El empuje necesito para salir del letargo.
Blanca intenta sacar provecho de su flamante esposito, las cosas van bien por un tiempo hasta que le da el empuje que necesita..
¿Qué pasá cuando no eres lo suficientemente macho para una hembra feminista?
La respuesta a esta pregunta la tiene Rubén, 1,60 de estatura, calvo, voz aguda, cuerpo esbelto casi femenino, Gerente de un pequeño establecimiento, así se llama él mismo, en realidad es el encargado de una tienda de abarrotes pequeña local.
Este hombre soñaba con casarse y tener una familia pero su trabajo lo absorbe, lo limita tanto que apenas tiene tiempo libre. Cansado de ser soltero a sus 35 años se inscribió en una aplicación de citas, ¿Matches? 0.
A los 5 meses de haberse inscrito nuestro «protagonista» recibió un mensaje de alerta de la app, tras tanto tiempo ¡Por fin un match!
Blanca es una linda chica de 24 años, una belleza para los estándares de Rubén, una chica normal para los estándares del resto de los hombres y fea para los hombres más exigentes.
Nuestra protagonista está en búsqueda de un buen hombre que sea capaz de entender su postura feminista, dada su belleza y carácter no a tenido suerte, estando borracha se olvidó de su ideología y entre todos los chicos a los que le dió «Match» estaba Rubén y Ernesto.
Ernesto es un macho, no por su físico si no por sus ideologías, la mujer debe atenerse a su hombre, callada y cargada detrás de la puerta y demás ideas de macho retrógradas de antaño.
Entre los tres formaron un triángulo amoroso extraño, dónde un hombre no tan masculino es sometido a los deseos de una mujer que muy en el fondo quiere que un hombre agresivo la posea salvajemente.
Podría extenderme con toda una historia sobre cómo fue que llegaron a eso, basta que les diga que Blanca jugó y usó a Rubén de tal forma que el pobre hombre quedó perdidamente enamorado al grado de aceptar lo que les voy a narrar.
Rubén prepara algunas bebidas en su cocina, en el baño Blanca se depila y prepara para el encuentro sexual de esta tarde, estos dos forman un matrimonio extraño, durante su noviazgo tuvieron algo de sexo, el pobre hombre se viene en minutos, algunas veces antes de siquiera poder penetrar a su chica.
Está noche es especial, Ernesto vendrá a su casa, Blanca lo odia, es un maldito cerdo machista, no se parece en nada a su amado Rubén, sensible, detallista, atento, su única gracia es que se la coge con energía hasta que alcanza un par de orgasmos.
Cómo podrán intuir, Ernesto y Blanca ya han tenido relaciones sexuales, pero está será la primera vez que Rubén estará presente, ese fue el acuerdo para seguir con su relación «Necesito un hombre que me deje bien cogida, tu no puedes», «Si me quieres a tu lado tienes que aceptar que me acueste con él», enamorado y desesperado por tener una pareja, Rubén aceptó, por cierto, Ernesto tiene 22 años.
El corneador llegó puntual a la cita, le gusta la idea de coger con la mujer de un maricón poco hombre que además es feminista, en sus anteriores encuentros se a venido dentro de ella a sabiendas que el pendejo de Rubén se hará cargo del niño con tal de tener a esta puta a su lado, más importante aún, él fue quién la desvirgó semanas antes de que el pobre de Rubén pudiese tocarla.
Muy a pesar de Blanca, la brutal cogida de Ernesto la hizo disfrutar, fue casi una violación hasta que se relajó y lo disfrutó, desde ese momento la chica se dió cuenta que el sexo duro es lo que le gusta, feminista o no, le gustan las cogidas salvajes.
Rubén abrió la puerta, 1,78 de estatura, voz normal, complexión robusta, llenito, algunos kilos de más, pero eso sí, muy macho. El primer saludo de los hombres marcó dominancia, el apretón de manos de Ernesto lastimó a Rubén.
