Él la folla analmente.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por adamarchuleta.
Sus tacones de diez centímetros la hacían lucir bien. Su piel era muy blanca. Su rostro era circular, sus ojos grandes eran cafés, al igual que su cabello. Estaba como una perra sobre un sofá de cuero negro. Doblaba la espalda y paraba el culo circular que tenía. Completamente depilad, la abertura de su vagina era larga, más sus labios pequeños.
Recostada en uno de sus codos y mirando por encima de su espalda, le pedía hambrienta a aquel hombre musculado de boxes blancos:
—No tenga miedo. Acerquese. Écheme eso encima.
El hombre se le arrimo al sofá, y dejo que el líquido del tarrito transparente que sostenía sobre la cola de la mujer cayera.
—¿Te gusta mi culo?
—Me encanta, es hermoso este plato que me voy a comer —le decía el perro, dejando la botellita a un lado, y con las manos empezando a esparcir el lubricante por todo el culo, el cual hacia que este brillara.
Pasaba las manos por las nalgas de ella. La sobaba desde la vagina hasta el ano. Tomo cada nalga entre sus palmas y lo hacía hacer suaves botes. A él le excitaba ver como el ano aparecía y desaparecía entre la carne. Para poder ver mejor aquella parte arrugada, tomo sus dos dedos pulgares y abrió el ano. Lo estiraba hacia los lados, lo hacía contraer. Deformaba el agujero, haciéndolo parecer un ovalo. Una y otra vez hizo lo mismo. Lo soltó para darle una nalgada, y con las palmas de su mano a cada lado, agarro el culo y lo sacudió, haciéndolo temblar gracias a la celulitis de la mujer. Esta vez, con la ayuda de la palma de sus manos, abrió todo, desde la vagina hasta el ano. Y termino con dos nalgadas a la vez en cada nalga.
—Uy sí, así, durito —le decía está mirándolo por encima del hombro.
El hombre le subió a las repeticiones y a la intensidad. Con ambas manos y la vez le azotaba las dos nalgas.
—¿Así? ¿Así?
—Un poquito más durito. Más durito. Hágame el culo sonar como masa de pizza.
El no aguanto más. Cambiaron de posición. Ahora Ella se tiro boca arriba en el sofa. Él se le subió encima, pero primero se quitó los boxers, dejando una verga gruesa en el troco pero delgada la cabeza.
En sí una verga fina pero larga. Completamente afeitada. No tenía la circuición y su cabeza era roja. Se la metió en la boca a la mujer que con arqueadas se la intento llevar a la garganta. Su verga se doblaba. Cuando ella corrió la cabeza para respirar, el envistió nuevamente pegándole los testículos a la boca. Ella los succión y dentro de su boca jugo con ellos con la lengua, como dulces.
—Quiero follar ya —dijo él.
—Y yo quiero que me la metas —le contesto ella.
El solo necesito esas palabras para quitarse de encima de su cuerpo y levantarle las piernas. Esos legggins rotos que llevaba le incomodaban quitárselos, Así que fue recursivo. Se los bajo hasta solo hasta los tobillos, y puso la tela tras su cabeza, así sus piernas no podían bajar. Su vagina y ano quedaron al descubierto. Aunque había dicho que quería afollar mintió. En aquella posición voleo a subirse a ella y usando su boca como un hueco más le metió la verga y la follo. Sus testículos chocaban contra su cumbamba. Ella apenas gagueaba y se masturbaba la vagina con su mano derecha.
Suficiente. Quería follarla. Busco de nuevo el tarrito de lubricante y le roseo todo. Dejando su culo y piernas nuevamente brillando. Ella se encontraba bocarriba con sus tobillos en las orejas. Ella solo podía mover las manos. El alzo una de sus piernas subiéndola al sofá, la otra la dejo abajo. Con la ayuda de su mano lo único que hizo fue poner su verga sobre el ano. Luego aparto la mano, sin manos empezó a ser presión para que entrara. Poso su cabeza sobre la frente de la mujer, que miraba e ijuputeaba lo que sucedía abajo.
El también contemplaba a bajo.
—Si, folla esa culo, follaje el ano. U¡Hu! Siento esa verga, esa presión. Está entrando.
—Abre ese culo para mi mi amor. Ya va media cabeza, deja que el resto del hombrecito entre.
Lentamente su ano se fue tragando la verga y abriendo. Cuando iba en la mitad, el no quiso ser más prudente. La saco de una para dejarla caer, metiéndole hasta donde empiezan las bolas.
Ella grito de placer. Él le hizo rápido de una vez. Sus testículos chocaban con la parte bajaba del culo de ella. Su verga hacia sonidos gracias a lo pegachento que se había puesto el lubricante, creando telas de araña. ¡Guorc! ¡Guorc! Eran los sonidos que hacia ese culo.
—Ou ¡Oh mi dios! ¡O mi dios! ¡Folleme ese culo! ¡Si, si! ¡Toda esa verga esta entrando! ¡Hay dios mio! ¡AAAAHHHHH!
Ella puso las manos en las caderas de él, para que parara. Este lo hizo inmediatamente, sacándole la verga del culo y arrimándosela a la cara. Sin pensarlo, la tomo en sus manos y se la metió a la boca. El adopto el mismo ritmo duro y rápido que uso para su culo, para la boca.
—AAAAAAAAAHHHHHHHHHH —fue el suspiro y tomada de aire que soltó la mujer cunado por unos segundos le dejo la verga en la garganta sin sacársela. No pudo respirar.
Fuertemente, este bajo al culo y se la metió como como un puño. Se la empezó a follar más y más fuerte. Sus testículos apenas rebotaban como canicas o bolas de caucho. La cabeza de su pene triangular estaba como un chicle, embistió últimamente metiéndosela toda y dejando que todo su semen se esparciera entre sus tripas.
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