El culito de Karen II
La pequeña Karen que subasta su virgo anal sufre en carne propia las pericias que eso conlleva..
La pequeña Karla, prostituta desde los 10, llacia a 4 sobre en la sala de aquella casa.
Resoplaba ante cada embiste del salvaje hombre quien la sujetaba con fuerza de su pequeña cintura.
El clásico plap plap plap acompañaba los resoplidos y pujidos de la pequeña Karla, el abdomen del hombre impactaba con las hermosas nalgas de la chiquilla, se relamia los labios al contemplar el oscuro y apretado año que se va a comer en algún momento.
Para Karla esto era lo normal de cada encuentro con este hombre, conocía bien la forma, grueso y largo del pene que la penetraban, pero en esta ocasión era diferente.
La pequeña intentaba memorizar la forma de ese pene para recordar siempre al miembro que la desfloró analmente de la misma forma que recuerda el pene del proxeneta de su madre que la desfloro por si vagina a la tierna edad de 10 años.
La pequeña reconocía que se trataba de un pene decente, 17 centímetros de largo, un grosor más que respetable desde la base hasta la punta, un glande rojo circuncidado, una forma más que agradable a la vista y unas venas alrededor que le daban una buena textura.
Cómo dije antes, la pequeña conocía bien este pene, es uno de sus clientes más longevos, desde los 11 años que inició a prostituirse la ha penetrado sin condón acabando adentro por lo menos 1 vez a la 15na.
La pequeña se sentía aliviada que alguien que la ha tratado bien desde siempre y además le da propina por su excelente servicio haya sido quién junto el dinero para desflorarle su culito.
Cuando el hombre la contacto y le dijo que tenía el dinero Karla ni lo pensó, de inmediato aceptó y acordó la fecha y hora.
El hombre disfrutaba de la puchita que se comía, apretada como un guante de látex, tibia como agua de mar en verano, jugosa como una sandía de temporada.
Sabía que debía detenerse y preparar a la pequeña, pero no podía salir de sus entrañas, por tal motivo, decidió comenzar los preparativos alzando a la pequeña para llevarla al baño donde la prepararía.
El había preparado todo, en el baño tenia varios enemas preparados, quería limpiar bien el ducto anal de la pequeña, quien sintió vergüenza cuando comenzó a expulsar las heces de sus emtrañas.
Después del 3er enema el agua salió limpia, un 4to enema para asegurar y de nuevo salió limpia.
Muy bien pensó el hombre, prepárate pequeña, viene un baño final.
El 5to enema estaba cargado de lubricante anal tibio que pronto inundó las entrañas de la pequeña, cuando el contenido se terminó, un plug anal impregnado en más lubricante se incrustó en su pequeño año.
Para Karla todo era nuevo, incómodo y nuevo, la inserción de la manguera, se tirar inundada por el contenido líquido y tibio del enema, expulsar todo de su recto y repetir el proceso por 5 veces.
El último liquido que entro, el lubricante, le causó una sensación extraña pero agradable, era espeso, se deslizaba lentamente por su interior y le daba cierta sensación de tranquilidad.
Cuando el pequeño plug anal entro en su esfinter un pequeño gemido acompañado de un suave ay salieron de su garganta.
La pequeña estaba a la mitad de la preparación, el hombre la llevo a la cama y la volvío a colocar en 4 y la penetró por la pequeña vagina de la menor.
Para el hombre era el cielo, con el plug anal dentro la vagina era más estrecha, la pequeña Karen sentía presión en su coxis, le incomodaba pero la textura del pene del hombre incrustados hasta el fondo de su aún más estrecha vagina la estaban volviendo loca, porque sí, la pequeña Karla disfrutaba del sexo desde hace unos meses.
El hombre sabía que la pequeña lo pasaba bien, eso es lo que quería, para él, está pequeña prostituta significaba mucho, le tenía aprecio y quería disfrutarán juntos.
En su cabeza, el orgasmo de la pequeña sería el límite para la virginidad de su ano.
Para Karla todo era placer, gemía extasiada ante los gentiles embistes del hombre que la tenía sujeta de sus senos para mantenerla invada y seguir embistiendo.
Para el hombre era delicioso sentir lo firme de las nalgas de la menor que lo empujaban cómo si fueran unas pelotas, con una mano sostenía a la niña sobando uno de sus senos, con la otra pellizcaba delicadamente el clítoris y con sus labios besaba el cuello de la pequeña que berrea a de placer.
El orgasmo de la pequeña fue delicioso, gimió de placer mientras el hombre seguía haciendo lo suyo.
Cuando se hubo calmado la depósito de nuevo en la cama, le dió un momento para que se recupere, momento en el que se dedicó a masagear, besar, morder, lamer, nalguear y chupar ese delicioso trasero que era el origen de su deseo.
