EL DEPRAVADO. SEGUNDA PARTE.
Agapito, el depravado, empieza a mostrarle su verga y a venderle porritos a las colegialas. Dos de las niñas caen en sus garras a la vista de los vecinos, los cuales toleran y permiten su abuso. .
EL DEPRAVADO. SEGUNDA PARTE.
ESCRITO POR SIREMIS.
Todas las colegialas ingresaron al colegio y el depravado se montó en su campero, miró las fotos y las filmaciones logradas en esa mañana, se hizo la paja, se corrió dejando caer grandes goterones de semen en el piso del carrito, y luego arrancó y se fue.
Después de unas horas volvió conduciendo al colegio de señoritas, minutos antes de la hora de salida de las niñas, y mientras se llegaba el momento en que al terminarse las clases abrían la puerta y ellas empezaban a retirarse del plantel pidió regalado un tinto donde doña Minerva, se fumó un porrito y se puso a hablar con los celadores del instituto femenino quienes eran tan morbosos y vulgares como él, también charlaba con las aseadoras, con las vendedoras y con los vendedores que esperaban a que las niñas salieran para que les compraran las galguerías y las bobadas que vendían.
Los celadores, al igual que las señoras y señores de las empanadas, dulces y demás comestibles ya conocían al depravado hombre, sin embargo, lo trataban y le regalaban lo que pidiera como si fuera la gran persona, incluso reían y compartían cuentos y chismes con él.
Por fin se abrió el gran portón del colegio y empezaron a salir las tan deseadas niñas, muchas compraban lo que los ambulantes vendían.
Como era lógico, Agapito se relamió los labios y empezó a morbosear a las niñitas y a mostrarles su babosa vergota y a pajearse delante de todos y todas.
Con él llevaba su maletica terciada y empezó a ofrecerles imágenes pornográficas a la venta.
De repente muchas nenitas lo rodearon para ver las gracias que el viejo hacía con su verga y para comprarle esas sucias imágenes de sexo como si fuera cualquier golosina, eso sí, guardando su distancia porque él les pedía una mamadita y aprovechaba para manosearlas toditas.
Aunque el viejo era manos largas las niñas no se dejaban toquetear de a mucho, él se les acercaba más de la cuenta y ellas se alejaban, no obstante, volvían a rodearlo para observarlo y comprarle sus indecentes fotografías de porno y de su chimbo, y el sujeto aprovechó para también ofrecerles marihuana a la venta, las que eran viciosillas y atrevidas le compraban esos porritos también.
Pronto captó la atención de Antonella, una muchachita indisciplinada, putilla y problemática de 12 años de edad, una paisita pereirana, pero criada mayormente en Medellín antes de llegar a la gran Capital.
Ella era peliamarilla y ojiverde muy bonita y atractiva, blanca y delgada, de faldita tan cortita que se le veían sus calzones.
Antonella tenía fama de ser la niñita más putita y avispada de grado sexto y la que más problemas tenía con la adicción y su comportamiento.
Se podía decir que Antonella era una puta adulta, callejera y bandida dentro del cuerpo de una hermosa y malcriada niñita, y estaba junto a su hermanita Niki de 9 añitos la cual sí era bastante recatada, juiciosa y estudiosa, sin embargo, tenía su malicia paisa.
ANTONELLA: ¡Hola, don Agapito!…
AGAPITO: ¡Wow!… ¡Hola, mi nena!…
ANTONELLA: ¡Vecino, por ahí me contaron que usted hoy está vendiendo porritos a la lata! ¡Se me antoja comprar, ome!…
AGAPITO: ¡Si, muñequita, tengo porritos de los buenos!… ¡¿Cuántos quieres? paisita preciosa!
ANTONELLA: ¡Pues es para que me venda lo que me alcance con este dinero, veci!…
La niña le mostró unos billetes de gran denominación al pervertido mientras su hermanita, jalándole de la faldita del uniforme del colegio, le rogaba que no le comprara nada ni se metiera con ese viejucho pajero y se fueran de ahí.
