El Accidente. Capítulo 6
Mi esposa vuelve del seminario y me enfrento a otro problema. .
La vida en casa continuó con normalidad, si es que se puede llamar normalidad a tener una hija dependiente y dormir con ella.
Mi esposa terminaba el seminario el día viernes, por la noche volaría directo y la iría a buscar al aeropuerto. Pero ésa tarde me llama y me dice que no puede viajar porque se presentó algo inesperado por lo que el lunes tenía una reunión y llegaría el martes.
Tuve que comprar más condones y le dije a mi hija que lo que estaba sucediendo sería hasta la llegada de su madre. El lunes llamé a la oficina avisando que me tomaría el día lunes debido al problema de mi esposa. Que que se encargaría de la hija. El lunes por la noche me llamó para decirme que se tenia que quedar hasta el martes. El martes por la noche me llama y me dice por cual lines viajaba y el número de vuelo.
A la mañana siguiente me levanto temprano, y baño a mi hija como de costumbre.
– Hija, tengo que ir a buscar a su madre al aeropuerto, de manera que esta es la última vez que nos bañamos juntos – le digo mientras la enjabonaba.
– Pero papi no me puedo bañar sola, que voy a hacer? – me dice como súplica.
– Me imagino que será la mamá la que te va a bañar de ahora en adelante –
– Pero porqué? –
– Porque no esta bien que nos duchemos juntos, la mamá va a pensar que algo pasa entre nosotros –
– Bueno, pero hagámoslo ahora por última vez – y lo hice, con más ganas, como si fuera la última vez. La dejé acostada y con su desayuno antes de ir al aeropuerto.
De ahí todo normal, durante el almuerzo le dije a mi esposa que tenia que volver al trabajo y que ella tendría que bañar a la hija.
– Pero yo no puedo hacerlo, no tengo la fuerza para ello – me dijo abriendo los ojos.
– Pero mañana me voy temprano, tú entras más tarde, incluso deberías pedir algunos días para cuidarla – le dije.
– Pero tú las es estado bañando todos los días, cuál es el problema que lo sigas haciendo, además no puedo pedir permiso, tengo que volver a trabajar y aplicar las nuevas normas y técnicas que nos indicaron en el seminario – me quedé pensando, ella sabrá o se imagina lo que es lavar y bañar a una adolescente de casi 15 años? No estamos hablando de una niña como cuando tenía 7 u 8 años y me bañaba con ella.
Esa noche acosté mi hija en su cama, obviamente tuve que explicarle a mi esposa que ella veía televisión conmigo y después la llevaba a su cama. Cosa que al parecer no me creyó mucho pero no dijo nada.
Nos acostamos cansados los dos y no pasó nada. Esperé que ella tomara la iniciativa después de más de 10 días sin vernos, pero se quedó dormida en cuanto puso la cabeza en la almohada. Lo entendí porque seguramente había dormido mal en el viaje y estaba cansada. Como yo también estaba cansado me di vuelta y me dormí no sin antes pensar en mi hija sola en su cuarto.
Al día siguiente me levanté como de costumbre, pero no tenía tiempo de bañar a mi hija y se lo dije a mi esposa.
– Ya hablamos de éso, yo no lo voy a hacer, lo tienes que seguir haciendo tú – respondió.
– Hija, no te puedo bañar ahora, tengo que ir a trabajar, a la noche te baño, te parece? –
– Pero, pero…bueno, a la noche me bañas, si? –
– Sí, seguro que sí – y me despedí con un beso. Con mi esposa hacía años que habíamos dejado de hacer éso.
En la noche tipo 10 fui a buscar a mi hija para bañarla y obviamente la penetré analmente como siempre lo hacía en la ducha. Después la llevé a la cama y con uno de los últimos condones le hice el amor con mucho amor.
Cuando volví a mi dormitorio mi esposa dormía profundamente y como estaba agotado hice lo mismo. De esa manera transcurrió la semana, bañé a mi hija todas las noches y satisfacía sus necesidades.
El sábado me levanté temprano, le dije a mi esposa si se iba a bañar conmigo, antes lo haciamos los fines de semana.
– No, voy a dormir otro rato, no me despiertes – fue la respuesta.
– Entonces voy a bañar a la hija – no tuve ninguna respuesta.
– Papi, te estaba esperando – dijo mi hija cuando entre a su habitación.
Después del baño la acosté en su cama, y fui a mi pieza a vestirme, en realidad a ponerme un polera y unos bóxer porque estaba mi esposa, porque cuando ella no estuvo, andaba desnudo todo el día porque así le gustaba a mi hija.
Llevé el desayuno y lo tomamos juntos, después me quedé acostado con ella porque mi esposa dormía y no quería hacer ruido. Eso significó ponerme el último condón y hacerle el amor, después de éso nos quedamos dormidos.
Me levanté a baño y a botar el condón que después del nudo lo había tirado al piso.
Sentí ruido en la cocina y me imagine que era mi esposa. Y así era efectivamente.
