El deseo de una piel Canela
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
EL DESEO DE UNA PIEL CANELA
A menudo estas historias permanecen en el limbo de los recuerdos, porque nadie se las cree cuando las explicas, pero a mi me sucedio.
Volvia a casa en un permiso de la mili, tome el autocar que hacia la ruta Algeciras-Barcelona, un interminable periplo de 14 horas, paradas en todas las capitales de las provincias que atravesabamos, y un final de fiesta en forma de dolores musculares debido a la estrechez de los asientos y la forzada inmovilidad. Resignado a padecer el castigo del transporte publico, me contente con ver el paisaje y dormitar. El coche descargaba y recogia viajeros en cada parada, caras anonimas y cuerpos que intentaban con mayor o menor suerte ubicarse en los espacios que les tocaban.
En el alto de Malaga surgio la sorpresa, una joven piel canela subio al vehiculo. Lo que llamo mi atencion fueron sus movimientos, a pesar del angosto pasillo, parecia deslizarse con un suave contoneo, esquivando brazos y piernas con la delicadeza de una melodia de bossa-nova, se acerco al final de los asientos donde estaba, rogue a todos los dioses de todos los olimpos posibles que se sentara a mi lado, y creo que fue Venus quien oyo mis plegarias y me concedio la suerte de compartir asientos con ella.
No era especialmente bella y sus proporciones distaban del canon clasico, lo que la hacia especial era su atractivo, ese halo que algunas mujeres desprenden, un aire dificil de definir pero que causa una evidente reaccion en mi. Embobado por su presencia no pude hacer otra cosa que mirarla quedamente, se dio cuenta de mi fijacion y con una franca sonrisa, que ilumino su cara, se presento.
Se llamaba, Ana Paula, portuguesa descendiente de un inmigrante de alguna de las colonias lusitanas de Africa. La mezcla de madre angoleña y padre europeo fue un regalo para la humanidad, pense. Nos contamos nuestras situaciones actuales, que si yo iba a Barcelona de permiso a la boda de mi hermano, que el servicio en Ceuta era una putada del mayor calibre y todavia falta medio año para la licencia, si soy estudiante en excedencia forzada y cuando esto acabe no se si seguire o me pongo a trabajar en el negocio familiar, porque uno no es un universitario distinguido por excelentes calificaciones, y cada frase que le lanzaba una discreta sonrisa destellaba en la penumbra del autocar.
Ana Paula me conto, sobre sus origenes, su padre un funcionario del estado portugues que tuvo la dicha de enamorarse de una mujer especial, haciendo frente a los prejuicios de la gente de su clase, se caso con ella, el negro de la piel de su amada mas que acomplejarlo lo impulso a una pasion tropical, y de ahi nacio la muchacha de piel exotica. Con una risita me confeso que en ocasiones todavia les oia abandonarse a la pasion, cuando no al suave susurro de ternuras, amor confeso, declarado y feliz. El castellano hablado con acento portugues tiene una musicalidad que suaviza el austero sonido de nuestra lengua, dotandola de una sensualidad, que poco a poco me iba seduciendo. Raramente dos personas que acaban de conocerse llegan al grado de confianza con que nos hablabamos y sin darnos cuenta nos vimos cogidos de la mano. ¡Estabamos haciendo manitas!. Sin mediar palabra nos besamos, con timidez al principio, con pasion de inmediato. ¡Amigos! esto parecia un cuento de faunos y ninfas, seguimos un buen rato, hasta que un señor con hijo incluido nos conmino a dejarlo, que no estabamos solos y el chico hace muchas preguntas.
Decir que en esos momentos la chica me gustaba era quedarse corto, la verdad no se si eran sus feromonas o mi obligada abstinencia, que notaba toda las señales que mi cuerpo me daba, note como sus pupilas se agrandaban y como mis humores empezaban a circular a ritmo de mambo. Teniamos que hacer algo, en una rapida incursion al frente del autocar me entere que la proxima parada era Alicante y que estabamos media hora de la capital levantina, llegaria a Barcelona al menos un dia mas tarde de lo previsto. Una vez en tierra buscamos un hotelito o pension que pudieramos pagar, al cuarto intento lo hallamos. Pension Amparo, acertado nombre
para la noche que nos esperaba, no recuerdo muy bien ni la fachada, ni la escalera , ni tan siquiera la cara del encargado de recepcion, solo soy consciente del calor de su mano en la mia.
En estas situaciones, el tiempo parece que adelanta en flases, nos vimos desnudos uno frente a otro y nos abandonamos en un largo abrazo, escenario del beso mas calente de mi vida. Ana Paula al verme tan excitado tomo, gracias a Dios, las riendas del potro desbocado en que me habia convertido.
– Espera, tiendete -. Me dijo con suave autoridad. Asi lo hice. Me monto, consiguiendo que aliviara toda mi tension. Repuesto el resuello tras el fugaz placer, me dijo.
– Ahora besame toda -.
