El Incubo del Internado 28
Jay se puede relajar un poco, aunque el erotismo de esa escuela prevalece, pudiendo disfrutar de esas hembras libremente….
Advertencia: este relato es completamente Ficticio, no tiene nada de real y solo esta para entretener con una buena de dosis de morbo a todos los lectores que gusten…
Capitulo 28
Pasadas las fiestas y volviendo a las clases, todo parecía en calma, o casi, por suerte la influencia positiva de aquellas celebraciones calmó al incubo, aparte el maldito frio no permitía que hubiera tanta sensualidad en el aire, Tea cambio un poco su actitud, se sentía culpable por lo ocurrido con su “cuñada”, al menos ahora me creía lo de la escuela, pero ignoraba muchas cosas, y como buen “novio” yo se las enseñaría, de hecho lo aprovecharía al máximo pero a veces es mejor tomarse las cosas con calma y no actuar de manera estúpida, ser precavido no resta hombría, a decir verdad creo que sólo a mi me pasaron cosas decentes durante las fiestas porque tanto Drew como Michelle estaban a mi disposición, así que incluso podía disfrutar de bañarme con ellas, y sentir sus voluptuosos cuerpos era una delicia, un éxito extra por lo ocurrido, pero eso no me importaba tanto, por suerte Giby no perdió su ánimo, a diferencia de Tesi, quien se mantenía distante y nerviosa, peor aún era el caso de Simón, daba lástima por el desamor, quien justo en esa primera semana al finalizar las clases llegaría conmigo buscando ayuda:
Jay, amigo, hermano, necesito tu ayuda, no sé qué hacer – dijo nervioso simón.
Lo sé, te acostaste con mi hermana – dije molesto.
Ah, en serio, no sé como paso, pero no es mi culpa, te lo juro, no he vuelto a usar la daga, pensé que ya se me había hecho y ahora todo está peor – aseguró nervioso.
Lo sé, Tea uso el muñeco del esclavo para verificar su poder, en sus palabras solo un milagro o verdadera brujería harían que tú te acostaras con tesi, ahora si te toma en serio – dije serio.
Esa loca, ya verá – gruño simón.
Cálmate que ella es, bueno ya sabes, mi loca – señalé serio.
Vamos Jay, ayúdame, en verdad me gusta Tesi, como le hago – suplicó simón.
Mira que no te he escuchado decir las palabras mágicas – dije algo serio.
¿Por favor? Eh – dijo simón haciéndose el gracioso.
No, esas no, aunque sirven – advertí calmado.
Oh, no me digas que esperas algo como: vamos, hare lo que sea – dijo asustado.
Si, y ya que lo dijiste, prepárate, esto te va a doler – dije con cierta malicia que disfrutaba.
Simón solo me miró y trago saliva, seguro el miedo lo invadió, pero afortunadamente para él, tal vez creyó otra cosa, no fue tan malo, del todo, la siguiente semana fui a su cuarto a primera hora y lo hice acompañarme en mi rutina de ejercicio, sudo hasta quedar adolorido, después de eso lo dejé ir a clases, a la hora de la comida lo saqué conmigo para que comiera carne, debo admitir que esto sirvió, el desgraciado tenía más dinero que yo así que pagó por todo, después de un descanso regresamos y nuevamente lo hice entrenar, no le tuve piedad, lo hice comer mucha proteína, además de ejercitarlo, verlo sufrir hasta cierto punto fue divertido, y algo que también noté es que su hermana Elisa muchas veces nos espió, seguía obsesionada conmigo, pero se mantenía alejada, creo que era por Tea quien ya empezaba a decir que era su novio, aunque eso no importaba mucho, hicimos esa rutina al menos por un mes antes que el pobre y adolorido Simón notara cambios, no eran tantos, pero se le veía una mejor postura, creció unos centímetros y los brazos los tenía más duros, cosa que me señaló.
Jay, todo esto es para que me quede con tu hermana, no – dijo Simón.
A ella no le gustan los flacuchos, le gustan los chicos rudos como Steve o yo, así que agradece – indiqué molesto.
