El Incubo del Internado 9
Jay sigue moviéndose en ese internado, y a sus manos llega un encuentros inesperado, pero muy deseado… .
Advertencia: este relato es completamente Ficticio, no tiene nada de real y solo esta para entretener con una buena de dosis de morbo a todos los lectores que gusten…
Capítulo 9
Llegó el Sábado y como faltaba poco más de una semana para la fiesta de disfraces algunos maestros se reunieron para seguir con la organización, que era un desastre, de hecho la señorita Holly gracias a nuestra aventura estaba ahí presente, muchos estaban felicitándola por su puntualidad (si como no), pero otras como la señora Olga, quien era aparte encargada de los permisos y supervisión de los chicos del internado estaba ausente, (que bien ella es insoportable), también la Doña se presentaba, una encargada general con la que tenía que reportarme, era severa pero justa. Entre todos esos diálogos de gente importante, estos pensaban en muchas cosas, siendo un tema que los padres de muchos alumnos eran gente muy ocupada y adinerada, que caso omiso hacían de sus hijos, les daban todo los caprichos que exigían, sin embargo como era de esperarse no tenían tiempo para ir a esta fiesta y habían dejado buenas sumas monetaria, dejándonos a nosotros la diversión de sus vástagos, este detalle monetario solucionaba muchas cosas, más no todos los problemas, puesto que los chicos no querían apegarse a las normas que algunos querían imponer en los disfraces, discusión que llegaba desde el día anterior, mientras que otros más permisivos o menos deseosos de hallar problemas con los padres deseaban dejarles a los alumnos esa libertad, como el único “inquilino” de la escuela, me acerqué a ver qué sucedía, uniéndome a la reunión ¿cuánta cosa no se dijo? muchos daban sus puntos de vista, por fortuna no se hallaba la altanera señora Olga, quien pretendía imponer sus reglas personales en el asunto, por lo que todo parecía indicar que les dejarían elegir a los chicos, pero la señorita Holly quien simpatizaba con la postura de la ya mencionada hasta hace la reunión pasada era interrogada para ver, es que esa mujer siendo tan atractiva tenía mucha influencia, en especial con las decisiones masculinas, aunque no faltó que Beni me preguntara a mí, al ser de los que conviven mucho con los chicos mi opinión tendría cierto peso.
Mira Beni, yo no sé mucho de esas cuestiones, pero debo decir que si hubiera podido elegir lo hubiera hecho, yo no pude hacerlo por los motivos que tú conoces, y me pesa bastante, así que les digo que decidan ellos, si algo sale mal solo hay que decirles a los padres antes para que se hagan responsables y listo, por cierto, ahora que lo pienso tengo que conseguirme mi propio disfraz en estos días, ya que me toca participar, por eso conozco unas tiendas en el centro comercial que son muy buenas, les dejo el dato.
Así se habla mi amigo – dijo Beni contento.
Ante mis palabras, la señorita Holly se me quedó viendo, parecía que iba a ir en contra de mis palabras, todos la miraban con expectativas, pues muchos de los presentes con tal de quedar bien con ella le seguirían la corriente aunque no estuvieran de acuerdo en realidad, pero:
Está bien, dejemos que los chicos elijan y que esta sea una lección de responsabilidad para ellos, que por eso somos maestros, aunque como dijiste Jay, hay que avisarles antes a sus padres – dijo con calma la señorita Holly.