Nos besamos con pasion, y la boca solo fue el principio, mis labios recorrieron su cuerpo en un rosario de besitos, en que cada osculo alimentaba un pequeño deseo, un cumplido a su piel, a su olor. Demorandome en los puntos que hacian subir sus gemidos, el cuello merecio mi atencion sintiendo como se erizaba su piel y me premiaba. � mmm!, mmm! -. Consonantes evocadoras,
En sus pechos dibuje el ocho tumbado del infinito, coronando cada pezon con una ligerisima succion. � si, si, si!- . Suaves afirmaciones, suaves.
El abdomen ese lugar singular en el que hobres y mujeres nos igualamos en el ombligo, preludio de mayores profundidades, siempre he sentido debilidad por el, le dedico el cariño que a menudo le negamos, suspiros de profunda resonancia.
Amigos se acerca el nido principal flanqueado por las columnas de Hercules cuyo interior beso generosamente con la agradable respuesta de su espalda arqueandose, las piernas principio y final, petalos de la flor mas preciada, donde un solitario estambre de embriagadora llamada espera ser libado con fruiccion. De la punta de mi lengua al centro de su intimidad, una danza humeda, una caricia circular, un delicado beso, una respuesta turgente y un volver a empezar. Ampliando el circulo, sobrevolando y sumergiendo, la lengua articula palabras, de mis labios, a los suyos. De la melodia oral al ritmo pendular del pubis, pianissimo inicial, andante, aleggro, y forte final, los ritmos del placer cantados. – Si, si, si, mmmm, siii, mass, sii, aaah!, mmmm, aaaahh!! -.
Reposo, sonrisa, sopor, abrazo tierno, sueño ligero.
Algunas veces, el sexo adquiere matices y profundidad, nos eleva. La mezcla de piel, olor, tacto, aunque fisica te transforma.
Despertamos, en doble direccion, regreso a la consciencia, reinicio del placer, de rodillas uno frente al otro, nos acariciamos, los dedos, la palma de la mano, las uñas, deslizandose por la piel, la suya, la mia, no sabia si sentia mi mano o sentia la suya.
– Sabes-, le dije, – si cierro los ojos, mis dedos ven por mi-.
– Sabes Luisinho-, me dijo, – si cierro los ojos, mi piel ve por mi-.
Inventamos una nueva danza, de brazos y manos, entrelanzando y rozando.
Buscando el placer mutuo, subiendo de nuevo para coronar la cima del deseo hecho gozo. Se tendio y y con las manos dijo, – ven.-
Suave, sin prisas, descendi a la sima, saborendo la calidez del abrazo, la humedad que me absorbia, mi balano suavemente acogido, largo movimiento como el arco de un violin, interpretando un adaggio para ella. Cruzo sus piernas, dulce atadura que refuerza la union, que marca el ritmo, alargando el vaiven, ampliando el movimiento del pendulo, acelerando, fortaleciendo, cantando a duo con gemidos y suspiros, que acompañan la sincronia mutua, para abandonarse al fin, dejando la mente en blanco.
Nuevo despertar, mas sonrisas, palabras a media voz, en la intimidad de aquella habitacion, sin otro mundo, sin otro tiempo que el que compartiamos, el futuro no existia en nuestro pequeño santuario. Me fije en un detalle que no habia visto antes, tenia un pie mayor que otro, nada espectacular, una diferencia que la hacia distinta.
– ¿Ana Paula, donde has aprendido todo lo que sabes?.
– ¿Y tu de donde sacas toda esa ternura?- , me contesto.
– Sale cuando alguien toca la tecla adecuada, se dispara como un resorte que ha esperado largamente que lo liberen, aunque nunca se habia desatado como hoy.
-¿Y he sido yo quien lo ha conseguido?- pregunto ella.
– Hay algo especial en ti, desde el primer momento que te vi, supe que pasaria algo, lo que no me imaginaba era la magnitud de esto.
Sonrio y sin mediar palabra me dio tal beso, que me puso en marcha de nuevo.
Para que lo entendais con claridad, me hizo un pijama de saliva, que remato con un baile de nalgas sobre mis caderas, controlando el movimiento, dosificando fuerzas, friccionando el pubis para darse placer, ver su cara era un poema de musculos en movimiento, en el momento que Ana Paula llego al orgasmo cerro los ojos con fuerza echando la cabeza atras, pues solo con los ojos cerrados sentia con toda la intensidad. Procuraba por mi parte acariciarle los pechos, el abdomen en el intento de completar su gozo. Tras irse y sin perder la union, se puso en cuclillas, subiendo y bajando, crei explotar del gusto que alcance, sabia muy bien como dar placer.
Desperte solo, la luz del alba se filtraba por unos sucios vidrios y el desconchado del techo ambientaba el desconcierto en que me hallaba, porque se fue sin avisar?. Una escueta nota en la mesita: No te olvidare nunca Luisinho, pero debo partir.
Solo la vi una vez mas, años mas tarde en un aeropuerto, con su laberinto de pasillos de cristal. Ana Paula caminaba de la mano de un niño, me vio no podiamos oirnos y menos tocarnos, nos miramos fijamente, en ese instante el recuerdo de esa noche magica regreso con toda la intensidad que creia perdida, acaricio la cabeza del niño y pronuncio una palabra muda que adivine sin dudas: Luisinho. Antes de seguir su camino cerro los ojos con fuerza y echo la cabeza atras.
Autor: Anonimo
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