El consuelo viene de China
Aunque dispongo de cuatro penes, pertenecientes a sendos machos, incluido mi esposo, también me gustan los juguetes..
¿Qué creen? Ya tengo un juguetito como el que a veces uso en el departamento de Bernabé, mi amante. Me lo dio la semana pasada, cuando fui a que Bernabé me hiciera la tradicional limpieza de manera lingual. En la sala, me dio la caja, la abrí, lo revisé y vi que decía “Made in China”.
–¡Es igual al otro que usamos aquí! –exclamé.
–Sí, lo pedí por Internet, como el otro. Me pediste un juguete como éste para ti, pues querías disfrutarlo en tu casa cuando estuvieras sola, o con tu marido, y con Dalita y su esposo –dijo y le di un beso para agradecérselo.
Al entrar a la recámara, vi que el otro consolador estaba fuera del empaque donde lo guarda mi macho. De inmediato supuse que lo había utilizado su ex, pues lo compró para ella, aunque lo usamos las dos, también las dos usamos la misma verga y tomamos de la misma leche en ese lugar.
–Por lo que veo, te atendió la chichona ayer… –dije tomando el sofisticado dildo y me senté en su verga.
–Fue en la mañana del sábado, pero no hubo tiempo de limpiarlo y guardarlo –precisó–. También usó y chupó éste –dijo moviéndose para hacerme sentir su falo.
–Supongo que esta ricura que posees también tuvo a la usuaria formal –le dije después de meterme su verga al remolinear en ella.
–Pues sí, también ella usó la de carne y, como es su costumbre, no me lo mamó –aseguró al cargarme para depositarme en la cama y acomodarse para hacer el 69– Pero mi ex y tú son expertas en esa tarea, por eso soy feliz con ustedes –y nos pusimos a mamar…
A la segunda venida mía, sentí que me metió el dildo en la panocha y lo sacó húmedo para metérmelo en el ano. Quise protestar, “¡Cómo te atreves a ponérmelo sin lavarlo antes!”, pero Bernabé siguió dándome lengua en la panocha, además de mover diestramente el juguetito, por lo que me dejé llevar… El goce que yo sentía subió de intensidad y lo reflejé en mis mamadas, las cuales lograron una eyaculación abundante que saboreé y, aún con el dildo en la cola, me separé para compartirle su leche en un beso. Descansamos. Pronto, con el control, prendí el vibrador del juguete y, poniéndome de espaldas pegué su pene a mi cola para que también lo sintiera.
–Eres tan puta como mi chichona… –musitó antes de besarme la nuca y lamer el lóbulo de mi oreja descubierta.
–¡No me compares con ella! –protesté, sacándome el aparatito del ano y se lo coloqué, aún en modo de vibrato, en los huevos.
–No, cada quién tiene lo suyo, tus nalgas son muy hermosas –dijo dándome una nalgada sonora y me sobó inmediatamente, pero siguió disfrutando el masaje en los testículos–. Aunque sí hay algo que me gustaría comparar… con la lengua…
–Aquí está, papacito… –le dije después de apagar el dildo y me senté en su boca.
Bernabé chupó y chupó hasta que su cara quedó llena de mi flujo, que se lo diseminé tallando mi pepa en su cara, sintiendo en mis labios la nariz, metiéndomela en la raja lo más que podía. A cada espasmo que acompañaba a mi orgasmo, yo sacaba más flujo y lo repartía en su boca, sus ojos la frente y la barba. En mis muslos resbalaban sus mejillas. ¡No sé de dónde me salía tanto atole! Caí rendida de tanto placer y descansé mi cara en sus grandes huevos. Me acordé de esa hermosura que tiene Ber en la herramienta y lamí pensando en esos huevos tan lindos que sólo probé en dos días. Mis nalgas quedaron al alcance de la lengua de mi amante y su lengua entró hasta donde fue posible, sin gran esfuerzo porque yo aún estaba dilatada del ano porque con el juguete eléctrico Bernabé me había hecho bien trabajo.
Después que descansé, me puse a la par que mi amante para abrazarlo. Su cara aún conservaba buena parte de la humedad de mus venidas. ¡Hasta las pestañas tenían las babas de mi pepa! Le lamí la cara para limpiarlo y gocé el sabor de mis orgasmos. Mi amante abrió los ojos y me lanzó una sonrisa antes de darme un excitante beso.
