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Heterosexual, Incestos en Familia, Sexo con Madur@s

El Conserje y la Vecinita del 3B

Historia prohibida de un conserje y una pequeña niña que vé en él un amor imposible. .
# Escape a la Libertad

*Atenas, 1986*

Mi nombre es Antonis. Tengo 20 años, trabajo como conserje en este edificio de mierda, y me crié en las calles después de que mis padres me abandonaran. He peleado por todo en mi vida, pero nunca había sentido tanta impotencia como cuando conocí a Selene.

Ocho años, ojos como aceitunas negras, piel blanca, cabello lasio negro que le llegaba a la cintura y una figura bien marcada con apenas 1.29mts de altura; y un padre alcohólico que la golpeaba casi todas las noches.

La primera vez que lo vi fue por accidente. Había ido a revisar una tubería que goteaba en el 3B. Toqué la puerta, nadie respondió, pero estaba abierta. Entré y los encontré.

Dionisio tenía a Selene contra la pared de la cocina 🧔🏻😢, gritándole por no haber lavado los platos. Su mano se estrelló contra su mejilla con un sonido seco que me heló la sangre.

—¡No sirves para nada! ¡Igual que tu madre, y ni mamar sabes, mira como me has mordido, eras una perrita mala!

Me quedé paralizado en la puerta. Toda mi fuerza, todas mis peleas callejeras, no servían de nada. No era nadie para intervenir. Solo el conserje ex pandillero que nadie creería.

— Agachate y abre la boca grande! — dijo Dionisio,

Quien alcoholizado sacaba su verga gorda y peluda para ponerla en la pequeña boquita rosada de Selene. 🍆👄

— Ahora si, ves que si puedes?… No te costaba nada, para eso están hechas las mujeres, para complacernos! — exclamó Dionisio mientras metía con dificultad su verga en la boca de esa nenita.

La escena era impactante, Dionisio era un hombre blanco de 40 años y 1.80mts, de complexion gruesa con pecho ancho y abdomen y piernas peludas. Se estaba aprovechando de su propia hijita, y sin piedad le follaba la boca en contra la pared.

De los hermosos ojos de Selene solo salían lágrimas mientras esa verga entraba y salía sin casi dejarla respirar.

— Eso perrita, tomatela toda! — dijo Dionisio mientras ahogaba a su pequeña hijita Selene en semen — Tragatelo! — agregó.

Esa noche esperé hasta que los ronquidos de Dionisio resonaran por todo el apartamento. Toqué suavemente la puerta de Selene.

—Soy yo, pequeña.

Ella abrió, con los ojos hinchados y una marca roja en la mejilla.

—Hola, Antonis —susurró, como si nada hubiera pasado.

Le limpié la cara con agua fría, le puse una compresa en el moretón, le trencé el cabello con cuidado de no tocar las áreas doloridas.

—No es tu culpa —le dije—. Nada de esto es tu culpa.

Pero lo siguió siendo. Noche tras noche.

Los abusos se volvieron rutina. Dionisio llegaba del puerto borracho, buscaba cualquier excusa, y descargaba su dolor sobre la única persona más vulnerable que él. Los platos sucios, la ropa mal doblada, una mirada que no le gustaba. Todo era razón suficiente para golpearla y ponerla a mamar verga.

Y yo me volví experto en esperar. Esperaba escondido en las escaleras hasta que él se desplomara, borracho hasta la inconsciencia. Entonces subía al 3B y encontraba a Selene acurrucada en su habitación, temblando.

—Ya pasó —le susurraba mientras curaba sus heridas—. Ya pasó, princesa.

—Antonis —me decía con voz temblorosa— Me duele mucho aqui, mira. Y abriendo sus pálidas y flacas piernitas me dejo ver su vaginita, la cual ya no era virgen.

¿Pero que es esto, que te ha hecho tu papá? — Dije sorprendido mientras un líquido espeso salía de la pequeña vaginita de Selene.

Era una mezcla de espera con sangre, y el interior de las piernitas de Selene estaban llenas de moretones y mordidas.

— Mi papá Dionisio me tapó la boca y me dijo que yo tenia que aguantarlo porque para eso estaban hecha las mujercitas como yo — dijo con una voz que casi partía en llanto.