Todos se sorprendieron ante esta situación y el voto fue unánime, así que sólo se arreglaron algunos detalles más, a los cuales yo quedé fuera, además tenía mucha hambre, por comerme a la señorita Holly, un banquete de carne de primera que estaba pensando en cómo repetir, pues aparte ella me miraba con cierta aceptación, más por ello no probé almuerzo alguno, así que fui al comedor, ahí encontré a mi tía, quien estaba contenta con el disfraz de diablita que conseguí para su hija, por suerte no supo de las diabluras que hicimos después, le avise acerca de la decisión tomada por los maestros a lo que ella lo vio de buena manera, aunque más parecía que no le importaba mucho por toda la sobrecarga de trabajo que tenía, yo seguí por un momento con mis labores normales, que sólo eran vigilar que los alumnos no se metieran en problemas, que no hicieran destrozos y si era necesario ayudarlos en alguna cosa, pero como tenía llaves de casi todas las aulas, me tocó abrir varios salones, pero no para los estudiantes, puesto que después de la reunión de maestros y con los paquetes que llegaron antes fui a dejar los materiales a donde correspondían, ahí se me fue mucho tiempo, ahora se me pasaba la comida, apenas lo recordé, cuando vi que la cocina ya estaba cerrada, nuevamente quedé fuera, que mala suerte, la escuela estaba hecho un caos, varios profesores vinieron a realizar arreglos, que bueno se convertirían en bonos extra en sus cheques, pero volviendo a mi apetito, no me quedaba de otra más que buscar algo afuera, por suerte la cafetería no era el único negocio, había unos cuantos puestos de comida en una mini plaza frente a un motel, así que hoy comería algo diferente, pero debido mis responsabilidades necesitaba volver pronto así que sólo pedí para llevar, aunque una vez que estuve a punto de entrar de nuevo fui detenido, una estudiante de bachillerato me pedía entrar, la reconocía muy bien, hace un tiempo se mojó y casi se me ofreció, desde eso la miraba con cierto disimulo, es tan sexy, llegaba con un short muy corto de mezclilla y una blusita escotada blanca, me pedía permiso de entrar:
Guardia Jay, plis déjeme entrar, se acuerda de mí, me dicen Tea, soy del internado pero salgo casi todos los fines de semana a casa, no sea malito déjeme entrar que mis planes se arruinaron y tuve que regresar, si plis… – dijo la jovencita con un gesto coqueto que me invitaba a más.
Además como la iba a olvidar, en realidad es que notaba que ella se me insinuaba mucho, de hecho ahora lo estaba haciendo pues enterraba su busto entre los barandales haciéndose lucir muy sexy, casi le podía tocar las redondas tetas, podía aspirar su perfume que era bastante embriagador, en verdad la chiquilla no me era indiferente, siendo algo bajita, poco más de 1.60, su cuerpo delicioso, sin un gramo de grasa, creo que estudiaba ballet o gimnasia, además su carita inocente y ojitos cristalinos la hacían de las más deseadas, y viéndola mejor su cabellera era de un castaño casi rubio, yo no le dije nada sólo la sonreí antes de abrirle, ella se emocionó antes de entrar, no sin antes darme un fugaz beso en la mejilla cerca del labio, luego salió corriendo llevando consigo una pequeña maleta, mientras yo continúe con mis actividades.
Para varios fue gracioso verme revisar el lugar con una hamburguesa en la mano, les recordaba al profe gordo de deportes, pero no me importaba, muchos chicos platicaban de la fiesta emocionados, hacían sus bromas de llevar disfraces sorpresa para hacer travesuras, y qué decir de las alumnas que disimuladamente escuchaba diciendo que llevarían trajes de princesas, vampiras o demás cosas, aunque estaban hechos para verse sensuales, seducir a los chicos, probar suerte con algunos, conseguir algunas travesuras especiales para esa noche, en eso nuevamente fui interceptado por alguien, pero no era la linda Tea, se trataban de las traviesas y precoces de Tammy y Sally quienes me preguntaron ansiosas
Hola Jay, dinos será cierto que podremos ir a conseguir los disfraces que usaremos, y serán los que queramos – dijo Tammy mientras movía sus piernitas de forma sugestiva.
Si, dinos, es que la escuela antes nos obligó a usar algunos o hasta nos hizo hacerlos, que fue muy feo el año pasado – añadió Sally jugando con su faldita enseñando de más.
Así es, podrán comprar el que quisieran, ya les avisamos a sus padres, bueno de eso se encargan los organizadores, pero a mí me consta porque lo sugerí, aún así tengan cuidado, que si se equivocan de traje podría ser peor.
Las niñas chillaron emocionadas, se vieron con una complicidad que daba gusto, es que esas niñas daban ganas de tomarlas juntas para saciar los bajos instintos, no sabía que tenían que me hacia desearlas con desespero, pero en lo que las miraba con deseo rápidamente dijeron juntas:
¿Qué nos quedaría bien? Mm – dijeron al unísono, con una vocecita candente.
Me gustaría vernos lindas y llamar la atención, que los niños se vuelvan loquitos – dijo Tammy más precoz que de costumbre moviendo sus dedos por todo el cuerpo dándose a desear.
Sí, no queremos trajes tanto de miedo, como algo más coqueto – indicó Sally sujetándose la caderita y moviéndose de tal forma que parecía subir más su faldita.
