El manjar del albañil "el inicio"
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Cantantelove.
Hola buenas tardes queridos amigos de la página veo que muchos han puesto historias de sus experiencias y quisieras contarles la mía.
Me llamo Octavio, tengo 30 años, vivo en la Ciudad de México y estoy casado con una maravillosa mujer, se llama Mariana es dos años menor que yo (28 años) y tenemos a una hermosa niña Laila de 6 años.
"Para que les sea fácil poder imaginar me describiré y a las personas que estarán en el relato", para empezar no soy tan alto, estoy a la estatura por decirlo normal, soy de piel blanca, delgado aunque hago mucho ejercicio y eso me permite estar saludable, mi cabello es de color castaño obscuro, mis facciones de la cara son algo finas así que diré que estoy entre lo feo y lo guapo, mis ojos son de color café miel y creo que es suficiente para describirme.
Esta historia se enfoca en el albañil de la familia al cual le decimos maestro Beto, él es un hombre rondando por los 45 casi 50 años de edad aunque si quieren algo fijo pues no sé, nunca le he preguntado su edad, a pesar de tener los años encima se conserva bien pero es debido a su trabajo, es un poco gordito, yo digo que tiene pansa de chelero ja,aj,aj, pero en fin, en su cara se nota que es de pueblo con su bigote y barba al estilo de cantinflas, es chaparrito a ni me llega al hombro y eso que yo no estoy tan alto.
Como fue que lo conocí?.
, bueno es sencillo mis abuelos lo conocieron y al hacer su trabajo bien y ver que es eficaz se quedó como el albañil de la familia, mis padres también lo llamaban si se tenía que hacer alguna remo-delación, ahora al tener mi propia familia pues siempre podíamos contar con él, en cualquier situación, pero desde un día todo lo que yo admiraba de él y veía como un mundo color de rosa se desvaneció.
Empezó en un domingo, cuando Mariana me dijo que teníamos que re-modelar el baño.
— Mariana: Octavio hay que re-modelar el baño estos azulejos están ya muy feos además se ve que hay acumulación de humedad.
— Yo: Lo se mi amor y no te preocupes, hablare con el maestro Beto para que venga a arreglar el baño.
Tal y como dije hable con el maestro Beto para acordar el día y organizar los tiempos en la familia.
— Yo: Maestro Beto?, hola que tal soy Octavio, quisiera saber si podría venir a re-modelar el baño, si es así cuando podría venir?.
— Maestro Beto: Mire yo podría empezar desde el lunes si usted gusta.
Obviamente me pregunto si tenía ya todos los materiales, etc, a lo cual asentí, lo que restaba de la semana la pasamos organizando, moviendo las cosas del baño para que el maestro pudiera trabajar, hasta que llego el día lunes mi hija no tenía clases porque su maestro se enfermó así que se quedaría conmigo pero el día no resulto como se había planeado.
Había pedido el día para poder estar a la disposición del maestro pero una llamada de emergencia me llego diciendo que tenían una junta muy importante y era necesario mi presencia, el problema no era tanto que el maestro se quedara soló ya que teníamos mucha confianza en él, si no mi hija es algo inquieta y temía que le fuera a provocar problemas al maestro y que se fuera a lastimar con algo.
Le comente a mi esposa sobre la llamada, claro ella puso su cara de enojo pero que se le puede hacer era trabajo, a causa del tiempo no había disponibilidad de algún familiar que pudiera venir o recibir a Laila y cuidarla, no sabíamos qué hacer cuando a mí esposa se le ocurre una idea.
— Mariana: Oye mi amor? , Tardaras mucho en la junta?.
— Yo: No lo sé mi amor por?.
— Mariana: Se me ocurrió que podremos dejar a Laila un rato con el maestro mientras regresas, además recuerdo que ya se había quedado con anterioridad a cargo del maestro.
La idea no fue tan mala pero él maestro estaría más al pendiente de su trabajo pero no había opción y acepte la proposición.
Así entre mi esposa y yo quedamos en la siguiente estrategia.
–Yo: Entonces debes irte, ya que tienes más urgencia que yo, el maestro no debe tardar y cuando llegue le contaré la situación y que se quede un rato con Laila mientras regreso.
Mi esposa acepto y sin perder más tiempo del debido se despidió.
Cuando Mariana se marchó yo seguía preparando mis cosas para irme a mi trabajo entonces miro el reloj y ya casi era hora de que llegara el maestro Beto, llame a Laila, ella respondió rápido a mi llamado.
– Laila: Si papi…?
