EL DETECTIVE PRIVADO. (2).
La conozco a Candela y me encandila, aunque vino con “yapa” y problemas agregados..
CANDELA Y SU “SANTA MADRE” – (2).
Al final, el auto pareció ser un “llamador”, no sabía bien cómo moverme e hice lo que todos, llegué al portón de entrada, ingresé, recorrí unos cien metros con el auto y me dirigí al frente, todo iluminado, de la entrada de la confitería. La casa refaccionada como confitería bailable estaba situada en las afueras de la ciudad, en un lugar residencial de casas apartadas, era una edificación enorme, con parque y arboleda hasta llegar al lugar por dónde se ingresaba, allí descendí del vehículo, le entregué las llaves a un señor que lo estacionaría y me guardé el ticket que me dio.
No bien bajé del auto y me dirigí a la gran puerta uno de los “roperos” vestido de smoking, que estaba como portero o personal de Seguridad, me dio la bienvenida y llamó muy deferentemente a una de las chicas que parecía oficiar como RR.PP. Me había vestido de jeans y camisa, zapatos italianos y campera de antílope, parecía sencillo, pero era toda ropa de marca y cualquiera de los que allí estaban notó enseguida la diferencia. La chica era rubia y alta, unos pocos centímetros menos que yo, ayudada lógicamente por unos zapatos de tacos altos y finos.
Se presentó como Candela, a mí me gustó toda ella y la clase que demostraba, a ella pareció gustarle lo que tenía enfrente pues hizo un gesto apreciativo similar al que había hecho el custodio de la puerta. La joven, de veintitrés o veinticuatro años, se movía con suficiencia, usaba una remera ajustada de color oscuro que dejaba apreciar que tetas no le faltaban y una minifalda tipo acampanada de color blanco, con listones finos que marcaba sus nalgas firmes y dejaba sus hermosas piernas al descubierto. De cara era una belleza, una mezcla rara de adolescente indefensa que escondía a una pantera, ella lo sabía y lo aprovechaba, me miró sonriente con sus ojos celestes y me preguntó:
- ¿Adónde querés ubicarte, cerca de la barra o en un VIP?, -la miré a los ojos y le contesté con franqueza-.
- Mi nombre es Martín, en realidad, debo decirte que es la primera vez que vengo a uno de estos lugares y estoy un tanto perdido, pero de lo que estoy seguro es que vengo a tomar algo y/o a entretenerme tratando de pasar un rato ameno, lo del baile no me interesa tanto y vas a tener que ayudarme a que me sienta cómodo.
- Es lo que tratamos de hacer con todo aquel que nos visita, disculpame, pero… ¿Qué edad tenés?, ¿sos extranjero?, aunque esto último yo misma no lo creo, tenés un acento muy “de argentino”.
- Tengo veinticuatro, pero nunca frecuenté ninguna confitería, digamos que recién salí del “cascarón” y sí, soy argentino.
- ¿Veinticuatro?, yo te daba mínimo unos veintiocho años, parecés mucho mayor.
- ¿Más viejo querés decir?
- No, para nada, te hace más interesante, tenés un rostro muy varonil y un cuerpo bien marcado. Vení conmigo, te voy a ubicar en uno de los sitios VIP.
Mientras íbamos caminando se le acercó uno de los camareros y le dijo: “Señorita Candela, el VIP reservado para sus padres e invitados está listo”. Hizo sólo un movimiento con la cabeza y siguió conmigo. Subimos unas escaleras hasta el primer piso y me llevó a un recinto de los denominados VIP. Desde allí tenía una vista casi total de la barra, la pista, un piso superior con mesas y parte de los reservados para parejas. Seguidamente me preguntó que quería tomar. No tenía ni idea de lo que podía pedir, sólo recordé en ese momento la marca del Champagne que solía tomar mi padre y lo pedí…
- Me gustaría tomar un Dom Perignon Vintage, ¿podrá ser?
- Me mataste, te puedo traer un Dom Perignon Legacy, es un excelente Champagne, pero no es Vintage.
- Me pongo en tus manos, traé lo que te agrade y, decididamente, es una pena que estés trabajando porque no tendré con quien compartir esa bebida.
- Eso tiene solución y no todos los días se tiene la posibilidad de consumir un vino así, además me tiene intrigada eso de “recién salido del cascarón”, dame unos minutos y ya mismo te mando la bebida.
- Como gustes, pero no querría causarte inconvenientes.
- En absoluto, yo soy la dueña del “bolichito”, en un rato te explico.