Era imposible pensarlo pero Dionisio se había follado a su propia hija, le había destrozado la vaginita y metido su verga en un lugar que no debería siendo su propio padre!

Fui al baño y encontré unas gasas y algo de jabón, y me puse a limpiarla.

— Ay! Me duele, me duele! — decía Selene mientras limpiaba sus pequeños labios vaginales.

Me le quede mirando fijamente mientras masajeaba su vagina con mis dedos… La acerqué a mi, me recosté en el piso del baño, abrí mis y la puse a ella en medio, desde atrás usando mis dedos le masajeaba. Y su dolor poco a poco se pasaba cuando tocaba su pequeño clitoris. Yo estaba en un trance qué no podía explicar.

— Ahora te haré un masaje por dentro, esta bien? — le dije, mientras escupí mis dedos y los lleve a su pequeña vagina recién follada, y con suavidad los metí en ella.

Selene dió un ligero quejido, pero ya no había nada ue podía hacer, mis dedos estaban dentro de ella, y con un movimiento suave y circular ella se quedo quieta, como si lo disfrutara.

—¿Porque me cuidas tanto Antonis?, ni si quiera soy tu hermanita — Dijo ella — Porque te amo —le respondía yo, sorprendiéndome de lo fácil que salían esas palabras—. Porque eres mía ahora, y yo soy tuyo.

Dentro de mi pantalón mi herramienta estaba tiesa como una roca, apunto de estallar… Saqué mis dedos de ella y me los llevé a la boca. Probar a esa pequeña me cambió totalmente. La levanté y la llevé a dormir.

Tiempo después en una noche lluviosa, después de una golpiza y follada especialmente brutal de Dionisio a Selene, ella se acurrucó contra mi pecho y susurró:

—Ojaljá fueras mi papá de verdad. Tú nunca me lastimas… Solo me hace sentir bien y me curas mi rajita dándome masajes ricos.

Sentí algo posesivo y feroz crecer en mi pecho. Ella era mía para proteger, mía para amar, mía para salvar. No importaba que no compartiéramos sangre.

—Soy mejor que tu papá —murmuré contra su cabello—. Soy tuyo para siempre, soy tu hombre Selene.

Con esas palabras la subí sobre mi y le di un beso muy apasionado, en donde parecía que me la iba a comer de la pasión que había entre los dos. Tomándola por su entrepierna, lleve mi mano a su vaginita y humedeciendo mis dedos volví a meterlos en esa preciosa niña.

— Antonis soy tuya! — decía Selene mientras yo la seguía besando y seguía masturbándo su pequeño chochito — ¿De verdad eres mía Selene? , quiero que seas solo mía — le dije.

Yo le lavaba los moretones, le ponía hielo en los golpes, le cantaba canciones suaves hasta que se quedaba dormida. Cada noche era lo mismo. Cada mañana ella fingía que no había pasado nada.

Al rededor de las 05:00 AM sentí algo delicioso, un sentimiento que tenía mucho rato sin experimentar, habia alguien debajo de las sábanas y me había bajado los Boxers.

—Buenos días, Antonis —me decía Selene con una sonrisa pícara mientras devoraba mi miembro en plena madrugada 👅🍆—. Soñé contigo anoche. Soñé que vivíamos en una casa bonita, solo tú y yo.

Yo no tengo la verga gigante, solo me mide 15cm de largo por 13cm de grosor, pero en las blancas manitos de esa nenitas, parecía Nacho Vidal.

—Buenos días, pequeña —le respondí, sintiendo como su pequeña lengua me recorría cada centímetro de mi miembro, y sus labios apretaba la cabeza de mi verga con cada mamada —. Algún día ese sueño será real — le susurré.

La tome por su cabello, me quite las sábanas de encima y hundí mi verga en lo profundo de su estrecha  garganta, ya ella estaba acostumbrada por habersela mamado a su padre Dionisio desde que ella era una recién nacida.

— Oh si Selene, siiii ahí te va! — le dije, mientras soltaba chorros de leche en su garganta. 👄🍆💧🔥

Sus ojitos de ángel no me dejaban de mirar mientras yo soltaba litros de leche dentro de ella, es como si estuviera profundamente enamorada de mi.