“haciendo una pequeña pausa a mi historia describiré a mi pequeña, Laila es una hermosa niña de 6 años como dije anterior mente, su estatura estándar, delgada, su cabello llega un poco por debajo de sus hombros y es de color café obscuro, su piel es clara como la leche, lo que más deleita de ella es su preciosa cara de ángel, sus dientecitos de leche, sus labios y sus ojos, las expresiones que hacía todo en ella era digno de admirar, tan bella como su madre hasta me atrevería a decir que es mucho más hermosa que Mariana.
Bueno con esto continuo con la historia”.
Cuando llego mi bello ángel con un vestido de color blanco y en los bordes de la falda traía una decoración de flores, junto con su vestido llevaba sus zapatitos brillosos y en su cabello una diadema de color rojo pero sin desentonar el vestido, su peinado era suelto con un flequillo.
Admire por unos segundo la belleza de mi nena, pero recordé que debía apresurarme.
– Yo: Mira Laila, tu mamá y yo tenemos que irnos por una emergencia que hubo en nuestros trabajos y no estaremos en casa por unas horas, pero va a venir el maestro Beto, te acuerdas de él.
?
– Laila: Si papí, me acuerdo…
– Yo: Bueno pues debes ser buena con el maestro de acuerdo.
?
– Laila: Si papi, seré buena…
Al ver que mi nena había entendido solo restaba esperar al maestro, pasaron dos minutos y suena el timbre, corro para abrir la puerta y me alegre al saber que era el, lo invite a pasar para que fuera hacer su chamba, en el camino de la puerta al baño le fui explicando la situación lo cual el entendió a la perfección.
– Maestro Beto: Valla con bien señor Rodríguez que yo me quedare trabajando y cuidando de su hija.
– Yo: Muchas gracias maestro.
Después de agradecerle me voy hacia la puerta no sin antes darle un beso de despedida a mi querida hija y salgo hacia mi coche.
En el transcurso del camino quiero hacer una llamada para avisar a mi trabajo que ya iba en camino pero no encontraba mi teléfono y comienzo angustiarme, comenzaba a pensar en donde deje mí celular y luego recordé que lo había dejado encima de un libro que estaba en él tocador, ya estaba a medio camino y pensaba si regresar me o seguir hasta mi trabajo, pero pensar que tal vez me llamarían…
No me quedo de otra más que regresar me por él, habrá pasado como media hora desde que me fui, aunque llegue más rápido a mi casa, me estacione lo mejor que pude en el cajón y me dirijo a la puerta de la entrada principal, como el baño está por el pasillo no se escucha cuando abren la puerta, solo era cosa de entrar rápido y recoger mi celular, cuando abrí la puerta esperaba que mi pequeña viniera a saltar a mis brazos pero no había señales de ella por la sala, eso me confundió un poco ya que si se sentía aburrida sé sentaba en el sofá a ver las caricaturas que le gusta ver, en fin no le tome importancia, iba de camino a mi recamara sin notar nada, cuando me salí de la recamara ya para irme de nuevo y paso por el baño alcanzo a escuchar pequeños gemidos, me quede extrañado por un momento pensé que se debía al esfuerzo que hacia el maestro Beto, la puerta estaba cerrada pero no se me hizo raro, aun así los gemidos eran continuos y eso pico mi curiosidad al querer saber porque gemía tanto.
Por la soteguela hay una venta la cual da hacia el baño así que con cautela me dirigí hacia allá.
Cuando llegue los gemidos comenzaron a escucharse mejor, tome el banco que estaba ahí y con mucho cuidado para que no me viera me subí para observar.
Pude ver la figura del maestro pero se movía de adelante y hacia atrás, por la posición en la que me encontraba no podía ver más, mientras se oía los gemidos del maestro.
–Maestro Beto: aaaaaa….
siiiiii….
mmmmmm
Sin poder ver más me baje del banco y puse toda mi atención para escuchar con más detalle, cuando pude notar aunque con menos potencia unos gemidos agudos.
– Segunda presencia: aaaaa!.
aaaaaa, hay….
Esa voz la reconocí, era la de mi hija Laila, por un momento pensé que estaba cargando algún objeto pesado para ayudarle al maestro pero recordé los extraños movimientos que él hacía, disponiéndome a observar lo que pasaba acomode el banco para tener una mejor visión, cuando me trepe no podía creer lo que vi.
El maestro Beto estaba penetrando a mi hija, tenía los pantalones hasta él piso y se movía rítmica mente, mi hija estaba empinada apoyándose en la tapa del escusado, su vestido estaba alzado su dobles llegaba a la altura de su caderita y sus pantys estaban en sus rodillas.
