El culito de Karen III
La historia de la pequeña prostituta de 13 años continua..
Karen subía y bajaba sobre el pene de su cliente, el semen goteaba de su dilatado ano, la chica gemía del placer que su amante le daba, todo el dolor y sacrificio de la entrega de su virgo anal quedó atrás, era tiempo de disfrutar ¡Me lo merezco! Pensaba la jóven prostituta de 13 años.
Una nueva descarga la llenaba, si cliente mordía suavemente su hombro disfrutando los últimos momentos antes de salir del interior de la chica.
La pareja se daba un baño, Karen lavaba bien su sensual cuerpo de 13 años observada por el hombre que tenía una erección, pero debía controlarse, llegando a casa le haría el amor a su esposa pensando en Karen para no levantar sospechas.
La pareja sostenía una conversación trivial en el auto, el hombre tenía dos hijos adolescentes y sabía cómo entablar conversación con ellos, Karen reía alegremente con el hombre como si fueran padre e hija.
La chica sufría de un malestar en su recto, todo el camino hasta el punto dónde Karen descendería del auto unas punzadas recorrían su columna hasta que estubo de pie.
El hombre espero en un lugar cerca hasta que su prostituta abordará un taxi, lo siguió unas calles y después partió rumbo a casa.
Karen callada en el asiento de atrás ponía cara de dolor cada vez que el auto brincaba, en un bache la chica no pudo contener un grito de dolor que alarmó al taxista, un hombre de algunos 50 años que de inmediato le preguntó a su pasajero si todo estaba bien, con una sonrisa Karen afirmó, el taxista desde el espejo retrovisor podía confirmar que TODO estaba bien, la vagina de Karen sin un solo vello púbico erecto de inmediato su pene, un aparato de 15 centímetros, pero grueso, el más grueso que Karen había visto hasta la fecha.
Un taxi apartado del resto de los vehículos del subterráneo estacionamiento del centro comercial era el escondite para la dispareja copula que ahí acontecía.
Sentada en el asiento del copiloto recostada hacia la izquierda una chica de 13 años batallaba para meter en su boca un pene de grueso descomunal.
El taxista suspiraba por la felación que le propiciaba tan hermosa y joven chica, los 70 dólares mejor invertidos de su vida. La prostituta de 13 años, intrigada por el grosor del miembro, se empleaba a fondo para poder darle placer. Este hombre viejo, a diferencia de muchos otros, no olía mal, su vello genital era corto y su pene, además de gordo, era bonito.
-Recline el asiento para atrás – el viejo salió de su trance para atender la petición de la chica, recostado en su asiento esperaba la continuación del servicio oral pero la chica se estaba montando.
-Espera pequeña, no tengo condón y solo tengo 60 dólares –
Karen se había cansado de su mandíbula, además de que la curiosidad le picaba -¿Me cabrá? – pensaba Karen con el grueso pene en su boca.
-Tranquilo, cortesía de la casa – Apuntando el miembro con una mano a su puchita la chica bajaba experimentado algo nuevo, sus labios vaginales abiertos como nunca, la tensión le causaba un dolorcito y ardor, pero – !Joder que rico! Aaaaaaagt – exclamó la chica rematando con un gemido de placer dolor cuando los 15 centímetros estaban dentro.
-¿Puedo tocar?- pregunto el viejo señalando los senos de la chica, que a modo de respuesta desabotono su camisa y subió su top, dejando expuesto sus hermosos senos, el viejo con paciencia toco y presiono, palpando ese manjar de dioses mientras su pene estaba empapado de los jugos vaginales de la menor y restos de semen del anterior cliente de Karen.
Con la maestría que te dan los años, el viejo le dió el masaje de senos más delicioso que Karen había sentido, sumado a la experiencia de tener un pene de tales albergaduras en su interior llevaron a la chica de orgasmo a orgasmo, empapando el asiento y la ropa del taxista.
-¡Me vengo chiquilla, me vengo! – gritó el viejo mientras la chica cerca de otro orgasmo incrementó las sacudidas. -Aaaaaaaaaah siiiiii – exclamó la prostituta de 13 años en su último orgasmo.
Karen recuperaba al aliento en el asiento del copiloto, el taxista manejaba al domicilio de la chica con cuidado pues ya sabía la situación de Karen – Un culito roto es delicado – pensaba el taxista.
Retrocedamos un poco, y expliquemos algunas cosas. En el momento que el taxista vió la vagina de Karen, pudo notar una hancha de sangré entre la zona genital – Pero pequeña ¿Qué te ha pasado? – preguntó preocupado el taxista que paro el auto a un lado del camino.