Y así comenzaba nuestra rutina. Le preparaba el desayuno, le arreglaba el cabello para cubrir las marcas, escogía ropa que ocultara los moretones en los brazos. La acompañaba hasta la puerta del edificio cuando se iba a la escuela.

—Recuerda —le decía siempre—, si alguien pregunta…

—Me caí jugando —terminaba ella la frase.

Odiaba esas palabras. Odiaba ser cómplice de ese silencio. Pero ¿qué alternativa tenía?

Una noche de octubre fue especialmente brutal. Desde el portón vi a Dionisio llegar con 2 amigos más de él, y los 3 estaban muy borrachos. Sabía que esto no iba a acabar bien para mi amada Selene.

Los seguí por las escaleras sin que me vieran y vi como desde afuera ya iban desabrochando sus cinturones y dejando caer sus pantalones. Entraron y se encerraron. Yo tenia copia de la llave y sigilosamente abrí la puerta.

— Esta es mi princesa Selene, no es solo mi hija, si no la mujer oficial de esta casa! — dijo Dionisio mientras le arrancaba su pijama de encima, dejando ver unos senos aún planos y rosados.

— ¿Puede ser mía? — pregunto uno de los amigos mientras sacaba su verga de su bóxer 🍆 — Hoy es de los 3! — exclamó Dionisio. 🧔🏻🧔🏻🧔🏻🧚🏻‍♀️

Empezaron por poner a mi pequeña Selene entre ellos, todos rondaban los 40 años o más y uno a uno estaban poniendo a Selene a mamar sus vergas… Selene no sabía donde agarrar, la tomaban por el pelo y la jalaban entre ellos, dándole bofetadas y diciéndole lo perrita que era y lo abierta que iba a quedar esa noche….Vi como la tomaron por debajo de sus bracitos y la subieron sobre el sofá, abrieron sus piernitas y sus miradas decían más que mil palabras.

—Cabron, me dijiste que era virgencita, pero está ya esta más abierta qué mi propia hija — Quizá ya me la he follado una que otra vez, que te puedo decir, la perrita esta muy rica para tener 8 años — dijo Dionisio.

Llevando su áspera lengua al chochito de Selene 👅🌮uno a uno robaban la vaginita de mi nena, metiendo sus lenguas en lo más profundo de ella. Uno de ellos podiendose de pie frente a ella, tomó su miembro 🍄‍🟫 y lo llevó directo a la entrada de su chochito.

— No porfavor! — dijo Selene.

Pero ya era muy tarde, el amigo de Dionisio metió su verga de 16cm de golpe dentro de Selene, haciendo que ella soltara un grito desgarrador pues le estaban partiendo su pequeño chochito 3 hombres maduros. Me quede viendo la escena toda la noche y vi como Dionisio se la folló después y finalmente el 3er amigo. Los tres se vinieron en leche dentro de ella.

Al final Dionisio la golpeó hasta que ella se desmayó y casi a las 4am se fueron del apartamento. Yo entré y la encontré en el suelo de la cocina, con sangre en sus labios vaginales, que me decían que tenía que tener un desgarre interno… Era irreconocible, ni una puta tenía la vagina así tan rebentada como la tenía Selene esa madrugada.

Algo se rompió en mí esa noche.

—Se acabó —murmuré mientras la cargaba hasta su cama—. Esto se acabó.

Durante semanas estuve planeando. Había ahorrado cada dracma de mi sueldo durante meses. Conocía gente en el puerto que podía conseguir pasajes sin preguntas. Tenía contactos en Italia, otros griegos que habían emigrado buscando mejor vida.

Le conté el plan una noche de noviembre, después de otro episodio donde Dionisio junto a otros 4 amigos 🧔🏻🧔🏻🧚🏻‍♀️🧔🏻🧔🏻🧔🏻 habían v!olado a Selene por la vagina y por su culito, causandole un desgarre anal, uno de ellos un policía local, al cual identifique por su uniforme tirado en el piso mientras se follaba el culito de mi pequeña.

—Nos vamos a ir —le dije mientras le sus moretones y mientras sus piernitas aun temblaban—. Lejos de aquí. Donde nadie pueda hacerte daño.

—¿A dónde? —preguntó con voz pequeña.

—A Italia. Conozco gente ahí. Podemos empezar de nuevo.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero por primera vez en meses, no eran lágrimas de dolor.

—¿De verdad?