Delante de unos señores y señoras vendedoras de comestibles y de algunos profesores y profesoras, los cuales no hacían sino reírse, el pervertido le rapó los billetes a la hermosa paisita y se los guardó entre el fundillo, en sus huevas, su pene estaba por fuera de su bragueta, pues se seguía pajeando, pero sus testículos permanecían adentro.
El hombre le dio una rica nalgada a la niña, la abrazó y, con la mano del brazo que la abrazaba, le tocaba el pecho mientras que con la otra se hacía la paja, y le dijo:
AGAPITO: ¡¿Se dan cuenta? amigos!… ¡Tan chiquita y tan viciosita esta mocosuela pechocha!… Jejeje… ¡Así son todas ahora y por eso las amo!… Jejeje…
La niña se quitó el brazo de don Agapito de encima, y dijo:
ANTONELLA: ¡Ay! ¡No me toque que me enteca, ome!… Jejeje… ¡Don Agapito, deje la joda!… ¡¿Me va a vender lo que le pedí?… ¡O si no devuélvame mi dinero, pues!… Jejeje…
Don Agapito notó un puterío especial y una viveza sin igual en aquella pequeña paisita, y le dijo:
AGAPITO: ¡Si me sacas los billetes de donde los puse te vendo todo el porrito que te alcance, cariño!…
A la avispada y terrible niña no se le dio nada meter su pequeña manita dentro de la bragueta del pervertido y empezar a palpar sus huevas buscando sus billetes.
ANTONELLA: ¡Qué dijo este!… ¡¿Qué no soy capaz de recuperar lo mío?!… ¡Jah!… ¡Una paisita jamás se vara, ome!
La pequeña paisita encontró sus billetes y los sacó, toda la gente que estaba mirando emitió un berrido de emoción y excitación al ver semejante cosa y rieron como locos.
La niña olió sus mojados billetes y su manita y dijo muy graciosamente:
ANTONELLA: ¡Uy! ¡Jueputa!… ¡Salieron untados de semen, sudor y orines!… ¡Ya me dejó oliendo a chimbo mis billetes y toda mi puta mano!… ¡Eh Ave María, pues con este viejo mañoso!…
Todos volvieron a reír ante la gracia, viveza y forma de expresarse de la pequeña niña pereirana de tan solo 12 añitos de edad, incluso los mismísimos profesores y profesoras que terminando su etapa laboral ese día también compraban empanadas y chucherías antes de disponerse a irse a sus casas.
Don Agapito volvió a raparle los humedecidos billetes y guardándoselos en un bolsillo de su gabardina le dijo a la avispada y maleducada niñita:
AGAPITO: ¡Está bien, mocosita!… Jejeje… ¡Me demostraste que eres muy atrevida, paisita rica! ¡Tal como me gusta!… Jejeje… ¡Me encanta tu acento paisa, así que te voy a ayudar!…
ANTONELLA: ¡Pero es que yo no quiero que vos me ayudes! ¡Lo que quiero es que me venda los porritos, pues!… ¡¿Será eso mucho pedir?!…
AGAPITO: Jajaja… ¡Esta peladita me salió muy avispadita! ¡Así me gustan!… ¡Vamos a mi carrito, nenita! ¡Allá tengo la mercancía para que la pruebes, mi amor!… ¡Pero eso sí te digo una cosa, me la vas a tener que mamar, pequeña putita!