– Ya tomaste desayuno? – le pregunté.
– Hace rato, mientras tú dormías con la niña-
– Ah, sí, es que como tú dormías no quise despertarte, así que tomamos desayuno y después nos dio sueño –
– Ah, ya, y por éso estabas denudo con ella? – me preguntó sin mirarme.
Me vino un calor a la cara y no supe responder.
– Tú crees que soy tonta? Que no me di cuenta de lo que estaba pasando? Pero lo entiendo, los dos desnudos en la ducha y después en la cama, cómo podría ser de otra manera? – me senté en una silla del comedor de diario.
– Lo siento, no hubiera querido que pasara, que quieres que te diga? –
– Bueno, por lo menos usas condones, no quiero que la embaraces – me quedé helado, no sabía que hacer ni que decir, seguramente había visto el condón en el piso.
– Estoy limpiando la cocina que falta le hacía – dijo de nuevo sin mirarme.
– Bueno, si, lo que pasa es que la hija dependía para todo de mi, si necesitaba ir al baño, la llevaba, la sentaba, la esperaba, le limpiaba el trasero, después se lo lavaba, la secaba y la llevaba a su cama. Después cocinar, lavar los traste y secar la loza. Hice lo que pude con la limpieza de la cocina.
– Si, se nota. Y que vamos a almorzar? – me preguntó dirigiendo la mirada hacia mi. Vi la expresión de su rostro impávido y sus ojos sin brillo. Entendí que nuestra escasa relación amorosa entre los dos había muerto. De manera que tomé la actitud de una pareja, un compañero de labores, y me guardé los remordimiento. Si así van a ser las cosas de ahora en adelante, que así sea.
– Como estábamos sólos, mi hija no reprimia sus gemidos y quejidos mientras le hacía el amor, me gustaba que lo hiciera, que se deshaogara y que disfrutara el momento. A pesar de que le dije que reprimiera sus gemidos no era posible.
– Hija, estoy tratando de dormir, no puede se menos escandalosa? – preguntó parada en medio de la habitación. No nos habíamos dado cuenta. Me levanté y me paré al lado de la cama quedando mi hija de espaldas y totalmente desnuda obviamente.
– Y tú no vayas a acostarte a mi cama en esas condiciones – dijo mirando mi erección.
– Porqué no? No te interesa? – pregunté como oferta.
– No, no me interesa, lo único que me interesa es que no te embareces, toma todas las precauciones posibles – le dijo a mi hija y dando la vuelta salió de la habitación. Estaba con un camisón corto y sin bragas, por eso es que no quería que me fuera a acostar con una erección, corría peligro.
Unas semanas después le sacaron el yeso del brazo a mi hija y comenzó con kinesiologia, dos veces por semana, tratamiento que le hacía todos los días. Cuando ella se sentaba y me cabalgaba era cuando más ejercicio hacía con su rodilla. Poco a poco fue mejorando y retomando sus deberes escolares.
– Veo que a ti no te interesa el bienestar de la niña – le dije un día como reproche por su comportamiento indiferente.
– Todo lo contrario, claro que me interesa y me gusta ver como tu te esfuerzas par que se sienta bien, especialmente en el sexo, satisfaces sus necesidades y las tuyas – me dijo con una sonrisa maliciosa.
– Bueno, fue por una necesidad puntual, pero ahora ella va a volver a su vida normal y lo del sexo va a ser parte de su enseñanza. Me pregunto qué va a pasar contigo, también vas a volver a satisfacer tus deseos conmigo o vas a seguir con tu pareja – no lo sabía, sólo lo dije por decir algo.
– Ni lo sueñes, y sí efectivamente tengo una pareja, por qué crees que me quedé el fin de semana después que terminó el seminario? Estuvimos tres días sin salir de la cama. Qué te parece éso? – me cayó como un balde de agua fría, traté de disimular lo más posible.
– Que bueno, me alegro por ti, si es así podrías irte con él, no se qué esperas durmiendo conmigo –
– Si, ya luego, le voy a dejar mi lugar en la cama a la niña, recuerda que es menor de edad – dijo dándose vuelta y por terminada la conversación.
Dos meses después mi hija volvió a mi cama y completamente sana.
– Papi, me haces tan feliz, que voy a vivir siempre contigo – me dijo una noche.
Pero yo sabía que algún día iba a levantar vuelo y así fue. Después de 10 años ella encontró al hombre adecuado y se casó.
En el casamiento me encontré con mi ex esposa, conversamos un rato, tomamos unos tragos y me confesó que también estaba sola y me preguntó si yo quería que volviéramos a vivir juntos. Le dije que podríamos probar, la soledad nunca es buena.
Finalmente embaracé a mi hija, fue a petición de ella, tenía dos hijos y quería un tercero, pero quería que fuera mío.
Lo conversé con mi ex, me dijo que no era su problema, de manera que un día después de varios días logré dejarla embarazada con la ayuda de mi ex con la que habíamos vuelto a tener sexo de vez en cuando.
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