Mm, no sé, son bastante bonitas, cualquier cosa que se pongan seguro que llamará la atención – acerté a decirles, aunque creo que no podía contener mi mirada caliente viendo a ambas ninfas del deseo, que me invitaban a un juego prohibido, maldición.
Las 2 niñas se ruborizaron y se miraron entre sí como con cierta complicidad, como si todo su juego de seducción fuera previamente planeado para invitarme a gozar de ambas, lo cual era probable, porque quería cogérmelas ahí mismo, pero al verme de frente pronto me preguntaron.
Y tu Jay, de que vas a ir – Tammy inclinándose un poco dejándome ver parte de sus pechos.
Si, dinos, para ir a juego – Sally agregó tomándome de la mano y así sentí un poco más de su piel.
No lo sé, aun no decido, tengo ideas, pero yo si tengo que ir de algo monstruoso, así lo dejaron en claro durante la junta de personal, las cocineras irán maquilladas de zombis, el personal intendente, bueno ese tendrá el día libre, las maestras van o de brujas, vampiras y fantasmas, los profes la tienen libres siempre que sean espantos, yo también, bueno tienen que ser monstruos…
Vamos, dinos Jay – volvieron a decir juntas con sonrisas picaras.
En ese momento no supe que me pasó, como si fuera un grito desde mi interior, algo me influencio bastante, siento que fui posesionado, pero me traería muchas oportunidades.
Voy de Incubo – acerté a decirles con ganas de cogerme a ambas niñas, que las veía como presas de mis más bajos instintos, en verdad quería cogerlas ahí mismo.
Las niñas se quedaron pensando, no sabían que era eso, así que les dije:
Eso es un malvado demonio que le gusta hacer travesura picaras a las niñas bonitas como ustedes, besos, abrazos y muchas cosas más – y mientras les decía eso las abrazaba un poco sintiendo sus cuerpecitos, en especial sus muslitos.
Mi respuesta fue de su agrado, parecían que estaban ansiosas por verme hacerles esas mismas travesuras y se secretearon entre ellas antes de despedirse, yo sólo las mire mientras Tammy llevaba un short de licra tan ajustado que se marcaba su panty y a Sally se le notaba por usar su clásica faldita corta enseñando de mas al caminar descuidada, en ese momento estaba seguro que esas niñas lo hacían a propósito, querían una buena verga que les llenara su virginal cueva de placer, y en serio estaba pensando en cómo divertirme con ambas, no las dejaría en paz durante la fiesta o antes de ser posible. La tarde siguió su curso, de hecho algunos maestros llegaron a pedirme ayuda con los disfraces ya que al parecer como ya había visto algunos trajes, además todos se quedaron sorprendidos porque pude influenciar a la maestra Holly, por ejemplo el gordo de gimnasia me preguntó y por suerte realmente sabía algo de esto, antes revise algunas páginas para ver ciertos modelos disponibles, así que le dije que se consiguiera una túnica negra le cociera alas de murciélago y fuera un demonios con trinche, le gusto la sugerencia, Beni al estar cerca lo escuchó y dijo que el iría de diablo usando traje formal, añadiendo que sería mejor a ir de Drácula, al final esto me volvió algo popular pues otros maestros también me consultaron, hasta las tutoras llegaron a buscarme, o en un caso me mandaron llamar, sorpresivamente tal fue el caso de la señorita Brandy, ignoraba que estuviera ahí, hasta que me enteré que nos echaría la mano para también recibir un bono extra, realmente nos faltaba ayuda, sin embargo eso la dejo en un pequeño dilema, necesitaba un disfraz y no tenía ideas que no fueran de una colegiala zombi o porrista, así que me pase a verla, estábamos en la biblioteca, ella quería “privacidad”, no le gustaba admitir acerca de su falta de novio o mi influencia sobre ella, por eso no pude contenerme, aparte que estaba vestida con una falda algo corta y una blusa de tirantes que dejaba ver su plano vientre así como su blanca piel, la agarre por detrás y mientras mi mano sujetaba su pecho la otra irrumpió en su intimidad.
Me extrañaste ayer verdad – decía mientras comenzaba a sobar sus partes intimas, sacándole suspiros y un poco de su miel especial.
No digas eso, yo tengo novio – dijo Brandy con una débil defensa.
Eso es mentira y lo sabes – le respondí mientras introducía mi dedo dentro de ella, el cual se humedeció hasta escurrir por mis dedos.