Me tomó un tanto de sorpresa su respuesta, pero fiel a lo que iba aprendiendo en el Curso de Interpretación de Gestos, mi rostro no acusó ninguna sorpresa y la dejé que se fuera a atender sus deberes de anfitriona. Sentado en el sofá de tres cuerpos, me puse a mirar por el ventanal del recinto VIP, ocupaba toda la pared que daba hacia la confitería y tenía unas cortinas largas que, si querías, te sumían en total intimidad, además del sofá tenía una mesita baja, era todo el mobiliario y no se necesitaba más.
Al poco rato apareció un camarero trayendo un balde con hielo, la botella y dos copas para Champagne, “me dijo la señorita Candela que la espere unos segundos más, que enseguida está con usted”, -expresó-, le agradecí el mensaje, pagué con la tarjeta de crédito “común” que tenía y dejé que la botella siguiera en el frio. Me había agradado mucho la tal Candela, tenía el desparpajo y la energía de la juventud, junto a la seguridad y personalidad que había sabido captar entre las “veteranas” amigas de mi tía o de ella misma, para mejor, era muy agradable, “picante” y rápida para las respuestas, encima estaba más que bien por dónde se la mirara, sería un gusto compartir una charla con ella.
Me entretuve mirando a los que bailaban, algunos lo hacían independientemente de la pareja que tenían al lado, otros lo hacían solos, parecían no estar conectados con el que tenían al lado, dudas o no, no entendía mucho porque no sabía que era esto de “salir a bailar” a una confitería o “bolichear” como se decía vulgarmente. Otros hacían grupitos de personas y se notaba que hablaban a los gritos porque la música no los dejaba escucharse bien, en realidad, un “bailable” y más en la zona de la pista o la barra, no era el lugar más indicado para mantener una conversación.
En la zona de los reservados para parejas, había un poco más de acción y se notaba en las penumbras que ninguno se “cortaba” al momento de “meterse mano”, me extrañó un poco, quizás debido a mi falta de experiencia que, las que llevaban la iniciativa en esto eran las mujeres, a grosso modo, de diez parejas que había, en siete, eran las mujeres las que besaban y se tiraban encima de quien la acompañaba.
También, a pesar de que lo sabía porque lo había experimentado con las “amigas” de mi tía, me sorprendió que dos chicas se estuvieran “matando” en uno de los reservados de ese lugar, si se quiere, público. Me excité con esto, más que nada imaginando porque mucho no se podía ver, me estaba acomodando el bulto porque se había puesto un tanto “nervioso” y estaba en mala posición aprisionado en la ropa cuando, luego de un leve golpe en la puerta, entró Candela sin más. En el VIP había un poco más de luz y me pareció que la rubia se dio cuenta de la erección, no me vio cuando me la acomodaba, pero yo no podía hacer que se bajara así porque sí. Fue como un pestañeo, aunque lo disimuló muy bien…
- Ya soy toda tuya, me les escapé a mis padres, vinieron con una pareja amiga y como las mujeres somos más de “armas tomar”, estaban tratando de sacar a bailar a los “viejos”, pero, “no hay tu tía”, están “emperrados” en no bailar mezclándose con la gente más joven. Contame, por favor, eso de “recién salido del cascarón”.
- No hay mucho que contar, soy hijo único, nunca me faltó nada, pero tampoco fui muy dado para las relaciones y las distracciones, me dediqué a estudiar hasta que se me dio por largar la Universidad en cuarto año de Derecho y ahora quiero conocer un poco más, -le contesté mientras le servía una copa de Champagne-
- Te entiendo, a mí tampoco me hicieron faltar nada, pero siempre fui más inquieta y nunca me faltó la “joda”, de estudiar, apenas el Secundario, un poco de universidad, como siempre me gustó la noche y quería hacer algo de mi vida, primero la convencí a mi madre que le gusta la “joda” más que a mí y entre las dos lo convencimos a mi padre para que me pusiera esta confitería.
- Por lo que veo, tu padre no escatimó en gastos, felicitaciones por lo logrado, -le dije brindando y chocando débilmente las copas-.
- Mi padre es Diplomático de carrera, es Embajador sin cartera y viene de una familia de hacendados, hoy en día no es como para “tirar manteca al techo” y tuvo que recurrir “al colchón”, la cuestión es que me dieron el gusto, en los papeles, soy la dueña y decido todo, pero como no da “puntada sin hilo” y la casona es de él, hay un contrato por el que se lleva el 50% de las ganancias. Contame de vos, ya me dijiste que no estudiás, ¿trabajás en algo?…
- Mis padres fallecieron y me dejaron bastante bien parado, aún no trabajo, pero, por primera vez, estoy estudiando lo que me gusta.
