Doña Amelia 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
"Que me ocurre Eduardo, no soy yo misma?, me decía Amelia, vistiéndose despacio, sin apuro, "por que Amelia, que te pasa?", le decía pasando mis manos por su espalda, "jamás engañe a mi marido, y oportunidades no me faltaron, pero a ti no puedo negarte nada, he echo cosas que ni en sueño imaginé hacer, y es verte, y solo quiero estar entre tus brazos", me decía, poniéndose el sujetador, "te parece mal, que disfrutes de la vida, que te sientas mujer, una mujer deseada?", seguíamos hablando, mientras mis manos acariciaban los costados de sus nalgas, "pero cariño, en 40 años de casada, jamás le chupe la polla a mi marido, menos tragar su leche y ni pensar en dejarme romper el culo, y tú me haz echo todo eso, tengo 65 años, tú 45, hay 20 años de diferencia, me haz roto el culo, te he tragado la leche, no dejo de pensar en ti, que me has echo?, me decía, poniéndose las bragas, "te hice sentir mujer, te hice ver que sos una mujer deseable, una mujer que disfruta haciendo el amor", le dije, parándome frente a ella y besando sus labios.
Amelia se termino de vestir y se fue, quedando de vernos como siempre en el mismo lugar.
Al otro día, llego yo primero, me extraño no verla, pero como a los cinco minutos la veo venir muy apurada, "perdón por la demora, es que mi marido me pidió que le haga un café", me dijo, dándome dos besos en las mejillas a modo de saludo y nos fuimos.
"Cariño, hoy no voy a poder ir tan lejos, mi marido no se siente bien", me dijo, mientras caminábamos, "no queres ir a casa?", le dije, "vale, venga, va a ser mejor", me dijo, y nos fuimos a casa, "desayunaste?", le dije, entrando los dos al portal, "podemos tomar un café con leche", me dijo, dejando sus cosas en el sillón del salón, "por cuanto tiempo me vas a follar", me dijo, sentándose en una de las sillas de la cocina, "hasta que vos quieras", le dije, sorprendido por la pregunta y me acerqué para besárla, cosa que ella levantó su cara, ofreciéndome su boca.
"por que me preguntaste eso?", le dije, después de besarnos, "es que no dejo de pensar en ti, lo bien que me tratas, como me haces disfrutar cuando me follas, lo bien que me siento siendo tu mujer, y eso me da miedo", me decía, terminando su café con leche, "miedo de que?", le dije, mirando su cara, sus ojos tiernos, llenos a de amor, "que desaparezcas de la vida de esta vieja", me decía con una voz triste, "Amelia, yo no quiero dejarte, me gustas, me gusta que seas mi mujer, lamer tu cuerpo, penetrarte, sentirte mía", le decía, arrodillado entre sus piernas y sacando sus tetas del sujetador y chupando sus pezones, sintiendo como me agarraba de la cabeza y hacía fuerza con sus manos para que mi cabeza se meta mas entre sus tetas, gimiendo, disfrutando como le estaba chupando las tetas y con mis manos le intentaba bajar el pantalón, "quieres desnudarme acá, en la cocina?", me dijo, levantando el culo, y dejando que le baje el pantalón, "si, quiero verte caminar desnuda para mi", le dije, desanudando sus zapatillas, le quité los calcetines, terminé de sacarle el pantalón, ella se quitaba su camiseta y su sujetador, la hice poner de pie, dándome la espalda, arrodillado como estaba, le abrí sus nalgas y empecé a pasar mi lengua por su ano, a meter mi cabeza entre sus piernas, que ella abría para que estuviera cómodo, le empecé a lamber la concha, escuchaba los gemidos de Amelia, mientras mi lengua pasaba de su concha a su ojete, "hay cariño, como me gusta lo que me haces", decía Amelia, dejando que la siga lamiendo toda, veía sus tetas colgando y moviéndose a medida que ella se movía acomodando su cuerpo para que yo siga chupando y lamiendo su concha y su ojete
"cariño, vamos a la cama, así estarás mas cómodo", me dijo, dejando que me ponga en pie, me abrazó, me beso la boca, "como no quieres que este con miedo, si me haces disfrutar lo que se que jamás voy a volver a disfrutar", me decía, acariciando mi pija por sobre el pantalón, así entre besos y caricias nos fuimos a mi cama, Amelia se acostó, mirando como me sacaba la ropa, esperando en silencio, hasta que me acosté a su lado, nos abrazamos, sus tetas se aplastaban contra mi pecho, "tengo miedo, porque te quiero, tontorrón", me dijo, bajando su cabeza y metiendo mi pija en su boca, yo no dejaba de acariciar todo su cuerpo, sus nalgas, su ojete, le metía un dedo en la concha, mojada, caliente, ella gemía chupando mi pija, se dejaba acariciar, disfrutando, dejó de chupar mi pija, y me empezó a besar el cuerpo, subiendo lentamente sobre mi, hasta que su concha quedó junto a mi pija, ella con su mano la dirigió a la entrada y se fue sentando lentamente, hasta hacer que se le meta toda, "te gusta así cariño, me quieres follar así, sobre ti?", me dijo, moviendo sus caderas y sus tetas colgaban casi hasta mi cara, yo levantaba mi cabeza y le mordía los pezones, ella gemía y daba pequeños gritos de placer, sin dejar de mover sus caderas, "te quiero cariño", me decía sin dejar de mover sus caderas, su concha estaba empapada de como estaba disfrutando, "te gusta follarme?", me decía, sin dejar de mover su cuerpo, sentía sus pies acariciar mis piernas, como cerraba los ojos disfrutando de mi pija metida hasta el fondo de su concha, "cada vez me cuesta mas dejarte", casi me gritaba en la cara y me besaba, me lamía la cara, "quieres follarme por el culo", me dijo, dejando de moverse, me miraba como expectante, "solo si vos querés", le dije, me daba cuenta como esa mujer se esforzaba por complacerme