La profesora Rosita, docente de Sociales, al escuchar eso aplaudió y dijo:
PROFE ROSITA: ¡Eso, don Agapito, llévese a esa peladita y clávesela por donde quiera!… ¡Se la regalamos! ¡Nos tiene cansados a todos! ¡El profesorado ya no se la aguanta más! ¡Con tal de no volverla a ver por aquí hágale lo que quiera a esa indisciplinada!… Jejejeje… ¡Dele por el culo!… Jejeje…
Otros profesores aplaudieron y apoyaron las palabras de la tan osada profesora. La grosera niña, sin miedo alguno, le respondió a grito entero a la profe Rosita lo siguiente:
ANTONELLA: ¡Cállese, perra!… ¡Vieja hijueputa, carechocha!… Jejeje… ¡Lárguese pa’ la casa y deje de joderme, malparida! ¡Vaya a hacer el almuerzo que tiene al marido muerto de hambre, pichurria!… ¡Ni se lo chupa al esposo!…
La profe no quiso meterse más con esa culicagada tan vulgar y pendenciera, y haciéndole mala mirada se retiró. El depravado le dijo a la paisita:
AGAPITO: ¡Uy! ¡Pero cómo te quieren tus maestros y tú a ellos, paisita!
ANTONELLA: Jajaja… ¡Ome!… ¡Es que ellos no se aguantan mi indisciplina ni mis chancitas!… Jejeje… ¡Además esa vieja es bien abusiva conmigo!… ¡Ella sospecha que yo ya me le comí al marido y por eso me la monta! ¡Lo toma personal!…
AGAPITO: ¡Wow!… ¡Eres terrible!… ¡Hagámosle caso a tu maestra! ¡Vamos y te la meto por este culito, pequeña!…
ANTONELLA: ¡Pero!… Jejeje… ¡Don Agapito! ¡No sea abusivo, ome! ¡Solo véndame los cachitos!… ¡Así como se la vendió a las demás! ¡¿Acaso el dinero que me rapó no es más que suficiente? pues!…
AGAPITO: Jajaja… ¡Vamos al carrito y al menos me la chupas, nenita!… ¡Si no no te la vendo, princesa!…
ANTONELLA: ¡Ome… jueputa vida! ¡Que insistencia la suya!… ¡Haber… ¿Y dónde está su carrito? pues!
AGAPITO: ¡Lo tengo estacionado allí en la esquina, zorrita!
ANTONELLA: ¡Vamos y me da la merca, veci!…
AGAPITO: ¡Y la mamadita también, pequeña putilla viciosa!…
Don Agapito le restregaba su vergota por todo el uniforme a Antonella a la vez que la manoseaba a ella y a su hermanita Nikita.
La pequeña y buena Nikita, de 9 añitos de edad, retirando esa abusiva manota de sus tetitas, las cuales conservaba dentro de su camisetita, camisita y saquito del uniforme del colegio, dijo lo siguiente a la vez que esa sucia manota insistía en sobarla.
NIKITA: ¡Ay, no!… ¡Quieto, don Agapito!… ¡Vámonos ya, Antonella! ¡¿Vos sos boba?! ¡Este señor nos quiere violar, ome!… ¡Apurate, pues!…
ANTONELLA: ¡Pero es que las ganas de porro me ganan, Niki!… ¡¿Qué querés vos que yo haga? gonorrea!
NIKITA: ¡No te vayas a poner a fumar esa porquería ni a irte con extraños, so boba!… ¡Mamá nos va a regañar por llegar tarde y por oler a cigarro!…
ANTONELLA: ¡Ay!… ¡Cállate tonta! ¡No te metas en asuntos de mayores!… ¡Además don Agapito no es un extraño!… ¡Y de una vez te advierto, nada de contarle esto a nadie! ¡Si mamá o papá se enteran te voy a pegar mil martillazos en esa cabezota! ¡Ya sabes cómo soy yo de hijueputa, ome!…
Agapito se divertía con la charla de las pequeñas hermanitas, y para afanarlas dijo:
AGAPITO: ¡No se diga más, mis amores! ¡Vamos ya, muñequitas!… ¡Me las quiero coger a juntas ya, mamasotas ricas!… Jejeje… ¡Hoy sí me voy a culiar a un par de hermanitas!… Jejeje… ¡Qué rico!…
ANTONELLA: ¡Pero espere, don Agapito!… ¡Espere!… ¡Quiero dejar en claro una cosa, ome!…
AGAPITO: ¡Y lo que yo quiero es que me hagan la paja, par de putitas! ¡Vamos!…
Don Agapito trató de agarrar de la mano a Nikita para llevársela a su gran pipí, pero ella no se dejaba, el viejo dejó a Niki y más bien hizo que Antonella cogiera su vergota y se la empezara a masturbar mientras todos los presentes chiflaban emocionados.