Gracias hermano – dijo sonriente aguantando los calambres.
No mas no me quejo porque en una de estas me llevó a Elisa otra vez a la cama – dije molesto.
Cierto, oye Tea ya está diciendo que son novios, aunque sólo con sus amigas – dijo Simón.
Deja eso y concéntrate en mejorar, ahorita me centré en darte condición, todavía no empieza la peor parte – le advertí con una sonrisa malvada.
Nuevamente Simón se me quedo mirando con miedo, eso me divertía, pero le eh de reconocer algo, jamás se echó para atrás, sin duda le gustaba mi hermana, lo que seguía sería más entretenido, un entrenamiento de Box, era lo que mejor se me daba, así que con eso seguro mejoraría bastante, aunque sabía otras cosas como karate, pero cabe decir que toda esta actividad no pasaría desapercibida. Estábamos en las canchas, después de clases, así recibiríamos una visita:
Jóvenes, que bueno verlos ejercitarse – decía la directora Kim.
El ejercicio hace cuerpo y mente sana – indiqué serio.
Excelente, me gusta esa forma de pensar Jay, de hecho el profesor de educación física comentó que has mejorado mucho en tus clases simón – dijo entusiasmada Kim.
Gracias directora – decía algo ruborizado el chico.
Sólo me gustaría saber ¿Por qué están haciendo esto? – cuestionó intrigada Kim.
Bueno verá – decía Simón nervioso.
Por 2 razones directora: primero para evitarse problemas con posibles abusones – señalé serio, por suerte ya había pensado en un par de escusas, digo paso un mes y llamamos la atención.
Oh, excelente, el ejercicio te dará confianza, aunque supongo que le enseñaras algo más Jay – señaló kim inquieta, viéndome de reojo como yo a ella.
Si, ahora que tiene condición entrenará boxeo, eso le dará disciplina, y mejorara aun más su condición física, al igual que su confianza – indique motivado.
Exacto directora – dijo simón tratando de apoyarme.
Excelente, los 2 me enorgullecen con esa iniciativa, aunque dijiste 2 razones ¿Cuál es la segunda? Jay – dijo kim curiosa con un gesto irresistible.
Es algo personal – dije algo ruborizado.
Mejor dímelo de una vez – insistió Kim con una voz encantadora.
Bueno vera – me acerque a su oído para decirle en secreto: “se quiere declarar a mi hermana”.
No esperé ver a Kim reaccionar así, se ruborizo, y vio con ternura a Simón, incluso le aplaudió un poco, después de eso nos felicitó por la acción, aunque me dio a entender que el asunto no estaba terminado, después de eso se retiró muy contenta, a lo cual me dijo:
¿Qué le dijiste? Hermano – preguntó simón.
Que te le quieres declarar a Tesi – indiqué serio.
La verdad no duele pero incomoda – dijo Simón.
Si – añadí molesto.
Aunque no creo que me viera así, si supiera lo que hicimos en las fiestas – agregó simón.
Cállate – agregué más molesto.
Después de eso continuamos una semana más en los entrenamientos, sin duda el pobre muchacho estaba mejorando, y por petición mía se compró unos guantes para practicar, aunque no esperaba que Kim, quien al parecer me estuvo extrañando en las fiestas, pues la descuide un poco, me jugaría una “travesura” que en realidad no me molestaría mucho, y el siguiente Lunes daría un aviso a la escuela, comenzando así las inscripciones para un curso de Boxeo, así que no sólo sería Simón a quien entrenaría, también se reunirían unos cuantos “flacuchos” más, no le di mucha importancia, de hecho iría a preguntarle, algo que empezaría con una pregunta y terminaría con ella sobre mi desnuda y con mi estaca en su interior:
Me hiciste falta sabes – decía celosa, mientras movía sus caderas enterrándose ella misma.
No se podía evitar, eran vacaciones – respondí mientras agarraba sus caderas.