Basta – decía Brandy entre suspiros, pero seguía atrapada y por el forcejeo su falda subía.
No lo creo, lo estás gozando, el imbécil que te dejo se perdió de esto, yo no – y pellizque su seno antes sacarlo y lamerlo con desespero, me sabía a gloria.
Si nos tardamos sospecharan – alegó asustada aguantando los gemidos Brandy.
Entonces habla – y al decirlo fui restregando mi paquete en su precioso culo antes de sacarme la verga y meterla entre sus nalgas, la iba a hacer mía, me calentó demasiado.
Ella suspiraba excitada, pues mis manos parecían tener vida propia, haciéndole que su cuerpo se estremeciera, vibró en cuanto le acerque mi barra de carne a sus nalgas, hasta llegar a su tesoro, que parecían acariciarme con una sensualidad, rogando por que la violara ahí mismo, esta se vio empapada de sus jugos desde el primer toque, mientras trataba de guardar silencio.
Te estoy esperando – y al decirle eso conseguí meterle la punta.
Ay, no seas tan brusco, que disfraz me quedaría, estas ayudando a todos ¿no? Hazlo conmigo – chillo Brandy, y me dio risa porque se lo “estaba haciendo” y con fuerza tocaba ese cuerpo para darle a conocer que me pertenecía, realmente estaba enloqueciendo.
De esclava, mi esclava – dije rápido mientras jugaba con su sexo tallándolo con el mío, empezando a penetrarla ligeramente sacándole sus primeros gemidos.
No, algo que pueda llevar en público, Ah – Brandy rendida a mis deseos.
Nos quedamos en un ligero silencio mientras manoseaba su precioso cuerpo, sentía cada parte que me encantaba, su olor me hacía ponerme más caliente, parte perfume con su esencia de mujer caliente, wow, algo en mi cambiaba, no sé cómo era posible, así que estaba encima de esta mujer sacándole unos buenos suspiros, intentando meterla de forma cómoda, aunque sin dejar de tocar cada centímetro de su figura, por suerte, ella no podía más que dejarse llevar al sentirse atrapada, pese a sus negativas era esclava de mis deseos.
Bien de bruja, de vestido largo ligero, con un liguero negro, que se te vea la pierna, ajustado a tu rico cuerpo, sombrero guantes, todo en negro, eso me gusta, que resalte con tu piel, preciosa – solo acerté a decir, mientras se la metía, estaba tan tensa la situación que no pude más.
Me puse a bombearla con fuerza, quería que gimiera como perra en celo, ella se resistía, pero su parte baja era diferente, me mojo con abundantes jugos, chorreaba de la excitación, aunque me dijera lo contrario la estaba domando y sus manos se aferraban a mis brazos, nos movíamos al mismo ritmo, un vaivén fuerte que hacia rechinar el mueble más cercano, y sin poder resistirme comencé a lamer su cuello en mis ansias de probar su carne seductora, esto la obligó a gemir con mayor fuerza, avisándome de algo importante, así que la bese antes de correrse de manera abundante, ahogando un grito de placer, pero igual yo no tardé mucho en hacerlo, sintiendo como la marcaba con mi semilla, me sentía realizado, quería continuar, pero esta se alejó rápido, sonando su vulva como cuando destapas un corcho, y ella dejó salir un leve gemido, me agradeció el consejo y se fue, algo que me extraño, realmente me quedé con ganas de más, mientras veía su culo alejarse y sus piernas escurriendo.
