El Incubo del Internado 20
Tras haber conseguido ese extraño muñeco, las cosas cambiaran, y nuevas personas llegaran a la vida de Jay….
Advertencia: este relato es completamente Ficticio, no tiene nada de real y solo esta para entretener con una buena de dosis de morbo a todos los lectores que gusten…
Capítulo 20
Salí de la tienda con el extraño muñeco, después vería si era lo que pensaba o que, de todas maneras ese no suponía un lugar para ver semejante aberración, parecía estar tejido y cocido con cuero e hilo negro, se encontraba muy viejo, y un par de botones eran sus ojos, lo guardé en mi mochila, junto a la ropa, después compré unas cosas más y fui a ver la tienda de mascotas, vaya suerte la mía, en un principio me vieron con mala cara, como si estuviera bromeando lo de un cupón de hace unos años, de hecho un tipo trató de sacarme a patadas, malas noticias, de haberme dicho “no” con buena cara me habría ido y listo, pero el que me atendió se burló, no contento trato de sacarme a empujones, al parecer había entrenado box, lastima yo también entre otras cosas, así que cuando se puso violento le rompí la cara, no faltó que llegara el gerente a ver qué pasaba, ya me veía en problemas, pero cuando el hombre vio el cupón se quedó en blanco, lo tomó para revisarlo y me dijo:
¿Vienes de parte del internado? O me equivoco muchacho, ya hable con la directora – dijo serio el hombre viéndome a la cara.
Soy guardia del internado, ese era un premio que se iba a entregar hace años, lo sé, pero el que lo escondió antes lo hizo demasiado bien, y hasta ahora lo hayamos, la directora pensó que podría ser de utilidad un perro guardián, que bueno que ya está informado, por eso lo traía para que ustedes validaran la situación, pero este imbécil se puso a burlarse y quiso sacarme a golpes, me disculpo por el escándalo pero yo no me deje – dije con seriedad ofreciendo mi disculpa.
El gerente me vio un poco molesto, pero ya estaba al tanto, quiso atenderme aunque una llamada lo interrumpió, durante eso los demás encargados estaban molestos, bueno, no todos, había algunos que se querían reír, al acabar el gerente su llamada le dijo al encargado que se retirara, luego me vio y dijo:
Sígueme – así lo hice y agregó – mira este no es un caso común, pero el dueño autorizó el vale a pesar de que eso fue hace 3 años, porque todos sus nietos estudiaron en el internado, pero ya están graduados, incluido el que te agredió, ese muchacho es un cretino, todos lo saben, la verdad me hubiera gustado verte romperle la cara, bien, por ordenes de arriba te dejaremos un perro, no un cachorro, pero algo así, tómenlo como gesto de buena voluntad, de hecho mi hijo también estudia ahí, está en primaria, tu ¿qué clase das?
Ninguna, soy el guardia – dije un poco fastidiado porque ya había dicho eso.
Ya veo, el nuevo ¿verdad? parece que les caes bien a los niños – dijo más amable.
Continuamos charlando un poco, y fuimos tras mostradores, en una “bodega” oculta tenían un perro que no vendieron cuando estaba chico, y de grande sería difícil, un rottweiler, perfecto a mi parecer con sus 10 meses, me lo entregaron, aparte compré un costal de comida, así me retire con la fiera, iba caminando cuando pude notar desde la distancia a la misma rubiecita de antes, no le di importancia y seguí adelante, tuve prácticamente que regresarme a pie desde el centro comercial, pues ni taxis o camiones me quisieron dejar entras con el perro, fueron 15 kilómetros de caminata con el maldito costal de 20 kilos, por suerte estaba en forma, y cuando llegué creí que podría descansar, pero extrañamente un coche negro se hallaba estacionado frente a la escuela, uno bastante lujoso estilo limosina, no sabía que ocurría, nunca lo había visto antes, pero que sorpresa me di al ver que salía Tea con un vestido algo elegante de una pieza.
Hola Jay, ¿Cómo estás? Mm – decía juguetona la chica acercándose a mí.
¿Tea? Estoy trayendo al nuevo miembro del equipo de vigilancia, ¿Qué haces aquí? Pensé que estarías en tu mansión – decía alegremente sorprendido.
Te da gusto verme – decía coqueta dándose la vuelta.
Siempre – lo dije viéndole las preciosas piernas.