La pequeña sonreía con las andanzas del hombre, hasta se le olvidó que estaba ahí para ser desvirgada analmente, pero se acordó de eso cuando el hombre movía dulcemente el plug incustrado en su culito.
Lejos de incomodarla sintió cierto placer bastante agradable, sonreía con los ojos cerrados con las cosquillas que le causaba el actuar del hombre.
De pronto el hombre le dió un par de nalgadas a la pequeña y le pidió se pusiera en 4 una vez más.
Con dulzura la sujeto de la cintura y la acomodó con su culito apuntando al cielo.
Abría y cerraba sus deliciosas nalgas contemplado el plug incrustrado en el culito que estaba a punto de desvirgar.
Con cuidado fue sacando el plug de la pequeña que genia un poco de dolor cuando el la parte las gruesa del plug abría su esfinter.
El hombre jugaba con esa parte en el culito de la nena para se estirara, presionaba y jalaba suavemente estirando y contrayendo el esfinter se la pequeña.
Gemidos y pujidos de la nena salían de la tierna boca de la nena que se estaba concentrado en las sensaciones que le causaba el hombre, quién la invitó a relajarse y respirara profundamente.
La nena siguió el consejo y todo mejoró, el sueave entrar y salir del plug era relajante, su ano se había acostumbrado a ser invadido y ahora se estiraba ante el intruso.
Está lista, pensó el hombre que dejó el plug en la parte más gruesa y con la otra mano se lubricaba su miembro.
Cuando el plug abandonó el esfinter la pequeña se sintió vacía, deseaba sentir algo dentro y sus súplicas fueron escuchadas.
El glande del miembro del hombre se posicionó en la entrada de año de la menor y se quedó quieto.
De nuevo invitó a la pequeña a respirar profundo y a abrir su culito para poder penetrarla.
La pequeña e inmadura prostituta hizo caso y su pequeño esfinter se abría y cerraba invitando al hombre a penetrarlo.
El lubricante era expulsado de su ano por gotitas, el generoso hombre tomo el tubo y aplicó una generosa cantidad que inundó el ducto anal.
La pequeña prostituta brincó un poco al sentir el ahora frío liquido entrar en su recto y gruño de color cuando detrás entro la gruesa cabeza del pene.
Ahí se detuvo el hombre, si glande enterrado en el apretado culito que desvirgaria y llenaría con su semen.
La pequeña Karla, prostituta profesional, recordó el consejo del hombre y comenzó a respirar profundo mientras controlaba su esfinter tratando de relajar su ducto anal y facilitarle la penetración al hombre que tanto le iba a pagar y tan bueno estaba siendo con ella.
Por su parte el hombre disfrutaba de la presión natural del ano de la pequeña y de la presión extra que hacía con cada contracción de la pequeña.
Cada vez que el hombre sentia el año de la pequeña relajarse un par de centímetros se metían a presión.
Gotas de lubricante escurrian por las comisuras del dilatado ano.
Gruñidos de dolor salían de la pequeña prostituta que rápidamente retomaba la respiración profunda y se esforzaba por relajarse para permitir el acceso.
Centímetro a centímetro el pene se fue hundiendo en la pequeña Karla, lágrimas de dolor rodaban por sus mejillas pero ella soportaba como la profesional que es. Se mantenía a 4 sin perder la postura, apuntando con su culito al ire que albergaba 12 centímetro de virilidad, el hombre estaba detrás de ella, con una pierna sobre el colchón, con su pie bien plantado, suhetana firme a su presa quién resoplaba incapaz de recuperar el ritmo de la respiración.
Habían pasado más de 20 minutos que comenzó su desvirgie anal y los últimos 5 no habían tenido progreso, la pequeña no podía relajarse y el hombre se negaba a avanzar si eso significaba lastimarlo.
Comprensivo por el esfuerzo de la pequeña, el lubricante escurría presionado por el pene y bajaba hasta gotear por la vagina de la pequeña.
En un acto de presión el hombre se inclino y hablo con la pequeña.
Estoy disfrutando eso, me encantas, te amo, sabes que soy uno de tus mejores clientes, pero si mi año no entra hasta la base, te voy a dar solo 300 dólares por todo.
La pequeña se preocupo al grado que intento negociar, le pidió tiempo para acostumbrarse a su hombría, lo aludo diciendo que era muy grande y grueso, que necesitaba un poco de tiempo, que por favor fuera comprensivo.
El hombre se retiró unos centímetros que le causaron dolor a la pequeña y volvió a presionar enterrando su miembro de nuevo, este acto venció a la pequeña que lloro de dolor.