Tuve que arreglarme e ir con los maestros, justo cuando llegué algunos se estaban despidiendo, en realidad ya estaba oscureciendo, así que no duraron mucho los demás, se fueron aún con la poca luz del sol, no los podía culpar, el internado estaba a las afueras de la ciudad, en un área cercana a suburbios pero alejada de la mancha urbana, al menos sería un kilómetro a las primeras casas, en un área boscosa perfecta para acampar, por eso era tan bien visto el lugar, hasta tenía convenios con algunos camiones que pasaban a ciertas horas, o también se presentaba la pequeña plaza comercial donde me paseaba un poco, de hecho recordando eso me di cuenta que “otra vez” se me había ido la hora de comer, así que fui al comedor, para notar que ya estaba cerrado por la doña, misma encargada del internado que seguro ya se había marchado, así que nuevamente tendría que salir a comprarme algo, que mala suerte la mía ese día con la comida, no tuve opción, bueno, al menos los chicos se mantenían tranquilos, el ánimo de la fiesta los distraía de hacer alguna estupidez, porque de lo contrario podrían quedar castigados y perdérsela, aunque en realidad estaban planeando sus “trucos” para conseguir los mejores “dulces”, no me importaba, salí a la plaza, viendo como algunos carros llegaban, seguro con parejitas que querían su intimidad en el motel, yo por mi parte me pase a un local y pedí algo, estuve mirando a mi alrededor viendo como llegaban vehículos con chavos más jóvenes o viejos con chicas, yo me hice el desinteresado, no quería problemas, algunos se veían muy borrachos, una vez que terminé volví a la escuela, por suerte tenía las llaves, pero con dudas decidí revisar el área, sólo un vistazo, no me tomó más de 20 minutos, estaba volviendo cuando me encontré con Tea, usaba un camisón muy ligero, dejaba ver sus torneadas piernas, además traía puestas unas sandalias que estaban sujetas con correa sus tobillos, muy curiosas, esta se me acercó y me dijo melosa:
Guardia Jay, tengo que pedirle un gran favor, plis – en serio Tea me calentaba mucho.
No supe que decirle al principio, pero en sí era algo considerablemente serio, al parecer alguien le había robado un bolso, pero no había forma de saber quién, si no fuera por las cámaras de vigilancia, de las cuales yo estaba encargado, no tuve opción así que la lleve conmigo, eso me puso un poco inquieto, no debía dejar entrar a nadie ahí, pero ella se me aferraba al brazo, yo llevaba playera corta, así que sólo la fina tela de su camisón me separaba de sentir sus tetas, que por el frio se comenzaban a endurecer, la pase a la habitación de video, así que comencé a revisar las cámaras, mientras la colegiala se inclinaba para ver, que visión al principio note que su ropa se transparentaba un poco dejando ver su sexy figura expuesta, y en esa pose casi podía fantasear con tenerla a 4 para metérsela hasta el fondo, pero volviendo a la realidad, fui viendo de reojo hasta su ombligo desde mi lugar, incluso notaba su pequeña panti que apenas le cubría su pubis afeitada, además su olor era excitante, finalmente tras unos minutos que disfrute al tenerla al lado, en video se vio como la doña, quien se encargaba de revisar el área de los dormitorios encontró el bolso y se lo llevó, seguramente lo dejaría en la dirección para que lo reclamaran después, y yo no tenía la llave para entregárselo.
Bien, al parecer te quedaste sin bolso hasta el lunes que vuelva la doña o la directora – se lo dije pensando en algo para ayudarla.
Mm, que mal, ahora que hare – decía tea lamentándose.
No te preocupes, a menos que necesites dinero no creo que haya problemas – le dije calmado pensando en algo para quedar bien con ella.
Lo que pasa es que ahí tengo mi llave del cuarto y no puedo entrar ¿Dónde dormiré?– respondió alarmada Tea.
Yo no supe que decirle, podría aprovecharme de ella, pero tampoco quería abusar de mi suerte, aunque tenía a una colegiala que siempre se me ofrecía en frente, parecía una jugada del destino para que la tomara ahí mismo, cuando…
Guardia Jay, me deja dormir con usted, no le diré a nadie, porque de lo contrario podría irle muy mal – dijo Tea con cierta malicia en su voz.
Había algo en su voz que no me gustaba, así que la lleve a mi celda, justo al lado, era un cuarto modesto, pues aún tenía la disciplina militar grabada en mi mente, ella miraba el cuarto y dijo.
Esperaba algo más juvenil ¿Cuántos años tienes Jay? – dijo Tea viéndome raro.
20 ¿por? – respondi sin pena, si eso me daba gusto porque no era tan viejo para quedar con ella.
Mm, sólo me llevas 4, este cuarto es algo aburrido – decía Tea viendo con cuidado.
Reglas de la escuela, no es por gusto – me defendí, yo sabía que era aburrido.
Mm, eres muy formal, pensé que serías diferente por lo de la tarde – agregó Tea algo decepcionada.
¿La tarde? – pregunté confundido
Si, cuando le coqueteabas a las niñas sobre tu disfraz, de demonio travieso, pensé que eras más osado, pero parece que eres como los tipos a quienes les manda mi papi, se ven rudos pero solo en apariencia, son perros bien amaestrados, y mi papi se maneja como todo un rey, y aun así siempre logro que haga lo que quiero – declaró la chica traviesa.
