El Harem 4: El secuestro de Anita
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por lucius7.
Carmen entró a su casa y pudo ver que en la sala ya había varios hombres esperándola, o por lo menos eso pensó hasta que vio la puerta del cuarto en donde estaba Anita con sus dos amantes.
Vio como su joven sobrina recibia una doble penetración muy gustosa pues sus gemidos la delataban.
Varios de los hombres que esperaban en la sala se alegraron al verla entrar, pues si bien les gustaba la carne fresca de Ana, la experiencia de Carmen era algo que no podían dejar de gozar en cuanto podían.
Carmen estaba a mitad de la entrada cuando sintió que uno de los hombres la tomó de la mano y la llevó a la mitad de la sala donde estaban los demás.
Como ya sabía lo que tenía que hacer, se puso de rodillas para en menos de tres segundos empezar a mamar los penes de dos hombres que ya estaban desnudos delante de ella.
Si bien, su cuerpo estaba cansado por la faena de unas horas atrás, tenía que servirle a sus clientes.
Aparte de esto, sabía bien que su ano estaba dilatado de mas, y por lo menos uno de sus clientes del día se daría cuenta que era más de lo normal y estaba sujeta a que le hicieran lo mismo que por la mañana.
Aun pensando en esto, Carmen no podía evitar el que parte de sí misma, sintiera una excitación al solo pensar que podría volver a recibir dos penes en el ano.
Esto le llenaba de orgullo, pues cuantas mujeres de su edad podían presumir de lo mismo.
Volvió a la realidad de la situación y ya estaban 5 hombres rodeándola desnudos y tratando de desnudarla a ella, pues la vestimenta que traía puesta encendía el calor en los cuerpos de sus clientes y ella sin chistar, les ayudó quedando completamente desnuda frente a ellos.
Siguió mamando los penes de cada uno de sus clientes, de reojo pudo ver como los dos hombres que habían estado en el cuarto con Anita se retiraron agradeciendo a la nena sus servicios.
Otros dos hombres entraron al cuarto con Anita, Carmen solo podía imaginarse lo que ocurría dentro, pues ya se le hacía normal ver a su sobrinita cojer.
Así, dos hombres gozando del cuerpo de Ana, y cinco en la sala gozando del cuerpo de Carmen, mantenían libre a Carlos quien la estaba con Sarita solo en su cuarto.
La pequeña Sara estaba boca abajo con un par de almohadas bajo de ella haciendo que su colita quedará elevada para que Carlos pudiera disfrutar de ella.
Como un loco, Carlos penetraba la vagina de la niña haciéndola gemir de placer mezclado con algo de dolor pero deseando que no terminara jamás.
Con sus manos, las cuales eran enormes comparadas con Sarita, separaba las nalguitas de la nena para poder ver como su pene abría los labios vaginales y entraba en esa hermosa cuevita.
Carlos se volvia loco el solo ver ese cuerpecito moreno que estaba a su disposición, el pelo largo y negro que cubría parte de la espalda de la niña, la cual terminada en esas redondas nalgas que por alguna razón, eran su parte favorita de la nena.
Y no era para menos, si bien era la menor de las tres, tenía unas nalguitas muy bien formadas, redondas y carnosas que provocaba darle una mordida a cada una y dejar las huellas en la piel suave y tersa.
El ver como la nena recibia su miembro sin quejarse, le ocasionó llegar al clímax y una vez más, lleno de su semen esa vagina que tanto lo volvía loco.
Descansaba al lado del cuerpo desnudo y dormido de Sarita cuando sonó su celular, al verlo, vio que era la madre de Sara quien llamaba.
Carlos contesto la llamada y su suegra solo queria saber si la nena podía pasar un par de dias con ella, pues ya tenía mucho sin verla.
Carlos no se opuso, asiq ue le ordenó a la nena que se bañara y arreglara para irse con su madre.
Por primera vez desde que llegó, Sarita habló a solas con Carlos para decirle algo que él no se esperaba.
Sarita: Pero, por qué tengo que ir con mi mama? Acaso ya te enfade?
Carlos: No amorcito, pero tu mama te extraña y te quiere ver, solo seran dos dias, regresaras el viernes.
Sarita: Seguro? Es que… yo… yo no me quiero ir de aquí, me gusta como me tratas y me gusta lo que hacemos.
Carlos: En serio te gusta?
Sarita: Si, la primera vez me dolió, pero tu eres muy bueno y lo hiciste con cuidado.
Mi hermana me ha contado como a muchas niñas les hacen esto pero muy brusco y dice que les duele mucho y hasta sangran.
Pero tu me besas, y me haces sentir cosas que nunca he sentido, por eso no me quiero ir.
Carlos: Es que yo las quiero a las tres bebé, y es por eso que las trato bien.
Pero te prometo que solo seran dos dias, volveras el viernes y volveremos a hacer el amor como hoy.
Sarita: Está bien, me voy a bañar.
Los dos se besaron y Sarita se dirigio al baño, Carlos contemplo el cuerpo moreno de la nena mientras esta caminaba desnuda hacia la regadera para enjuagar su diminuto e infantil cuerpo el cual había sido la invadido por Carlos unos minutos atrás.
