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Heterosexual

El chofer

Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy lector de estos relatos que me calientan por las noches y me dan ideas cuando estoy con mi novia.

Nunca había escrito uno, pero bueno, espero les guste.

El año pasado fui deportado de los EUA, alli estuve por cinco años trabajando. Cuando llegué tenía 19 años, ahora tengo 24. Como suele suceder no encontraba chamba, estaba desesperado, hasta que un amigo me recomendó para trabajar como chofer, no era lo que yo esperaba, pero tuve que aceptarlo. Hablé con mi patrón quien era un hombre de unos 50 años, de mucha plata, me ofrecia buen sueldo y además me iba ayudar a sacar una licencia de portación de arma, me dio una 9mm. Yo sería el chofer de su esposa me dijo.

Cuando conocí a la esposa, me di cuenta que era una escultural morena, de pelo largo, algo achinada, con dos grandes senos y unas caderas que mareaban a cualquiera por sus curvas, además era alta, alrededor de 1.80 mt, ya que yo mido 1.82 mt y casi era de mi estatura. Al principio solo hablabamos lo necesario cuando me pedia que la llevara o la trajera a algún lugar, lo hacia de frente o por medio de un movil que me habían dado. A las pocas semanas averigüé que ésta mujer no era la esposa, sino la amante de mi patrón, quien mantenia dos hogares.

Habían pasado unos dos meses desde que yo había entrado a trabajar, yo veía la frustración de Maritza (que asi se llamaba) y le fui hablando dándole animos, su frustración era porque su marido (amante) le estaba dando poca atención (aun en la cama) y la visitaba muy pocas veces a la semana. En mi caso no soy feo, me manengo en buena forma, en los EUA frecuentaba un gimnasio que era completo.

Sucedió que al terminar una fiesta a donde yo había llevado a Maritza, me quedé esperando en el parqueo unas dos horas, cuando vi que ella venía, pero no venía sola, me di cuenta que discutía con un hombre que no era mi patrón. El hombre la abrazaba y la quería besar al fuerza, yo me acerqué y le dije a ella si todo estaba bien, el hombre se volteo y me insultó, siguió jalando a Maritza, fue entonces que lo empujé y el de la fuerza se cayó al suelo, me quiso golpear y le di una patada en el estomago y volvió a caer al suelo, jalé a Maritza y la llevé al auto, el cual era un Mercedes Benz Kompressor, de los de moda.

Durante el camino, ella apenas habló, solo repitió que me agradecía todo. Cuando llegamos a su casa, abri la puerta automatica desde el auto y ya adentro vi en retrovisor que estaba como llorando, instintivamente me bajé y abri la puesta de atrás, saqué mi pañuelo entre al asiento y me senté atrás para darle mi pañuelo. Fue alli donde ella se desahogó contándome de su vida tan vacía, con un hombre casado y viejo. En ese momento ella vestía de aquellas faldas cortas que se pegan al cuerpo y una blusa que dejaba descubierto una buena parte de sus grandes tetas. Le puse la mano en una de sus rodillas y ella no dijo nada. Subi un poco la mano y toqué sus muslos previos a la orilla de su falda. Ella agarró mi mano, pensé que la iba a retirar, sino que ella misma la metio debajo de su falda hasta que me la puso sobre su braguita.

-Hazme el amor!- me dijo. Luego empezamos besarnos de forma cachonda, nuestros labios y lengua salian y entraban de nuestras bocas, mi mano se coló debajo de su braguita y mis dedos acariciaron sus labios vaginales y su clítoris. Maritza estaba depiladita de su chuchita. Mi lengua bajó por su cuello y besé la parte de sus tetas que no cubría su blusa, ella me agarraba de la cabeza y me jalaba hacia ella. Poco a poco mi boca y labios fueron metiendose en su blusa y tomé unos de sus pezones. Ella fue abriendo sus piernas para que mis dedos tuvieran más espacio acariciando su vagina, yo aproveché para meterle un dedo en su raja y pajearselo. Maritza cerraba los ojos y gemía bastante, una de sus manos tomó la mia, la que tenía un dedo en su chuchita metida, no me tomó para retirmela sino para aumentar el ritmo del mete-saca en su rajita.

