Dulce Carla y oscuro Dante.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Después del relato de "La relación de Alex y Bea" llega esta, que espero guste y sea publicada como su antecesora, a pesar de que son historias diferentes. Les dejo la historia contada por Carla en primera persona ^-^.
Hoy, aun estoy mirando por la ventana de mi cuarto hacia el portal de mi propio piso, ¿la razón? pues que.. él.. está ahí parado. El es Dante. Es un chico que aparentará los 18 años más o menos, alto, delgado, con un pelo largo hasta los hombros, como yo, negro algo castaño y liso, ojos café, labios carnosos.. y no se que más decir.. que me parece guapísimo. Sus 2 señales que hacen que él sea él, es que siempre siempre viste de negro, siempre, no se como se las apaña. Ahora por ejemplo, lleva unos pantalones vaqueros negros, una camiseta negra, unas zapatillas completamente negras, y una chaqueta negra con la cremallera abierta. Y la otra característica de él es su expresión. Nunca lo he visto reír, o al menos sonreír. Siempre estaba con esa seria expresión. La verdad es que da algo de miedo, pero le hace misterioso, y eso me atrae un poco. Tampoco le he visto con amigos o amigas, parece que vive aislado de los demás, a excepción de su familia con la que vive. ¡Ah! conozco su nombre por mi madre, que se junta con la madre de él.
Dante sigue ahí solo, parece que espera a alguien. Un coche, que es el de su madre, se para delante del portal, y Dante se acerca, y coge unas llaves. Al parecer olvidó coger las suyas y tuvo que esperar a que su madre llegara. En mis adentros me decía:
-jiji ains.. Dante, que despistado eres. Pero yo te sigo queriendo igual.
A cada día que pasaba, me entraban más ganas de hablar con Dante, conocerle mejor, pero cuando pensaba en hacer algo, las mejillas empezaban a arder, mi corazón se aceleraba, y mi cuerpo era incapaz de moverse. Siempre planeé cosas cuando sus padres se marchaban y el se quedaba en casa, porque no le veía acompañarles (nunca lo hace), pero al final acababa acobardándome, y llenando mi cabeza de imágenes de Dante.
Cierto día, decidí que si no cumplía con mi plan, no comería nada durante una semana como castigo. Si mi madre pregunta, diré que era una apuesta con una amiga. Esperé el momento en el que la familia de Dante salía de su piso, y aproveché el momento. Tenía que ser justo hoy, porque mis padres han salido también, y se que estarán toda la tarde fuera hasta la noche, por eso lo tomé como una señal y me lancé. Mi idea era sencilla. Iría hasta su puerta, tocaría, e invitaría a Dante a mi casa a jugar. Será un plan maestro.
Intentando mantener la el cuerpo, sin que notase que estoy nerviosa, temblando de pies a cabeza, con el corazón casi fuera del pecho, y respiración agitada, caminé hasta su puerta, intentando llevar un paso firme. Yo vivo en un primero, y el en un tercero, el más alto. Las escaleras me parecieron una escalada, me pesaba el cuerpo, y vigilaba constantemente para que nadie me viese, y menos saliese Dante de su casa, y me pille con las manos en la masa.
Cuando estuve delante de su puerta, respiré hondo, trate de relajarme como pude, y toqué al timbre.
-¡Joer Clara!, deja de temblar, por favor.. deja de temblar de una vez.. parece que el cuerpo se me va a desarmar.. – es lo que me decía muy bajito a mi misma, y cogiendo mi brazo izquierdo con la mano derecha.
-¿Si?, ¿hola? – Dante apareció. Llevaba una camiseta negra algo grande, unos pantalones vaqueros azul oscuro que parece le estaban largos, y andaba descalzo, con el pelo algo despeinado. Mi corazón, de rápido que iba, apenas podía notar sus pulsaciones.
-Ho.. ¡hola! – trataba de decir como podía sin tartamudear – Soy Clara, de.. del primer piso.. y.. -me quedé en blanco unos segundos, maldita sea.- veras.. h.. hoy no están mis padres en casa, y mis amigas de por aquí no pueden venir.. y preguntaba.. si querrías venir a jugar conmigo.. – mis ojos trataban de mirar los suyos, pero iban a otro lado por mi timidez.
-¿Jugar? ¿A dónde?
-A mi casa. Po.. podemos jugar con la play de mi padre, a él.. no le molesta.. ¿te.. te vienes?
-Mmm.. no se..