Pudiste haberte quedado en mi casa como la otra vez, la habríamos pasado bien, pero me enteré que te fuiste a otro lado – dijo de nuevo celosa la mujer, ofreciéndome sus pechos que lamí.
No se pudo evitar, era por algo personal, iba con mis hermanas – dije y para calmarla le deje entrar un poco más mi miembro en su jugosa concha, mientras la agarraba del culo.
Se empieza a oír que eres novio de una estudiante – dijo algo molesta, moviendo más su cadera de una forma irresistible.
Lo sé, la situación es difícil – indiqué mientras la sujetaba por el culo, clavándole 2 dedos.
Entonces es verdad o mentira – dijo kim, mientras me besaba apasionadamente.
Te respondo si me dices que pasa con la tía de tu dulzura, la señora del saco con la araña – indique serio, mientras sobaba sus muslos con firmeza, para clavársela más duro.
Mm, ella es dueña de muchas franquicias aquí, es millonaria, pero tiene problemas, quiere heredarle todo a mi hija, porque, bueno no sé porque detesta a sus niñas – indicó mientras le chupaba los pechos tratando de distraerla un poco.
Ya veo, y quienes son, digo estudian aquí ¿no? – pregunté mientras la sujetaba mejor de su cintura y arqueaba la espalda para que le entrara más profundo, cosa que conseguí, sacándole un fuerte suspiro, gimiendo de forma deliciosa.
Sí, pero no puedo decirlo, es que me lo tiene prohibido, en esta ciudad 5 familias lo manejan todo, es algo raro – me decía mientras se restregaba más en mi miembro dejando libre algunos gemidos.
Lo sé muy bien, kim – y le metí con más fuerza la tranca, ya sentía que la leche me está por salir.
Ay, no tan rudo – se quejo ella al sentir como su interior se abría y se pegaba a mi pecho.
Pero te gusta no – y volví a embestirla con ritmo salvaje aferrándola a mí.
Sí, pero se mas cariñoso – dijo kim, en eso nos besamos de nuevo, dejándonos sentirnos mutuamente, era una delicia.
La volví a embestir con fuerza, mientras le besaba sus deliciosos pechos, ella gimió de nuevo casi en mi oído, podía sentir como se me enchinaba la piel, para ese momento ya estaba empapada en sudor, y se rendía a mis caricias, así seguimos hasta que se derrumbo víctima de un intenso orgasmo al tiempo que le inundaba su intimidad.
Lo siento Jay, no puedo decirte mucho, es que la ciudad es gobernada por 5 familias que dirigen todo, yo no tengo forma de decidir nada, quisiera ayudarte, pero sólo puedo encargarme de los alumnos, por eso te quiero contratar extra como maestro de boxeo, el gimnasio casi está listo, sólo faltan detalles como pintura y calefacción, pero eso se arreglará pronto, y con esto recibirás un pago extra – indicó Kim.
Mira, no te preocupes kim, en verdad se lo de las 5 familias, ya las estoy tratando, y conocemos a muchos de sus miembros, son un dolor de cabeza – indique algo malhumorado.
En serio – lo dijo mientras estaba recostada en mi pecho.
Sí, me enteré de una forma que ahora no me puedo soltar de ellos – dije serio pero disfrutando el cuerpo de tan bella mujer.
Ya veo, entonces sabes que mi cuñada es quien manda con el bloque comercial – pregunto kim besándome el pecho.
Si, ella manda en ese, Steve de prepa heredará los servicios de seguridad, hasta conozco a cierto viejo bien metido en la política – indiqué molesto sobando su espalda.
Conoces al abuelo de esa niña – cuestionó asustada viéndome a los ojos.
Claro que si, le eh visto más de lo que quisiera, hasta le caigo bien – dije fastidiado.
Entonces estas mejor posicionado en toda esa mafia que muchos ¿no? – cuestionó Kim casi suplicándome con sus lindos ojos.
Si, la verdad sí – revelé serio abrazándola.
Entonces las cosas cambiaran entre nosotros – cuestionó algo ansiosa dándome un beso.
No lo creo – y le di una sonora nalgada.
