El hijo de mi yerno
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Marga, tengo 52 años, aunque nadie me los da, ya que hago mucho deporte.
Son fibrosa, ni delgada ni gorda, metro sesenta, de pelo negro y largo, un culo levantado y malgas duras.
Me considero una mujer muy deseable.
Mi hija se casó con un chico algo mayor que ella y tiene un hijo de 15 años, muy serio y bastante guapo.
Aunque soy muy adicta al sexo, nunca me folle a un chico de esa edad, y era como que me daba corte.
Una tarde en casa de unas amigas empezamos a hablar y les dije del hijo de mi yerno, «hummm, tienes un yogurin en casa, te lo has tirado ya?», me dijo Nuria una de mis amigas, riendo todas a carcajadas.
Cuando les dije que me daba corte tirarme al hijo de mi yerno, mas se rieron de mí.
«Hay hija, yo me tiro a mi sobrino, el hijo de mi hermana desde que tiene 13 años, y no sabes lo que es, compensa su inexperiencia hacindo todo lo que le digo que me haga, y su polla está siempre dura», me dijo sin dejar de reír.
Parecía que la única que no se había acostado con un yogurin así, había sido yo.
Cuando me iba a casa pensaba como seducirlo sin ser muy cantosa.
Cuando llego, como siempre Fernando estaba solo, ya que mi hija y mi yerno trabajan.
Nos saludamos con dos besos, fui a mi habitación y me puse una bata semi transparente, me deje puesta mi tanga hilo y me quité el sujetador, sabiendo que todo se transperentaba.
Estaba descalza y así sali al salón donde Fernando estaba estudiando, «quieres que te prepare algo?», le dije haciendo que me vea como estaba.
«No gracias», me dijo abriendo sus ojos cuando me vio y vi como se puso rojo.
Sabiendo que me estaba mirando, empecé a caminar hacia la cocina, disfrutando de como ese chico se había puesto.
Volví a salir y me senté en el sofá, «que calor que hace»,.
le dije cruzando mis piernas y moviendo mi pie, «si, hace mucho calor», me dijo mirando mi pie y mi pierna, que estaba casi completamente descubierta, «no se si ducharme ahora o antes de acostarme», le decía sin dejar de mover el pié, «tú padre a que hora regresa?», le dije poniéndome en pie y dejando que el chico me vea las tetas que se transparentaban, «no lo sé, creo que no van a demorar mucho en regresar», me dijo.
Lo miré y me fui, ya que sabía que mi hija y su marido no iban a demorar mucho en regresar a casa.
Me cambié poniéndome una pijama mas cómoda y menos provocativa.
Al otro día me voy a gym, Fernando a estudiar y los otros chicos a trabajar.
Cuando vuelvo a casa, decidí jugar mas fuerte y como si no me hubiera dado cuenta de la hora, quedé solo en tanga hilo.
«Hay Fernando, que descuido de mi parte, mira como estoy», le dije haciendo que crea que estaba sorprendida, pero no hacía nada por taparme, vi como me miraba las tetas, como bajaba su mirada y me miraba mi depilado coño, «que pensaras de mí viendo que estoy desnuda», le dije dejando que me siga mirando y yo vi como le abultaba su entrepierna, «veo que no estas pensando nada malo viendo como te estás poniendo», le dije pasando mi mano por su polla.
Fernando dio un respingo y un paso atrás, «que pasa, no te gusto?», le dije cogiendo una de sus manos haciendo que me coja una de mis tetas y yo volví a pasar mi otra mano por su polla.
«Pero Marga», me quiso decir algo, pero le tape su boca con la mía, acariciando y apretando su polla por sobre el pantalón y sentía como apretaba una de mis tetas.
«Hoy te vas a convertir en hombre», le dije, arrodillandome lentamente frente a él, bajando su pantalón deportivo y metiendo su polla en mi boca.
Dio un fuerte gemido cuando se la empecé a chupar.
Modestia aparte se que chupo muy bien la polla, todos a los que se la he chupado me lo han dicho.
Notaba como Fernando temblaba y yo mas la chupaba, hasta que escucho ese inconfundible gemido y siento como salían los chorros de leche caliente, espesa, de su polla, llenando mi boca.
Yo ronroneaba como una gata sin dejar de chupar, mi boca estaba llena de leche de ese yogurín.
Deje de chupar y le mostré mi boca llena de su leche y ante su incrédula mirada, la fui tragando.
Le lami toda la polla, me puse en pié y me quite la tanga hilo, quedando totalmente desnuda, «vamos a la cama y me follas?», le dije subiendo y bajando el prepucio de su polla.
Fernando no podía creer lo que le había echo y lo que le propuse hacer, lo vi en su cara, como me miraba.
Sin decir nada, lo cogí de su mano y nos fuimos a mi habitación, me tiré sobre la cama, abriendo mis piernas y con mis manos me abría el coño, dejando que me mire, «ven quiero tener tú polla dentro mio», le dije con la voz ronca de lo cachonda que estaba.
Fernando se desnudó, su polla seguía bien dura, yo le estire mis brazos, dejando que se acomode entre mis piernas, y con mi mano acomodé su polla contra mi coño, le dije que empuje y di un fuerte gemido de placer al sentir como la polla de ese yogurin se metió toda dentro mío.
Lo envolví con mis piernas, gimiendo y moviendo mis caderas con toda su polla bien adentro, «así, me estas follando muy bien, chupa mis tetas mientras me follas», le decía entre gemidos de placer al sentir su boca chupando mis pezones y su polla entrando y saliendo de mi coño.
Lo que a mí me gusta del sexo, aparte de chuparla, es que me follen el culo, el sexo anal es lo que más me gusta cuando me estan follando.
«Por el culo Fernando, mete tu polla por mi ano», le dije, soltando mis piernas de su cintura y haciendo que saque su polla de mi coño, así como estaba levanté bien mis piernas, volviendo a acomodar su polla con mi mano, pero ahora era contra mi ojete, «empuja, empuja fuerte, haaaaaa», le dije y grite de placer cuando Fernando empujó y por su inexperiencia me la metió toda de una sola vez en el culo, «si, así cariño, así, folla fuerte mi culo», le gritaba levantando mis piernas lo mas arriba que podía, disfrutando como Fernando sacaba y metía su polla de mi ano.
A medida que me acariciaba el coño, gemia de placer al sentir como ese yogurin me follaba el culo.
Mis tetas iban para arriba y para abajo a medida que Fernando embestia mi ano con su polla.
«Me estoy corriendo, me estoy corriendo como una putaaaaa», le gritaba pasando mis pies por su cara mientras moviendo mi cabeza de un lado a otro me estaba corriendo y al escuchar de nuevo el inconfundible gemido, me di cuenta que Fernando también se estaba corriendo dentro de mi culo, llenando mis intestinos de leche.
Gemiamos, temblabamos de placer, yo le acariciaba su cara con mis pies.
Fernando cayó desplomado a mi lado, ambos respiramos agitados, me puse de costado, aplastando mis tetas contra su brazo, «te gustó», le dije acariciando su cabeza, «esto es solo el principio, mañana vamos a disfrutar de otras cosas», le dije besando sus labios, y nos quedamos un rato en la cama, tratando de relajarnos.
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