-Si tienes algo que hacer, no te molesto, ya.. ya jugaremos otro día si te apetece.. – decía eso, pero en mi interior no paraba de repetir que por favor, estuviera libre.
-Bueno, esta bien, te haré compañía, total, no tengo nada mejor que hacer
¡Si! ¡Cómo molo!
-Un momento, voy a cambiarme y salgo.
-¡No! -se me escapó solo, os lo juro, no se como pude continuar la frase – no hace falta, no vamos a salir del bloque, así mismo puedes venir, no me importa.
-Como quieras entonces, si no molesta.. -Dante cogió sus llaves y salió de casa, cerrando con dos vueltas de llave.
No puedo creérmelo, lo que he estado deseando por meses, incluso años, se hizo realidad ¡Voy a pasar la tarde con Dante! Mi felicidad era absoluta.
Entramos en mi casa. Era un poco chocante, porque él iba de estar por casa, y yo tenia un vestido azul cielo con adornos blancos, bien peinada, y con las uñas pintadas a juego con el vestido. Pero quería causar buena impresión a mi invitado. Entramos en la sala de estar, donde estaba mi play station 2, bueno, de mi padre, pero la uso yo más que él. Debo decir que Dante entraba algo tímido, intentaba no tocar nada, dio permiso para entrar, y miraba la habitación de reojo, intentando no parecer muy curioso. ¡Por dios, que niño más mono!
-Puedes sentarte en el suelo si quieres, ahora enciendo la play, ¿quieres algo de beber? yo cogeré un zumo de naranja, si quieres algo solo pídemelo. – dije con tanta calma que hasta me sorprendió, parece que me acostumbro a tener a Dante en mi casa.. cosa que me recuerda la situación, y se me encienden las mejillas, ¡jo!
-No, muchas gracias, estoy bien así.
Después de coger un vaso con zumo de naranja, lo puse en la mesa después de darle un sorbo, y me puse al lado de Dante, le dí un mando a él primero y después el mio. Estuvimos jugando bastante rato. A veces recordaba quien estaba a mi lado, me desconcentraba, y perdía. A todo esto, el juego era de carreras con coches, de mi padre. Diría que pasaron como 3 horas, y en ocasiones cambiábamos el juego para no aburrirnos. Yo disimuladamente, me acercaba un poco a Dante, de forma que apenas se notase, hasta que ya estábamos rozando brazo con brazo, me ponía tensa y no avancé más. La sorpresa vino cuando terminamos la partida del juego en ese momento.
-Bueno, ¿qué hacemos ahora?, ¿te interesa algún otro, o prefieres alguno de mesa? tengo también algunos.. – terminamos con los juegos que tenía mi padre que me dejaba usar a mi y pensaba que le interesaba a Dante.
-No se.. lo que a ti te apetezca más.
-Pues si quieres jugamos a un parchís, ¿te gusta?
Traté de levantarme, pero antes de tener el culo separado del suelo, noto como un brazo me rodea por detrás. No.. no puede ser.. ¿Dante me ha abrazado desde su lado con un brazo? Decidí no decir nada a poder decir una estupidez. Aunque mejor dicho, no pude decir nada porque sufrí una especie de parálisis en ese momento. Creo que lo llaman shock. No hice otra cosa que dejarme, y ajuntarme a su lado en silencio. Apoyé la cabeza en su hombro, y él su cabeza en la mía, mientras acariciaba mi brazo con la mano del brazo que pasa por mi espalda. En serio, es muy extraño, ha sido Dante quien ha empezado, quien a roto el hielo. ¿Que significa? ¿le he gustado?. El hecho es que me ha ajuntado a el por propia voluntad, y no me quejo.
Dante me besó la cabeza, y yo le miré. No tenía vergüenza en ese momento, sino que sentía como mi cuerpo se movía de forma automática, pero despacio. Nuestras miradas se cruzaron. Dante acercó su cara a la mía lentamente, y me plantó un suave y largo beso en los labios, que yo seguí como pude. No había besado nunca a nadie, así que trataba de hacerlo bien, sin que pareciese una novata. Poco a poco abríamos la boca, y su lengua intentaba entrar en la mía, y le daba paso, rozando su lengua con la mía, y al revés. ¡Joer! que gustito da, me gusta mucho, pensé.