Después de eso, quedó un poco extraña nuestra relación, Kim sabia un poco de las mafias, aunque no podía hacer nada, y no es que quisiera hacerlo, yo por otra parte tenía cierta autoridad sobre ella, lo que parecía extraño, no quería dejar de gozarla y tampoco ella quería que me alejara, era extraño, pero a la vez excitante, de momento todo seguiría como acordamos, crear un curso y tal vez un club de boxeo para los estudiantes, siendo por obligación Simón el primer miembro, no tardó mucho en que varios alumnos, incluso niños fueran a pedir entrenamiento, así que pronto muchos se unieron a las practicas, corriendo, ejercitándose, era algo en cierta forma agradable, me sentía el líder de un escuadrón, pero alguien no estaría contento, el profesor de educación física, el musculoso, aunque no de todo, por una parte se quedó con casi todas las alumnas para sus clases, mientras que los chicos sin perder tiempo se fueron al curso especial, sin embargo muchas alumnas comenzaron a buscar estar presentes en los entrenamientos para vernos, cosa que le molestaba, pues ya no era el más rudo de la escuela, o eso creía él, las niñas incluso querían organizar un grupo de porristas, y era algo excitante porque jugaban haciendo poses coquetas cercas de nosotros, en veces con sus faldas o con mayas puestas donde sus culitos sobresalían de manera sexy, de hecho es era algo hasta ahora prohibido por culpa de la vieja Olga, pero como estaba afuera, las chicas acudieron a ver a miss Holly y a la señorita Marón, quienes no pusieron peros siempre y cuando agregaran clases de danza para complementarlo, detalle en el que curiosamente ambas eran buenas, en especial la nieta de la vieja bruja despedida, así mientras los chicos entrenaban boxeo conmigo, a un lado las niñas bailaban, y con los ánimos de la escuela esto se volvería un problema cuando el frio se fuera, o ese era mi parecer cuando repentinamente en una de esas clases llegaría el profesor de educación física y diciendo:
Oye “Jay” no sabía que tuvieras estudios para impartir clases, no crees que te estás saliendo de tus deberes, digo, eres un guardia, no maestro, o que sabes de boxeo – dijo retador.
Ni para que alargar las cosas, quería intimidarme, tenía su punto, el tipo media más de 1.90m con un peso cercano a los 120 kilos todo musculo, de hecho al hacer esfuerzos se le marcaban las venas, seguramente tenía el ego inflado y quería pelea, no lo hice esperar pero le indiqué que si deseaba probar, le prestaría unos guantes para una demostración en clase, fue tan cómico, en cuanto se acomodó para pelear, le pedí a Simón que tocara un silbato, una vez dado el pitido, este se lanzó a golpearme, sin guardia puesta le di un golpe directo en la quijada, tan fuerte que lo mandé al suelo y lo dejé noqueado por el resto de la clase.
Y esta es la diferencia entre tener condición física, mucho musculo y estar entrenado en un arte marcial o estilo de lucha, tomen nota chicos que les enseñaré a hacer el jav cuando mejoren – dije serio tratando de no reírme.