Antonella lo hizo a voluntad, a la vez que trataba de decirle lo que quería aclararle, pero el aprovechado viejucho no la dejaba hablar por estarla piropeando de manera muy vulgar y atrevida.
AGAPITO: ¡Uf!… ¡Así!… ¡Así, mamita!… ¡Así, putita!… ¡Eres la mejor putita de todo el colegio! ¡Uf! ¡Perrita hijuemadre! ¡Tan ricota y tan zorrita esta paisita!… ¡Qué rico! ¡Lo haces como las diosas!…
Las compañeras de las niñas, los profesores y demás personas que estaban mirando, hicieron fuerte bullicio ante esa vulgar escena.
Agapito no tardó nada en venirse mientras la manita de la nenita le masturbaba enérgicamente esa inmensa pinga.
Antonella reía al ver la tremenda corrida del hombre y los movimientos de su gran pipí, y el pervertido siguió eyaculando lanzando grandes chorros de semen que untaron todo el uniforme de la divertida menor.
Antonella se lamió la leche que le había quedado en la mano.
Nikita no dejaba de gritarle afanadamente a su hermana que se fueran, y la gente que presenció el espectáculo aplaudió y gritó con júbilo.
AGAPITO: ¡Vaya!… ¡Tienes estilo, muñequita! ¡Sabes pajear vergas a la perfección!… ¡Eres toda una zorrita!…
ANTONELLA: ¡Gracias, don Agapito!… ¡Yo no soy tan mojigata como la Niki! ¡Ya tengo mi buena experiencia! ¡Yo sé hacerle buenas pajotas a mis amiguitos y amigotes!… Jejeje…
AGAPITO: ¡Vamos al carrito, pequeña paisita experimentada!… ¡Que te quiero pegar severa culiada a ti y a tu hermanita!
ANTONELLA: ¡Me hizo trampa, no se valía hacerle la paja!… ¡Solo la mamada y no más, don Agapito!… ¡Eso es lo que quiero dejarle en claro!…
AGAPITO: ¡Vamos ya, zorritas!… ¡Las mamadas se hacen con las tetas al aire! ¡Así que vete quitando la camisita y el brasier, putita!…
El hombre, con una manota les rompió las camisitas a las niñas por sus escotes haciendo que los botones de las prendas salieran disparados, luego agarró fuertemente de la manita a la asustada Nikita, abrazó a Antonella, y con su babosa vergota afuera empezó a caminar con ellas.
Con una gran sonrisa de triunfo se despidió de sus cómplices vendedores, de los profesores y de la gente que estaba por ahí y se llevó a las infantas casi corriendo a su carro.
A la vista de todos los presentes la sinvergüenza de la Antonella se fue quitando su camisita, su topcito y su brasier por el camino, quedando con sus tetas al aire, y el viejo hizo entrar rápidamente a su vehículo a las dos pequeñuelas, ellas tiraron sus maletas a las sillas de atrás y se acomodaron.
Una vez adentro del carro y con las puertas cerradas, el depravado manoseó y besó de lengua a Antonella y seguidamente le chupeteó las hermosas tetas como bien quiso, después sacó los porritos y de una vez le prendió uno a la viciosita adolescente, la cual lo aspiró con ansias extraordinarias, realmente estaba desesperada por vicio, su adicción ya era tan grande que no pensaba en las consecuencias con tal de obtenerlo.
Nikita tosió y casi vomita al respirar ese humo maloliente de la marihuana. El pervertido y Antonella rieron burlándose de la chica mientras él se seguía pajeando la verga, y haciendo que la viciosa Antonella se inclinara poniendo su cabecita sobre sus piernas bajo el volante la puso a mamar su baboso y erecto miembro.