En ese momento entendí las cosas con ella, le parecía alguien diferente, un verdadero macho, lo último, mi cuarto le dio una idea equivocada, al parecer si quería jugar conmigo aunque no sabía qué tanto, era hora de mostrarle quien mandaba, al final solo era una chiquilla mimada y creída.
Con que solo soy un perro bien entrenado – le dije como si me desafiara.
Le dije y como repuesta, ella se quedo acostada desde la cama viéndome como si mandara, pero sin decirle palabras me puse a su lado, la jalé de la pierna y de un movimiento rápido le saque el camisón ella se sonrió, eso no le sorprendía, tampoco que le quitara la tanga dejando a mi vista su coñito depilado, que con su aroma me suplicaba que la hiciera mía, estaba viendo que era más perversa de lo que creía, pero de repente hice algo que no esperaba, tome mi distancia, seguro creyó que acabé acobardado, aunque eso fue para sacarme la ropa, así que se acostó en la cama, esperando que la tomara o huyera, sin embargo la levante de la cintura para cargarla sobre mi hombro, la saqué del cuarto, el frio hizo que se le endurecieran las tetas, y el cambio de lugar la confundió, la llevé hasta la fuente donde desvirgue a mis hermanas y ahí la incliné, acomodé su precioso culo, y lo nalguee un poco, mientras ella me miraba confundida, sin saber que decir o hacer, pero eso no me importaba.
¿Qué haces? Aquí nos verán todos – decía Tea preocupada quedando inclinada contra la fuente exponiendo su culo de espaldas.
Y que, soy un diablo, incubo, ahora eres mi presa – dije antes de comerle el coño.
Ella ante eso trataba de alejarse, pero su sorpresa fue mayor al ver que no podía hacerlo, mis manos se aferraron a sus caderas con fuerza, las cuales eran tan suaves y torneadas que mis dedos casi se entierran en sus gloriosas nalgas, ella por vergüenza se tapó la boca, tratando de evitar gemir con fuerza, y le estaba dando el gusto de su vida, no tardé mucho en hacerla escurrirse, de hecho se corrió en un orgasmo muy fácilmente, era una niña coqueta pero pude notar con mi lengua que seguía siendo virgen, le gustaba calentar pollas pero no había sentido una hasta ahora, la levante y me miró sorprendida, me dijo:
Ya basta o veras – suplicó un poco preocupada
Con ¿quién? Tu papi no es tan hombre como yo, ahora prepárate que me has estado calentando y no pienso parar – le advertí mientras rozaba con mi punta su entrada.
Sólo jugaba – decía Tea suplicante sonrojándose.
Como sea, te voy a coger, los vas a gozar y hasta vas a desear más – le advertí con fuego en la sangre, me valía un bledo lo que pasara, iba a hacerla mía.
En ese momento la besé, saboreando sus preciosos labios, se sorprendió un poco, creo que ni un beso de lengua le habían dado, ante eso ella comenzó se soltó para verme de frente, dejándose tomar viéndome algo inquieta, y tiernamente fue a abrazarme como si buscara amor, ahora era el momento, la levanté de las piernas abriéndoselas, Tea sabía lo que iba a hacerle y sin que lo esperara se la metí de un golpe, gimió sorprendida, o por lo menos trató ya que seguía besándola con un fervor implacable, por suerte su última corrida la hizo fácil de penetrar, su himen fue rasgado por completo, hasta unas pequeñas lagrimas salieron de sus lindos ojos, por el impacto se había quedado fuera de sí, nunca esperó que si la tomara, se quedó mirándome a los ojos, hacía lo mismo, diciéndole con la mirada: “eres mía”; le mostré cuan rudo podía ser, reclamándola como mía, siempre viéndola desde la distancia con un deseo morboso, mientras ella se daba a desear, era suficiente, la comencé a bombearla con deseo, agitando cada centímetro de sus deliciosas formas, estremeciéndola con cada embestida, mientras su sudor comenzaba a llevarse el olor que antes tenía, algún perfume florar, su cuerpo se restregaba contra el mío de forma deliciosa, estaba bien agarrado de sus piernas, con las cuales se comenzó a sujetar más a mi cuerpo, la elevada sobre mi verga que se introducía de forma salvaje, la dejaba caer con cierta brusquedad revolviendo su interior entre el dolor y el placer mientras la profanaba, ella para no ser escuchada se aferraba a mi boca, pero aún así se notaba que deseaba gritar desesperada, además me gustaba como sus pezones por el frio se clavaban en mi pecho, porque a ella al parecer por ser tan sensible le hacían estremecerse, como estaba disfrutando violar a esta chica, de haberlo sabido lo hacía desde hace tiempo, en su momento ella se comenzó a agitar, estaba cerca su orgasmo, y no pude creerlo, algo único iba a suceder, pues al hacerlo su vagina convulsionó de tal forma como si me la estuviera succionando, fue tan placentero que me corrí dentro de ella por tan buen masaje.