Blanca bajó en ropa interior, no necesita ni quiere vestirse para este hombre, lo detesta, solo quiere sexo y procrear, mirá con «amor» a su esposo, lo cierto es que tampoco lo ama, está con él porque es un simuso poco hombre que aceptará cualquier cosa con tal de tenerla a su lado.
Sin perder el tiempo Ernesto se desnudó, no es un Adonis, es un hombre robusto con un pene normal, 15 centímetros de hombría, 5 de grosor, aún así, se comporta como macho, dura lo suficiente en la cama para garantizar al menos 1 orgasmo y se viene con fuerza.
Blanca convenció a Rubén de que tiene que embarazarse de otro hombre porque sus genes son son muy buenos, Ernesto tiene mejor genética, una crianza efectiva y sus hijos serán buenas personas, ese argumento tan simple fue suficiente para convencer al pobre hombre.
Dejándose llevar Blanca sigue a Ernesto que la sujeta del hombro, la tiró con fuerza en el sillón haciendo que ella grite de sorpresa, en un ridículo intento de mostrar su valor Rubén hizo como que la defendía, «quédate allá mi amor, así me gusta que me lo haga, no interfieras, estás aquí para ver y atendernos».
Si eres hombre y en este momento tienes una erección deberías reflexionar ¿Eres Ernesto o Rubén? Si crees que eres Ernesto, piénsalo dos veces ¿De verdad eres Ernesto?
Aún vestida, Blanca le está dando una profesional mamada a Ernesto, este hombre disfruta empujando su pene lo más profundo que puede, acostumbrada a este trato Blanca se concentra en mamar y respirar al ritmo de la violenta mamada.
Rubén tiene una erección, sabe que si fuera él ya se habría venido, más importante, disfruta con lo que ve, es como ver una película pornográfica en vivo donde la protagonista es la mujer que amas.
Arcadas y tos, eso causa en Blanca la violencia de Ernesto que está más frenético que nunca con la presencia de Rubén, «Maricón, ven, siéntate aquí, quiero que veas cómo me la mama», avergonzado Rubén se sentó a un lado de Ernesto, es Blanca la que sin manos se mete hasta lo más profundo la verga del hombre que le da placer.
«Sácatela rubencito, jalatela, vamos a ver cuánto aguantas», rojo de pena y humillado Rubén se resiste, contempla la mamada que le da su esposa a este hombre más joven que él, además de mejor dotado, 11 centímetros de hombría con un diámetro de 3 centímetros, eso es lo que tiene por herramienta.
«Ándale amor, haz lo que te dice, mastúrbate todo lo que quieras, disfruta de esto», ¿Qué debería sentir Rubén? ¿Qué sentirías tú? El pobre hombre sacó tímido su pene, su «generosa esposa» le regaló una enorme carga de saliva mezclada con los jugos de su amante para lubricar su pene y «hacer más placentera su masturbación», o eso fue lo que le dijo.
Cada 2 minutos Blanca se detenía para lubricar el pene de su esposo, «Si me ama» piensa orgulloso Rubén al interpretar eso como preocupación y amor. Como ya se dijo antes, Ernesto es de carrera larga, es su única gracia, 12 minutos de sexo oral hasta que Blanca se cansó de la mandívula y se detuvo de manera abrupta.
En los 12 minutos de felación Rubén se masturbó freneticamente, los sonidos guturales, el rostro rojo por el esfuerzo, el sudor en su cara, la saliva escurriendo, las dosis de “lubricante”, el pobre hombre se vino 3 veces en los 12 minutos mientras su amada esposa le da una felación a un tipo de una forma en que nunca se la daría a él, su pequeño pene y poca resistencia no le dan mucho margen de acción a Blanca. Su pellejo cuelga flácido tras haberse corrido tres veces, necesitará algunos minutos para poder recuperarse y conseguir una nueva erección.