Ella se ruborizo dedicándome una mirada cómplice, se mordía el labio, y se acariciaba el cabello de forma coqueta, así me dijo:
Oye Jay, parece que has estado dándote a conocer en lugares importantes, porque mi abuelito quiere conocerte, y el casi siempre quiere castrar a los que se me acercan, no creo que sea el caso, pero dime, podrías darte un tiempo libre para ir a verlo, plis – dijo suplicante tomando mis manos.
Si, no hay problema, sabes mi horario, así que él decida donde y cuando – dije calmado, pensando que podría estar en problemas, pero algo me decía que debía mostrar mi hombría.
Así se habla, por eso te amo – dijo emocionada dándome un beso en la mejilla.
Después de eso del coche sonó el claxon, y ella se retiró, dejándome ver un bello espectáculo, pues al girar su falda se levantó lo suficiente para dejarme una vista completa de sus nalgas, realmente lucia sexy en ese vestido, no sabía que iba a pasar, algo me preocupaba, pero sin más por el momento fui dentro de la escuela, donde el perro se fue para todas partes contento, era muy juguetón, lo dejé correr a sus anchas, mientras iba por algo de comer, quizás debería buscar más opciones, aunque yo siempre prefería algo con carne. De vuelta vi que los chicos del internado encontraron al perro, de la forma más risible posible, pues una nueva encargada de los alumnos, una señorita de nombre Marón se lo topó, casi se infarto del susto, haciendo una escenita muy cómica, terminó subiéndose a un árbol, los chicos vieron la situación y llegaron a salvarla, pero la verdad querían jugar con el cachorro, esta mujer era una novata, entraba para sustituir a la vieja Olga, al parecer era su nieta, quien consiguió el empleo por recomendación de la vieja, no me importaba, pero era de muy buen ver, si tenía la oportunidad claro que me la llevaría a la cama, aunque no sabía tratar con los animales. Llegué con una hamburguesa en mano, al verme lo chicos trataron de ocultar al canino, pero les dije:
Chicos déjenlo en paz, es la nueva mascota de la escuela, entendido – decía de forma cómica mientras comía.
Los chicos se alegraron al oír eso, seguro pensaron que era callejero y que de verlo iba a echarlo a la calle, pero mi comentario los hizo jugar más tranquilos, no tardó Simón en llegar:
Excelente Jay, que buena onda que trajeran una mascota, son imanes para las chicas ¿Cómo se llama? – dijo Simón planeando algo con esa cosa.
De hecho será guardián y no tiene nombre todavía – aclaré con toda calma.
Íbamos a seguir hablando pero en eso Marón me habló, no podía bajarse del árbol, así que tuve que ayudarla, carajo, aparte de todo era un poco torpe, así que al ir en su auxilio pude manosearla a mis anchas, debo decirlo, disfrute cada momento, toque sus piernas, muslos, nalgas y cintura, me faltaron los pechos, pero no podía pedir más, estaba en público, los alumnos claro que lo vieron todo y no perdieron el tiempo chiflándonos, a mí no me importó pero a la mujer si, por lo que se retiró avergonzada, mientras los chicos se me acercaron:
Huy que suerte Jay – chiquillo Z.
Ese es el guardia del internado – Chiquillo Y.
Le agarraste todo – chiquillo X.
Jay, amigo, mis respetos y además te digo, como te envidio desgraciado, – dijo Simón moviendo los dedos ansiosos como si manoseara a una mujer invisible.
Lo dice quien beso a la directora – dije dándole su mérito al chico.
Je, tú hubieras hecho lo mismo – dijo Simón aplaudiéndome.
Lo mismo y mucho más – agregué le aseguré algo sínico.