—De verdad. Pero tiene que ser nuestro secreto. ¿Puedes guardar el secreto?

Asintió con determinación que me recordó por qué la amaba tanto.

El plan era simple. Esperaríamos a que Dionisio cayera en su estupor habitual, tomaríamos solo lo esencial, y saldríamos antes del amanecer. Tenía los pasajes del ferry a Brindisi, dinero suficiente para mantenernos unas semanas, y la dirección de Kostas, un griego que tenía una taberna en Roma y que me debía favores.

La noche elegida fue el 15 de diciembre. Dionisio había llegado especialmente borracho, había golpeado a Selene por no tener la cena lista, y finalmente se había desplomado en el sofá.

Esperé dos horas después de que empezara a roncar.

Toqué la puerta de Selene. Estaba despierta, con una pequeña mochila ya preparada.

—¿Lista? —le susurré.

—Lista.

Salimos como fantasmas. Yo llevaba mi mochila con nuestros documentos, el dinero, y algunas de sus cosas más importantes. Ella llevaba a Katina, su muñeca de trapo, la única que le quedaba de su madre.

Las escaleras del edificio crujieron bajo nuestros pies como si fueran cómplices de nuestra huida. Cada ruido me hacía detenerme, esperando escuchar la voz de Dionisio gritando desde arriba.

Pero solo había silencio.

En la calle, caminamos rápido hacia el puerto. Selene me tomó de la mano, apretándola fuerte.

—Antonis —me dijo cuando ya podíamos ver las luces del puerto—, ¿nunca vamos a volver?

—Nunca —le prometí—. A partir de ahora, solo nosotros cuidamos de nosotros.

El ferry partió al amanecer. Nos quedamos en cubierta, viendo cómo Atenas se hacía cada vez más pequeña hasta desaparecer en el horizonte. Selene tenía la cara pegada contra mi pecho, y por primera vez en meses, la sentí relajada completamente.

—¿Crees que papá me va a extrañar? —preguntó cuando ya no se veía tierra.

La pregunta me dolió, porque sabía que una parte de ella todavía lo amaba, a pesar de todo.

—Creo que cuando esté sobrio, se va a dar cuenta de lo que perdió —le dije—. Pero ya será muy tarde.

—¿Y si nos encuentra?

—No nos va a encontrar. Te lo prometo.

Me miró con esos ojos que ya no parecían tan grandes para su rostro, y asintió.

—Antonis —me dijo— siguiras siendo mi hombre, como me dijiste?

—Para siempre —le prometí.

Mientras el ferry nos llevaba hacia Italia, hacia nuestra nueva vida, pensé en Dionisio despertando en unas horas y encontrando el apartamento vacío. Pensé en su desesperación, en su arrepentimiento tardío, en cómo el alcohol le había costado lo único bueno que le quedaba en la vida.

Pero sobre todo pensé en Selene, durmiendo en mis brazos mientras navegábamos hacia la libertad. Ya no era solo el conserje que había aprendido a sobrevivir en las calles. Ahora era el esposo y hombre de esa pequeña de 8 años, protector, y ahora familia.

Y por primera vez en mi vida, sentí que había hecho algo que realmente importaba.

Mi nombre es Antonis, tengo veinte años, y acabo de secuestrar a la niña que amo para salvarla del infierno.

No me arrepiento de nada.

306 Lecturas/6 junio, 2025/4 Comentarios/por Yorg77
Etiquetas: amigos, anal, hermanita, hija, madre, maduros, padre, vecinita
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4 comentarios
  1. Cristian.jg Dice:
    7 junio, 2025 en 12:50 am

    De mi parte fue lo mejor que pudiste hacer con la nena podemos hablar por tg? @Gonzalo0602

    Accede para responder
  2. Darwinadrian Dice:
    7 junio, 2025 en 7:15 am

    Bien , ufff como sigue ,

    Accede para responder
  3. Eliza Rodriguez Dice:
    7 junio, 2025 en 1:29 pm

    Una historia trágica pero deliciosa al mismo tiempo, que le esperara a la putita en Italia?

    Accede para responder
  4. Metron77 Dice:
    8 junio, 2025 en 8:02 am

    Delicia de conto. @morfeu7788. Ya hice sexo con mi hija e Ella bien pequena

    Accede para responder

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