EL MARIDO DE MI TÍA ME HIZO MUJER
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por misterchuy1.
La recuerdo con gran emoción, pues lo hice con mi primer y único amor, con el esposo de mi tía. Desde que era una niña, mi tío jugaba conmigo y me metía mano por todos lados, haciendo como que me hacía cosquillas, pero cuando nadie lo veía, me levantaba la falda y me agarraba mis nalguitas y metía mano en mi coñito y aunque desconocido para mí, ya desde pequeña me excitaba, pues a veces, muchas veces, después de una de esas sesiones cachondas, mis pantis quedaban muy mojadas y yo muy excitada y, para bajarme la calentura me masturbaba hasta lograr el orgasmo. Fue hasta que cumplí 16 años que sucedió. Mi papá nos abandonó y mi madre, mi hermana y yo vivíamos en casa de mis abuelos, allí fue donde pasó todo; pues un día mis tíos y sus hijos fueron a visitarnos, mis abuelos habían ido de compras y mi mamá le pidió a mi tía que la acompañara al médico, nos quedamos: mi tío, mis primos, mi hermana y yo; mi hermana y mis primos se quedaron jugando videojuegos, que a mí me aburrían. En un momento subí a los cuartos de arriba y sin darme cuenta mi tío me siguió. Como siempre me empezó a hacer cosquillas y empezamos a jugar, y él a meterme mano, yo traía una falda cortísima y a él no le costó ningún trabajo levantármela y acariciar mi culito y mi coñito, cubierto solamente por una panty ligera y transparente de color rosa, la cual ya estaba mojadísima, de lo cual él se dio cuenta inmediatamente; la última vez que lo habíamos hecho sucedió igual, pero no lo hicimos hasta el final, pues escuchamos que alguien subía y nos separamos rápidamente, metiéndose él al baño. Sin darnos cuenta, ya estábamos excitados los dos y de pronto nos quedamos viendo a los ojos, respirando agitadamente, entonces tomándome en sus fuertes brazos, me dio mi primer beso, tan dulce y profundo, que acabó con la poca resistencia que aún tenía, pues primero fue suave, tierno y gentil, y poco a poco se fue haciendo cada vez más audaz y salvaje, bajando por el cuello, desabotonó mi blusa y haciendo el brassier a un lado, descubrió por primera vez mis tetas, las cuales besó, lamió, chupó y mordió, arrancándome grititos de placer, que consiguieron producirme mi primer orgasmo con él; si en esos momentos alguien subió, ni cuenta nos dimos, pues estábamos totalmente entregados uno a la otra. Él vestía un pantalón deportivo, el cual se bajó junto con su trusa, entonces surgió totalmente erecta su pulsante verga, la cual me hizo tomar con mis manos, sintiéndola dura y suave, emanando un olor fuerte, pero de ningún modo desagradable, por el contrario, aumentó mi excitación. Al tomarla sentí que mi excitación crecía aún más, él me bajó mis pantis y empezó a acariciar mi coñito, muy suavemente, después se recostó en la cama, y me dijo que me sentara frente a su cara; así lo hice y empezó a lamerme mi coñito, muy dulcemente, provocando en mi oleadas de placer que hicieron tener mi segundo orgasmo, yo me incliné y sin pensarlo tomé con mi boca su potente verga, saboreándola con gran placer, besándola, chupándola y mordiéndola, haciéndolo estremecer como él a mí, aunque no dejó que su lechita se derramara, pues sacó su verga de mi boca y me acostó boca arriba, con sus rodillas abrió mis piernas y se colocó encima de mi apoyando la punta de su verga en la entrada de mi coñito cerrado, no la metió de inmediato, sino que la restregaba en mi entrada prolongando la excitación y haciendo que nuevamente me viniera en un orgasmo más violento que los anteriores. Cuando empezaba a reponerme, de un solo empujón enterró su verga en mí ya empapado coño, y aunque yo había oído decir a otras mujeres, entre ellas a mi madre, que su primera vez fue muy dolorosa, yo por el contrario, cuando creí que no podría más, volví a sentirme muy excitada, cuando mi tío empezó a meter y sacar su miembro, al principio despacio y suave, acelerando poco a poco, alcanzando yo una vez más otro orgasmo, el cuarto de esa inolvidable sesión de amor. Metiendo y sacando su dura y potente verga, cada vez con más fuerza y rapidez; yo gemía de placer mientras él me decía al oído las más dulces palabras, hasta que, no pudiendo aguantar más, se derramó en mí, con un poderoso chorro de leche hirviente, que, aunque parezca imposible me hizo alcanzar mi quinto y más delicioso orgasmo, pues este último fue suave y tierno, pues acompañó el orgasmo de mi primer y único amante. Durante dos años vivimos el más tierno de los romances, pues lo hacíamos cada vez que podíamos, a veces yo no iba a la escuela y él faltaba a su trabajo, con tal de estar juntos; hasta que un día nos descubrieron y él estuvo a punto de ir a la cárcel, por ser yo menor de edad. Dejé de verlo varios años, durante los cuales no tuve ninguna noticia de él, pero tampoco otra relación. Fue hasta hace poco que lo volví a ver, y nuestro encuentro fue espectacular, pues siendo yo mayor de edad y el libre, nada nos impide continuar con nuestra historia, pero…, esa es otra historia.
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