El inquilino que nos mandó a todas
El inquilino que ayuda al despertar sexual de una madre soltera, su hija y todas las que pudieron gozar de su atención sexual..
Recuerdo que a la casa llegó un señor buscando información sobre el letrero que había puesto mi madre en la ventana de la calle:»Se alquila pieza a Caballero».
Mi madre, era una madre soltera y se ganaba la vida cosiendo ropa por encargo en su pequeña máquina negrita de pedal. Yo entonces era una niña que iba en tercero o cuarto de primaria. Altica y acuerpadita que apenas le despuntaban los pezones como pequeños bolones de chicle. Mi cabello era negro y corto al cuello, y mi tez clara. Muy parecida a mi madre que podía tener unos 30 años.
Sentí el toque de la puerta ese sábado y corrí a mirar por la ventana y lo vi. Era un hombre alto y delgado pero no huesudo, más bien reyeno de cara aguileña y de grandes ojos verdes.
-Hola nena, vengo por la habitación, ¿está tu mami?.
Yo lo miré y era agradable su cara y sus gestos y el olor de su suave perfume, después supe que olía a Pachuli:»-Siii.»–Le contesté-.»¡Mami mami hay un señor buscando!».
Mi madre salió corriendo con su traje de coser que era una bata enteriza sin mangas y no usaba sostén por los calores del verano. Se acomodó las gafas en la cabeza y el metro en el cuello y atendió al forastero:-«Si, tengo una pieza en el patio, pero no es independiente.»
Él la miró de arriba a abajo, disimulando y picaramente; mi madre pareció no dar importancia por estar pendiente de su compromiso. Y lo invitó a entrar para que comprobará previamente la habitación.
El hombre pasó la salita y las dos habitaciones unidas por un pasillo hasta el patio pequeño de cemento, qué al final se alzaba una tapia con un segundo piso, y abajo quedaba una especie de terraza donde estaba el lavadero de ropa y el baño para el inquilino.
Mi madre señaló el altillo y la escalera de cemento sin barandas un poco empinada por el espacio. Y lo invitó a subir, él la miró y entonces ella subió primero, tomando con sus manos en lazo su traje para no dejarse ver. Él vio lo que intentaba y sonrió, pero ella seguía distraída. Yo bestia un pequeño short y una blusa sin mangas y la barriga afuera y estaba descalza. El visitante era elegante y su ropa bien alizada que parecía un agente viajero o vendedor de pólizas. Siguió a mi madre hasta la entrada y yo subí detrás de él. Me encantaba oír su voz era grave y pausada. Mi madre le señaló que estaba amoblada y era una habitación amplia con su closet, y la única falla era no tener baño, que estaba en la parte de abajo. Parece que le gustó y dijo que esa misma tarde se mudaría.
Mi madre siguió con la costura y yo me fui a bañar. Estando en nuestro baño, tocaron la puerta y mi madre no escuchaba concentrada en su trabajo. Salí con una toalla y miré y era de nuevo él, sonriente con una maletín y una pequeña maleta. Le abrí y fui a buscar a mi madre, que se sorprendió con lo rápido de su regreso. Cuadraron el precio y le pago dos meses junto para la sonrisa feliz de mi mamá.
Yo volví a entrar al baño y él pasó al patio. Y hablaba y reía con mamá. Hace tiempo que no veía y escuchaba a mamá reír y estar feliz. Era ella de un cuerpo mediano como sus senos, cintura estrecha y grandes nalgas y piernas color canela. Mi madre en nuestro cuarto me dijo del pago y de lo que haría con ese dinero extra, y sus ojos brillaban de tranquilidad.
-Mami, ¿y él que hace?.
-Es consultor de la alcaldía, trabajará dos meses por aquí.
El hombre se instaló y pude ver que se había quitado la camisa y quedado con una franelas sin mangas, él se percató que le observaba desde la puerta del patio y me sonrió, y yo me metí corriendo y avergonzada.