Mientras tanto, a lado del agotado “hombre”, la valiente femenista se desprende de sus pantis mostrando un coño rasurado le labios regordetes, clítoris prominente, empapado de sus jugos, el morbo de la situación, su esposo a un lado viendo todo, Ernesto y su energía, los gemidos ahogados de Rubén cada que se venía, la empapada entrepierna de los dos hombres por su saliva, la chica de 24 años está lista para que se la cojan salvajemente y le tiren toda la leche dentro.
Ernesto no necesita nada más en el mundo, un pendejo que le cede su vieja para cogerla, preñarla y salir de rositas, la vieja vieja en cuestión está “buena”, porque los estándares de Ernesto son realistas, sabe perfectamente que no es el hombre mas hermoso del planeta, de los tres, es el más inteligente y quién más beneficio saca del asunto, se da cuenta de lo pendeja que esta Blanca y lo poco hombre y aún mas pendejo que es Rubén, disfruta del momento sabiendo que en su perra vida podrá tener una oportunidad como esta.
Acostada en el sofá sobre el pecho de su esposo, lo abraza con fuerza y le susurra al oído que todo está bien, que lo ama, esto es solo sexo y nada más, desde atrás Ernesto la penetra con salvajismo tal que sacude ambos cuepos, el delgado y débil cuerpo de Rubén se sacude, le hacen daño los brazos de Blanca que lo aprietan, la presión contra el sofa le sacaba el aire, su esposa gime ganas, Ernesto exhala con placer, el llora en silencio sabiendo que nunca podría darle placer de esta forma a la mujer que amá.
El corneador se da cuenta del llanto por las lágrimas, se burla de él diciendo que es un maricón, solo los maricones aceptan que otros se cojan a sus esposas, Blanca interviene besando a su esposo, le dice entre gemidos de placer que lo ama, que ningún otro hombre permitiria esto, solo él, le agradece permitirle satisfacer su necesidad con otro hombre y le le promete sexo oral al terminar el encuentro.
Con un dolor abismal en el pecho Rubén llora sabiendo que su vida es miserable, sabe que es un cornudo, un poco hombre, pito chico, eyaculador precoz, su matrimonio es una farsa, ella no lo ama, solo él, lo usa de ejemplo de lo que un hombre moderno debe hacer, tratar bien a su esposa, pero en el interior es una maldita zorra que quiere tener orgasmos con un hombre que la denigre y la trate con salvajismo.
El sonido de los cuerpos impactando, los gemidos de ella, los bufidos de él, las lágrimas de Rubén, en medio de esa mezcla de emociones y sonidos Ernesto se cobró lo que le prometieron. Ensalivando su dedo gordo lo metió con fuerza sin previo aviso en el ano de Blanca que gritó de dolor maldiciendo al hombre que la posee insultando con cuanta letanía salió de su boca, “eres un hijo de la chingada cabrón, PUTO”.
Con todo e insultos el hombre siguió a lo suyo, pulgar entero metido en el ano, lo usa para “afianzarse” y embestir con más fuerza, “me voy a comer el culito de tu esposa maricón de mierda”, totalmente alogenada por la situación Blanca grito su orgasmo en el delicado oído de Rubén que se limitó a seguir llorando.
Su penecito erecto siente el calor del cuerpo de su esposa que se sacude con fuerza, el sudor permite que se mueva con la piel simulando una muy mala “jalada” de verga, por momentos tiene chispazos de placer, lo suficiente para causar cosquillas, pero no lo suficiente para venirse.
Tortura en su genital, corazón y psique, el pobre Rubén no es tan fuerte, hace rato que colapso a causa de sus emociones y sentimiento de inferioridad, escuchar a su joven esposa gemir de placer con fuerza en su oído le calcina el alma, el rostro de placer del estúpido del corneador corroe sus ojos, la presión en el pecho causada por el coito le roba el aliento, apenas si puede respirar, lo suficiente para mantenerse conciente, es es sentimiento de inferioridad lo que mantiene excitado.