Después de eso volví a mis actividades, dejando al perrito con los chicos, después tendría que ver como entrenarlo, mis hermanas no estaban ese día ahí así que tuve poca acción, de hecho muchos estudiantes regresaban a sus casas durante el fin de semana, como era el caso de Tea, por otra parte Drew así como Michelle no eran de las alumnas interinas, así que al final del día apenas y tuve en que “entretenerme”, revise el área boscosa, creo aún quedaban como 7 premios más ocultos, así que fui a buscarlos, hasta había olvidado que tenía el muñeco guardado, pensaba en ¿Por qué el viejo lo tendría? Habría alguna lógica en que apareciera ahí repentinamente, justo cuando lo estoy buscando, no lo creía, todo parecía demasiado conveniente, pero de que me quejaba si ese era, de lo contrario seguiría buscando, pero en eso recordé ¿Cómo se usa esa cosa? Si no lo sabía era imposible probar nada, recordaba lo que dijo la doña: necesitas algo de la persona para usarlo, bien, no tenía nada de nadie para intentarlo; tras un largo rato no encontré más que tierra, así que volví, regresé para llevarme al cachorro, lo dejaría conmigo estas primeras noches, no les gustó mucho a los chicos pero así eran las cosas, después ya entrada un poco la noche decidí ir a comprarme algo y que suerte la mía, ahí estaba Marón, tratando de salir, olvidé que ella se quedaría ese fin de semana para cuidar a los alumnos, supongo que no se acostumbraba al ritmo por lo que se quedó sin cenar, al verme se sonrojo y le dije:
Vas por algo de cenar, yo también – le decía amablemente.
Ella asintió y salimos juntos, al parecer es de esas chicas “bien” así que fue a un puesto que jamás visito a pedir algo vegano, mientras que yo compre unos taquitos con salsa, y por obras del destino terminamos sentándonos juntos.
Vas a comer eso, sabes que es muy pesado y no podrás digerirlo bien, si sigues así engordaras – dijo Marón haciéndose la lista.
Eso sería si fuera a dormirme temprano, pero tengo que revisar el internado, que no se vaya a meter nadie, así que tendré tiempo para digerirlo – señalé con toda calma.
Y has visto que se quiera meter alguien – cuestionó sorprendida.
Pues un listillo una vez y un borracho otra, al primero le rompí la cara al segundo, bueno llamé para que fueran por él, aunque era peleonero y se puso molesto en lo que llegaba la patrulla – le mencione muy calmado.
Oye, esta escuela es fea, no crees – dijo en tono cómplice.
A que te refieres – pregunte tratando de entender a que se refería.
No sé, es que esta escuela tiene una vibra fea, a veces escucho que cosas se mueven y hasta, no sé, bueno, eh tenido pesadillas – dijo algo apenada y agobiada.
Ah eso, la escuela esta embrujada, así que no me sorprende, de hecho más me llama la atención que lo menciones, todos suelen ignorarlo – le dije sin mucha pena.
¿Embrujada? Ya me lo decía la abuela, pero me urgía el trabajo, oye y que cosas has visto – me dijo muy preocupada por el asunto.
En eso pensé en asustarla, aunque preferí no hacerlo, Marón era más agradable que Doña Olga, así que decidí tenerla de mi lado, por lo que le dije como se movían objetos, que de noche se veían sombras, que mejor no saliera y listo, preferí guardarme lo del incubo y su influencia en los estudiantes o cuerpo académico, sería mejor que ella misma se diera cuenta a su tiempo, aunque en realidad eso no la relajo mucho, era algo miedosa, pero que se le iba a hacer, antes de regresar a la escuela se me ocurrió tomar una servilleta usada por ella, pues quería probar el muñeco, una vez conseguida sin que se diera cuenta volvimos, la acompañé hasta su cuarto antes de ir a mi celda por el muñeco, después saldría a revisar los alrededores, todo iba bien, si acaso escuchaba algunos arrancones tras la barda perimetral, pero nada verdaderamente preocupante, estuve un rato hasta que se fueron, así volví a mi chequeo, además en esta ocasión vería de primera cuenta una de esas sombras, ya más acostumbrado lograría tomar algunas fotos, después regresé a dormir, ya era entrada la noche, así que estaba oscuro, algo fresco, pero en eso recordé el muñeco, tenía mis dudas, pero saqué la servilleta y la coloqué en una especie de bolsillo en este, no entendía nada, pero quería probar, dándole alguna orden, de hecho me sentí algo estúpido al ver que no pasaban nada, así que volví a mi celda a descansar.
