanto que la erección dentro del pantalón me aprieta y me excita mas, con disimulo intento acomodar la polla, pero te das cuenta, me levanto con la excusa de pagar… Nos vamos y caminando poso de forma cariñosa uno de mis brazos sobre tus hombros, rodeandote el cuello, y tu sin disimulo metes una mano el bolsillo trasero de mi pantalón tocandome de forma atrevida el culo con descaro y sin cortarte.
No hizo falta llegar al hotel, en los bancos de un parque donde estábamos comenzamos a besarnos, mis manos se posaron en tus pechos, presionandolos, a la vez que mi boca devoraba tu cuello y tus orejas. Tus manos se encargaban de tocarme y sobarme en el pantalón, hasta que bajaste la cremallera y sentía las ricas caricias y sacudidasde tus manos por el tronco del miembro y en el glande, no me pude resistir… y yo también baje las mías por el tuyo, escurrí mis dedos por dentro de tu ropa interior hasta tocar tu coño, estabas muy mojada, lo que me hacia pensar que ya llevabas un rato excitada antes de ahora. Mis dedos frotaban y hacían círculos en tu clítoris,tu cuello recto y arqueado hacia atrás me permitía lamertelo y darle pequeños mordiscos, a lo que tus manos respondían sacudiendo con mas fuerza mi polla. Nos estábamos calentando, tanto que sentía mi polla palpitar a la vez que tu te mojabas mas y mas. Empape mis dedos con tu flujo, y para tu asombro saque la mano y chupe los dedos, insinuandote las ganas que tenía de comer tu coño. Lo mismo hiciste tu, sentí tus manos apretando mi polla y dando círculos con tus dedos en el glande la sacaste y también te llevaste los dedos a la boca. No tardamos en desabrochar los pantalones para que nuestras manos se pudieran esconder dentro del otro y masturbarnos sin problema. Tus manos se concentraban dentro de mi pantalón mientras yo solo lo hacia con una y la otra dedicandose a tocar tus pechos, que no tardo en subir por dentro de tu camiseta para colarse por dentro del sujetador.
Tenias los pezones duros, empitonados… a los que de buen grado empece a darle caricias, retorciendolos y dándole tirones. Deseaba desabrochar el sujetador, cuando mis dedos se empezaron a mojar de ti. Intentaba hundir mis dedos dentro de tu vagina pero era incomodo, miramos para un lado, buscando resguardarnos un poco y tener algo de intimidad. Vimos unas rejas, hay una vieja obra y allá fuimos. No tarde en sacar el sujetador y bañarte el pantalón. Y te acostaste en la chaqueta que había dejado caer al suelo. Me arrodille ante ti y separando tus piernas, comencé a comerte el coño. Mis dedos separaban tus labios vaginales, y lamia y relamía tu sexo, sin dejar de darle caricias a tu clítoris que aprovechaba también para hundir la lengua dentro. mientras gemías para mi. Tu mirada estaba atenta de mi, y me gustaba que me vieras. Lo estabas deseando. Tanto que no aguantaste y te corriste como en un abrir y cerrar de ojos. Me pediste cambiar el sitio. Acepte y ahora quien estaba atento de las caricias de tus manos y de los roces de tu boca era yo. Sujetaba tu pelo, apartando de tu cara y boca cualquier pelo que te pudiera molestar. Me gustaba verte. Pero no te deje que me hicieras eyacular. Por momentos apartaba tus manos, lo que te molestaba, pero otra vez volvías a darme sacudidas y chupadas con mas ainco y fuerza.
Me Levante y obligandote a apoyar tus manos contra la pared, separe tus piernas. Primero te di unos roces sobre tus nalgas, y poco a poco me fui acomodando hasta hundirla en tu coño, no se si eran tus deseos o quizás que algo te dolió, pero un grito hondo y profundo salió de tu boca, así como los gemidos que acompañaban en cada empuje que te daba. Mis dedos rozaban tu clítoris para que tu placer fuera inmenso. Tanto que estabas sudando mas que yo. Mi polla estaba completamente mojada y humeda de tus flujos, que si no fueran tus gemidos se podría escuchar el ruido húmedo de mi glande al penetrarte. En un par de sacudidas mas un gemido hondo con un grito de dolor me dio a entender que tu orgasmo era profundo.
Te separe de la pared y arrimandome a ella, te agarre de las piernas y dejando que tus manos me rodearan del cuello te comencé a balancear. Era un dolor placentero las fricciones contra tu como apenas humedecido, lo que te hacia a ti gemir, y morder tus labios con los dientes y cerrar tus ojos apretandolos conteniendo el dolor y las ganas de gritar. Pero te balanceaba mas y tus dientes dejaron de apretar y grito tras grito te penetraba mas fuerte hasta sentir como mi polla palmitaba empezando a eyacular , derramando las gotas de semen dentro de tu coño. Abriste los ojos y expirando y resoplando de alivio me sonreías con cara de agotada. Nos vestimos, era media tarde y encaminábamos al hotel a darnos una ducha… y terminar de hacer nuestro particular Viacrucis de Semana Santa, que para eso decidimos vernos.
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