Mi madre trabajó toda la tarde y yo estuve en nuestro cuarto viendo la televisión. Llegó la noche y el inquilino no salió ni a comer ni a beber agua. A ella parecía no importarle, trabajaba concentrada. Hasta que escuché la regadera del baño del patio, y me fui a ver. El patio estaba oscuro y la luz bajaba por la escalera de su cuarto y el baño no tenía foco. Corrí y le dije a mamá. Ella enseguida salió a disculparse por la oscuridad. Él le contestó que estuviese tranquila que estaba bien, pero ella le prometió que pondría la luz al día siguiente.
Abrió la puertecita y salió cuán largo era mojado y con una pequeña toalla que apenas le daba la vuelta y tapaba hasta los flacos muslos. Mi vista se dirigió a la forma cilíndrica que sobresalía de sus piernas, gorda y larga. Y trague saliva. Mi madre también lo miró y me jaló para adentro. Él le sonrió y subió uno a uno los 20 escalones a su cuarto.
Regresamos a mi cuarto y mi madre siguió con su trabajo. Me cambié poniéndome una pequeña bata de dormir, y me puse a ver de nuevo la televisión. Él bajó y pasó por mi habitación buscando la sala y se detuvo para hablar con mamá. Ella salió y le ofreció una Jara de agua fría. Yo miraba desde mi puerta y él estaba con una trusa, chanclas y un suéter esqueleto. Cuando regresaba para su habitación me miró, y apretó uno de mis cachetes, yo miré al medio cuerpo y ahí estaba eso gordo en su pantalón.
-¿Cómo te llamas, preciosa?
-Verónica, ¿y usted?
-Fidel…
Me puso un mano en el hombro, y me dijo:-Ya vas a dormir.- Le contesté que sí.
-Yo también, mañana hablamos.-Y subió a su cuarto.
Tenía la mano cálida y suave; entré y me dormí, no sé a que hora se acostó mamá, dormíamos juntas en esa ancha cama matrimonial.
Amaneció y yo me desperté al filo de las seis, mi madre roncaba tapada hasta la cabeza del frío matinal. Y salí, abrí despacio la puerta del patio y fui a orinar al baño del inquilino. Su puerta estaba abierta arriba, pero no se sentía movimiento, sólo el ruido del ventilador.
Cuando iba para dentro volteó y lo veo en la puerta sin camisa. Tenía un pecho marcado y con bellos en el centro y unas tetillas grandes y oscuras. Me detuve a verlo, él no decía nada ni yo. Él se alejo de la puerta. Sabía que mamá había trasnochado acabando el vestido y dormiría hasta las diez u once, como hacíamos los domingos. Y yo no tenía sueño. Me cepillé los dientes, tomé agua y preparé un café, y fui subiendo lentamente la escalera. Y al llegar a la puerta el estaba sentado en la cama miradome de frente.
-Buenos días señor Fidel, le he traído un café.
Él tomó de mis manos la taza y me dio las gracias:-¿Hoy madrugaste, nena?
-Si, no tengo sueño, ¿no lo molesto?
-No, te agradezco el café, está rico, ya sabes hacer las cosas como una mujer grande.
Estaba de pie entre la cama y la puerta al lado del nochero y el abanico de pie.
-Ven, siéntate aquí a mi lado.
Tenía duda y temor, no era usual que tratara con hombres extraños y menos invadir sus espacios, aunque esté era el primer inquilino que teníamos en la casa.
-Ven nena, ¿ya tu mamá se despertó?.
-Noo, se acostó tarde y espero que repose bastante. -Lo miré me di vuelta y bajé corriendo la escalera.
Él también corrió con el posillo en la mano para advertir:-¡Cuidado te caes preciosa!
Al llegar de nuevo a la puerta del patio, volteó a verle y estaba allí parado en su entrada mirandome también.
Me entré y acosté al lado de mi madre que roncaba. La abracé y no dejé de pensar en él, en su sonrisa y sus ojos.
Era una chiquilla confundida.
El domingo transcurría y mamá se levantó alegre, hizo nuestro desayuno y se metió a tomar su baño. Yo era floja y esperaba las tardes para hacerlo. Miraba la televisión cuando siento un ruido brusco de alguien que se cae. Corrí a ver y era mamá que se retorcia con los ojos en blanco y las manos empuñadas en el pequeño suelo del baño.