–Ahora dime, ¿quién sabe mejor, tu ex o yo? –le pregunté y me fundí en otro beso, jalándole el falo que le fue creciendo en mi mano mientras mi lengua navegaba dentro de su boca.
–Las dos saben a putas muy cogidas, y eso es lo que disfruto cuando les mamo la pepa –dijo y me dio un delicado beso en la nariz llenándome el olfato de su amoroso aliento–. Pero esta vez, ella llegó rasurada y me acordé cuando tu hiciste lo mismo.
Bernabé me explicó que ella se rasuró la tarde anterior a su visita con él para agradar a uno de sus machos que se lo pidió; y como esa noche habían acordado divertirse mucho, ella le concedió el capricho para ordeñarlo profusamente hasta el agotamiento de la carga que el galán trajera en las bolas. Así sería más efectivo elaborar el atole que ella le daría a su ex, es decir, a mi amante, al día siguiente. Reunión también acordada por la puta con Bernabé. Es más, ella y su macho desayunaron en la casa de ella, ambos todavía en cueros, y sólo ocuparon una silla para eso pues le dio la comida en la boca, sentada en la verga del burro lechero, quien después la llevó al departamento donde ahora nos encontrábamos los dos.
–Como ves, tuve puta llena de leche por todos lados porque se esmeró en prepararme lo que me gusta –me contó animadamente mientras yo me colmaba de celos–. Eso te lo debo a ti, Mar –remató dándome un beso en la mejilla, causándome una gran molestia.
–¡Yo no tuve que ver en eso! –protesté haciendo pucheros.
–¡Claro que sí, preciosa nalgona! Ella ya sabía que me gusta el atole en panocha pues me lo dio cada noche que ella llegaba a casa después de haber cogido con alguno de sus múltiples amantes. Pero cuando mi ex supo que tú, a petición mía, ordeñabas a tu marido antes de venir a verme para darme ese deleite culinario, ella dormía con uno o dos machos antes de venir a verme –explicó dejándome asombrada.
–¿Así que lleva más de 15 años preparando expresamente bocados para ti y yo no sabía? –formulé.
–Sí, su amor le alcanza para eso y más. Pero el sábado que llegó pelona de la cuca y como yo le limpiaba la pátina de semen de piernas, chiches y nalgas, pude entretenerme en mirar con detenimiento sus labios. Ya has visto en las fotos que te mostré alguna vez que ella tiene pelos desde el ombligo hasta el culo, y su mata es muy densa, pero rasurada cambia mucho –me decía con ojos de lujuria, y los celos volvían a mi cuerpo.
–¿Le tomaste fotos así? –pregunté. “¡Claro!” contestó–. Enséñamelas –exigí.
Bernabé aceptó y tomó su teléfono para mostrarlas. Al principio tuve celos, sobre todo las que tomó ante el espejo donde la tenía ensartada, pero poco a poco me di cuenta que la doña seguía muy hermosa, a pesar de los años, sus piernas y nalgas flacas. Su rostro dejaba ver aún mucha belleza con su sonrisa de puta satisfecha (¡Y cómo no!, con esas chichotas más hermosas que las de Dalita) Lo que me emocionó fue un video donde la puta hace gestos de placer con la embestida que Bernabé le daba de perrito y las tetas bailoteaban al ritmo del frenesí con el que mi amante es capaz de coger. ¡Me escurrí viendo esa escena! ¿Los celos? ¿Cuáles?, ¡definitivamente se me antojó la puta!
–¿Te calentó ver esa cogida? –preguntó Bernabé pillándome con mi mano en la vagina, dándole duro con la mano –Ahorita te cojo de perrito, mi amor, poniéndose atrás de mí.
Me ensartó y lo gocé, sin soltar el teléfono, repitiendo una y otra vez la parte del bamboleo de chiches mientras el pene viajaba por mi oquedad a una velocidad como la que se apreciaba en el video. Al venirnos juntos, grité como lo hizo ella en esa acción. Caímos a la cama así, ensartados. Lloré de felicidad sin importarme el peso de mi amante. Sólo volteaba la cara para besarnos y respirar nuestros alientos agitados.
