El maestro y sus alumnas en una escuelita rural 4
Llega el día en el que la pequeña Marina gustosamente pierde la virginidad en manos de su profesor..
Los días siguientes la pequeña Marina se notaba muy ansiosa, me imaginé que su amiga le habría contado nuestra aventura, a cualquier momento trataba de acercarse, incluso un día se quedó después de la clase y cerrando la puerta del salón se acercó a mí, era muy riesgoso porque en cualquier momento podría volver algún alumno, solamente la apachurré, palpé su rajita húmeda por un momento y le dije que pronto llegaría su oportunidad.
Esa noche, ya por la madrugada, sería como las tres de la mañana, sentí que la puerta de mi cuarto se abría y ella entró muy despacio para no hacer ruido, se colocó de pie al lado de mi cama, al tocarla estaba sin calzón y con la rajita muy húmeda, me senté al borde de la cama y me puse a masturbarla con mi pene, estaba muy nervioso y en pocos minutos me vine en su almeja, ella nuevamente se marchó sin hacer ruido, pero era demasiado riesgoso para mí y no podía seguir en ese plan. En el almuerzo, en presencia de sus padres, me preguntó si quería conocer otros lugares, que ella podría acompañarme, le dije que ese fin de semana tenía que calificar exámenes y que la siguiente semana podría ir a pasear.
La oportunidad se presentó casi sin querer, Carlos fue encargado por los padres de familia para ir a la feria a recoger unos materiales educativos para la escuela, así aprovechaba también para comprar algunos suministros, era un día viernes y tenía que salir a las 5 de la mañana y la mamá también tenía que salir temprano a la chacra porque habían dejado algo pendiente. La noche anterior nos había indicado que dejaría el desayuno listo y sólo teníamos que calentarlo. Era aún oscuro cuando sentí que la puerta se abría y entraba Marina, vino rápido y se sentó en el borde de la cama, le dije:
—Espera Marina, tu mamá puede regresar
—Le he seguido hasta la salida y ya se ha ido— qué decisión de la pequeña, pensé.
Me senté y procedí a sacarle la chompita y los polos que tenía adentro, con la yema de mis dedos subí palpando desde sus rodillas hasta su rajita, como siempre estaba sin calzón, finalmente le quité la pollerita dejándole totalmente desnuda. Al mismo tiempo me fui despojando de mi piyama y mi calzoncillo, luego la introduje en la cama que estaba calientito, sentir la desnudez de su cuerpo en contacto con mi cuerpo fue indescriptible, para ese momento mi verga estaba como fierro caliente, dirigí hacia la entrepierna de la pequeña, mientras le susurraba.
—¿Te vas a dejar que te meta esto en tu cosita pequeña? —y mi mano conducía su mano hasta tocar mi barra caliente.
—Si profe— raras veces me decía profe o profesor
—Pero te va a doler preciosa, ¿vas a aguantar?
—Si profe— fue su autorización entrecortada.
Ya no esperé más, la coloqué echada, con las piernas abiertas de tal forma que mi boca llegaba a su preciosa almejita, poco a poco fui lamiendo primero los alrededores de su vulva y acercándome a su pequeño agujero, empezó a respirar agitadamente y luego a gemir despacio, el contacto de mis labios con su piel sedosa, el olor que emanaba su rajita y el sabor de sus primeros jugos me pusieron a volar la cabeza. Seguidamente me coloqué de tal forma que mi verga estuviera cerca de su boca, al primer contacto mantuvo cerrado sus labios, como que no quería, le pedí que la besara y poco a poco fue admitiendo en su cavidad bucal, hasta introducir buena parte de mi verga simulando una penetración de mete y saca. Estuvimos en ese plan unos minutos, luego me reubiqué en la cama de tal forma que mi pene estuviera en su boca y su rajita cerca a mi cara, con lo cual estuvimos haciendo un 69 hasta que ella llegó a un espasmódico orgasmo que la dejó espatarrada.
Para ese momento ya estaba avanzada la mañana y la luz entraba a raudales por la ventana, desafiando el frío nos destapamos de las frazadas, la coloqué boca arriba, yo me coloqué entre sus piernas y puse sus piernas flexionadas con las rodillas hacia su pecho, contemplé embelesado el pequeño agujero virgen, un poco dilatado por la exploración previa, resumiendo un líquido transparente meloso. Coloqué la cabeza de mi verga en ese pequeño agujero y presioné ligeramente de tal forma que sus labios mayores se expandieron, la cabeza de mi pene estaba totalmente hundido en el pequeño vestíbulo, la movía ligeramente sin hacer presión, cuando retiré para ver una vez más, el pequeño agujero se había ensanchado un poco más, demostrando la excitación extrema de la pequeña.