La viciosa niñita, sin importarle que esa vergota estaba cochina, olorosa a feo y untada de semen seco y de muchos días, se la lengüeteaba y se la chupaba muy contenta porque, según ella, a pesar de ya haber tenido aventurillas con profesores y otros hombres adultos, nunca se lo había mamado a alguien tan viejo, tan feo, tan sucio, tan vicioso y tan malote y siempre había sido algo que quería probar.
Algunos vendedores, al ver por los vidrios del carro al viejo con las niñitas adentro, comentaban entre ellos:
AMALIA: ¡Vaya! ¡Qué cosas!… Jejejeje… ¡Por lo visto don Agapito se ganó la lotería hoy!… Jejeje… ¡Ya tiene culitos bastante viciosillos, jóvenes y frescos para hoy!… ¡Esas niñitas no se pudieron aguantar las ganas de verga y de vicio!… Jejeje… ¡Qué perritas!…
DON RONCANCIO: ¡Qué viejucho tan suertudo! ¡Debería ponerme yo de pervertido y de marihuanero para contar también con esa suerte!… Jejeje…
AMALIA: Jajajaja… ¡Deje de decir tonterías!… ¡Esas niñitas tan putitas y tan marihuaneras!… ¡Son unas bandidas!… ¡Dios santo!… ¡Son capaces de dar culito solo por obtener un porrito!… ¡¿Si viste a esa chicuela cómo se le desnudó a ese depravado?!… ¡Qué cosas!… ¡Ni si quiera le importó irse desnudando por la calle!… ¡Las niñas ya no son como en mi época, que éramos tan santicas, tan decenticas y tan sanitas!… ¡Íbamos todos los domingos a misa, íbamos a los cursos del cura casi todos los días y orábamos tanto!… ¡No consumíamos esas porquerías de drogas!…
DON RONCANCIO: Jajaja… ¡Usted era tan santica y tan decentica que a los 25 años de edad ya le habían empaquetado a 5 hembritas y a 2 varoncitos ¿no? Amalia! ¡Usted misma me ha contado que tiene 7 hijos, cada uno de diferente padre, uno de ellos del sacerdote de la parroquia, y todos sus hombres se le perdieron a penas la embarazaron! ¡Acuérdese que usted me contó que el primer hijo se lo empacó ese curita por esa chocha a los 13 añitos de edad, vieja puta!…
AMALIA: ¡Ah!… Jejeje… ¡Pero eso es otra cosa, eran otros tiempos, Roncancio! ¡Eran épocas difíciles en el campo! ¡Tener un hijo de un cura era bendición de Dios!… ¡Además hice a mis hijos estando en mis cinco sentidos y sin recurrir a la inconsciencia de las drogas!… ¡Pero es que esas niñitas dizque subirse, así como así, con ese viejucho tan horrible a su carro a fumar marihuana y a hacer cochinadas!… ¡Qué inmoralidad!… ¡¿Quién dice que eso está bien para los tiempos de hoy en donde ellas tienen estudio y todas las comodidades y ventajas en la ciudad?!