No la solté en ningún momento, estaba embriagado con aquella colegiala, su vagina palpitaba logrando que no perdiera mi erección, se sentía como si me succionara, ella se veía perdida en la excitación y permanecía fija a mí, en ese momento algo extraño sentí, un escalofrió en mi espalda, no supe bien que era, hasta que divise por la entrada al área a alguien oculto en la oscuridad, eso me helo la sangre, Tea no me soltaba así que cargándola me retiré a mi cuarto. No supe a ciencia cierta quién era, todo fue demasiado rápido, pero un ligero consuelo me llego cuando una horrible carcajada invadió el lugar azotando la puerta de mi celda por unos momentos, ahí recordé que en esa escuela había un maldito Incubo, que demonios me pasaba que lo “olvidé”, todo desde la vez que goce a la directora, o es que había actuado tan poco y el sexo me había distraído de más, peor aún que estaba haciendo durante estos últimos días que no le preste la atención debida, en eso estaba pensando cuando:
Qué esperas sigue cogiéndome, quiero más, viólame como a una perra, tu perra – decía Tea completamente excitada, perdida en el placer.
En eso ella comenzaba a mover su cadera excitándome más, parecía que su vagina me la estaba chupando, no sé porque clave mis dedos en sus nalgas, ella se agito haciendo un quejido ligero, pero no trato de quitarme, por el contrario se sujetó a mí con sus piernas y comenzó a tallar sus tetas en mi pecho mientras decía completamente perdida en el sexo:
Vamos que esperas Jay, sigue cogiéndome, métemela más duro, ahora soy tuya, no me dejes así, tu putita quiere más y te lo está rogando – fueron sus suplicas, e iban cargadas de lujuria.
No sé qué tuvieron esas palabras, si el deseo o algo más pero me nublaron el juicio, así que comencé a mover mis caderas una vez más, nos volvimos a besar, jugando con nuestras lenguas como si ambos quisiéramos someternos así, aún se agitaba la puerta y en ocasiones se oían las risas malvadas, pero lo que fue más se empezó a oler una peste hedionda que lejos de espantarnos hacía que nuestros deseos se remarcaran, logrando que me perdiera en mi placer de someter a esta muchacha con cada embestida, dejándola sobre mi cama, haciendo el clásico misionero, pero era la mejor posición, pues entre besos, y el cadenciosos sentir de nuestros cuerpos, nuestro sudor se mezclaba vicioso, sintiendo nuestra piel se impregnada de nuestras esencias, en un beso que casi nos ahogaba, así la sometí por tanto que no supe cuando ambos caímos rendidos fundidos en el coito.
Desperté rato después, no sé cómo pero seguía penetrándola, así que me quedé como estaba, su interior estaba cálido y mojado, de hecho las sabanas estaban igual, apenas alcancé a ver el reloj de mi escritorio, faltaban 2 horas para el amanecer, no sé porque pero la acaricie, creo que era la primera vez que le hacía eso a una mujer después del sexo, algo era distinto en Tea, me gustaba, pasó un rato durante el cual me pude relajar, y en eso ella se despertó se quedó quieta pero miró el reloj y se decidió a levantarse, creyó que estaba dormido, pero al verme sólo se quedó ruborizada, pero acertó a decir:
Entonces iras de demonio ¿? – dijo con cierta timidez que excitaba.
Si, iré de demonio – le aseguré sin quitar mi vista de su cadente cuerpo.
Ella no dijo más, seguramente algo tendría en mente, pero no me importó mucho, se fue a su cuarto, aunque después recordé que no tenía llave, así que la fui a buscar, ahí me di cuenta que me había mentido, todo era parte de su juego o que se yo, supongo que quería divertirse a costa mía pero en vez de eso se topó con algo distinto, sometí a esa lindura, y estaba seguro que luego volvería a jugar con su precioso cuerpo.
Excitante con lujuria esta mejorando Jay.