El espejo por Gueixa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Gueixa.
Remoloneando, como siempre, me levante y me estire dejando que el Dios sol abrazara mi cuerpo. Adoraba esa sensacion. Era tan placentera como la caricia de un amante, del mejor amante.
Mis ojos somnolientos se veian en el espejo del armario como pequeñas lineas dibujadas en la redondez de mi cara. Mis labios carnosos se abrian en un bostezo. Mi enmarañado pelo cubria en parte mi cara, la blancura de mi piel la daba una imagen de irreal. Apoye mis nalgas en el respaldo de la silla que habia a mi espalda sintiendo la madera en el lugar justo donde la espalda pierde su nombre mirando ensimismada el reflejo que me devolvia el espejo.
Frente a mi se situaba una joven mujer con unos turgentes pechos que invitaban a ser acariciados, con unos grandes pezones cuya oscuridad era acentuada por la blancura de su piel. Una mujer con una cintura que se estrechaba vertiginosamente para crear una curva de medidas perfectas con sus caderas.
Cogi mi bata de seda negra y me dirigi al baño para preparar una ducha. Era un ritual, mi ritual. Me encanta sentir las gotas de agua recorrer mi piel, refrescandola, calmandola del ardor con el que mi cuerpo se levanta cada mañana.
Desde la puerta se podia ver un lavabo incrustado en un armario con un espejo sobre el seguido de un inodoro y un bidet, al frente estaba una gran ducha doble con mampara que ocupaba todo el fondo de la habitacion. En las puertas acristaladas de la mampara colgaban dos grandes toallas de baño de un suave tono azul. El lado izquierdo de la habitacion era un grandisimo espejo que cubria la pared de lado al lado y del suelo al techo solo acompañado de la imagen de una pequeña banqueta.
Lo primero que me gustaba hacer segun traspasaba el umbral de la puerta era mirar en rededor e inundar mis ojos con las tonalidades azules que llenaban el lugar, desde los sanitarios hasta los azulejos pasando por el tapizado la banqueta. El juego de las diferentes tonalidades de ese color hacia sentirme como una sirena en los paradisiacos mares del caribe.
Me dirigi hacia la banqueta para dejar en ella el conjunto de ropa interior que me pondria ese dia despues de abrir el grifo del agua y ajustar la temperatura. Al incorporarme senti el calor de su cuerpo a mi espalda y su aliento en mi nuca. Mire hacia el espejo y ahi estaba el. Sus facciones eran duras, muy marcadas. Sus ojos reflejaban el dolor de mil batallas y la felicidad de mi amor. Su nariz chata le daba un aspecto serio. Sus labios parecian estar hecho para ser besados. Su pelo corto me recodaba su profesion, igual que las cicatrices que llenaban su cuerpo y que yo sentia gustosamente cuando me acariciaban.
Sus manos se deslizaron suavemente sobre mi escote quedando atrapadas entre la seda y mi piel. Con la punta de los dedos aparto unos centimetros la tela que cubria mis pechos para abrir hueco hasta su centro, acariciandome los pezones mientras me besaba el cuello suavemente, recorriendo con su lengua todo su contorno. La seda se deformaba al tiempo que sus manos acariciaban mis pechos. Los pezones pronto alcanzaron una ereccion propia de su tamaño. El roce de las cicatrices de los dedos, de la mano, del brazo sobre mi piel hacia que me excitara mas.
Poco a poco sus manos iban acariciando todo mi cuerpo, recorriendolo con suavidad. Los pezones marcados en la tela mostraban que me gustaba esa sensacion. Su boca seguia recorriendo mi cuello, mis mejillas. Aparto con sus labios suavemente la tela que cubria mi hombro, besandolo desde el cuello hasta el principio del brazo, humedeciendo mi nuca con su saliva, recorriendolo todo con la puntita de su lengua. Mientras, su mano derecha iba descendiendo por mi cuerpo, rozando con la cicatriz de su antebrazo mi piel, notando como se endurecia al tiempo que seguia su camino.
Gire la cabeza hacia el y nuestras bocas se encontraron. La punta de su lengua suavemente fue recorriendo el perfil de mis labios, como si del pincel de Leonardo da Vinci se tratase al pintar la sonrisa de la MonaLisa. Cuando termino de dibujarlos y aprovechando que se habian entreabierto mordisqueo suavemente mi labio inferior mientras volvia a jugar su lengua con el trozo que sujetaba entre sus dientes. Despues de unos segundos, que el placer hizo que me parecieran eternos, su lengua inundo el interior de mi boca. Nuestros labios empezaron a fundirse en uno mientras nuestras lenguas se tocaban y se abrazaban acariciando nuestros dientes, nuestros paladares.