Me sorprendió tanto que no sabía qué hacer, mientras seguía el golpeteo de sus glúteos contra las nalgas de mi hija.
Entonces el morbo comenzó a invadirme y entonces decidí seguir mirando, el maestro seguía penetrando a mi hija de forma dulce pero ruda, su respiración era agitada y sudaba un montón (quiero suponer que por la excitación del momento), mi hija en cambio aguantaba las embestidas que le daba el maestro, yo ya estaba igual que el sudoroso por la morbosidad que me provocaba y poco a poco fui bajando mi mano hasta llegar a mi pene por encima del pantalón, seguía viendo y nunca pude saber en qué momento ya tenía el pantalón desabrochado y con mi pene en mi mano, debería darme vergüenza de estarme masturbando viendo como cogen a mi hija pero el morbo es más fuerte, el clímax llego cuando el maestro se pegó más a la espalda de Laila y sus movimientos aumentaron más de intensidad.
-Maestro Beto: ooooo siii!!!, bebe ya viene tu lechita!!!.
En ese momento da un gemido fuerte y los movimientos fueron cesando, cuando pararon de cesar yo me vine.
Suspiraba en vos baja y cuando logre recuperar el aire con mucho cuidado me retire de la ventana y me fui a mi auto, la verdad estaba impactado por lo que acababa de ver, aún con el auto estacionado pensaba que hacer si ir a la dichosa y molesta junta o ir a la casa a pedir una explicación, pero opte por la primera opción así que encendí el auto y me dirigí a mi trabajo, el viaje fue eterno, durante todo el trayecto estaba invadido por la imagen y gemidos, en esos momentos cruzaban como balas sentimientos de enojo, tristeza, morbo, no sabía que pensar y llego a mí un pensamiento fuera de lugar.
“Después de esa acción seguirá cogiendo con mi hija?”.
–Yo: Maldición!.
Iba maldiciendo todo el camino ya que no podía reaccionar ante la situación.
Finalmente llegue a mi trabajo y de alguna forma pude alejar esos pensamientos por un momento para concentrarme en lo que tenía que hacer, la junta a la cual fui llamado iba a demorar por lo menos dos horas más, la verdad quería salir para volver a la casa y ver que había pasado con mi pequeña y el maestro.
Además Mariana regresaría de su deber hasta la noche.
Parece que los ángeles me oyeron, por extrañas razones la junta no demoro tanto y pude salir rápido, algunos compañeros me notaron extraño porque ni me despedí de ellos pero a mí no me importo, conduje como loco para llegar a la casa y ver el estado en el que encontraría a mi hija.
Cuando llegue estacione el auto me baje con rapidez y llegando a la puerta al abrirla Laila salta a mis brazos llena de alegría.
-Laila: Hola papi!!, jijijiji.
Estaba contenta pero no sabía el motivo o talvez si, ella me dio un beso en la mejilla y yo pensaba descaradamente que esa linda boquita angelical pudo haber chupado el pene del maestro, estaba muy distraído y mi pequeña lo noto, tuve que fingir contestando su saludo aunque no muy animado.
-Yo: Hola pequeña, como te portaste?, yo espero que bien y que no le hayas causado ningún problema al maestro.
-Laila: no papi, es más le estuve ayudando en su trabajo….
Claro era de esperarse que fue una buena niña con el maestro beto, mi niña me conto como un perico (clásico en los niños) sobre todo lo que hizo en el día omitiendo lo que paso en el baño, en ese instante el maestro iba ya saliendo con sus cosas y me mira con una sonrisa.
Yo fingí sonreír y me conto sobre cómo iba el trabajo, me enseño y me dijo lo que proseguía, cuando termino de contarme nos dirigimos a la puerta y antes de marcharse aunque no me agrado para nada le dije a mi hija que se despidiera, ella le sonrío al maestro y lo abrazo dándole un beso en la mejilla, eso provoco que me llegaran aun con más fuerza esos pensamientos de la acción que vi.
En fin se fue y yo aún sin saber si contarle a Mariana lo que vi o dejar pasar lo sucedido, aún que quisiera saber lo que paso después de irme Laila no diría nada.
Mi esposa llego tarde como yo lo había pensado, platicamos como le había ido y no toque el tema de lo que vi sin embargo le dije que tenía que hablar con ella en la mañana sobre un asunto muy importante.
Lo que no sabía era que al día siguiente sabría secretos guardados de hace mucho tiempo, mi vida dio un giro.
CONTINUARÁ….
Gracias por leer, comenta que te pareció y si ansias la segunda parte…
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