Su mano empezó a rozar mi vientre encima de mi vestido, y llegó a mi pecho, que algo tenía ya, pero no más que dos pequeños bultitos. Me gustaba como me apretaba con sus manos, que eran grandes. Deslizaba su mano de arriba abajo, en circulos, apretando un poco. Me daban cosquillas y gusto, pero aguantaba que lo hiciese, porque me gustaba. Para no descompensar, acaricié su espalda a la vez que besaba, pero era difícil las dos cosas a la vez. Él me subió el vestido un poco que llegaba hasta las rodillas, y metió su mano por debajo, dando con mi teta desnuda, o al menos lo poco de ella. Era mucho mejor piel con piel, sin el vestido en medio, y entre besos dejaba salir un suspiro, sin detener nuestra mezcla de saliva.
Mi cuerpo empezó a sentirse raro. Empecé a tener un calor enorme, tanto que hasta el vestido que era bastante fresco, sentía que me sobraba.. pero me quedaría en bragas.. delante de Dante.. aun no estaba preparada. Dante se echaba poco a poco encima de mí, sentía como de fondo, en vez de ver la pared, empezaba a ver el techo. De pronto, Dante me cogió en brazos, y me sacó de la habitación, buscando lo que pareciese mi cuarto. Cuando vio aquel cuarto rosa claro, con peluches, un escritorio, y una cama casi a juego con las paredes, me echó en la cama, y se puso encima de mi.
-Me gustas.. tu cuerpecito.. esas piernas.. ese pecho.. tu dulce cara.. me pone.. Clara..
-Da.. Dante.. das un poco de miedo.. pero.. pero yo.. también te amo.. me gustas mucho mucho.. no te vayas de mi lado por favor.. quiero estar aquí contigo.
Impresonante. Totalmente no me lo podía creer, estaba besando al chico que me gusta.. los nervios.. y la espera.. creo que han valido la pena.
Mi calor ya era demasiado. Cuando empecé a subirme el vestido, Dante lo cogió, y acabó quitándomelo él mismo. Me daba lo mismo que me viera el pecho y las bragas, que eran color blanco. Dante deslizo sus manos hacia el interior de mis bragas con sus dedos, y me empezó a acariciar mi rajita. Mis piernas se tensaron y juntaron, pero no impedía la fuerza de Dante de seguir rozando con sus dedos.
-Ah.. me.. me gusta mucho.. -aunque mis piernas se cerraran, me gustaba, y no quería que parara.
Me besó las tetas, las lamió con su lengua, y rozo con ellas mis pezones que estaban poniéndose duros. Mi respiración se aceleraba. Notaba como el calor del interior de mi cuerpo sale en forma de aliento, pero aun lo sigo notando dentro. En un rápido movimiento, se quitó la camiseta, dejando su pecho al descubierto. Tenía algo de pelo en el centro, y no tenía los músculos marcados, pero tenía buen tipo. Notaba como su entrepierna apretaba mi muslo, notando un bulto. Eso me asustó un poco, pero no dejé que se notase.
Me encontraba muy mojada en mi raja, y me daba cosa mojar los dedos de mi Dante, pero si el seguía, era porque no le importaba. Dante entonces, subió su cadera a mi pecho, se desabrochó el pantalón, y la sacó delante de mis narices. Era la primera vez que veía un pene de verdad, en directo. Todo antes a sido por dibujos o alguna imagen que me han enseñado mis amigas.
-Cógela Carla, sin miedo – me decía Dante.
Yo con algo de timidez acaricié con los dedos de arriba a bajo ese miembro. Le salía un líquido de la punta. ¡Uf, que calor! ¿no?.
-Así está bien, pero mejor la coges con la mano entera, fuerte, y entonces subes y bajas.
Eso hice, como él me indicaba, le estaba masturbando. Movía la piel de ese pene. ¡Era enorme! mucho más grande que los que había visto, y además miraba para arriba, era más gorda y dura. Dante colocó sus manos a los lados de mi cabeza, y guió mi boca a su pene. No sabía que pretendía hacer exactamente, ¿quería que le diera besos en el pene? ¿o que lo metiera en mi boca?
-Abre la boca, y chúpalo, como si fuera un helado, me gustaría mucho.. por favor.
Aclarado, cogí su pene por la base, y le di besos, la lamí con la lengua en la punta, por el resto, metí en mi boca y absorbía. Tenía un sabor extraño que no acabó por gustarme al principio, pero me adaptaba poco a poco a él. Por los ruidos de Dante, intuía que le gustaba, y yo daba los mismos ruiditos para demostrarle que yo estaba igual.