Comencé a gritar y a llorar fuerte, que ha debido alarmar al inquilino que se vino corriendo hasta mi:-¿Qué pasa nena? -Miró, y al ver la situación auxilió a mi madre desnuda. Primero metiéndole un pedazo de toalla en la boca y luego abreindole las manos, me ordenó sostener fuerte el temblor de sus piernas. Y mi mamá pareció ahora reposar, le sacó la tela de la boca y sobo su frente.
Estaba en un sueño profundo. Él reclinado en el piso sostenía su cabeza en su pierna, y sobaba un chichon de la frente verde y rojo. Estaba ella ahí desnuda, indefensa como nunca la había visto antes. Tenía un cuerpo bello. Su sexo discreto con vellos recortados en forma de triángulo, resaltaba de su estrecha cadera y piernas gruesas, y sus pechos ergidos ligeramente abiertos por su propio peso, mostraban unos pezones marrones como las tetillas del inquilino.
-¿Qué le pasa a mi mamá? -Lloraba desconsolada.
Él me puso una mano en mi cabeza, y me dijo:-Llevemosla a su cama. -La alzó en peso y la llevó un poco apurado hasta nuestra habitación. Y la acostó estirada en la cama. Parecía una muerta.
Se va a poner bien. Le ha dado un ataque o algo así. ¿Antes le había visto esto? -Me decía eso mirando concentrado a la mujer tendida en el lecho. Podía ver que en su pantalón la silueta de su cosa más notable, cruzada a la izquierda.
-No, no la había visto así, es la primera vez.
Él prendió el abanico y tapó su cuerpo con la sabana hasta la cintura dejando sus senos al aire.
Esperemos que despierte, me decía. Y como yo no dejaba de llorar, me atrajo a su regazo sentado en la silla de coser de mamá. Y me abrazo fuerte y beso mi cabellera. Todo va estar bien, me consolaba y yo me acomodaba más entre sus piernas peludas y delgadas. Podía sentir lo firme de ese cilindro ajustado al medio de mis nalgas. Era algo indescriptible que empezaba a sofocarme con esa sensación de dureza y blandura, que sentía engrosar y desvanecerse enseguida en mi trasero.
-¿Va a estar así mucho tiempo, señor Fidel?
Unos minutos más, ya se despertará y no recordará nada de lo que le pasó. -Dijo eso, y me besó la cabeza. Y yo suspire y me di vuelta para verle la cara.
Él me miró volvió a pasar su mano abrazando mi pecho y abdomen contra él. Yo miraba el suelo. Él me tomó la barbilla y me miró:-¿Linda que te pasa? -Yo lo miraba como lela y con mis manos agarradas a mis piernas.
Él pasó un dedo y sobó mi boca. Y fue cuando se inclinó hacia mis labios y me besó. Era un beso dulce, chupaba mi boca. Yo me di vuelta y ahora de frente, me metí entre sus piernas y lo abracé por el cuello y lo besé desesperada y excitada. Él bajó sus manos hasta mis nalgas y las apretó con fuerza mientras me ahogaba con sus labios y lengua. Alzó mi dormilona y metió sus dedos en mi trasero hasta llegar a mi vagina. Yo me retorcia en cada caricia y cada suave rose de mi vulva.
-Nena, que calientica estás mi amor. -Miró a mamá con la boca abierta perdida en un largo sueño.-Ven, vamos a mi cuarto. -Y me cargo. Pude ver lo grande de su pene en su interior, que ergido se balanceaba al caminar. No se despegaba de mi boca y yo abrazada a su cuello, subimos la empinada escalera.
-No…mejor volvamos abajo, no quiero separarme de mamá.
Él volvió a bajar y me llevó a la habitación que era el taller de costura de mamá, me sentó en la mesa y recogió con sumo orden todas las bolsas y telas, quedando despejada como una cama alta. Se metió entre mis piernas abiertas y me besó despacio saboreando mi labios; yo jadeaba de la ricura, apretaba mis pezoncitos erectos sin dejar de mirar mis ojos.