- Por el coche que tenés, la ropa que vestís y ni hablar de lo que pedís para beber, se nota que no te falta… ¿Cómo es eso del estudio?
- Me estoy perfeccionando para ser un muy buen Investigador Privado, más vulgarmente, Detective Privado, aunque a un nivel alto.
- ¡No jodas!, ¿me lo estás diciendo en serio?, sé que no son baratos esos servicios, lo que no sé es si hay muchos casos como para que te reditúe.
- Ni te imaginás, pero lo de los ingresos no es lo que me preocupa, para comer todavía me alcanza.
- Jajaja, me encanta como lo decís, no se te mueve un pelo y estoy segura que hambre no vas a pasar. De todos modos, eso no me interesa, lo que tenés es cosa tuya, me gusta hablar con vos, se te nota una mezcla rara de chico tímido con un aire de hijo de puta total, sos de los que incitan a la ternura y al desenfreno de cualquier mujer, estás como para mimarte y para dejarte que hagas lo que quieras con la que tenés al lado.
- Me vas a hacer ruborizar, menos mal que con estas luces no se nota tanto.
- Jajaja, no te creo nada. Tengo que atender un poco el “boliche” y me da no sé qué que tengas que quedarte solo acá. Si querés, sin ningún tipo de compromiso porque le escapo un poco a determinados compromisos, te presento a mis viejos, a las mujeres les vas a caer bien y con los hombres podés comenzar con las RR.PP., ¿qué me decís?…
- Viéndolo así, no tengo nada como para negarme, como dijiste cuando entraste, “soy todo tuyo”.
No notaba en Candela ningún viso de mujer “aprovechadora”, se me ocurrió que se sentía bien conmigo, pero no era con “segundas intenciones” o conveniencias o sí, aunque eso todavía no podía dilucidarlo. El tema de conocer a los padres me interesó porque si en un futuro quería tener buenos clientes de una elite determinada tenía que apuntar alto y este tipo de relaciones me venía fantástico. Tampoco lo pude pensar demasiado, Candela me tomó de la mano y me llevó a otro de los privados VIP.
En la puerta de ese privado, primero me presentó a los dos hombres que estaban fumando afuera del reservado porque las esposas no querían que fumaran en su presencia. El padre resultó un tipo de lo más amable, totalmente diplomático en sus reacciones, aunque se le notaba el carácter, su mirada era frontal y dura. Al otro lo noté distinto, era una cagada de persona, un empresario de sonrisa fácil, aparentaba ser un tipo de nivel, aunque sin roce y presto a clavarle un puñal en la espalda a quien fuera si se interponía en sus planes. Los dos andarían casi en los sesenta años y enseguida se interesaron porque Candela me presentó como un amigo que era Detective Privado.
Entramos los cuatro al privado, las mujeres se reían “chismeando” con lo que miraban desde ese lugar privilegiado y no le dieron mucha bola al ingreso de los maridos. Imaginé que ambas tenían un poco más de cuarenta y cinco años -luego lo corroboré-. Una era rubia y aun dando la espalda, se notaba que era la madre de Candela, la otra tenía el cabello teñido de un azabache que parecía tener tintes azulados, si estando de espaldas daban la pauta de ser dos portentos de mujeres de curvas admirables, imaginé que de frente estarían mejor. Candela las llamó presentándome del mismo modo, “un amigo que es Detective Privado”.
Las identifiqué enseguida, la rubia se llamaba Gloria y la morocha Elena, les encantaba que les reventara el culito mientras trataban de agotar al “pendejito”, algunas veces lo habían logrado porque eran como “fieras” y no se privaban de “comerse” la boca entre ellas y de hacer “tijeras” friccionando sus vaginas y gimiendo como desaforadas, incluso se prendían con la tía Alicia en cuanta oportunidad pudieran porque decían que les gustaba la concha de labios cerrados de la amiga.
Gritaban de dolor cuando la sentían entrar en sus culos y se le caían las lágrimas, aunque tardaban poco para pedir más mientras salía de un culo y entraba en el otro con ellas dos colocadas juntas en posición de cuatro, peleando con sus labios y lenguas y tratando de ver cuál de las dos tenía más orgasmos antes de hacerme acabar a mí.
No denunciaron ninguna sorpresa, apenas un poco en sus miradas cuando Candela me presentó con ellas y la MILF rubia habló rápido como para darle tiempo a la amiga que se había quedado dura pero no demostraba nada extraño ante los ojos de los demás… “Yo te conozco, vos sos Martín, el sobrino de nuestra querida Alicia XXXX, no sabés cuanto nos dolió su pérdida, era una amiga de “fierro” y también lamentamos mucho lo de tus padres, formaban una pareja encantadora”, -expresó-.