Su boca se fue comiendo la mia poco a poco, mis labios quedaron nuevamente atrapados entre los suyos, primero el inferior y despues el superior, recorriendolos con su lengua y humedeciendolos con su saliva. Su mano seguia su viaje hacia mi coño, mientras la otra no paraba de endurecer mis pezones, si es que era posible endurecerlos mas. El roce de la cicatriz de su dedo sobre mi pezon era algo que me estaba volviendo loca.
Sentia como se inflamaba dicha marca al entrar en contacto con mi piel, con mis pezones. Poco a poco, mi coño se iba humedeciendo, segun notaba su polla rozando mi culo oculto tras el fino muro de tela de mi bata, queriendo destruirlo, agujerearlo y meterse dento de mi.
Me apretaba contra su pecho con la fuerza suficiente como para no poderme mover. Estaba atrapada entre sus brazos que me empujaban hacia su cuerpo sin remedio.
Poco a poco nuestros cuerpos se iban estremeciendo de placer. Su mano llego por fin hasta mi coño, y comenzo a tocarlo, a acariciarlo. Sentia como sus dedos jugaban con mi clitoris mientras me daba pequeños mordisquitos en el cuello y en los hombros, separando la piel del musculo y humedeciendolo con sus labios. Su mano izquierda dejo de jugar con mis pezones y recorrio tambien mi cuerpo hacia el coño, acariciandolo suave e intensamente.
Poco a poco sus lametones y sus besos humedos hacian que toda mi piel se humedeciera, desde el cuello hasta los hombros. Y llego el momento que mas me excitaba. La cicatriz de su dedo indice de la mano izquierda, empezo a rozar mi clitoris. Era una sensacion maravillosa. Me encantaba sentir esa cicatriz rozando mi coño, mis labios vaginanales, masturbandome. Notaba esa dureza en el dedo, esa hinchazon de la piel que tanto gusto me daba. Empezo a follarme con los dedos, cayendo en ese momento de mi coño una gran cantidad de liquido, de flujo.
Poco a poco mi respiracion se aceleraba mas hasta que empece a gemir. El me apretaba cada vez mas fuerte contra si. Sentia su polla dura en mi culo, por la parte interior de mis muslos descendian mis flujos vaginales, mojando mi bata negra.
Sin casi poder darme cuenta, me giro y me volvio hace el, me agarro de la parte trasera de los muslos, me alzo y me puso sobre el lavabo. En ese momento acerco su falo hacia mi. Coloco justo la punta en la entrada de mi coño, rozando mi clitoris y mis labios con la punta de su capullo. Empece a apretar su culo contra mi, intentado que su polla se introdujera. Se retiro y empezo a jugar con mis pezones, duros como piedras, mordisqueandolos y lamiendolos. Me besaba los costados, el estomago, el vientre hasta que separo mis piernas y, sin dejarme mover, se metio todo mi coño en la boca. Lamio mi clitoris dentro de su boca con la lengua, mis juegos caian por los laterales de sus labios, su lengua empezo a follarme, mientras sus manos apretaban mi culo. Queria que me follase, pero se estaba haciendo esperar. Se estaba bebiendo todo lo que salia de mi, se estaba comiendo mi coño, me lo estaba follando con la boca, lo estaba devorando. Sus dientes separaban los labios, tiraban de ellos y los lamia por dentro, por fuera, a lo largo. Empece a gemir con mas fuerza, a gritar por momentos mientras sentia que su respiracion se agitaba.
Se puso en pie, hizo que mi bata cayera por mi espalda, dejandola a la altura de los codos, y en ese momento, me tomo de las caderas, de la cintura. Me apreto contra el. Pude sentir como su polla se deslizaba suavemente hacia el interior, como goteaba mi coño por ella, cayendo las gotas por un hueco minusculo que quedaba en la puerta de mi vagina. Su verga practicamente taponaba todo mi coño. Sentia su roce, sus movimientos, sus durezas y su piel. Intentaba abrazarlo, pero la bata me lo impedia. No podia.
Su mano derecha se coloco sobre mis pechos y me empujo hacia atras, quedando mi cuerpo flexionado. Mientras el me follaba, me besaba, me mordia, lamia mis pezones. La desesperacion de no poder moverme hacia que cada vez mi coño estuviese mas humedo, mas mojado. Su polla navegaba en mi interior completamente sumergida en mis fluidos. Su boca recorria mi cuerpo y hacia lo que queria. Queria besarlo, abrazarlo, pero no podia. No me dejaba.