Al rato metí un segundo dedo en su chuchita y seguí pajeandoselos. Maritza llegó a un orgasmo con mis dos dedos, los cuales bañó con sus jugos vaginales.

-Cógeme, necesito que me cojas!- me dijo excitadisima. Como rayo me quité los pantalones en el poco espacio que había. Luego me quité la camisa, alli vi que ella se había quitado la blusa y se había quedado con el sujetador, asi también lo hizo con su falda, quedándose en bragas. Sin esperar ella se subió sobre mi y me buscó los labios, no besamos a lo loco, tomó sus tetas y me las puso en la boca, yo las mamaba duro jalándole los pezones con los labios, ella misma poníay quitaba sus tetas en mis labios, mis manos se metían por detrás para tocarle y apretarle sus buenas nalgas, eran carnosas y duras, mis dedos siguieran la comisura de sus nalgas y acaricié su ano arrugado, segui más abajo para tocar su vagina que estaba mojadísima, lista para penetrarla.

Hice a un lado su braga y puse mi verga en la entrada de su vagina, ella me ayudó subiendo su tronco y luego se dejó caer clavándose toda mi verga en su chuchita, se la metí hasta el cabo, ella se movía sobre mi como deseperada, cabalgándome la verga, como tratando de arrancarmela. Yo le tomé las tetas con las manos y me las llevaba a la boca, no lo podía hacer muy bien debido a que ella se movía como una licuadora. A los pocos minutos ella llegó de nuevo a otro orgasmo, se corrió aún moviendose encima, sentí que de nuevo me mojaba toda la verga dentro de su rajita.

Ahora, a pesar de la incomodidad la coloque acostada boca arriba dentro del auto y me puse entre sus piernas, me subí y la penetré de nuevo, ahora yo era quien llevaba el control del movimiento, me puse a darle el clasico mete-saca, mientras me recibia con un rico y húmedo beso. Por el lugar, ella elevaba las piernas, eso facilitó metersela toda y profundo en su rica chuchita. Maritza gemía y se quejaba de placer lo cual me calentaba bastante, yo estaba por estallar, pero como quería seguirmela cogiendo me tuve que aguantar hasta esperar su tercer corrida. Cuando ella estaba gritando su tercer orgasmo, aceleré para llegar al mio, le pregunté si se controlaba, ella me dio entre gemidos que si y que quería sentir mi leche en su coño. Asi que me vine como si estuviera orinando, dentro de ella, los dos nos quejabamos en el umbral de nuestro climax.

Me quedé clavándola con golpes secos de mi verga dentro de su rajita, sacando hasta la última gota de leche. Por fin mis huevos estaban secos. Me quité de encima, saque mi ropa y me vestí afuera del coche, mientras ella lo hacía adentro.

Luego ella salió, no dijo nada, estaba como avergonzada. Yo me fui a mi habitación de servicio, me di un baño y claro que estaba feliza de haberme follado a esa divina hembra.

No me podía dormir repitiendo casi todas las escenas dentro del coche. De pronto suena mi movil, era Maritza, al principio tratando de encontrar alguna razón de lo sucedido, yo solo escuchaba, me dijo -No quiero pasar sola esta noche, quieron que vengas conmigo!- Yo no esperé mucho y llegué a su habitación, toqué, ella dijo adelante y entré allí estaba con una lencería exquisita, entre las sabanas, lo demás lo dejo a su imaginación, solo les digo que le gusta coger por atrás, es decir se la metí en un orificio más estrecho de su cuerpo, amanecimos cogiendo ese día. Quedamos rendidos al amanecer de tanto fajar.

Desde entonces yo le saco el trabajo al patrón, y no solo de chofer. Aunque me ando con mucho cuidado.

1983 Lecturas/1 octubre, 2018/0 Comentarios/por sexosintabues
Etiquetas: baño, cogiendo, leche, orgasmo, vagina
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