Los niños se quedaron sorprendidos ante eso, muy emocionados, de hecho mi hermana (Tesi) que estaba vigilando a la distancia se me quedó mirando sorprendida, de vez en cuando a Simón, así mismo los estudiantes aplaudieron, y siguieron entrenado, mientras las alumnas se quedaron ruborizadas al verme noquear al abusivo profesor, que muchas veces les fisgoneaba o tocaba, así continuaron las cosas sin más sobresalto, cuando acabó la clase ayudé al fortachón a levantarse, este no sabía para donde era abajo o arriba, así que tuvimos que llamar a su hermano, a este también le dio gracia verlo de esta manera (no se llevaban tan bien), después de eso los chicos eran libres de hacer lo que quisiera, por desgracia yo no, como faltaban detalles para usar el gimnasio usábamos uno de los patios, así que cualquier equipo usado tenía que regresarlo a su lugar, que era en un pequeño cuarto en la zona de internos, ósea donde yo duermo, en esa ocasión llevaba un par de costales para que los pequeños le pegaran, un botiquín y demás cosas, no tardé mucho, pero la verdad es que los estudiantes se retiraron ansiosos, hablaban de cómo querían golpearse, bueno, espero que eso no me afectara, llevé 2 costales juntos, si acaso me faltaba el botiquín de primeros auxilios, cuando note una figurita en la entrada, estaba toda roja, me miraba con sus ojitos nerviosa, era Elisa quien traía lo que me faltaba, no lo había mencionado pero ella estaba con las porristas, aunque ninguna lucia muy sexy porque de momento usaban pants y chaqueta, muchos deseaban que llegara el verano para verlas en lycra, al notarla le agradecí por su ayuda, esta se acercó para dejarme la caja, y pude oler su aroma a sudor, todavía no se aseaba, eso me prendió un poco más, estaba seguro de a qué venía, pues nadie se acercaba a esta zona sin razón, pero su caso era especial, algo que iba a disfrutar.
Gracias por tu ayuda Elisa – le dije atrayéndola.
Si, profesor – dijo nerviosa.
Tienes miedo ¿verdad? – le decía mientras la tomaba de la cintura para meterla.
Ella no supo que decir, era obvio que si, ignoraba que tanto del acuerdo sabia, a fin de cuentas solo tenía 12 años, pero estaba tan linda que no había muchos que le ignoraran al pasar, así que tomé el botiquín y lo dejé en su lugar, ella me seguía tranquila, así que tomé la iniciativa, sin decirle nada salí del cuarto de menesteres para cerrar la reja, volví a entrar al área, no quería tentar mi suerte así que sería rápido, me puse a su lado, cargándola como princesa para llevarla a mi cuarto, ella se notaba perdida, pero reaccionó en cuanto le di un beso, entregándose sin pensarlo, era momento de gozarla, metí mi lengua en su boquita para saborearle, era algo torpe, sin embargo eso me excitaba, tomé el control, con mi mano derecha la sujetaba, con la izquierda iba revisando todo su cuerpo, primero acariciando sus pequeño pecho en crecimiento, pero luego pase a sobar el vientre para buscar sin problemas el contacto con sus muslos al meter mis dedos entre su pants, acariciando al principio su culito por encima de su calzón, eso al calentarla, mis toques le fueron encendiendo, su suave piel se estremecía lentamente, entre los besos ella se iba entregando al placer, gimiendo entre pequeños quejidos, más por la sorpresa que sentía, pero pronto se perdería más cuando alcance su vulva, manoseando con cierto control su punto sexual, ella aun atrapada contra mí se retorció, parecía querer gritar de gusto, pero nuestro beso no se lo permitía, la tenía bien contenida, así que mi masaje consiguió rápidamente que ella se corriera, empapando mi mano con sus jugos de amor, después me solté de ella y la vi, su rostro era un desastre, respiraba aceleradamente, estaba toda roja con la mirada perdida, su orgasmo fue intenso, pero no había acabado, la deposité en la cama y tan rápido como pude me saqué la ropa, luego fui con ella para sacarle el pants, el cual dejó a la vista su calzón mojado, no le saque los tenis o sus calcetas, algo en su imagen me excitaba, luego le quite la playera con todo y sudadera, dejándola casi desnuda, pues no llevaba sujetador, aunque casi no lo necesita, apenas tenía le comenzaban a crecer los pechos, pero así me gustaba, ella estaba perdida pero reaccionó para ver que como mi estaca se aproximaba a su interior, le fui apuntando con cuidado, y le comencé a acariciar con mi punta su entrada, era un placer sin igual.
Recuerdas esto preciosa – dije con cierta malicia.
Ella me miro ruborizada y asintió.
Te gusta ¿verdad? Vamos dímelo bien – dije con morbo.
No hubo respuesta, sólo estaba esperando a que le encajara mi estaca.
Vamos dilo o aquí me detengo – agregue excitado.