Karen noto el enorme paquete del taxista y como si de un juego se tratara le contó todo, soy prostituta, tengo 13 años, vengo de vender mi virgo anal, me duele, 50 dólares el sexo oral con condón, 70 sin condón acabando en mi boca, 100 si quiere que me los trague.
El boquiabierto taxista procesaba lo que la joven le había dicho, no sabía que decir, pero metió su mano a la bolsa, tengo 60 dólares, pero no tengo un condón.
Karen esbozo una sonrisa y el resto de la historia ya la saben.
El taxista le dió los 60 dólares a la chica y está los rechazó, le dió las gracias, debido a los orgasmos que experimentó se le había olvidado su dolor anal, entonces Karen intentó pagar el viaje, a lo que el taxista se negó agradecido por el servicio.
Ambos reían, el taxista preocupado por la menor le ofreció su número telefónico -Cuando necesites un viaje, llámame, a la hora que sea, a dónde sea, es peligroso que una nena como tú ande sola en la calle- a Karen se le derritió el corazón, era la primera vez que sentía cariño masculino que, redundando, lo sentía real – Tú tranquila que no te voy a cobrar nada chiquilla, ni dinero, no favores sexuales, las chicas como tú siempre acaban mal, y yo te voy a cuidar en lo que pueda hasta que pueda –
-Gracias – dijo Karen con su voz quebrada, se despidió del hombre con un beso en la mejilla y entro al edificio donde vivía.
En el departamento estaba su madre esperándola, acostada sobre la cama, vagina y ano escurriendo semen de los 5 hombres que atendió, un gangbang con la invalida, eso querían los morbosos hombres.
Karen vio a su madre y corrió a atenderla – Mamá ¿Pero qué pasó? – preocupada la chica se arrodilló a un lado de su madre, acarició su cabello, beso su frente y la abrazó.
-Me preocupa que andes haciendo lo que haces hija, es peligroso andar de independiente, así que te ayudo a juntar dinero, mira, me dieron 120 dólares por acostarme con 5 hombres al mismo tiempo, ¿nada mal para tu vieja e inválida madre no?-
Entre lágrimas Karen sonreía y asentía a las palabras de su madre, a quien limpiaba su vagina los restos de semen con unas toallas húmedas -Es mucho mamá, hiciste un buen trabajo- dijo la chica levantando la moral de su madre que no ha vuelto a ser la misma desde que un borracho al volante la impacto mientras trabajaba en la esquina de siempre.
Desde que Karen era una pequeña la madre le explicaban las delicias del sexo, lo maravilloso que es sentirse llena con uno o más miembros, entrando y saliendo de su vagina, ano o boca, jugar con ellos en tus manos y sentir el caliente semen salir botado. Los ojos de su madre brillaban cuando le contaba eso a la pequeña.
Para Karen era normal disfrutar del sexo y además cobrar, pero no quería la vida de su madre, quien fue abusada por su proxeneta por años quién le ponía una cuota, dejando a su madre con el suficiente dinero para comer, a cambio el maldito le pagaba un cuarto horrible y desgastado.
Todas las mañanas la madre de Karen le hablaba sobre sus clientes, lo bien que los trato, lo mucho que los hizo correrse y sobre todo, le contaba a Karen de los hombres que le prometían «YO TE VOY A SACAR DE TRABAJAR».
Ese hombre nunca llegó, y ahora, su madre invalida y con el rostro marcado, jamás tendría la oportunidad de eso.
Por eso Karen se cotizaba, jóven, hermosa, habilidosa para el oral o vaginal y a partir de hoy, también anal.
Con eso en mente la chica trabajaba vendiendo su cuerpo mientras se repetía una y otra vez, – Aguanta mamá, !YO TE VOY A SACAR DE TRABAJAR! –
Continuará…
Comenta, califica! Eso me ayuda a mejorar.
Es excitante pero el abuso o el sexo por necesidad es terrible.
Lo es, gracias por comentar, está será una obra más corta que las demás, entiendo que el tema no te guste, prometo no tococarlo mucho en futuras historias.
Ya lo dijiste antes, Jesus. Deja de reprochar eso y ser libre al autor. Sabes que un relato puede ser reflejo de la realidad y eso a algunas personas no nos molesta sino que le suma calidad.
A mi me encanta que la nena disfrute de cojer y pueda lucrar con eso. No veo problema. Conozco algunas personas que estarían encantadas de cruzarla y sudar un rato con ella.
Eso. Personas delicadas, abstenerse.
Aplauso pata ti, Dan. Es bien rica la historia. No te amoldes a caprichos si no gustas.
Besos ❤