Enseguida aclaró que me habían visto y presentado en unas visitas que habían hecho a la casa de Alicia. Candela no entendía mucho y la madre le explicó quiénes eran mis padres y mis tíos, también lo que había pasado con ellos. El padre de Candela me dio sus condolencias y al empresario le brillaron los ojos de codicia, de pronto el aspirante a Detective Privado pasaba a ser un joven que, en hipótesis, tenía un nivel económico muy por encima del de ellos y varios otros juntos.
Candela le dio una bola relativa a lo que decía su madre de mi familia y se disculpó para ir a atender sus obligaciones, los hombres no pudieron ni acercarse a conversar conmigo, las mujeres pronto me acapararon, les urgía salir de la presencia de sus maridos y llevaron la conversación para el lado de mi tía y de mí. Me preguntaron en voz alta cómo estaba, dónde estaba viviendo y otro par de pavadas, Gloria hacía las preguntas una detrás de la otra y Elena revoleaba los ojos, estaba deseando preguntar algunas cosas más íntimas y la presencia de los maridos se lo impedía.
El marido de Gloria y padre de Candela no preguntaba nada, lo interpreté como que me estaba “estudiando” para saber cuándo meter su bocadillo empleando la diplomacia para no ponerse a preguntar tonterías o algo que pudiera caer mal. Fue el marido de Elena el que se metió a preguntar y en éste no existió la diplomacia…
- En el ámbito empresarial se sabía de la venta de la empresa de tu padre, me imagino lo engorroso que debe haber sido repartir esa herencia, -lo expresado no le cayó bien al Embajador, era como preguntarme ¿cuánto te tocó? y lo miró feo al amigo-.
- Hace casi un año que fallecieron y no me gusta hablar de ellos mezclando el dinero de por medio, pero no hubo ni aparecieron familiares “ocultos”, yo fui el único heredero y no, no fue nada engorroso.
- ¿Cómo es eso del estudio para ser Detective?, -preguntó el Embajador cortando de plano la pregunta que el amigo quería hacer, supuestamente, sobre los bienes-.
- Esa es una inquietud que tengo desde chico y me quise dar el gusto, -le respondí-.
- Tu tía nos había dicho que estabas estudiando Derecho en la Universidad y metido de lleno en los estudios, -acotó Gloria-. -Era la respuesta de mi tía porque yo había espaciado mucho las “atenciones” a sus amigas-.
- Es verdad, pero abandoné esos estudios en cuarto año por lo sucedido y ahora mis metas se encuentran fijadas en otra cosa completamente distintas o no, porque un buen Abogado debe tener algo de Detective, ya veré de terminar la carrera más adelante, hoy por hoy el tema del Título de Abogado no me llaman mucho.
- Ni falta que le hace, con la que tiene, si necesita Abogados los puede contratar sin problemas, -volvió a decir el empresario y no le contesté, en los demás también se notó el malestar-.
Elena dijo de ir a la barra para pedir algo para beber y brindar por el encuentro y ambas les pidieron a sus maridos que fueran, los dos se negaron aduciendo que no se verían bien caminando entre toda la gente joven, muy rápidamente Gloria esbozó otra estrategia, para mí era evidente que querían hablar conmigo en otros términos y se le ocurrió que iban a ir ellas a pedir. Por lógica, me pidieron que las acompañara para evitar algún tipo de roce con uno que otro zafado que pudiera aparecer. El marido de Elena, adoptando una actitud condescendiente fue el que habló: “Vayan y ya que está pídanle a Martín que las saque a bailar, así se sacan las ganas y nos dejan un rato tranquilos”, -dijo sonriendo-.
Ni lerdas ni perezosas me tomaron una de cada brazo y encaramos a la puerta del VIP. Salimos de allí y no tardaron nada en decirme que estaban calientes, que hacía rato que no tenían nada con nadie y que querían cuanto menos un “rapidito”.
- No podemos hacer nada chicas, yo tengo un privado, pero puede venir Candela y se arma la de San Quintín.
- A mí no me importa Candela, estoy toda mojada desde que te vi, recuerdo como nos hacías caer las lágrimas y estoy deseando ese “pedazo” en mi culo, vamos a tu privado, -dijo Elena con un tono que no admitía muchas discusiones, de mi parte no hubo más “peros”, estaba a full y a eso había ido a ese lugar-.