Su erección está más firme que nunca, ya no siente placer con los senos golpeando su pecho o raspando su glande, se siente inferior, su vida no vale nada, fue engañado y utilizado por estos dos, cada uno a su forma, la pareja sigue con lo suyo, el corneador jadea por el placer de la vagina que penetra, vagina que no conoce otro pene que el suyo.
La chica gime de placer con el pene que “la hizo mujer”, odia esa frase pero en ese momento tiene todo el sentido del mundo, el pene que la desvirgó salvajemente le está dando olas y olas de placer, ninguno de los dos se acuerda del cornudo, el hombre que permite que esto pase.
Por un momento Rubén entiende su posición, sabe que esto le excita, lo excita tanto que puede mantener su erección mas tiempo, mas firme, el sentimiento de inferioridad lo pone increíblemente cachondo, a diferencia de Ernesto que después de venirse necesita algo de tiempo para una nueva erección y una nueva eyaculación, al tener un pene más pequeño su tiempo de recuperación es más corto, sus testículos le duelen, se a venido tres veces, pese a eso, está listo para soltar una nueva carga.
El triángulo amoroso se cierra, Ernesto es el corneador que le da placer constante a Blanca, ella es la puta que recibe placer de Ernesto y se queda con todas las atenciones de su marido, Rubén es el cornudo que se pone a tope con el sentimiento de inferioridad que le causa todo esto.
Los gemidos del troglodita que empuja con fuerza se volvieron graves, en tres empujes mas descargó toda su hedionda semilla en el interior de la vagina de Blanca que se vino con él al sentir el calor del espera, el sentimiento de inferioridad arde en el interior de Rubén, lo que son erecciones breves y suaves son ahora una rabiosa verga, corta y delgada, pero firme como el acero.
El flácido pene salió de la maltrecha vagina, espesos ríos de semen salieron del interior, Blanca respira agitada desplomada en el pecho de su esposo, Ernesto está sentado en el suelo agotado, necesitará por lo menos 30 minutos antes de aspirar a una segunda erección.
Rubén tiene unos segundos de valor, con fuerza tiró el agitado cuerpo de Blanca al piso, cansada no pudo ni meter las manos cayendo de bruces contra Ernesto chocando sus cabezas, golpe que dejará tremendo chichón.
Excitado, furioso y totalmente destruido emocionalmente, Rubén empujó su pene por la vagina de Blanca y tomó un ritmo bestial que la irritada vagina de la chica se retorcía por el ardor.
Es la primera vez que Rubén consigue eso, penetrar a Blanca sin eyacular, el dolor en los testículos le impiden eyacular, la fricción durante el coito con el pecho redujo su sensibilidad, la presión de su alma le hierve la sangre bombeando cantidades enormes de sangre a su pene que se hincho algunos centímetros, ahora es tan grueso como el de Ernesto.
Con violencia y una emergencia jamás mostrada el cornudo arremete contra su esposa disfrutando de lo irritado y lubricado del Interior por la venida de su amante.
8 sorprendentes minutos de penetración que fueron una delicia para él, una tortura para ella, la pobre chica lucho contra su esposo, pero la adrenalina en su sangre le ayudaron a someterla.
Gruesas descargas de esperma de su esposo llenan su interior por primera vez, suficiente para preñarla, Blanca alcanzó un orgasmo por primera vez con su esposo, más que nada por esa sensación de ser una puta usada por hombres para darse placer ¿Dónde está su convicción? ¿A dónde se fue su feminismo? Su pulsante vagina le demuestra que al final del todo, esto se trata de sexo.
Insatisfecho y enfurecido Rubén sacó su pene de la destruida vagina impregnado en sus jugos y el semen de ambos, halogenado por la situación y con ganas de venganza apuntó su pene en al ano de su esposa.