No sé cuánto tiempo pasó mientras dormía, pero algo pasaba, mi puerta se abrió repentinamente, y entraba Marón, vestía un baby doll semi transparente negro, se veía espectacular, su cuerpo tan bien formado, con senos grandes, su breve cadera y sus piernas exquisitas, se colocaba a mi lado, pensé que el muñeco no había servido, sin embargo estaba frente a mi tan sexy mujer, parecía estar ida, hipnotizada, así que la jalé y cayó sobre mí, al tener su cálida figura encima la bese apasionadamente y ella poco a poco respondió, mientras acariciaba cada forma de su cuerpo, primero su espalda hasta llegar a sus muslos, ubicando atención en sus redondas nalgas, que amasaba con tanta fuerza, que su cadera se restregaba con la mía, sólo llevaba un calzoncillo, pero no tarde en quitármelo, así mi punta quedó casi incrustada en su gruta, sólo separada por su tanga fina, seguíamos restregándonos y por la fricción nuestros sexos comenzaron a humedecerse, ella seguía ida, como si fuera una muñeca carente de emociones, aún así lo está disfrutando, su cuerpo era increíble, no pude dejar de fantasear con ella desde el primer momento que la vi, con esa carita de niña inocente, imaginaba como seria metérsela y romperle su concha, haciéndola gemir, ahora estando fuera de sí, entre mis brazos, la besaba, jugaba con nuestras lenguas, probaba su saliva, al mismo tiempo mi otra mano alcanzaba un tirante de su ropa, jalando su sensual camisón para abajo, liberando un pecho, y al hacerlo sentí como si su aroma a mujer me inundara, solté sus labios solo para comenzarle a chupar las tetas, eran tan grandes y deliciosas que no podía dejar de saborearlas, tanto que con la misma boca jale su ropa para liberar el otro pecho, turnándome entre sus pezones para disfrutarlos ambos, eran realmente adictivos. No tengo problemas con el tamaño de los senos, y no pude olvidar a los de la directora o mis hermanas, que son pequeños en comparación, pero estos en verdad eran sensuales, seguía probándolos y de vez en cuando les daba una ligera mordida, sólo para disfrutar, ante eso Marón se quejaba ligeramente, pero no se alejaba, era todo lo contrario, con cada pequeño agarre de mis dientas su vulva se humedecía un poco más, y sus piernas se afianzaban a mi alrededor, no sé por qué pero mi dedo se abrió paso entre su tanga alcanzando su ano, sólo introduje un poco de este, sin embargo fue suficiente para que ella gimiera escandalosa, arqueando su espalda y al hacerlo enterrando sus tetas en mi cara, jugué un momento con su recto, haciendo movimientos circulares, eso la enloquecía, haciéndola gemir de forma rítmica, entregándose al placer, aunque estuviera en trance, no sé porque le dije:
Qué rica estas mujer, ahora clávatela como una puta – le ordenaba deseoso de seguir más profundo, quería correrme en su interior.
Ella no me respondió, pero se levantó súbitamente, su camisón cayó y frente a mi tenía a ese monumento de mujer casi desnuda, sólo quedaba su tanga, pero no por mucho, con mi mano derecha se la arranque de un movimiento, haciendo que se le escapara un pequeño quejido, la prenda estaba completamente húmeda, tanto que empapo mis dedos, llenándome la mano con su olor, ahora estaba completamente expuesta y a mi vista su sexo depilado, porque se notaba las marcas de su bello, su vulva abultada escurría sus jugos, llegando hasta sus muslos, yo me acomodé mejor, listo para clavársela, mi miembro se erguía listo, justo bajo su cuerpo y ella sin pensarlo se fue bajando, sólo en cuanto sintió que estaba siendo penetrada, se dejó clavar todo de una estocada, fue violenta pero se sintió increíble, casi pude ver las estrellas y Marón por su parte gritó de forma sensual, sus tetas se movían de manera increíble por el acto así como su respiración acelerada, su rostro se descompuso entre el dolor y el placer, con sólo eso se había corrido, no pude resistirme, comencé a embestirla, logrando que dejara salir una serie de gemidos acompañados de sus jugos ayudando mis embestidas, sus tetas rebotaban, se veían sumamente sensuales, y las acaricie sin falta, pellizcaba los pezones, los jalaba ligeramente, no me cansaba de tocarlos, eran tan suaves, no sé cuánto tiempo seguí, me perdía en esa faena, su culo chocaba contra mi logrando que me encendiera aún más, sus piernas acariciaban las