Carlos salió del cuarto y vio la puerta del segundo cuarto abierta, mira dentro y vio como Anita estaba a gatas sobre la cama recibiendo el pene de un hombre en el ano mientras mamaba a un segundo hombre.
No dijo nada y fue hasta la sala donde vio a Carmen montada en un cliente mientras otro estaba detrás de ella, ambos hombres la penetraban por la vagina mientras ella mamaba a otro y masturbaba dos penes mas, uno en cada mano.
Carlos solo observo como su amada Carmen atendía a cinco hombres a la vez.
Y solo pudo recordar cómo había llegado a ese punto, ya habían perdido la cuenta de cuántos hombres habían tenido sexo con ella, pero seguro eran cientos, pues había veces que atendía decenas de ellos en un solo día.
Los dos hombres que estaban con Anita salieron y se despidieron de Carlos agradeciéndole los servicios de la nena dejándola en el cuarto boca abajo con semen saliendo de su anito y con semen sobre su espalda.
Carlos se acercó a la nena y con sus manos le separó las nalgas para poder ver como su ano había quedado rojo y dilatado por el abuso de sus clientes.
Podía ver como el semen salía a chorros y se escurría por sus labios vaginales para terminar manchando la cama.
Por puro morbo, Carlos metió dos de sus dedos en el ano de la nena los cuales entraron sin problema alguno.
La irritación era mucha, pero le aplico crema para que pudiera descansar el resto del día pues había hecho muy buen trabajo atendiendo a varios clientes.
Pero ahora, la reina del sexo, Carmen, ya estaba en casa.
Carmen terminó el la sala con el culo lleno de semen y mucho más en su espalda y cara, sus clientes se retiraron y alos pocos minutos la madre de Sara llegó por ella.
Sarita se despidió de Carlos con un beso en la boca mientras él le apretaba las nalguitas bajo la faldita que llevaba puesta, su madre solo ignoró el acto, tomó el dinero que Carlos le ofreció y se fue.
Anita pidió permiso para salir al parque frente a la casa y Carlos se lo otorgó.
Pero al cabo de unas horas, Ana no regresaba y esto empezó a preocupar a Carlos y a Carmen.
Ya era casi la medianoche y Anita no aparecia por ningun lado, llamar a la policía era contraproducente pues la operación completa estaba en riesgo.
La desesperación inundó a Carlos y estaba a punto de llamar a la policía aunque esto lo pusiera en la boca del lobo cuando sonó su celular.
Era un hombre, Carlos preguntó quién era pero solo recibió instrucciones.
Hombre: No llames a la policía, ya sabes que te puede ir mal, a ti y a tus clientes.
Carlos: Que quieres, dinero? Te lo doy solo regresame a la niña!!
Hombre: Tu no te preocupes, la putita estará bien, no llames a la policia, actua normal y si sigues esto, la nena estara de regreso el viernes por la noche.
Carlos: Como asi? Que pretendes?
Hombre: Tengo una fiesta, y necesitaba… entretenimiento… No me gusta pagar tanto dinero así que decidí traerme a la nena a la fuerza.
Regresara sana y salva el viernes, tal vez te mande un regalito.
Te lo prometo, esta en buenas manos.
El hombre colgó y Carlos le transmitió el mensaje a Carmen.
A ella se le hacía raro, así que se puso a pensar y tras un rato recordó que uno de los hombres con los que había estado en la mañana en aquella casa, había mencionado algo de “la putita de 12”.
Hizo un par de llamadas y después de unas horas más supo que Ana estaba en la misma casa donde estuvo ella.
Se dirigieron hacia allá y al llegar tocaron la puerta y les abrió un hombre el cual se veía sorprendido.
Carlos: Mira carnal, no me molesta que quieras cogerte a la nena, ni mucho menos que la compartas con tus amigos, para eso están entrenadas.
Pero si me molesta el hecho que lo quieras gratis y a la mala.
Déjame ver a Ana y nos arreglamos, de otra manera veremos de a como nos toca.
Hombre: Esta bien, disculpa, pero pasa la nena esta bien.
Carlos entró a la sala de la casa y Anita estaba cenando viendo al tele, no le parecía molestar en lo más mínimo.
Carlos se tranquilizo y negociaron entre hombres.
Acordaron la suma de $5000 dolares por los dos dias.
El hombre pagó y Carmen y Carlos se despidieron de Anita y regresaron a su casa.
Ya más tranquilos, Carlos y Carmen se bañaban desnudos en su cama como los amantes que siempre habían sido.
Carlos recorrió el cuerpo de Carmen con sus manos, pero al llegar a su culo, noto algo extraño.
Sin esfuerzo alguno, podía meter cuatro de sus dedos en el ano de Carmen, el sabia que ella era una experta en el sexo anal, pero poder meter cuatro de sus dedos sin dilatación previa, era algo raro.
Carmen: Se lo que estás pensando, y si, hoy por la mañana con esos hombres en aquella casa por fin me penetraron dos a la vez por atras, estas molesto?
El rostro de Carlos se iluminó.
Carlos: Claro que no mi reina, al contrario, ya me excitaste mas que nunca.
Carlos salió del cuarto pidiéndole a Carmen esperar en la cama desnuda, ella no sabía que estaba por hacer pero se imaginaba que llamaría a uno de sus amigos como siempre lo hacía cuando le entraban las ideas a la mente.
Solo le quedaba esperar.
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