No estás lista, tienes 5 minutos o se acaba es trato, bombeare mi pene hasta este punto, eyacularé, te daré 300 dólares y te irás a tu casa por tu cuenta.
La pequeña lloró con más ganas al saber que todo el esfuerzo hecho hasta ahora se iría al diablo, llegaría a casa con el culito a medio desflorar y 300 de los 10000 dólares acordados
Lloraba la nena desconsoladamente casi resignada a perder su dinero, cuando de pronto recordó las palabras de su madre el día que la desvirgaron, aguanta putita, todo esfuerzo tiene su recompensa, después de esto podrás vender tu cuerpo y hacer mucho dinero.
Animada por esas palabras, la pequeña y profesional prostituta tomo aire, apoyó sus manos en el piso para tener de dónde impulsarse y cerrando los ojos empujó sus caderas con fuerza hacia el hombre que la penetraba.
El hombre se mantuvo firme al notar el valor de la pequeña y la ayudó jalando con fuerza a la prostituta menor de edad penetrando el culito hasta la base de su pene.
Para la pequeña Karla todo cambio, su vista se nublo, su garganta se cerró, todo su cuerpo estaba tensado, empinada a 4 patas sobre una cama mientras un hombre montado sobre ella la sujetaba fuerte de su cintura con su pene enterrado hasta el fondo.
El hombre disfrutaba las contracciones del año de la menor, su pene era presionado desde la base hasta la punta. Las nalgas de su delirio estaban ahí, abiertas, escurriendo lubricante por las comisuras de la grotesca unión.
El hasta ahora virgen ano ahora era un grotesco agujero dilatado al máximo, parecía que lloraba.
El hombre subió su otra pierna a la cama, ahora estaba totalmente montado sobre la pequeña de 13 años, compañera de secundaria de su hijo, sumido en esos pensamientos el hombre hacia fuerza como empujando su pene más adentro.
La pequeña intentaba gruñir de dolor pero no podía, su garganta estaba totalmente cerrada.
Sin avisar ni nada el hombre retiro suavemente su pene del apretado culo de 13 años recién desvirgado.
La pequeña Karla recupero su capacidad para hablar y berreaba del dolor.
A la mitad del camino el hombre se detuvo, la sujeto con las fuerza y la jalo con fuerza para volver a enterrar el pene hasta la base.
A esta altura la pequeña Karla era un mar de llanto, pero su nivel de profesionalismo la mantenía quiera soportando los embistes del hombre.
Una y otra vez el hombre repitió la operación ignorando por completo el llanto de la menor.
Poco a poco el hombre aumentó la velocidad víctima de su propio placer, por fin es mío repetía una y otra vez en su cabeza.
La pequeña prostituta de 13 años ahogaba sus gritos de dolor con la almohada que alcanzó a tomar. Sus lágrimas mojaban la almohada que aferraba con fuerza, suplicaba en su cabeza que acabará pronto, pero conocía a su cliente y sabía que esto iba para largo.
En su cabeza veía a su madre a cuatro recibiendo embistes anales, casi podía escuchar los gritos y llanto de su madre a cada embestida de su amante en turno, recordó como suplicaba por piedad, que fueran amables y gentiles, pero ningún hombre nunca había sido gentil con su madre.
También recordó una vez ver a su madre sumergida en la tina con agua helada.
Así funciona esto mi amor, cada vez que doy el culo quedó adolorida, tengo un culito muy pequeño y apretado, a los hombres los vuelve locos, pero ese dolor lo vale mi amor, tu lo vales.
La pequeña prostituta de 13 años pensó en su madre, ella estaba juntando dinero para abrir algún negocio y sacar a su madre de la prostitución, ella quería cumplir lo que todos los hombres le prometían pero ninguno hizo.
Envalentonada una vez más, la pequeña puta dejo de llorar y pensar en pedir perdón, retomó la respiración tranquila, se concentró en relajar su cavidad anal y acudía al encuentro de los embustes de su macho, entre más rápido acabe, más rápido podré descansar pensó la pequeña prostituta profesional.
El hombre feliz noto el cambio de actitud, ahora sacaba más pene y empujaba con más fuerza.
La pareja gemía y pujaba, ella de dolor, el de placer.
La faena siguió por 10 minutos más hasta que el hombre gruño disparando toda la leche acumulada en el pequeño culito recién desvirgado.
Gritos de placer del hombre acompañados por litros de semen.
La pequeña sufría ante los últimos embustes pero respiraba sabiendo que había terminado, se había ganado 1000 dólares por entregar su virgo anal, estaba más cerca de su objetivo gracias al hombre que tenía montado sobre ella…
Continuará.
Agradecería sus comentarios y calificación.
Gracias!
Qué rico relato pero muy conmovedor y más por el dolor que eso conyeva