Se pusieron de acuerdo para que Gloria la fuera a entretener a Candela y evitar que fuera por mi privado y luego la otra iría para hacer “la cambiadita”, parecían dos adolescentes a punto de cometer una picardía. Las ganas de las dos flotaban en el ambiente y no bien ingresamos en el pequeño cuarto Gloria se prendió a mi boca y Elena me tocó el bulto y no tardó en desprenderme el cinturón y bajarme el pantalón que quedó arrollado en mis tobillos.
- Me voy a quedar en la puerta del lado de afuera, pero antes le quiero dar una mamada, yo también estoy chorreando, -dijo Gloria y se “tragó” gran parte de mi verga para dejarla toda ensalivada-, además aprovechó para meterle dos dedos por la vagina a su amiga que ya se había levantado el vestido y se había apoyado en el sofá dejando su culo al aire sólo tapado con una tirita.
- ¡Ayyy, por Dios, no me aguanto!, salí y andá a vigilar Gloria y vos, por favor Martín, no pierdas tiempo metémela directamente en el culo.
Se había corrido la tirita de la ropa interior y no bien salió Gloria chupándose los dedos, quedó a mi disposición el agujerito de la morocha, se notaba un tanto dilatado y aunque sabía que lo “manejaba” a voluntad, dudé con eso de que no lo hubiera usado desde hacía tiempo, igual no me importaba, yo sabía que iba a sentir el ingreso. Primero calcé el glande, saliva sobraba y mientras ella esperaba un “pijazo”, decidí entrar despacio para poder notar toda la suavidad de su interior, se enloqueció…
- ¡Ayyy, que hijo de puta que sos, así me gusta más, pero me duelen hasta las muelas!, no te pares, me lo estás rompiendo, ¡como extrañaba estas cogidas!, desde arriba o desde abajo, Alicia nos debe estar aplaudiendo, sos lo más, tendremos que vernos más seguido.
La mención a mi tía actuó como una especie de detonante y los últimos cuatro o cinco centímetros se los “enterré” olvidándome de la penetración tranquila. Elena hundió la cara en el sofá para sofocar el grito y yo no me detuve, lo sacaba casi totalmente y se lo volvía a meter con fuerza, se quejaba pidiendo que fuera más despacio, pero luego de unas siete u ocho entradas y salidas así, en que gemía y se aguantaba los gritos, se acopló al ritmo y movía las caderas empujándolas hacía mí.
Las “prácticas” con mi tía y con ellas y otras amigas me habían servido para saber mantener el control, pero en ese momento me costaba, Elena usaba los músculos del esfínter para apretarme y como sus contracciones se sucedían estuvo a punto de hacerme acabar como un descocido.
Sabía que las dos eran multiorgásmicas cuando estaban muy calientes y no tuve en cuenta mi falta de “actividad”, de todos modos, zafé como pude y cuando ella tuvo una contracción más fuerte, esperé unos segundos a que se recuperara y se la saqué. El culo le quedó abierto como para que entrara cómoda una pelota de golf, pero no le importó, giro su cuerpo, se sentó y me la limpió totalmente con una mamada fenomenal.
“No me puedo mover, me cogiste como nunca, cuando quieras me tendrás sólo para vos”, -dijo mientras se arreglaba el vestido, el rímel lo tenía corrido porque aún tenía los ojos llorosos y algunas lágrimas se le habían escapado, pero se lo limpió con un pañuelo descartable y enseguida recompuso su rostro, se la veía radiante. Me besó fogosamente diciendo que no debería perderme y, agachándose puso un papel en el bolsillo del pantalón. Salió diciéndole a Gloria, “me rompió el culo como nunca, pasá que te toca gozar a vos, yo la voy a buscar a Candela para entretenerla”.
Gloria se colocó igual que su amiga y no tenía ropa interior, se la había sacado mientras esperaba o directamente no traía, eso me activó mucho más. Admiré, tal como me había pasado con Elena, su cuerpo firme y fibroso, pues aun habiendo pasado los cuarenta largos, las dos iban tres veces por semana al gimnasio y los resultados estaban a la vista, mejores en Gloria que tenía el culo más armado que su amiga, en ese momento no podía perder tiempo, pero eran mujeres para disfrutarlas acariciando y besando todo su cuerpo.
“Tenemos un poquito más de tiempo cielo, haceme una semi completa, te extrañé mucho y quiero sentirte por todos lados”, -pidió mirándome con su mejor cara de hembra deseosa de pija-. Con sus agujeritos a disposición no tardé en penetrarla de una por la vagina e hice un par de movimientos profundos de entradas y salidas mientras ella gemía dolorida, ya la tenía lubricada y “ataqué” el asterisco.