mías, parecía que con cada caída alcanzaba más dentro de ella, llegó el momento en que sentí que me iba a correr, así fui aumentando la velocidad, pero al tiempo la jale para besarla, mientras sus pechos rozaban contra mí, me aferre a su culo para fijarla contra mi pelvis, nuestros cuerpos se empezaron a llenar de sudor cuando finalmente me corrí dentro de ella, creo que nunca tuve una venida tan fuerte porque se escurrió por su concha, estaba tan caliente, no me contuve, quería correrme otra vez, así que me alcé un poco llevándomela y acomodándola como si estuviera sentada contra mí, seguí metiéndosela, ella me encajo sus dedos en la espalda, mientras sus piernas se sujetaban alrededor, con mis brazos controlaba las embestidas, la levantaba sólo un poco para luego empujarla, la fricción era deliciosa, su interior húmedo acariciaba mi miembro como pocos, y por su parte comenzó a mover un poco la cintura, logrando mejorar la sensación, tanto así que masajeaba mi miembro mientras acariciaba mi pecho con sus tetas, eso me prendió tanto que acelere las embestidas, no duré mucho y como si estuviéramos sincronizados, Marón se corrió junto conmigo, había sido excelente…
Me desperté algo tarde, y al hacerlo estaba solo, la señorita Marón no estaba y ni rastro de su presencia, revisé las sabanas las cuales no tenían señales de nuestra sesión de sexo, maldije mi suerte, al parecer todo había sido un sueño, otra vez, sin más que hacer me levanté para ir a desayunar, ahora tenía al perrito, así que lo saqué a pasear, revisaría con él los alrededores y de paso me compraría algo de comer, di un par de vueltas por el perímetro del internado, cuando estuve satisfecho volví justo pasando en frente de la puerta, ahí estaba nuevamente Marón tratando de salir, la mujer no perdía lo miedosa, porque al verme con la perro se alejó un poco, aún así abrí para que saliera, y sin muchas opciones fuimos juntos por el desayuno. No soy tan malo con mis hábitos alimenticios, desayuno un licuado, ensalada y huevo en un pequeño local, detalle que sorprendió a la mujer, quien se sentía muy importante por sus ideales (vegana) pero se daba cuenta que no era así, por lo que comenzamos a charlar de trivialidades hasta que:
Sin duda esta escuela me tiene mal, o será por lo que hablamos anoche, tuve un sueño alarmante – decía Marón tapándose la cara.
¿Alarmante? ¿Por? – dije intrigado viéndola divertido.
Ella estaba a punto de decir algo, pero se puso roja, y sólo tomo de su licuado verde, que me daba mucho asco de solo verlo.
Si no me quiere decir está bien, no le voy a insistir, de todas maneras imagino lo que paso, y solo me pregunto ¿con quién? – dije sin mucha pena insinuando algo sexual.
Ella sólo me vio sorprendida, sin saber que decir, yo me quedé tranquilo comiendo, hasta que terminamos, pagué por ambos, como dije prefería tenerla de aliada y tal vez volver realidad el sueño más adelante, por lo que oí estaba seguro que esa ensoñación no fue casualidad, seguramente fue compartida, como me pasa con Holly, se le notaba pues me miraba de forma peculiar, todo eso era parte del embrujo del incubo. Lo que siguió ese día no sería muy llamativo, comencé a adiestrar al animal, muchos de los chicos que estaban ahí se quedaban viendo emocionados, no era un experto, pero conocía el procedimiento porque algunas veces ayude cuando estudiaba, pero ahora me daba cuenta de lo complicado que era, aparte que no tenía nombre, lo que se me dificultaba mucho, por suerte los chiflidos ayudaban, así pasó el domingo, sin más sorpresas, si acaso era momento del mantenimiento de video, note que algunas cosas estaban movidas, las sombras o fantasmas, mucho buen material, mandé un par de videos para sacar ganancias extras, nada fuera de lo usual, el can se quedó conmigo, durante la noche se puso nervioso, ladraba como si siguiera algo invisible, me costó trabajo pero al final pude dormir, me desvelé un poco, pero al día siguiente salí a realizar mi labor, muchos se sorprendieron al ver a la nueva mascota, la directora la señaló:
Jay ¿todo salió bien? No lo creo ¿no había uno menos “imponente”? – me dijo Kim asombrada.
Pues ya no podré ir a la tienda, pero lo validaron, aunque con todo y este chico es lo único que recibí, supongo que es mejor que nada Miss Kim – le dije a la directora sin pena.
