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Heterosexual

El disfrute de un Festejo

Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Con excepción de la particular vista que tenía, este trabajo era un verdadero fiasco; ir de salón en salón cargando las voluminosas bolsas con los vestuarios resultaba agotador y estar ayudado a acomodarse la ropa a los niños resultaba muy tedioso.

Creo que era por el Día de la Primavera; algunos niños salían disfrazados de plantas y animales, pero la mayoría iba a presentar un baile típico del país. Particularmente me gustaba el Festejo que iba a presentar el sexto grado de primaria, esas pequeñas prendas que vestían esas niñas que recién iban a formarse, junto con aquellos movimientos de sus brazos y cadera tan exquisitos y sensuales al ritmo de la música negroide…

Ya que todos los niños estaban listos para actuar y que el jefe de vestuario ya me había pagado me di el lujo de observar en el enorme patio de la escuela la actuación de los niños sobre un estrado de madera que habían montado para la ocasión; las diferentes exhibiciones fueron pasando y poco después los niños iban a sus salones a cambiarse. En el sexto grado solo iban a bailar niñas, por lo cual, ningún niño había venido, no terminé de ver el hermoso festejo tan bien coordinado que las niñas danzaban, mis perversiones me ganaron.

Los pasteles eran algo que Kathia no podía resistir; su tía había venido a ver a su hija y a ella, ante la invitación del pastel se fue con ella a un restaurante cercano a pesar de que la tarde comenzaba ya caer. Regresaba tranquilamente a la escuela suponiendo que sus amigas ya debían haberse ido; sus compañeras son particularmente frías, ella con solo diez años ve como sus compañeras de once ya tienen enamorados se besan y toquetean con ellos sin mayor reparo; ellas siempre le decían que debía conseguirse algún enamorado, decían que como era linda y pequeña los chicos mayores de seguro la desearían.

Esa noche en particular las chicas le decían que se insinuara con el ayudante de vestuario, era un chico atractivo y a ella le gustaba; pero él ya debía de haber pasado los dieciocho, nunca se fijaría en una pequeña niña se decía. Entrando en la escuela se decidió a estar con el primer chico con el que pueda, el cielo era de un hermoso naranja y ella sonreía ante la idea de estar con alguien.

La belleza infantil, no mucha gente la entiende, una belleza que no puede ser solo pervertida sino que también inocente. Las niñas no están hechas para la perversión, cuando se entregan a ella y no saben regresar pierden su belleza, su belleza física puede mantenerse, pero… ya no son niñas; por eso no me gusta dar el primer paso… Las niñas deberían juntarse con erizos antes de juntarse conmigo.

Esos pechos planos y algunos que ya comenzaban a mostrar lo que serían sus senos me excitaban irremediablemente, entre risas se desnudaban ante mis ojos mientras aguantaba mis deseos de salir de mi escondite; detrás de las bolsas del vestuarios bajo una carpeta y en una posición muy incomoda me escondía para observar como se desvestían las señoritas; no escuchaba sus conversaciones, tan solo veía sus cuerpos desnudos, sus vírgenes vaginas y sus infantiles rostros; llegó entonces una de las profesoras a ayudar a cambiarse a las niñas y se le antojó pararse frente a mí, mientras las niñas terminaba de cambiarse y se iban otras profesoras llegaron y al final solo quedaron mujeres contándose chismes; algunos recuerdos e ideas me habían llevado a hastiarme y recordando a las niñas desvistiéndose me quedé dormido.

El salón estaba a oscuras; al ingresar, Kathia prendió las luces; las mesas habían sido movidas a los lados para facilitar la movilización y los disfraces estaban acomodados en un rincón de la instancia, cuando se disponía a desvestirse escuchó que algo se movía. Tragó saliva mientras lentamente se acercaba a las bolsas bajo la carpeta, estiró el brazo con un temblor en él; más no llegó a tocar las bolsas, al ver un par de ojos devolviéndole la mirada entre las sombras retrocedió y se dispuso a gritar.

El intruso rápidamente salió de su escondite y logró taparle la boca a la niña antes de que logre emitir sonido alguno; Kathia trató de forcejear pero al verle la cara al sujeto se calmó. Saulo notó que la niña se había calmado, lentamente fue soltándola y se apartó unos centímetros; Kathia lo reconoció, era el ayudante de vestuario; pero ¿qué hacía allí?, se preguntaba.