El ingreso fue más rápido que con Elena, a Gloria le gustaba más rudo, pero no pudo contener el grito cuando choqué mi pelvis contra la dureza de sus nalgas, mordió enseguida el respaldo del sofá y me moví con entradas y salidas rápidas, aunque pretendía otra cosa, después que tuvo su primer orgasmo comencé a entrar y salir cambiando de agujeros. Disfruté de sus orgasmos que parecían no detenerse y aquí estuve más controlado sin que peligrara mi performance, cuanto más se desesperaban, mejor me controlaba yo.
Finalmente me hundí profundo en su culo como para llenarle las tripas de leche, pero ella hizo un movimiento y se corrió de lugar, se sentó rápido diciendo: “dámela en la boca”. No pude ver su culo abierto y no sé si la verga estaba sucia o no, no me dejó averiguarlo, la hizo desaparecer casi sus tres cuartas partes y me vacié en su garganta. Ella me tenía tomado de las caderas y mamaba como si fuera un ternero, gemía mientras mamaba, no desperdició ni una gota y después de tragar todo se dedicó a limpiar mi verga con esmero.
Luego de esto me secó con un pañuelo descartable, me miraba como entregada y me pidió con voz un tanto sollozante, “Martín, quiero que me cojas por lo menos una vez por semana, estoy dispuesta a lo que quieras, te extrañé muchísimo”. El pedido había sido distinto al de Elena y lo tuve en cuenta. Independientemente de lo que pensaba, no le dije ni sí ni no, sólo le pedí que se arreglara el rímel que se deslizaba por las mejillas, lo hizo y me pidió el teléfono dónde dejó su número registrado. Terminó de arreglarse y le serví una copa para que se enjuagara la boca, lo hizo y no se pudo resistir a mirar la etiqueta de la botella,
- Jajaja, es la primera vez que me enjuago la boca con un Champagne que sale una fortuna, cuando le cuente a Elena se va a querer morir. Otra cosa más, a mí también me lo rompiste, pero lo estaba esperando desde que te vi entrar al privado y ojo con el marido de Elena es un buitre y ya olió que tenés buen dinero.
- Quedate tranquila por eso, ya no soy el “pendejito” al que ustedes “peloteaban” y cansaban.
- Sí, claro, ¿quiénes salían de ese departamento con el culo hecho flecos?, esos fueron los mejores polvos de mi vida y no tuve pocos, jajaja, Elena piensa igual… Contame, ¿hay alguna onda con mi hija?…
- No, recién la conocí hoy y hay buena onda porque es fantástica y muy dada, pero, hasta ahí llego, no creo que ella tampoco tenga ningún interés.
- Jajaja, no es tan así, yo conozco a mi hija, la impactaste y no es por el tema del dinero, en eso no salió a la madre, le da lo mismo andar con sandalias caras de tacos altos que con alpargatas, jamás nos hubiera presentado a un “fulano” que recién conoce.
- ¿Estás de Celestina hoy?
- No, tonto, en sus cosas no me meto, pero te tendría más cerca y todo quedaría en familia, jajaja.
- Gustar me gusta y tendría dos hermosos culos a disposición, eso sí, lo de Elena no camina, tendrías que ser vos sola.
- ¿No te gustó?, ¿hizo algo que te desagradó?
- Para nada, me encanta lo que hace, aunque creo que disimula bastante bien y no me quiero complicar la vida, tengo otro tipo de emprendimientos en la cabeza y si no podés zafar de Elena lo dejamos ahí, esto es algo así como “tómalo o déjalo” y si se da lo de tu hija, ya veremos.
- Lo tomo sin dudarlo, ella no tiene por qué enterarse, dejalo por mi cuenta. Que distinto que estás, me gustás más en esta faceta más varonil y tengo que admitirlo, me calentás mucho más.
- Los golpes o cachetazos que te da la vida te cambian y a mí me dieron soberana paliza, fue feo, pero no me dejaron caer y ahora hago lo que me gusta y con mucho resto.
Escuchamos las voces de Elena y Candela detrás de la puerta y les abrí, “en que andaban ustedes”, -preguntó Candela sonriendo-… “Tu señora madre se enteró que tenía una botella de Champagne del bueno y no se quiso perder la oportunidad de probarlo, vas a tener que mandarme otra botella porque queda sólo un poco para que pruebe Elena”, -le contesté-. Elena no perdió tiempo en servirse y le puso el resto a Candela. “Es exquisito, -dijo Elena– después le vamos a contar a nuestros maridos para que se retuerzan, jajaja”.