DON RONCANCIO: ¡Pues no sé, pero usted Amalia me parece que es de doble moral y muy criticona y chismosa!… Jejeje… ¡Usted es más pecadora y perra que esas niñitas!…
AMALIA: ¡Qué va, don Roncancio!… ¡Yo soy buena, y cuando niña también lo era, en cambio las niñitas de ahora son unas irresponsables y unas viciosas completas que desperdician la oportunidad de contar con educación, estudio y de bienestar que tienen!… ¡Yo nunca tuve esas oportunidades y a pesar de eso así soy muy buena y sana y aún trabajo fuertemente!…
DON RONCANCIO: Jajaja… ¡Si… cómo no, mi señora!… Jejeje… ¡Usted es una puta, no se haga!… ¡Yo sé muy bien las cosas que usted hace con su hijo mayor!… Jejeje…
AMALIA: Jejeje… ¡Es usted un viejo atrevido, Roncancio!… Jejeje… ¡Que se lo haya mamado a usted, y que hayamos tenido nuestras aventuritas y que le haya comentado cositas de mi vida no le da derecho de juzgarme, además eso no me convierte en puta!…
DON RONCANCIO: ¡Pero no me ha dado culo solo a mí sino también a todos los vendedores de por aquí y a los celadores del colegio, señora!…
AMALIA: ¡Aich!… ¡Bueno!… ¡Yo no sé… pues digamos que acepto que me gusta el chimbo y que pueda ser algo puta, pero cuando me pongo de perra lo hago con la gracia del Señor y encomendándome al Espíritu Santo!…
DON RONCANCIO: ¡Cómo no!… Jejeje…
AMALIA: ¡Mi Diosito es el único que podrá juzgarme y estoy segura que será a mi favor! ¡Yo sé que desde siempre he sido muy buena y sana!… ¡Pero lo cierto es que ese cochino del Agapito no solamente va a hacer que esas niñas viciosas le mamen su cosota hoy, olvídense de eso, se las va a culear así todas trabadas!… ¡Jah… una ya sabiendo cómo son las cosas en esta puta vida!… Jejeje… ¡Pero allá ellas! ¡Por eso es que nadie las respeta!… Jejeje…
DON RONCANCIO: Jajaja… ¡A usted tampoco nadie la respeta ya!… Jejeje… ¡Ni siquiera su hijo que le mete la verga por ese culo!… Jejeje… ¡Pero bueno! ¡Hablemos de las niñas!… ¡Jueputa! ¡Caer en esas manos, Dios santo! ¡Caer en manos de un pervertido! ¡Ese viejucho no perdona ni una, ese se las va a culear a juntas!… ¡Dios libre a mis hijitas de algo así!…
AMALIA: ¡Así es, Roncancio! ¡Pues que el viejo las aproveche, esas son putitas como las de la calle, solo que las meten a un colegio de manera obligada! ¡Ahora las niñitas se putean desde tan tierna edad! ¡¿Si les ve esas minifalditas que llevan?
DON RONCANCIO: ¡Uf!… ¡Si!… ¡Se ven riquísimas con esas minifalditas!… ¡Uf!… ¡Mamasotas!…
AMALIA: ¡Por eso es que las violan!… ¡Uy no!… ¡Qué cosas las que se ven en esta cochina vida con esas zorritas! ¡Esas putitas ya se lo deben estar mamando al viejo!…
DON RONCANCIO: ¡Oiga, Amalia ¿esas no son las hijitas de don Guillermo y de doña Araminta?!
AMALIA: ¡¿Sí?… no diga!… ¡Venga las miro bien que no me he fijado!…
Doña Amalia dio unos pasos, se acercó al carro de Agapito, puso sus manos sobre el vidrio de la ventana delantera del vehículo y se asomó. Obviamente vio a Antonella con su torso desnudo y chupando con gran voracidad la vergota de Agapito mientras la otra niña era manoseada por una garra del pervertido sobre su uniforme de colegio.
El tipejo, con su otra mano sostenía la cámara fotográfica y de video, y le hacía fotos y filmaba a la mamadora Antonella chupando su pija.
Agapito vio a Amalia asomada, y, sonriendo, descaradamente levantó la mano con la que había estado acariciando a Nikita y saludó a la señora poniéndole un pulgar arriba. La señora le devolvió el saludo y la sonrisita y pudo constatar que esas chicuelas efectivamente eran las hijas de don Guillermo y de doña Araminta.