Había llegado el momento, le pregunté una vez más —¿lo meto? —, tenía la lengüita asomando por sus labios y sólo movió la cabeza en señal de aprobación. Agarré con una mano mi ardiente falo haciendo presión en el agujerito, salió un gemido de dolor de sus labios, presioné con mayor fuerza y el himen cedió con un sonido sordo, ella dijo un —¡ay¡ — doloroso, pero resistió con valentía, mi pene se deslizó lentamente hacia el interior, me quedé quieto por un momento para calmar la desesperación de la pequeña, luego de un momento empecé a moverme lentamente, ella mordía sus labios pero no se quejó más, yo seguí moviendo mi falo en forma lenta por el estrecho y apretado agujero, me paraba de rato en rato porque parecía que me venía la eyaculación, con mi dedo froté despacio su clítoris mojando con los flujos que salía hacia su ano, estuve en ese plan como cinco minutos, ella ya mostraba señales de que el placer había desplazado al dolor, empezaba a gemir cada vez más agitadamente, mi dedo mojado trasladé hacia la entrada de su anito cuyo esfínter cedió a la presión, momento en el que salió un fuerte gemido de sus labios indicando que estaba llegando al clímax, ya no pude aguantar y también llegué a un orgasmo brutal inundando su pequeña cuevita con mi semen acumulado, mientras mi respiración terminaba en una agitación dolorosa que parecía el comienzo de un infarto, terminé de echarme encima de la pequeña que también estaba desfallecida y con las piernas abiertas, permanecí como unos cinco minutos hasta que nuestra respiración se fue calmando.
Cuando nuestros estertores se calmaron, también la erección de mi barra disminuyó saliéndose de la pequeña cueva recién profanada, noté que detrás salía abundante mezcla de semen con un poco de sangre, le di muchos besos en la boca y la mejilla y salí para agenciarme de agua tibia que llevé en un lavatorio de plástico, ella ya estaba recuperada y sentada desnuda en el borde de mi cama, la puse de cuclillas y la lavé delicadamente su almejita recién estrenada, luego la puse en el borde de la cama, levanté sus piernas flexionadas hacia su pecho, abrí ligeramente sus labios vaginales y pude apreciar que la telita del himen se había desgarrado pero ya no sangraba, apliqué mis labios y pacientemente la fui volviendo a lamer su pequeña e inflamada vulva y su clítoris hasta llevarla a un nuevo orgasmo.
Luego que se calmó, terminé de lavarle su conchita y puse su ropa, cargando la llevé a la cocina donde nos esperaba un suculento desayuno, lo cual tomamos entre bromas y conversaciones alusivas a lo que había ocurrido.
—¿Te dolió mucho mi tesoro?
—Al principio si me dolió, pero después ya me ha gustado
—¿Vas a poder caminar normal para ir a la escuela?, o quieres quedarte en la casa
—No profe, si voy a ir a la escuela
Ya era las 7:30, teníamos suficiente tiempo para alistarnos, le pedí que me lleve agua a mi cuarto sólo para ver si caminaba normal, al parecer no había problema, caminaba con normalidad, aunque despacio. Salí primero y de la ventana del salón vi que venía ella, trataba de caminar normal, aunque no con la alegría vivaz de otras veces.
Hasta el fin de año tuvimos varios encuentros tanto con Carina como con mi niña coqueta, aprovechábamos siempre que nos permitía la ausencia de sus padres, generalmente por las mañanas cuando ellos salían muy temprano y nos dejaban solos, con Carina fueron otras dos veces, pero cuando llegó su novio ya no lo repetimos. Cuando terminó el año escolar tuve que regresar a la ciudad y nunca más pude regresar a aquel lugar donde tuve mi paraíso ese año que pasó volando.
Fin
Uf 😋
A lo largo de los capítulos de esta historia me preguntaba cómo es posible que no menciones el frío ja. Finalmente apareció. Qué interesante las experiencias del profesor por el paso de ese pueblito. Será que el profesor también enseñó en algún pueblito en la selva? Con el calor podría haber tenido más anécdotas aun 🙂
Gracias por compartir la historia
Muy excitante con erotismo y amor y morbo, debiste continuarlo hacer un trio o poner otras alumnas
Q rico cuando las nenas son participes de la calentura masculina y más pequeñitas te absorben rico la meche