- No nos podemos quedar mucho más, el horario está restringido y en media hora tenemos que cerrar, vas a tener que disculparme Martín, no me pude dedicar todo lo que debía a tu persona porque acá, a cada momento, surge un tema nuevo por resolver.
- No hay historia, me agradó conocerte y si te animás a seguirla te invito a desayunar, no sé si se estila, lo que es yo, ando con hambre.
- Encantada, nunca me hicieron una invitación similar, mamá, llevate mi auto, yo me voy con Martín y después tomo un taxi para regresar a casa.
- Justamente conmigo, si te dejo ir en taxi mi viejo se levanta de la tumba y me hace pasar las de Caín, yo te llevo de regreso.
Primero saludé a los maridos pues los matrimonios se fueron antes, eso sí llevaban a dos mujeres a las que no podrían meter en una piscina, harían demasiadas burbujas, una más que la otra porque tenían sendas “pinchaduras”, jodas al margen que se me ocurrió pensar cuando se iban, se las notaba satisfechas, aunque ninguna dio ninguna muestra de nada. Años de cuernos y disimulos por parte de ellas no habían pasado al pedo.
Yo la esperé a Candela a que hiciera unas cuentas y diera un par de órdenes para comprar nuevas bebidas y nos fuimos en mi auto para buscar algún lugar dónde se pudiera desayunar bien. Al final terminamos desayunando en la confitería de un hotel internacional de primera línea, ella me decía que hubiera sido lo mismo parar en cualquier bar y aunque me di cuenta que lo decía sintiéndolo así, no se notó para nada incómoda en el lugar, era indudable que sabía moverse muy bien en ese ambiente más lujoso.
“Te iba a hacer una pregunta relacionada con Elena, pero sé que no me vas a contestar”, -fue lo primero que me dijo al sentarnos y yo la miré sin preguntar ni decir nada-. En algo se había “pisado” la morocha y Candela la agarró en el aire. Enseguida cambió de tema y hablamos de muchas otras cosas. No quise intentar nada sexual, aun a pesar de que ella tiró un par de indirectas, me di cuenta que, además del físico que paraba el tránsito, tenía una sencillez y un modo de hablar que destilaba dulzura, pero al igual que el padre su mirada podía ser dura y firme, destilaba personalidad.
Por eso mismo no quise que la cosa fuera un “toco y me voy” de una sola noche por más que tenía el pálpito de que no diría que no. Sin yo pensarlo ni pretenderlo, “la bolichera” me había “tocado” cuando contaba cosas de su vida, de sus dos novios anteriores, de sus ganas de salir a flote a su “manera” y de algunas de sus frustraciones y sueños. La dejé en la puerta de la casa cuando ya salía el sol y me despidió con un “piquito”, agradeciéndome el buen momento que había pasado. Habíamos cambiado números de teléfonos, pero yo sabía dónde encontrarla.
En la mañana, lo primero que hice fue pedirle a Gerardo y a Andrea que trataran de averiguar todo lo que pudieran y que permitiera la tecnología para conocer mejor al Embajador y al Empresario. Ninguno me agarraría “dormido”, si tenía ocasión de verlos nuevamente correría con la ventaja de conocer lo bueno y lo malo de cada uno de ellos. A instancias de Andrea que me lo sugirió, cada persona nueva que conociera conllevaría un estudio pormenorizado de sus actividades, propiedades, ingresos y egresos y movimiento de sus capitales.
Andrea era más “bicha” y más despierta que Gerardo, además era muy organizada para trabajar, me había gustado de entrada su predisposición para pensar estando siempre un paso delante de su novio. Éste, Gerardo, era un genio con el tema de las máquinas, tenía una enorme ductilidad para trabajar y conseguir la información y sabía transmitir sus conocimientos, pero, para que se entienda, respecto al trabajo en sí, hacía sólo lo que yo le pedía, buscaba la información, la imprimía, la dejaba guardada además en otro disco duro como reserva y ya estaba, lo daba por concluido.
Sin embargo, Andrea que, por lo chiquita y menuda parecía una “ratita de biblioteca” con lentes, se adelantaba a lo que yo podía pedirle y fue por iniciativa de ella que me planteó de ir recopilando la información de Empresarios, Políticos, Judiciales y otros, junto con su familia y amantes o conocidos. La idea era conformar un archivo donde, con sólo buscar un nombre, apareciera todo el dossier de esa persona. Era una especie de archivo similar al de un Servicio de Informaciones o de la propia Policía Federal, esto nos evitaba perder tiempo en búsquedas apresuradas.