–¿Te gustaron sus labios? –pregunté, no sé si con temor a su respuesta, o con lujuria porque se me antojaron también, no sólo sus tetas.
–Los labios interiores me fascinan desde siempre, porque sobresalen de la mata junto con el clítoris –aseguró y yo asentí al recordar que eso me llamó la atención en las primeras fotos que conocí de ella–. Pero, a pesar de haber vivido con ella varios años, y cogérmela y chuparle todo el cuerpo, no había tenido oportunidad de mirar cómo se delineaban con mucha exactitud sus labios exteriores.
Al decir lo anterior, Bernabé ya se había acomodado colocando su rostro en mis vellos púbicos.
–Los tuyos mantienen el volumen a la vista para que se antoje lamerlos. Además, los vellos se van enrareciendo conforme se acercan a tu raja y no crecen más allá de lo necesario –afirma, y me da besitos siguiendo la línea de mis labios exteriores.
–¿Te gustaría compararnos al mismo tiempo yo rasuradas? –le pregunté abriéndome los labios.
Al ver mi raja, metió la lengua en ella.
–¿Quieres que hagamos un trio el próximo lunes? –preguntó, quitándome el teléfono de las manos-
–Sí.
Marcó a su ex “Hola Nena”. “Pues para agradecerte” “Veíamos tus fotos…” “Mar y yo, y me recordó lo de hacer un trío, que tú y yo ya habíamos platicado, pero no contestaste ni a favor ni en contra”. “Yo sí quiero tener a las dos en mi cama, juntas”. “¿Podría ser el lunes que viene?” “Bueno tú dices cuando, pero debe ser un lunes en la mañana”
–O miércoles o jueves o viernes, pero en la mañana –interrumpí
“Bueno, que sea miércoles, dentro de dos semanas” “Sale, ya está. Me gustaría que vinieras rasurada ese día, como el sábado pasado”. “Besos en tu panocha y en tus chichotas, mi Nena”
–¡Ya está, el miércoles, dentro de dos semanas! Tú también vienes sin vello, quiero compararlas a pura lengua –solicitó.
–¡Claro que sí, mi putita nalgona! –dijo llevándome a la regadera para encularme como dios manda.
¡Por fin te animaste al trío con la ex de tu amante! ¿Terminarás como con Dalita?
No lo creo, pero sí quiero la experiencia. En primer lugar, ver a la ex de mi amante en acción y saber por qué él la ama tanto, supongo que coge muy bien, algo aprenderé. En segundo lugar, sí, me gustan sus tetas, al menos en las fotos que he visto de ella. Ahora las tiene más grandes, y más caídas que hace 35 años (en otras fotos que vi) pero están muy bien, y quiero verificarlo a mano y boca.
¡Oh! ¿Vas por una tortilla más?
¿Qué tal salió el juguetito?
No, sólo quiero ver cómo lo hace y probarla, si me deja.
A ver qué sale… Al parecer, a ti te gustan las tetonas. Sí son muy llamativas para los hombres, pero también para las mujeres. Mis amigas, cuando están bien pedas me las acarician, y si estoy igual de borracha o mariguana, me las dejo mamar.
Pero no tienes una pareja lesbiana, ¿o sí?
Me cuentas cómo está la chichona de tu ex. Le pregunté a Bernabé si había cumplido los requisitos que ella le puso hace dos años para hacer el trío del que hablas y sólo respondió «Sí».
¡Ja, ja, ja! Ya se me había olvidado que ella le pidió que primero hicieran un trío añadiendo a uno o dos de sus amantes. ¡No me contó! Le voy a preguntar cómo estuvo. A ella le fue bien, seguro, de otra manera no habría aceptado. Gracias por recordármelo. Ahora mismo le pido que me lo cuente.
¡Jesús, María y José! Por lo visto te gusta ser lesbiana, pero agarras de pretexto a los machos para conectarte con las putas.
Lo que sí me convenció es tener un juguetito de esos. ¿Qué nombre le pondrás? El de Tita, si aún lo conserva, se llama Bob por obvias razones y su marido las conoce. ¿Le llamarás Bernabé y le dirás a ti marido por qué?
Pues a ver qué nombre le gusta a mi marido, porque también lo va a chupar…
Pero no tienes una pareja lesbiana, ¿o sí?
No, pero si quiero probar lefa bien servida en una panocha.