Doña Juana 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi vecina Juana, a pesar de ser una mujer madura, siempre está dispuesta a coger, a dejar que le meta mano.
Sigue siendo muy reacia a chuparme la pija, aunque de vez en cuando lo hace, pero solo un poco, que ni piense en correrme en su boca siempre me dice.
«Juana, por que te dejas coger cada vez que yo quiero?», le dije una tarde en la que estaba en su casa.
«Cariño, saber que excito a un chico de tú edad, me hace sentir viva, si bien llego de vez en cuando, no es que no disfrute, no te olvides que soy una vieja», me responde sin dejar de sonreír, «has logrado lo impensable conmigo follando mi culo, ya que cuando lo hice por primera y única vez cuando recién me casé, dije, por atrás nunca más, y tú me follas el culo siempre que quieres, y te voy a decir la verdad, me gusta mucho sentir tú polla dentro de mi culo, como la mueves y escuchar como disfrutas, al principio costó, pero ahora me gusta», me decía Juana acariciando mi mano.
«Te acuerdas cuando follamos por primera vez.
como estaba de cerrado mi coño?, tú no sabes los años que no estuve con nadie, y tú lo has abierto de nuevo, la primer noche que dormimos juntos, me hiciste dormir desnuda, yo ni cuando mi marido vivía dormí desnuda con él, ahora es normal para mí dormir desnuda cuando te quedas.
Me has echo cambiar mucho, me haces sentir viva, deseada, por eso, aunque yo no llegue cuando follamos, disfruto de sentirme follada por ti», decía mientras yo tomaba una cerveza y ella coca cola.
«Sabes una cosa Juana, aunque vos digas que sos una vieja, yo opino que sos una mujer madura, que en tú juventud, si tú marido te hubiera sabido llevar, serías tremenda en la cama», le dije pasando mis manos por sobre su ropa, acariciando sus tetas.
«Tal vez tengas razón y no me supo educar, pero bueno, ahora él ya no está», dijo.
Me puse en pie, le agarré una mano, «vamos a la cama?», le dije, «vale», me dijo, poniéndose de pie y nos fuimos a su dormitorio.
«Como está esa culete?», le dije, sacándome la ropa, «deseando tener la visita dentro», me dijo riendo y desnudandose ella también.
«Trae la vaselina del baño», me dijo poniéndose en el borde de la cama en cuatro patas sacando su cola, esperando que yo regrese y le envaseline el ojete para cogerle la cola.
Cuando vengo del baño, ella me esperaba así, sus teteas y su barriga le colgaban.
«Juana, abrí tus nalgas.
así te paso vaselina por el ano», le dije abriendo el pote y ella abría sus nalgas dejando que pase vaselina en su abierto ojete.
Me acomodé detrás de ella y en dos embestidas se la meto toda, escuchando el fuerte gemido que dio, «cada vez me entra más fácil», me dijo, bajando su cabeza y levantando más la cola, «si, tenes el ojete bien abierto», le dije metiendo y sacando mi pija de su ano, «y quién tiene la culpa de que mi culo esté tan abierto?», me dijo riendo, abriendo bien sus nalgas con sus manos, y dejando que disfrute de su vieja cola, metiendo y sacando mi pija.
Sus tetas y su barriga se movían para adelante y para atrás, a medida que la cogía.
«Y quien tiene una cola tan linda, y se la deja coger siempre que yo quiero?», le dije siguiendo la charla, y metiendo mi pija bien adentro de su cola, moviéndola en círculos, para los costados, para afuera y para adentro.
«Un vecino que puede ser mi nieto y que tiene una tremenda polla», dijo riendo sin dejar de abrir sus nalgas.
«Que abierto tenes el ojete, me encanta», le dije sacando mi pija y viendo como le queda de abierto, volviendo a metersela toda.
«Juana, ponete boca arriba y levanta bien las piernas», le dije sacando mi pija de su cola, dejando que ella se ponga como le dije.
«Así está bien cariño?», me dijo abriendo y levantando sus piernas, dejando que le vea su peluda concha llena de pelos blancos, «sí, así está bien», le dije poniendome entre sus piernas levantadas y le volví a meter la pija en la cola y la seguí cogiendo mientras hablamos.
«Querés que me quede a dormir con vos?», dije mientras la cogía, «vale, pero deja que me lave, ya que me incomoda dormir con tu leche dentro, tengo todas las sábanas manchadas», dijo y se reía a carcajadas.
Con Juana hay una extraña relación, ella se deja coger, ya que como dice, puedo ser su nieto y se nota que eso le da morbo, y a mí, como no tengo novia me sirve para sacarme la leche, y eso sí que es verdad, me gusta la cola de Juana.
Sé que esto no va a durar toda la vida, y ambos lo sabemos, pero mientras dure, disfrutamos.
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