-Mmm.. Carla.. me gusta.. sigue así.. me gustas de veras..
-Mm.. mmmm.. -hacía ruidos de chupeteo.
Dante la sacó de mi boca. Su pene estaba totalmente lleno de saliva, incluso caía un poco, mientras mi boca derramaba también algo de saliva. Deslizó su entrepierna por mi cuerpo hacia abajo, y la puso a nivel de la mía. Abrió mis piernas, de manera que estuvieran alrededor de su cintura, y con su pene acarició mi rajita sobre mis bragas.
-Que.. ¿qué vas a hacer..?
-Tranquila.. te va a gustar.. tu solo estate relajada..
Si el lo decía, tenía que ser cierto, así que me relajé lo más que pude. Él movió a un lado mis bragas, para que sin quitármelas, se viera mi vulva. No me importa, porque es él. Apuntó con su pene en mi vulva, y empezó a empujar.
-¡Ah! – me tensé de golpe cuando noté que estaba entrando.
-¡No!, Carla, intenta mantenerte relajada, que si no puede doler.. -empezó a acariciarme una teta.
-Lo.. lo siento.. me asuste.. no.. ¿no pasará nada malo, verdad? -dije con temblor.
-No.. al principio puede que te notes extraña, pero te gustara, confía en mi.
Confío en él. Me dejé hacer. Dante empezó a enterrar su pene en mi vulva, en mi rajita, y notaba cada poco que entraba por dentro de mí. Se notaba mojado, y ayudaba a que no doliese mucho, pero lo notaba.
-Mmm.. ¡mm! -cerraba los ojos y apretaba la boca.
-Ánimo, que lo estás haciendo genial.
Su pene siguió entrando más y más, hasta que llego a una pared donde no entraba más. Antes de poder decir nada, Dante, dio un empujón, y atravesó completamente.
-¡Aaaaah! Bestia.. -derramaba algunas lagrimas por los ojos.
-Era necesario.. pero eres fuerte, trata de aguantar.
Dante empezó a mover su cadera, metiendo y sacando su pene de mí, cada vez más y más fuerte. Me dolía, pero a medida que iba aguantando, notaba gusto, y cada vez lo notaba más, mientras que dolía menos. Su mete saca siguió aumentado de velocidad, más y más. Joder. que gusto. Empezó a entrar por mi cuerpo un placer que no puedo describir. Fue algo que solo se podía sentir. Gritaba, pero ya no de dolor, sino de gusto, tanto gusto que me obligaba a chillar como loca.
-Ah, ¡ah ah ah ah! si.. Dante.. ¡Dante! me gustas, me gusta esto.. ¡Aaaaaaaaaah! ¡Aaaaaah!
-Me pones muchísimo Carla, tu también aguantas bien, sigue.. sigue así, te amo
Ese "te amo" me llegó a dentro. Un gusto mucho mayor pudo conmigo, y ya no sentía ni donde estaba, había perdido el norte. Pero paso. Me quedo con este gusto. Dante me dio muy fuerte, sus testículos chocaban contra mi culo.
-No puedo más Clara, me voy a correr.
Mis oídos apenas escuchaban, solo estaba disfrutando con la boca abierta, babeando, y con la mirada perdida. Repentinamente, Dante apretó y enterró su pene lo más que pudo, deteniéndose. Noté entonces que dentro de mí empezaba a llenarse de algo. Notaba como el pene de Dante me llenaba por dentro de algo, y dejo caer su cuerpo desnudo sobre el mio también desnudo. Agotado. Igual que yo, que empezaba a saber donde estaba y mis sentidos despertaban de nuevo. Solo nos que damos así, tumbados. Yo notando el peso de él sobre mi cuerpo, y como su pene salió de mi vulva, y derramaba algo por ella. Al rato descubriría que era semen, según me dijo Dante, y sangre. Me asusté al ver lo último, pero Dante supo calmarme, diciendo que eso pasa siempre la primera vez, que no me preocupase.
Entre los dos, recogimos y limpiamos rápidamente. Era preferible que las sabanas estuvieran mojadas de agua de limpiarlas, que de semen y sangre. Aún con mis piernas temblando, despedí en la puerta a mi Dante con un beso, me dijo que si podíamos salir, y claramente acepté. Ahora somos novios, ¡que emoción!
Esa es la historia. Espero les gustase. Seguiré haciendo, y trataré de cambiar un poco, pues reconozco que este se parece al anterior, pero es lo que me gusta. Nos vemos. Saludos
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