La imagen era muy morbosa, tenía mi estaca lista para entrar en ella, de hecho la punta le seguía acariciando su entrada, mientras chorreaba líquido pre seminal y Elisa seguía soltando sus jugos, manteniendo su pequeña vulva empapada además de por su reciente corrida, la cual despedía un intenso olor, y aún así la quería oír suplicar por esto.
Profe por favor métala – sólo acertó a decir Elisa algo nerviosa.
Y sin demora se la dejé ir, esas palabras casi me hicieron correrme, pero era mejor que fuera dentro de ella, no sabía si ya tenía su periodo, no me importaba, en ese momento solo quería disfrutar de su interior, que era increíble, me apretaba de forma deliciosa, tan caliente, así la estuve embistiendo, Elisa al principio se quedó fuera de sí por la penetración, como si se hubiera desmayado, aunque sus ojos estaban abiertos, y exhalaba con fuerza, mientras movía su cuerpito con cada embestida, al tiempo que restregaba sus pechos contra el mío, pero de repente reaccionó con sus piernas se aferró a mi cintura, y sus dedos se encajaron en mi espalda, arañándome, yo la seguí disfrutando y de vez en cuando le decía:
Te gusta verdad nena –decía algo malvado.
Pero Elisa no me respondía, aunque se aferraba mas, podía sentir sus muslitos haciendo más presión, la cama se agitaba bastante, pronto tendría que conseguir una nueva o reforzarla, su rechinido se volvía algo molesto, tanto así que temí que me fueran a escuchar por lo que me levante trayendo consigo a la muñequita, quien no se soltaba, no sé cómo podía mantenerme así, pero la excitación era increíble, por un momento vi en un espejo que tenía y la diferencia de nuestros cuerpo se notaba, ella no medía más del 150m yo superaba el 1.90m, ella era muy clarita, yo bastante moreno, y con cada envestida ella se agitaba mientras trataba de ahogar sus gemidos contra mi pecho, no sé porque pero al verme al espejo con Elisa tuve un deseo irrefrenable por sobarle el culito, este se le veía más blanco que el resto de su cuerpo, se agitaba de forma irresistible, no pude más que acariciarlo controlando así las penetraciones, logrando que gimiera de forma más sensual, y finalmente me dijo algo:
Ay profe lo amo – fueron sus tiernas palabras.
Ella no creo que fuera tan consciente de sus sentimientos, pero me llegaron, así que fui un poco más cariñoso al irla embistiendo, acariciando no sólo sus muslos, también otras partes de su cuerpo, hasta regresar a su vulva, la cual tentaba alrededor de mi estaca, logrando que siguiera gimiendo, tanto así que sin verlo venir se corrió empapando mis piernas, mientras suspiraba complacida, en ese momento no pude evitarlo, pero mi dedo índice que acariciaba sus redondos glúteos, jugó con su piel hasta llegar a cierto punto, y sin medir tiempo se introdujo en su culo, ella por la falta de aire apenas reaccionó, pero su vulva se agito tanto que me masajeo la verga de tal forma que me corrí en su interior, había sido algo increíble, no sé cómo pero nos quedamos pegados un rato más, no nos soltamos hasta que volví a embestirla, ignoré que me pasaba pero no podía dejar de gozar a Elisa, y la siguiente vez nos corrimos juntos, aunque ya había pasado un tiempo considerable desde que la clase acabo, así que una vez que nos volvimos a correr, le saqué mi verga, ella por fin se calmó un poco, estábamos totalmente sudados, así que fuimos juntos a bañarnos, ahí volví a disfrutar de su delicada figura, acariciaba su cuerpo, ella incluso me lavó la espalda, sin duda esa muñequita era fácil de tratar, después de eso hasta la invité a cenar, ella se dejaba manejar por mi completamente dócil, hasta sentía que estaba haciendo algo perverso, pero no lo podía, ni quería evitar, era algo que sólo se estaba dando, aunque fuera culpa de una de las reliquias del incubo, que me importaba, ahora esa chiquilla era mía y la iba a gozar…
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