El perrito en acto juguetón se iba para todos lados, y en su momento por culpa de la correa hizo que la directora se tropezara quedando contra mí, creo que empieza a gustarme este animal, el cuerpo de Kim estaba caliente, y olía muy bien, estábamos en público, pero todos se dieron cuenta de lo que pasaba, así que no hubo sobresaltos, nos pudimos separar, eso me bastó para ver que la directora estaba de humor para algo más, seguí recibiendo a la gente y llegaron Tesi, Giby y Angie, quienes se sorprendieron con el rottweiler, pero de la mejor manera, una parte de ellas no estaba infectado por el incubo, también Tea se hizo presente y me dijo:
Mm, conque te gustan las correas – dijo Tea de forma sugestiva.
Sabía a qué se refería y eso podía arreglarse, siguieron las cosas tranquilas, iniciaron las clases, por desgracia con el can ahí tendría menos libertades para moverme, así que por el momento lo entrenaría, seguí la rutina, fui con la doña y le mostré el muñeco que conseguí, y esta me dijo:
Demonios, encontraste el muñeco ¿Dónde había quedado? Lo último que supe es que un niño lo escondió, quien sabe dónde – dijo la doña sorprendida.
Excelente es este, mire que dejo un mapa el chiquillo y encontré el lugar, pero no estaba ahí, alguien lo halló antes y de casualidad terminó en mis manos después, estaba en un local del centro comercial – lo decía, pero fui interrumpido.
Maldición, ese viejo “chivo” desgraciado, con que si lo encontró – dijo la doña fastidiada.
En ese momento la vieja me contó que hace unos 20 años un grupo de maestros dentro de la escuela se dedicó a buscar las cosas y disminuir la influencia del incubo, lo lideraba la vieja Olga, pero fue algo que no parecía tener fin, de hecho ellos rompieron el espejo, pero no contaban con que 2 de los miembros en verdad estaban buscando sólo para sacar provecho, y el viejo “chivo” que mencionaba, dejó de trabajar aquí hace unos años por cuestiones legales, imaginó que era porque tenía el muñeco del esclavo, yo no sabía que decir o casi:
Carajo, entonces este es, lo encontré de pura suerte – indiqué algo inquieto.
Si, era obvio, el viejo chivo abrió su tienda después de sus problemas aquí, de hecho encontraras muchos locales así, la gran mayoría de los negociantes de la ciudad guardan las apariencias, pero están influenciados por el demonio, esta ciudad esta corrompida, sin embargo no lo notas porque con los negocios que vienen de fuera se pierde, aún así nadie puede negar que aquí existe una perversidad, ahora que lo encontraste, guárdalo donde puedas – dijo la doña como advertencia.
Oiga doña ¿Cómo funciona esta cosa? – dije algo inquieto al verle.
Mira, me caes bien, pero no abuses, o tienes alguna razón – me preguntó la vieja.
No se enoje, es que esta cosa me hizo tener sueños raros – acerté a decirle.
Oh, eso, bueno su influencia trata de esclavizar a todos, pero no sé cómo funciona, por eso mejor guárdalo, se perfectamente que el viejo chivo no te responderá nunca sobre este, de hecho tratara de recuperarlo, ¿con que soñaste? A ¿Quién se lo hiciste?
A la señorita Marón, creo fue sueño compartido – aseguré algo fastidiado.
Ya veo, ella es muy bonita, pero déjala en paz, no sabemos cómo funciona esta cosa, así que mejor guárdalo y busca los demás objetos, o acaso tu trabajo no es cuidar de la escuela – me señaló la vieja con voz autoritaria.
Esas palabras me dejaron pensando, la doña tenía razón, un poco de cordura llegó a mi cabeza, acepté, estaba por hacer eso cuando decidí irme, seguiría con mis rondas, o en eso pensaba, pero fui interrumpido, la misma directora me solicitaba para echarle la mano con algo, deseaba ver el área donde construirían el gimnasio, pero ella nunca había ido, y al verla me quedé sonriente, iba bien vestida, de tacones, medias claras, traje con falda azul, blusa blanca, no era el tipo de ropa para ir ahí, aunque era necesario ver y tomar unas fotos para la junta directiva, al parecer el tipo del otro día seguía puesto, pero Kim no quería atenderlo directamente, no hay problema, aunque le dije que si deseaba yo podía hacerlo, pero se negó diciendo que debía ir ella, así que fuimos, caminando, pues su carro no estaba hecho para ir por terracería, y tampoco la directora, llegado al mismo punto que con Sheila le resultó imposible seguir, el suelo estaba demasiado empedrado, y sus tacones no le dejarían seguir adelante, le dije que si era necesario tomaría las fotos, pero:
Gracias Jay, eres muy amable, aún así tengo que ir yo, o de lo contrario ese tipo volverá, mejor ayúdame a pasar – me pedía, dándome una deliciosa idea.