-Vamos a hacer algo que no haríamos si tu no estuvieras de acuerdo, ¿está bien?
Yo le dije que Si, moviendo la cabeza, estaba nerviosa y al mismo tiempo excitada esperando saber donde iba a parar ese momento de mi corta y ya caliente vida.
Me recostó al ancho tablero y me acarició el cuerpo desde los hombros hasta las piernas y me comenzó a besar por encima de mi bata de dormir. Mordió suave mis pechitos y bajó por mi vientre hasta mi sexo, metió su nariz, yo estaba en las nubes y abría y cerraba mis piernas, y ya sentía que me orinaba.
Alzó mi vestido hasta más arriba de mis tetitas y se entretuvo en mi entrepierna. Con su boca me bajó mi panti y comenzó a lamer mi puchita.
-Qué cosita rica tienes Vero, ¿te gusta lo que te hago? -Me decía mientras me besaba por todas partes con suma delicadeza.
Yo le tomé por la cabeza y empiné mis piernas al borde de la mesa. Él estaba concentrado dandole lengua hasta cuando sentí que le orinaba la cara y me traté de sentar y el me detuvo con su mano suave sobre mi pecho, y me sobó y apretó. Volví a jadear y a sentir una sensación de vacio y falta de respiración.
-¿Haz hecho esto antes?
-Nooo. -Casi no podía hablar ni pensar.
-Esto será nuestro secreto si desea tener más conocimiento de tu cuerpo y de esto que me tiene loco. -Dijo eso sin salirse de mi entrepierna que estaba completamente abierta y llena de su saliva y mis fluidos.
-Siiii -Le respondí como desvanecida.
Él salió de mis piernas y me quedó contemplando estirada en la mesa. Metió una de sus casi huesudas manos en su trusa y sacó despacio la cabeza de su pene. Era un glande rojo, sólo asomaba la boquita de la forada piel, que peló para dejar ver su fina forma de casco, grueso, largo y venoso, de color blanco. A mi se me salian los ojos del gustó al ver eso tan fino y delicado como él.
-Esto te va a encantar, pero hay que ir con lentitud, si así deseas. – Continuó- Esto es por lo que las parejas se casan y tienen hijos o sin casarse los hacen. Usan lo que tu tienes aquí chiquita y esto que se une. Como lo hacen los perros, ¿haz visto copular o unirse los perros o gallinas o burros?
-No señor. -Entonces me besó, y se apoyó en mis muslos con sus dos manos firmes, sentía electricidad en todo mi cuerpo. No quería que dejara de besarme y tocarme.
-¿Que edad tienes Vero? -Le respondí que tenía ocho años y que el otro mes cumpliría los nueve. -Me dijo que me los iba a celebrar en grande, porque era su princesita. Yo le contesté que siii casi llorando; nunca nadie me había tratado con tanto amor y afecto y eso que apenas era su primera noche en mi casa.
En eso sentimos en el otro cuarto el quejido de mi madre. Y él me bajó de la mesa y me compuso la bata y tomó mi panti y se lo metió al lado de su pene que estaba dormido pero aún largo y gordo:-Este es mío, me dijo picando el ojo- Y puso su dedo índice en mi labio para indicar silencio. Yo no quería que se marchara ni que terminará ese momento. Yo le miraba la cosa y al ver eso, volvió a insistir:-No hay prisa princesa, pronto vamos a estar muy unidos y vas a ver como es de rico esto que guardo aquí.
Me acompañó hasta la entrada del cuarto de mamá y la vi sentada en la cama como pérdida. Y fue cuando me llamó:-Verooo mi amooor, ¿a dónde estas?
Continuará.
@kuripi
Excelente relato con buen ritmo y argumento, te animo a continuar
Muchas gracias por su apoyo; le invito a ver otras historias mías accediendo por Yatekuri y me alegraría que las pudiera valorar igual. Un abrazo cordial.
Buen relato! Continúa…
Ya viene la continuación amigo, cada vez más calientes se ponen las cosas con el inquilino.
Muy excitante debes continuarlo.