Era totalmente ilegal, pero ella estaba entusiasmada con todo esto, le pedí que lo hiciera y se puso contenta y entusiasmada a la tarea de búsqueda y organización. La idea era que, si tenía que ver o encontrarme con “José Pérez”, ya sabría de antemano quien era, que hacía, quienes eran los componentes de su familia, sus amigos, sus amantes, sus propiedades, sus disponibilidades, saldo bancario y etcéteras.
Llevaría tiempo y dedicación, pero no le importó, ella quería hacer un buen trabajo y que me beneficiara, a mí me encantó la idea. Por otro lado, de eso también me di cuenta, aseguraba el trabajo y la vivienda de los dos por mucho tiempo, porque, además del trabajo en sí con el archivo, quedaban las actualizaciones. Esto del trabajo asegurado Gerardo no lo tenía en cuenta y entendí que era ella quien sostenía la pareja. Ya que estamos en esto de las parejas, el Sensei me partió la ceja en la práctica que tuve a la tarde con él, todo fue por mi propia culpa, pero Candela tuvo que ver en esto.
Yo tenía que parar o esquivar los golpes que él me tiraba, no jugaba con esto, yo mismo le había pedido que se tomara el trabajo en serio, algo que me obligaba a mí a concentrarme rápido para evitar daños, la defensa ante un ataque tenía que llegar a ser una reacción por inercia. Llevábamos un rato con esto, todo estaba bien hasta que se me cruzó el culo y las tetas de Candela por la cabeza, los “rapiditos” llevados a cabo con Gloria y Elena habían reactivado la libido adormecida, recuerdo que pensé como sería Candela en la cama y en lugar de alejar la cabeza del posible golpe, la adelanté. Fue muy rápido y vi estrellas de todos colores, el Sensei se asustó porque tardé un poco en reaccionar, finalmente la cosa no pasó a mayores, pero me di cuenta de que debería separar un poco mi instrucción y educación y no dejarme llevar por las tentaciones.
Esto lo hablé con mi Sensei e hizo conmigo un trabajo que podríamos llamar de concientización, ¿cómo explicarlo?, me enseñó a separar una cosa de la otra, lo que era sexo casual debería ser tomado como tal, lo mismo en las relaciones con las demás personas y creí que podría lograrlo, de hecho, en la teoría lo llevaba de diez, el problema era la práctica porque, además de lo que yo pensaba, estaban las otras personas y los momentos con ellas.
Estuve diez días si verla a Candela y tampoco atendí los llamados de Gloria, su madre, respecto a Elena, ni la pensaba, el papelito que me había dejado en el bolsillo tenía su número telefónico y, si no la llamaba a Candela, mucho menos lo haría con ella, no me gustaba tanto y el lastre que tenía con el marido era más que importante. Los datos que me había conseguido Gerardo dejaban saber de estafas a varios conocidos empresarios, para más, su empresa no marchaba bien, tenía deudas de todo tipo, inclusos las generadas con el juego clandestino, juicios de empleados y su liquidez mermaba a pasos agigantados porque no achicaban su ritmo de vida y de gastos.
Ni loco me metería en ese berenjenal, el tipo era capaz de vender a la madre y Elena, seguramente no le iría en zaga, estaba demasiado acostumbrada a vivir bien y de ahí a pensar en un “pendejo” con dinero al que se lo podría “manejar a conchazos” o moviendo el culo, había un paso muy corto. Eso fue lo primero que se me cruzó por la cabeza y estaba “frita” si era lo que pretendía.
Mis “archivos” me hacían saber que el marido había recibido una oferta por la empresa, el mundo de los negocios empresariales era muy duro y allí no había parentesco o amistad que valiera pues, sabiendo que la empresa andaba mal, que tenía juicios, que retrocedía en su producción y que él necesitaba el dinero para salir de sus deudas y sus problemas, la oferta había sido paupérrima, la misma se abonaría en cuotas bimestrales por el término de cinco años, con un adelanto que sólo le servía para amortizar sus deudas.
Era indudable que los oferentes estaban bien al tanto de sus problemas y aprovechaban esas circunstancias, sabiendo que no le quedaban otras alternativas. Según parecía la reunión con el padre de Candela fue para pedirle una ayuda monetaria importante, éste accedió a esa reunión para actuar diplomáticamente, pero, acorde a que Gloria me había dicho que era un “buitre”, me dio una idea de lo que pensaban ellos de ese “fulano”. No obtuvo lo que quería y en esos quince días se precipitó todo…
Continuará… ¿Les gustó?, por favor, valoren y comenten. GUILLEOS1 se los agradece.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!