"quiero ser tu mujer, que disfrutes conmigo, que me folles por donde quieras", me decía, hablando con voz temblorosa, moviendo sus caderas con mi pija dentro, "querés intentarlo", le dije, apretando y acariciando sus tetas, "si cariño, ya me haz roto el culo, vuelve a meter tu polla y folla mi ojete de nuevo, hazme tuya por donde quieras", me dijo, bajando de encima mío y dejando que yo la ponga en cuatro patas, volví a abrir sus nalgas y a chupar su ojete de nuevo, Amelia mordía las sábanas y gemía de placer a medida que yo pasaba mi lengua por su ano, lo besaba, apoyaba mis labios y chupaba fuerte, le dije que se abra sus nalgas, que le iba a pasar lubricante por el ojete
Amelia hacía todo lo que le decía, le lubricaba el ojete, ella abría bien sus nalgas, yo metía mis dedos en su concha, acariciando su clítoris, haciendo que gima de placer, me ubico detrás de ella, apoyo la cabeza de mi pija contra su ojete y empecé a hacer fuerza, sintiendo como entre gemidos de dolor de Amelia, mi pija le iba entrando en su culo, se la iba metiendo despacio, ella se quejaba de dolor, pero no dejaba de abrir sus nalgas,hasta que quedé pegado a sus nalgas, le había metido toda la pija en su culo, "haaaaaa, haaaaaaa", solo decía ella, con su cara pegada al colchón, sin movernos, mi pija lo mas adentro de su culo que podía meterla, "estas bien Amelia?", le pregunté, "si cariño, me duele, pero folla mi culo que tanto te gusta", me dijo, completamente quieta, yo empecé a mover despacio mi pija dentro de su culo, notaba que le dolía, se la saqué y le dije que se acueste boca arriba, me metí entre sus piernas y le empecé a chupar la concha, a acariciar su clítoris, ella ahora ya gemía de placer, movía su cuerpo disfrutando de mi lengua lamer su concha, le fui levantando las piernas, me fui enderezando entre sus piernas, le pasaba la pija por la entrada de su concha, le metía la cabeza, escuchaba sus gemidos, le levanté mas las piernas y apoye de nuevo mi pija contra su ojete y a medida que acariciaba su clítoris, le empecé a meter la pija en el culo de nuevo, ya no eran gemidos de dolor, gemía de placer, poco a poco entre gemidos de los dos y caricias en su clítoris le volví a meter toda la pija en el culo, "hay cariño, ahora si que me gusta, me gusta como me estas follando el culo, tu culo, que tú lo haz roto, tú me haz roto el culo", me decía, mirando mi cara, mientras yo no dejaba de jugar con su clítoris y empecé a meter y sacar mi pija de su ojete, Amelia tenía sus piernas bien levantadas y abiertas, ahora mi pija entraba y salía de su ojete con total facilidad, ella pasaba sus pies por mi cara, yo sin dejar de cogerle el culo y acariciar su clítoris, pasaba mi lengua por la plata de sus pies, haciendo que se mueva de placer, yo sacaba toda mi pija y se la metía, fuerte, haciendo que el aire salga en forma de pedos, "ha, que rico culo que tenés, como me gusta cogerte el ojete", le decía, disfrutando como estaba disfrutando ella, "es tuyo cariño, mi culo es tuyo, tú lo haz roto, me gusta como me follas el culo", me decía ella, acariciando sus tetas y chupando ella misma sus pezones mientras yo la seguía cogiendo y acariciando su clítoris, le metía la pija lo mas adentro que podía y la movía, le quería abrir el ojete lo mas que pudiera
"Eduardo, cariño, estoy que llego, sigue follando mi culo y hazme llegar", me gritaba, temblando, disfrutando, disfrutando de mi lengua en la planta de sus pies, de mi dedo en su clítoris, de mi pija entrando y saliendo de su ojete, que se abría cada vez mas, el grito que Amalia dio cuando se empezó a acabar fue tremendo, creo que hasta afuera de mi casa se había escuchado, temblaba, balbuceaba, lo único que entendía era que me decía mas, mas, y no dejaba de temblar, hasta que sin poder aguantar mas, la verdad que exploté en leche, sentía como salían los chorros de leche dentro del culo de Amelia, le mordía sus pies, le apretaba su clítoris, yo temblaba como un loco a medida que le llenaba el culo, "te quiero Amelia, te quiero", le grita, sin poder dejar de mover mi cuerpo con toda la pija dentro del culo de ella, yo vi, como ella se tapaba la boca y lloraba de felicidad, mientras yo seguía llenando su culo con mi leche, temblando como jamás me había pasado, caí como plomo en la cama, no daba mas, sentí como Amelia se tiraba un pedo cuando le saque tan fuerte la pija, ella me abrazo, me besaba la cara, "me haz echo la mujer mas feliz del mundo", me decía, hasta que dio un grito, entre sorpresa y asco, al ver como salió mi pija de su culo, yo me empecé a reír, la bese, y le volví a decir que la quería.
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