Doña Amalia se devolvió al lugar donde estaba su carrito de comestibles y el de don Roncancio, el señor estaba acabando de atender a unas bonitas colegialas, las coquetas niñas le pagaron y se marcharon, y mientras Roncancio le miraba y le piropeaba los culos a las nenitas, la señora, muy efusiva, le dijo a su colega:
AMALIA: ¡Uy si!… ¡Las putitas que están en el carro con don Agapito son las hijitas de don Guillermo y de la señora Araminta! ¡Usted tiene muy buen ojo, don Roncancio!…
DON RONCANCIO: ¡Yo me las pillo todas, Amalia!… Jejeje… ¡Soy muy sagaz!… Jejeje…
AMALIA: ¡Son ellas!… ¡Pues con razón! ¡La mayor es toda una putica!… ¡Es una demonia!… ¡Ahí se lo está mamando al viejo de manera muy gustosa y con las tetas afuera mientras él la filma y le saca fotos!… ¡Pero lo que me impacta más es que la menorcita era considerada un almita de Dios! ¡Y mire, resultó ser toda una putita también, al igual que su hermana mayor! ¡Nos engañó a todos esa nenita, pensábamos que era juiciosa y sanita y en realidad es toda una diabla! ¡Una lobita disfrazada de ovejita! ¡Si no fuera así no se habría subido a ese carro ni se estaría dejando meter mano!…
DON RONCANCIO: ¡La pobre niñita no sabe lo que se le viene pierna arriba por haberse subido a ese carro!… ¡La mayor fue la que le dio el mal ejemplo, ella si es una descaradita de aquí a la luna!…
AMALIA: ¡No nos hagamos tarugos, juntas siempre fueron unas putitas, solo que la niña menor lo supo disimular bien! ¡Qué bellaquita tan sagaz en la maldad!… ¡De las cosas que una se entera hasta ahora!… ¡Dios santo!…
La chismosa de doña Amalia se persignó, y don Roncancio dijo:
DON RONCANCIO: Jajaja… ¡Yo sí me tragué el cuento de que la menorcita era una niña buena, estudiosa, juiciosa y decente! ¡Qué decepción esa peladita! ¡Dios mío!… ¡Pobre don Guillermo y doña Araminta! ¡Tener unas hijitas tan putitas debe ser complicado!… ¡Don Agapito se les va a culear bien culeaditas a sus dos hijitas!… Jajaja… ¡Ese si les va a dar con toda!…
AMALIA: ¡Pues que el viejo las aproveche, para eso es todo un macho!… ¡Esas niñitas obscenas necesitan que les den su merecido castigo por putitas e inmorales! ¡Qué mejor que sea con verga ese castigo! ¡Si quieren verga entonces que se asfixien a punta de verga! ¡Si o no?! ¿¡Que don Agapito las castigue!… ¡Que ese pervertido sea el castigador de Dios!… ¡Sobre todo que le dé bien duro a la mayor que me cae como un culo! ¡Esa perrita me ha sacado fiado un montón de crispetas y no me ha pagado! ¡Es una ladrona la muy malparidita!…
DON RONCANCIO: ¡A mí también me debe muchas Coca-colas! ¡Y al colegio lo tiene sin vidrios de tantos que ha roto en sus recochas!… ¡Es una joyita esa culicagada!… ¡Ojalá don Agapito se la meta bien duro por ese culo y se lo reviente!… Jejeje…
AMALIA: ¡Ojalá!… ¡Que le desgarre ese perro culo! ¡Por casposa, ladrona y puta la hijueputa!… Jejeje…
DON RONCANCIO: ¡Yo de él le rompería todo ese hijueputa culo a esa perrita!… Jejeje… ¡Y a la menor también por falsa!… Jejeje… ¡Uf! ¡Ya me dieron ganas! ¡Doña Amalia ¿me va a regalar una mamadita?!
AMALIA: Jajaja… ¡No moleste!… Jejeje… ¡Bueno, tal vez por la noche, don Roncancio!… Jajaja…
Eso era lo que esos chismosos, falsos adoradores de Dios y malvados de doble moral comentaban. Mientras tanto dentro del carro don Agapito ya se le había venido en la boquita a Antonella y ahora les estaba mostrando las revistas porno a juntas niñitas, sobre todo a Antonella, pues Niki no dejaba de llorar al ver lo que su descarada hermana había acabado de hacer.
CONTINUARÁ…
ESCRITO POR SIREMIS.
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