Tenía que seguir sus órdenes, aunque no creo que ella se refiriera a lo que hice, porque sin más la cargué entre mis brazos y la cruce sin problemas, creo que ni su esposo lo hizo pues su rostro se enrojeció, así llegamos hasta la zona de construcción y ella tomó una fotos, el área era un claro entre los árboles con buena vista, tenía unas cuantas cosas, entre ellos un cuarto improvisado donde guardaban materiales, pero estaba desierto, al parecer hubo problemas de presupuesto antes y dejaron en obra negra, si acaso un pedazo de suelo fue puesto, y que decir, había marcas de brujería pintadas ahí así como restos de un olor raro, seguro algunos idiotas tomaron el lugar para hacer de las suyas, Kim en todo caso tomó las fotos que necesitaba, estuvo de un lado a otro, la tenía que cuidar porque se tropezaba, y al hacerlo noté que se iba excitando, no quería forzar las cosas pero sabía que si intentaba hacer algo ella lo dejaría, y no me equivoqué:
En un descuido casi tropezó yo la tome de la cintura y la jale hacia mí, en ese momento mi herramienta se estaba endureciendo y ella pudo sentirlo, pues su culo dio de lleno contra esta, sin querer evitarlo, empecé a restregárselo, sintiendo la dureza de sus nalgas, Kim no se resistió, estábamos solos a mitad del bosque o casi, difícilmente alguien nos vería, la sujetaba contra mi restregando mi paquete, ella lo disfrutaba, comenzando a gemir, con mi otra mano la tomé del busto y la bese, ella se entregaba sin dificultad, comenzando un fuerte besuqueo, mientras sentía su cuerpo a través de las ropas, me estorbaban, así que comencé a retirarlas, pero eso no le gusto, me detuvo con sus manos, pero seguía restregando su culo contra mí:
Por favor, aquí no – dijo Kim nerviosa viendo para todas partes.
Así que la levante para llevarla al cuarto donde guardaban materiales, estaba todo solo, si acaso algunas mantas tiradas en el suelo, algo empolvadas, no me importaba, ahí le quite el saco, comencé a sobar su busto, disfrutando cada segundo, tenía ganas de arrancarle la blusa, creo que se dio cuenta porque ella misma se la fue quitando, yo aproveché para sacarme la ropa, una vez fuera, fue dejándome tocarla libremente y sentir su suave piel, Kim se terminó por quitar la camisa lanzándola a un lado, ahora sólo separando sus pechos por su sostén blanco, antes de darse vuelta, yo la comencé a besar con pasión, mientras ella dejaba sus pechos libres, la abracé con fuerza encajando sus pezones sobre mi pecho, recorrí su espalda disfrutando de cada centímetro, y al hacerlo olí su perfume, esa mujer me volvía loco, fui bajando mis manos, aún con la falda amase sus nalgas, eran tan redondas y grandes, Kim lo disfrutaba porque me decía al oído:
Qué bien lo haces, sigue, ni mi marido me tocó así –me decía con una voz cargada de lujuria.
