El Amor de un padre por su hijastra.
Un padre viudo encuentra consuelo en los brazos de su joven hija….
Solo con recordar cómo empezó esta historia, tengo una erección salvaje… Tengo 38 años, me case con 17 y con mi novia que tenía una hermosa niña. Nada más casarnos adopté a su hija como mía, por desgracia mi mujer tuvo un terrible accidente a los pocos años y nos dejó solos.
Desde entonces y hasta ahora, solo me había dedicado a sacar adelante a mi hija, mis negocios y de vez en cuando, visitaba algún que otro burdel o club de carretera para descargar un poco la tensión. Puedo decir sin exagerar, que después de 20 años que tiene hoy mi hija, las folladas que he realizado, se pueden contar con los dedos de las manos.
Aclarado esto, paso a contaros lo que me sucedió este verano.
Sin darme cuenta un día cambió la forma de ver a mi hija, ya no era una niña ya era una mujer que poseía unas curvas pronunciadas en sus caderas, sus pechos no eran muy grandes pero lo suficiente para atraer a los chicos a ella, aunque ella no solía traer chicos a casa ni me hablaba de ellos y eso que me lo contaba todo. Fue ese verano tan caluroso de hace unos años cuando debido a las altas temperaturas mi hija solía ir medio desnuda por la casa, ya fuera únicamente en braguitas con los pechos al aire, donde podía ver que no necesitaba sujetador para tener los pechos erectos, yo le reñía y ella se burlaba de mí diciéndome que ya la había visto desnuda muchas veces cuando era pequeña y me sacaba la lengua, nosotros nos hemos llevado siempre muy bien y nos lo hemos contado todo nuestra confianza es máxima.
Sin duda el día que vi que mi pequeña era una mujer hecha y derecha fue cuando iba al baño y me encontré a mi hija completamente desnuda en la ducha. Ella no me vio y yo no hice ningún ruido, podía haberme ido pero algo me hizo quedarme y con la puerta entre abierta la seguí mirando. Observaba como el agua que caía de la ducha le mojaba el pelo luego acariciaba su cara, luego se posaba en sus senos donde se paseaba por ellos bajando por su vientre plano y mojando su monte de venus el cual estaba poco poblado para luego resbalar por sus piernas e ir al desagüe. La miraba poniendo el gel en la esponja y luego enjabonarse entera, la vi jugar con la alcachofa de la ducha sobre su rajita dándose placer, mi polla que estaba bajo mi pantalón iba a estallar de deseo y tuve que dejar de mirar para no perder los papeles. Las siguientes noches no podía quitarme la imagen del cuerpo de mi hija desnuda en la ducha y mi polla no paraba de ponerse dura cuando me venía a la mente esa imagen.
Durante varias noches intentaba contenerme e incluso fui a un burdel para desahogarme pero viendo a esa chicas se me venía a la mente mi hija, en casa intentaba evitarla lo más posible llegaba tarde a casa sabiendo que ella habría cenado y estaría acostada. Una noche se dejó la luz encendida y cuando fui a apagarla estaba ella medio desnuda, como solía dormir ella con los pechos al aire.
Me paré un rato y no pude quitar los ojos de encima de ellos ahora los tenía enfrente y no pude resistirme y comencé a tocarlos suavemente para que mi hija no se despertara. Le acaricié la mejilla para asegurarme que estaba dormida y ver esa carita de ángel, luego sus senos y su pezón rosado, no sé cuánto estuve acariciando los pechos de mi hija pero cuando ella hizo un movimiento me hizo poner los pies en el suelo, apartarme de ella y taparla, apagar la luz y cerrar la puerta. Ya en mi cama no podía dormir y tuve que masturbarme y se vino a mi mente el cuerpo de mi hija, imaginé follando me la, y lamiendo sus pechos… no tardé mucho en correrme en abundancia, y así comencé a dedicarme a hacerme el amor con mi mano ya fuera en el dormitorio, en el aseo del trabajo, en la ducha… etc. cualquier lugar era bueno para sacudir a la nutria…
Durante un tiempo mi hija estuvo algo rara y así pasamos varios días en los cuales estuvimos muy separados cuando yo entraba en la habitación ella estaba tensa en mi presencia pero poco a poco volvimos a la normalidad.
Un día estaba yo en el salón leyendo el periódico cuando ella llegó y me saludó y dejando su mochila de margaritas en el suelo del salón se vino a donde estaba y me dio un beso y me hizo apartarme para sentarse encima de mi pierna, como solía hacer siempre cuando era una niña, pasó su brazo por detrás mía y se puso a leer en silencio junto a mí, yo estuve feliz ya que mi hija y yo volvimos a ser cómplices.
Tras un largo silencio mi hija me miró y me hizo una pregunta para la que no estaba preparado:
– Papi ¿por qué no has tenido ninguna novia después de que mamá falleciera?
– Porque quise centrarme en ti y en tu educación – le dije saliendo al paso.
– ¿pero has tenido más relaciones? – dijo ella mirándome.
– Bueno, alguna que otra ya sabes cómo somos los hombres – le respondí.
– Ya papi además tu siendo tan guapo, me da pena que estés solito – seguía mirándome a los ojos.
– Bueno, no estoy solo. Te tengo a ti – creo que en ese momento mi cuerpo se erizó ante esa confesión.
– Claro que nos tenemos el uno al otro – respondió ella susurrando.
Acercó sus labios a mis labios y no lo quise evitar, y acerqué mis labios a los suyos para besarla. Entrelazamos nuestras lenguas. Mi barba le hacía cosquillas en su barbilla y la escuchaba reírse. Mi mano que estaba en su cintura pasó a su trasero para acariciarlo, con mi otra mano le bajé una tira de la camiseta, ella ayudó con sus manos y sacó su brazo, luego hizo lo mismo con la otra tira y terminó bajándose la camiseta negra y mostrando sus pechos, yo no me lo pensé mucho y los besé suavemente por todo y cada uno de los trozos de su piel, más tarde, con mi lengua, humedecí sus pezones que rápidamente se pusieron erectos al tacto húmedo de esta.
Mi otra mano se había metido dentro de su pantalón y estrujaba su trasero, ella se levantó y se lo desanudo dejándolo caer por sus piernas hasta el suelo, pude ver el trasero de mi hija cubierto únicamente por un tanga negro. Acerqué mi boca a su trasero y se lo mordí dándole pequeños besos mientras lo lamía con mi lengua. Ayudándome de mis manos le fui bajando el tanga hasta que se resbaló por sus piernas para hacerle compañía a su pantalón.
Mi hija se dio la vuelta mostrándome su monte de Venus y su rajita, me agache y comencé a comerle el coño ella gimió de placer ante mis acciones, después poco a poco empezó a apartarme la cara de su entrepierna y rápidamente entendí lo que deseaba y me levante ella bajo mi cremallera introduciendo una de sus manos dentro de mi bragueta saco mi miembro comenzó a acariciarlo arriba y abajo y después a chuparlo con la punta de su lengua para más tarde metérselo entero en la boca haciéndome una felación.
Aproveche que ella estará entretenida con mi paquete para comenzar a desnudarme quitándome la camisa, el cinturón, el botón del pantalón y haciendo que mi ropa cayera al suelo para quedarme completamente desnudo igual como ella. una vez desnudo me senté en mi butaca e hice a ella sentarte encima mía y guiando mi miembro hacia su coño, fue penetrado por primera vez mientras nos besábamos y yo acariciaba y pellizcaba sus pezones mientras ella votada una y otra vez encima mío.
Fue el mejor polvo de mi vida.
Qué rico relato.