– ¿Por qué estaba allá abajo? – Le preguntó Kathia intrigantemente.

– Eh… Me quedé dormido – Dijo Saulo algo nervioso y sonriendo.

– No es un lugar cómodo para dormir, a menos que no quieras ser visto.

– ¿Y eso que tiene? – Dijo él, más nervioso aún.

– ¡Estabas espiando a mis compañeras! – Exclamó la niña señalando a Saulo – ¡A ti te gustan las niñas!

– Shhh… – Saulo le pidió que se callara, pero la niña lo veía seriamente; él estaba asustado de ser descubierto y algo excitado por la niña escasamente vestida que estaba frente a él – Sí, me gustan; pero ya creo que sabes que nadie debe saberlo.

– Dime ¿Te gusto? – Le preguntó Kathia coquetamente.

– ¿Ah? – Saulo se quedó anonadado ante la situación.

– Si te gusto.

– Bueno… Sí – Dijo mirándola de arriba abajo, apreciando su tez trigueña sus piernas bien formadas, su cuerpo delgado y su rostro inocente – Bastante para serte sincero – Añadió sonrojándose.

– Se mi enamorado – Dijo ella decidida.

– ¿Qué?…

Era tal como lo había dicho, estaría con el primero con el que pudiese; las otras me envidiarán; él siendo mayor ya ha de saber de ser enamorado y posiblemente me acaricie mejor de lo que mis amigas hacen y si es necesario iremos más lejos, pero… quiero ser aceptada, quiero que me vean y me envidien. Espero que me diga que sí…

– Bueno – Di que no, dique no, di que no, di que no, di que no, di que no, di que no, di que no, di que no – Creo que puedo…

– Entonces, bésame – Le dijo Kathia emocionada por tener su primer beso, sonriente se acercó a él.

– Yo… no pienso limitarme a besarte – Dijo Saulo seriamente y con una mirada esquiva.

– No importa… – Dijo ella juntando sus manos sobre su pelvis – Era algo que ya me lo esperaba – Y siguió sonriéndole.

Lentamente Saulo se fue arrodillando hasta que su rostro estuvo a la altura de Kathia, separando ligeramente los labios y arqueando un poco la cabeza a un lado la besó; sus labios primero se acariciaron lentamente suavemente en un beso dulce, pero él comenzó a ser más agresivo mientras su legua lentamente se abría camino en la boca de la niña. Ella, con los ojos cerrados, se dejaba llevar mientras sentía como la envolvían lentamente los brazos de aquel hombre y la tomaban de la cintura.

Mientras mordisqueaba con los labios los bezos de la boca de la niña sus manos bajaban de su cintura y acariciaban sus nalgas con sumo placer; sus manos se introdujeron bajo su pequeña falda y tomaron por los lados los calzones de esta, sin más los llevó hasta el suelo; Kathia abrió sorprendida y mientras veía el rostro de su enamorado sentía como las manos de este subían manoseando sus infantiles piernas.

Sintió como el rubor de sus mejillas aumentaba al sentir esas manos acariciando sus nalgas al desnudo, fuertemente la tomó por las nalgas y la alzó, como un acto reflejo Kathia se abrazó de su cuello mientras su beso se rompía; ella lo miraba, pero el parecía no verla. La depositó sobre una carpeta, le terminó de quitar los calzones y comenzó a desamarrar el nudo que cubría los pechos de la niña.

Voy a tener sexo, lo sé… mis amigas dicen que la primera vez duele, pero ellas nunca lo han hecho ¡Yo les hablaré de sexo, les enseñaré y me lo agradecerán! Es delicioso, es rico, ¡es rico! Somos enamorados, acaríciame.

Su lengua recorría el plano pecho de la niña recorría la circunferencia de sus pezones para luego morderlos suavemente; fue bajando saboreando el infantil cuerpo, bajó a través de su estomago hasta llegar a su falda y sin decoro la levantó; Kathia respiraba agitadamente mientras veía como separaban sus piernas, al sentir aquel lengüetazo en sus labios vaginales sintió un calor internó y como su cuerpo parecía desvanecerse.