No podia aguantar mas. Ahora me lo queria follar yo. Controlarlo yo. Hice fuerza con mi cuerpo hacia delante y salte sobre el, con su verga dentro, enganchada a el. No queria que saliese. Rompi la bata y lo abrace. Quede suspendida en el aire, abrazada a su cuello y sujeta sobre su falo. Retrocedio hasta el espejo, y alli apoyo su espalda. Empece a moverme sin parar. Mis caderas empezaron a moverse hacia delante, hacia atras. Notaba como su polla, dentro de mi, se endurecia y engordaba cada vez mas. Parecia que iba a estallar.
Mi coño se disparo definitivamente. Mis fluidos se dispararon, goteando imparablemente. Logre que se sentara en la banqueta, que sus piernas se aflojaran, y una vez que lo hizo, continue follandomelo mientras mis manos acariciaban su cabeza, su pelo, su cara, sus labios y, algo que solo me habia dado a mi, sus cicatrices. Se las mordia todas. Se las lamia. No quedaba una que no pasara por mi boca, por mi lengua. Mis gemidos se entremezclaban con su respiracion agitada. Mi coño, mi clitoris, se rozaba contra la base de su falo. Ibamos a estallar de un momento a otro. Ya no gemia, gritaba. El ya no respiraba con fuerza, gemia. Sus manos me apretaban contra el. Mi coño se comia su polla. Mi boca se comia su cuerpo. Mis pezones atravesaban su piel. Mis fluidos le bañaban las piernas. Luchabamos por el control de la situacion, su fortaleza contra mi pasion, sus manos contra mi boca. Nos besabamos. Nos lamiamos. Nos mordiamos. Sus cicatrices parecia que iban a abrirse de nuevo. Estaban rojas, en relieve y mientras mas enrojecian mas las buscaba yo.
Aun no se como pudo levantarse y sujetando, con sus manos en mi culo, mi cuerpo para no sacarla se dirigio hacia el lavabo de nuevo. Con una delicadeza extraordinaria me deposito sobre el como si la mejor porcelana china se tratase. Echo todo su cuerpo hacia tras, sacando su polla del que yo ya consideraba su lugar natural. Me ayudo a bajarme haciendo que me sintiera tremendamente desconcertada.
Enseguida lo comprendi. Me llevo a escasos centimetros del espejo desde el cual solo podia ver el deseo reflejado en sus ojos. Acariciandome ambos brazos hizo que los fuera levantando y con las suyas llevo mis manos a apoyarlas en el espejo, entrelazadandolas con las suyas.
Desde atras senti de nuevo su polla entrando en mi con una lentitud propia de una pelicula rodada a camara lenta pero con una profundidad asombrosa. El sonido del agua de la ducha empastaba con nuestros gemidos haciendo una melodia sumamente erotica. Ese erotismo unido a nuestros movimientos me estaba matando de placer. Queria que terminase pero que fuese eterno. Queria que se corriese y que no parase. Queria tenerlo todo.
Separo sus manos de las mias para sujetarme de la cintura, y en ese momento sucedio. Nos fundimos en un orgasmo que nos hizo gritar a los dos. Mis manos se cerraron como queriendo sujetar ese instante y que fuera eterno. El me agarraba la cintura tan fuerte que creia que me partia. Me apretaba hacia tras, hacia si para que no escapase.
Mis musculos vaginales se estrechaban sobre su polla. Sentia su leche en mi interior llenandome, inundarme, mezclandose con mis fluidos que goteaban, que manaban sin parar. Era una sensacion maravillosa. Sus ojos, a traves del espejo, me decian algo que su boca no podia. Sus gestos demostraban lo que en ese momento yo sentia, y es que me queria, que aquel era el hombre de mi vida, el que me habia entregado su alma, su cuerpo, su corazon. De su polla seguia manando semen que me calentaba el interior, que chocaba contra mis paredes intentando escapar, pero no podian. Estaba atrapado dentro de mi.
Gracias al espejo nuestros ojos se encontraron y me dijo un” te quiero” que me erizo la piel nuevamente, que me acelero el corazon, que hizo que me girara y lo abrazara con fuerza, con pasion, entregandole mi amor nuevamente, como cada dia. Me beso. Le bese y cayo mi cabeza sobre su hombro sin mover el resto de mi cuerpo. Me quede asi disfrutando del hombre al que amaba, del hombre que me amaba unos segundos que fueron eternos mientras nuestros corazones recuperaban su latido normal.
Entonces me agarro tiernamente de la mano y dedicandome una sonrisa hizo que nos dirigieramos a la ducha que compartiriamos.
P.D.:Este relato, como le prometi, va dirigido al hombre que me inspira en mis historias eroticos, el que me robo en un dia el corazon y aun lo conserva.
Autor: Gueixa
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