Que idiota pensé al oírla, pero no importaba, ahora ella estaba entre mis brazos, y amasé su culo cuanto quise, al tiempo subía su falda, deseando tocar su suave piel, hasta que finalmente pude sentir el borde de sus medias, sus muslos desnudos y finalmente sus nalgas apenas cubiertas por una tanga blanca que estaba atrapada entre las 2 masas de carne, no sabía que usaba esas ropas, que bien quedaban en su cuerpo, por lo general usaba prendas mas conservadoras, pero creo que a cambiado por tenerme a su lado, así que las disfrute, tocando con deseo su cuerpo, jugaba jalando un poco su prenda para que se encajarla en su pubis, logrando estimularla, y al hacerlo mordió levemente mi cuello, seguí así pero ella se soltó del abrazó, se quitó la falda, no quería arrugarla más, ahí estaba mi jefa, solo usando tacones, liguero y una tanga que no me pude resistir a quitarla con los dientes, sólo lo suficiente, antes de comenzarle a comer su vulva, ella no lo esperaba, nunca fue tratada con ese deseo carnívoro, pero lo hacía con tal pasión que ella no dejaba de gemir perdida, encajando mi cara a su vulva jugosa, así que logré sacarle un par de gritillos, y su gesto cambio, ella miraba mi cabeza con desconcierto, entregada al placer, como si no pudiera entender que alguien probara su vulva, yo la abrazaba, agarrándola con fuerza del culo, saboreaba su intimidad como si nunca hubiera probado antes, casi le enterraba la lengua, como si la estuviera penetrando con esta, lograba que se perdiera en este gusto, pues la directora gemía sin control, tanto así que rápidamente alcanzó el orgasmo llenando mi boca de sus jugos de pasión, los cuales escurrieron por mi boca, ella agarraba aire desesperada, y sus piernas temblaron, las acariciaba con cierto ardor, evitando que cayera, pero todavía no llegábamos a la mejor parte, mi verga estaba tiesa, lista para salir, me dolía de tenerla dentro del pantalón, así que abrí mi zíper, liberándola, podía notar como el líquido previo estaba empapando la punta, imagino que al verlo Kim deseaba probarla, pero no le di ese gusto, pues se la clavé de una estocada, estaba muy sensible así que mi embestida fue intensa, dentro sentí su cuerpo como si me ajustara perfectamente, me encantaba su calor, e incluso sentí como parte de su corrida salía mojando mis piernas, así sin más comencé a bombearla, estaba tan frenético que la levante sujetándola, ella se aferraba a mí, y me beso desesperada, estábamos encendidos, cada golpe me cargaba de una electricidad, y ella se aferraba más a mi cuerpo, yo no sabía si tocar su culo o acariciar su espalda, pero disfrutaba igualmente, sus pechos se clavaban en mi tórax, de repente dejamos de besarnos y ella se quedó gimiendo en mi oído, eso me éxito más, así que comencé a clavársela de forma más dura, aunque disminuí el ritmo.
Si Jay, así, me gusta, AH, no había disfrutado esto en mucho tiempo – me decía Kim excitada.
Está muy ocupada, necesitas relajarte – le dije tratando de llegar tan profundo como podía.
No me da tiempo, Ah, te necesitaba – decía aferrándose a mi cuerpo.
Eso me prendió lo suficiente, sin perder tiempo continúe por sujetarla de la cintura y sin más solté mi carga, casi rugí dejándole todo dentro y ella al sentirlo alcanzó un nuevo orgasmo, pero no nos soltamos aún, quedamos fijos uno contra otro.
Ay, Jay, que voy a hacer, estoy muy vieja para ti, pero esto es demasiado placentero – me dijo apenada mi jefa, sintiendo como seguía empalada.
Ni que decir Kim, no puedo detenerme – decía mientras le dejaba las últimas gotas de mi semen dentro, como si quisiera preñarla a como diera lugar.
No sé qué me poseyó en ese momento, pero volví a embestirla, como si no hubiera un mañana seguí con el juego, se la metí hasta el fondo, dominado por el deseo, ella me encajó sus uñas en los hombros, mientras volvía a sentirla mía, con sus piernas se mantenía firme y su rostro se descomponía en placer, así fui penetrándola, hasta que finalmente volví a correrme, nuevamente seguimos sincronizados, porque ella tuvo su tercer corrida aferrada a mi cuerpo, ahí nos desplomamos, ella seguía penetrada por mí y si acaso se adormeció sobre mi pecho, estuvimos un rato considerable, antes que se despertara.
Después de eso no pasó mucho, hablamos como si nada y terminamos las labores, luego nos retiramos, nuevamente tuve que ayudarla a bajar, por esa área, ahora ella se abrazaba a mí, como si fuera mi mujer, y en cierta forma lo era, supongo que Kim no tenía ese tipo de relación con nadie, si acaso antes comimos algo, se nos pasó la hora del almuerzo, y al volver todo regresó a la normalidad, ella siguió su trabajo, yo el mío, pero entre ambos había cierta complicidad para seguir con este juego.
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