Con sus manos lentamente fue separando los labios vaginales y su legua lentamente comenzó a introducirse, en ese momento la niña comenzó a soltar débiles gemidos mientras el saboreaba su infantil interior y sus índices se introducían. Se sentía algo incomoda pero la sensación de placer era mas fuerte, su vagina lentamente se ensanchaba a la vez que se humedecía y los intrusos dedos lentamente le abrían los labios y se introducían cada vez más. Nublada por el placer la niña no se dio cuenta que llevaba cuatro dedos en su interior.

Fue en un instante de lucidez que vio como Saulo sacaba su miembro de sus pantalones; no era muy grande, pero tenía un tamaño superior al estándar, ella relajó los músculos mientras el pene entraba lentamente con la cabeza adentro fue bombeando lentamente hasta alcanzar el himen de la niña; Sumamente excitada Kathia miró a Saulo y le sonrió, él le devolvió la sonrisa, una sonrisa triste.

Con fuerza y sin piedad una fuerte embestida de Saulo rompió el himen de la niña, dejando fluir la sangre.

Duele, duele, ¡duele!… ¡Duele mucho! ¡Duele demasiado, siento mi cadera partida en dos!… Mamá… … … Yo quería esto, yo sabía que pasaría, ya no importa, otra vez siento placer, el dolor se va y no volverá, lo sé.

Parecía que iba a gritar; Saulo iba a callarla, pero solo se quedó mirando el vació y derramando unas lagrimas para reaccionar a los pocos segundos, con los ojos vidriosos le sonrió.

– Ahora… – Le decía ella – Ahora ya estamos más unidos, haremos el amor varias veces al día y no s amaremos… – Saulo la embistió levemente introduciendo más su pene.

Tonta, puta tonta; ni siquiera sabemos nuestros nombres, no somos nada; esto no es mas que sexo, es algo para mi provecho y por alguna razón que desconozco, para el tuyo.

Saulo alzaba las piernas de la niña sin dejar de penetrarla; Kathia respiraba irregularmente mientras a duras penas aguantaba la fuerte sensación de placer; Él saboreó las pantorrillas de Kathia besándolas y lamiéndolas antes de llevarlas a sus hombros, sujetando bien sus piernas comenzó penetrar más rápido y profundo. Kathia soltó un fuerte gemido ahogado seguido de una serie de gemidos menos fuertes, el escozor placentero en su vagina aumentaba, no quería parar pero comenzaba a descontrolarse; viendo el rostro de Kathia y sintiendo la humedad en su vagina supo lo que pasaría y luego de penetrarla compulsivamente se hizo a un lado.

Un fuerte chorro de orines, sangre y jugos lechosos salieron expulsados violentamente de la vagina de la niña ensuciando el suelo las piernas de esta, la respiración de Kathia comenzaba a calmarse, pero Saulo volteando a la niña y dejándola boca abajo con las piernas colgantes comenzó a penetrarla nuevamente. Kathia había sentido su primer orgasmo y había sido sumamente violento, ya no sentía las piernas y la vista se le nublaba, sin poder emitir sonido alguno cayó inconsciente. Al notar esto Saulo siguió penetrándola apresuradamente hasta venirse en la infantil vagina. Mirando su acto seriamente Saulo fue en busca de diversos artículos de limpieza en el desván de al lado.

Así soy; cual erizo gigante, venenoso y fiero. No soy saludable para la inocencia, pero por alguna extraña razón nos atraemos. Así, como todo tipo de amor solo podemos salir lastimados: la inocencia y yo… pero más la inocencia.

Luego de limpiarme, limpiar el lugar y a la niña la dejé acostada, bien vestida con su vestimenta de festejo; me demoré uno minutos en apreciarla por última vez y me retiré dejándola las luces encendidas. Tuve que andar con cuidado y trepar un muro, pero salí sin ser visto. No la he vuelto a ver como a las demás, y como con las demás guardo su recuerdo que me tortura en mi perversidad.

__________________________________

Por cierto, el relato que leyeron fue ficción. No me muestro a favor de la pedofilia, pero tampoco creo que estigmatizando a este grupo de gente y juzgando a ciegas sirva de algo. Si queremos solucionar el problema tendremos que observar todo el fenomeno pedofílico y no buscar formas de eliminarlo, por que no es algo que vayamos a eliminar realmente.

2236 Lecturas/1 octubre, 2018/0 Comentarios/por sexosintabues
Etiquetas: hija, mayor, mayores, orgasmo, recuerdos
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