Con la irá propia de un hombre traicionado Rubén empujó su hombría con fuerza contra el virgen ano rompiendo su virginidad de un solo empujón clavando su pene hasta el fondo arrancando un fuerte grito de dolor de su esposa.
La satisfacción, el poder, la venganza, el delicioso sabor de la victoria, el virgen ano se contrae intentando expulsar al invasor, Blanca sacude sus caderas en la búsqueda de su libertad, una fuerte nalgada la sosiega haciéndola llorar por el dolor doble.
En medio de lágrimas Blanca empuja el cuerpo de Ernesto, él no es el dulce Rubén, su amante se está burlando de la forma tan brusca en que le rompieron el culo, la pareja repta por la sala, a cada empujón el cuerpo de Blanca se recorre un poco, alaridos de dolor, se siente usada, ultrajada, menos que una puta, la culpa la invadió, «Esto te pasa por andar de caliente, cariñito», Rubén ya no es el dulce hombre que conoció, es un hombre más que se impone ante su hembra, herido por la traición somete y viola el irritado culo de su esposita.
10 largos minutos de tortura anal y Blanca siente como el caliente esperma de su esposo le llena su interior, «por fin paz» dijo la chica en su cabeza, pero la erección de Rubén no se va.
Con fuerza la giró sobre el piso lastimando su cuerpo que choca contra el piso, mañana tendrá algunos moretones que no se compararán con el dolor que sentirá en su alma.
Los ojos de Rubén ya no son los de aquel hombre enamorado y derrotado dispuesto a aceptar cualquier cosa por las sobras de su amor.
Su mirada es la de un hombre furioso que quiere venganza, todo el dinero, la humillación, el maltrato psicológico y emocional «tu genética es mala mi amor», en ese momento sabe que mató al hombre que la amaba y quedó un hombre resentido.
Sin importarle mucho que la vagina de su esposa esté irritada la penetró con violencia, los gritos de dolor mezclados con placer se hicieron audibles en la casa y llegaron hasta los vecinos.
En todo el tiempo que duró el coito Ernesto comenzó a recuperar su erección, esperaba su turno para poder probar el culito recién desvirgado “no es mi mujer, me vale verga ser el primero o el segundo”,
Con un rugido de placer Rubén eyaculó toda su reserva de semen en el roto, irritado y sangrado ano, pulsando, poco a poco la poderosa erección volviendo a ser el gusanillo desinflado de siempre, eso sí, dejó tras de sí un hermoso agujero.
Ernesto, confiado en sí mismo, se puso de pie demandando su oportunidad para probar el culito recién desvirgado, frotando de forma viciosa su pene se aproximo a la pareja, Rubén es un enquencle, sí, pero aún así, usando una silla a su alcance se la estrelló en la cabeza a su corneador que cayó inconsciente en el piso.
40 minutos después Ernesto despertó afuera del departamento de Rubén, desnudo, con terrible dolor de cabeza, algo de sangre, avergonzado, con la vista borrosa, intentó llamar a la puerta de la casa, pero no hubo respuesta, el corneador ingenuo se retiró del edificio cuando le hicieron llegar su celular por debajo de la puerta.
Dentro de la casa Blanca llora de rodillas, como niña chiquita de educación primaria tiene sus palmas extendidas, sobre ella carga dos ollas llenas de agua, de su vagina y ano escurre el semen de los dos hombres, en su mejilla hay una mano pintada debido a una bofetada que su esposo le dió, arrepentida de su conducta se somete a su nuevo esposo que no pretende darle tregua “a partir de hoy vas a hacer lo que te diga puta, me voy a traer alguna zorrita para que me veas como me la cojo y sientas lo mismo que yo”.
Lo que Rubén necesitaba era tocar fondo, sentirse mediocre, destruido, sin saberlo, Blanca le dio el empujón que necesitaba, a partir de ese momento la vida fue buena para Rubén y un puto infierno para Blanca, quien por cierto, disfruto de las salvajes cogidas que le daba su “nuevo esposo”.
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