El matrimonio y el macho
Una pareja vive una amarga experiencia..
El esposo llora sentado en el sillón, evita mirar a su esposa que se besa con un hombre más joven, atlético y dotado que él. Todo esto es su culpa, él fue quién busco esto pensando que sería diferente, no pensó que su esposa interviniera.
Hace un par de meses inició, todo era emoción para él, vería a su esposa otro hombre, alguien de su edad, con las mismas proporciones de miembro, con un poco de panza, no con un Adonis.
Su esposa aceptó acostarse con otro, llevan un mes buscando, ninguno la convencía a ella, todas las propuestas de él eran hombres que ella descarta.
» Si me voy a acostar con alguien, debe valer la pena»
Ella escogió al hombre, un sujeto de 26 años.con experiencia en temas de cornudos, hermoso, fornido, dotado, 19 centímetros de grueso pene que ridiculizan a los 15 centímetros de delgado pene.
Si bien el largo no es mucho, el grosor es el doble, eso, la estatura, los músculos y su belleza lo intimidan.
Su esposa y él rondan los 42, el paso del tiempo y la falta de cuidados hicieron sus estragos en él, su esposa al menos cuida lo que come, se mantiene esbelta, con un buen par de senos y unas nalgas grandes.
Hincada frente a su macho la mujer mama esa gruesa verga que batalla para meterse en su boca, el cornudo los observa de reojo, pone cara de desaprobación, espera que su esposa lo vea y cambie de opinión, pero ella está en la gloria, la gruesa, venuda y jugosa verga que se come le da de beber líquido preseminal, su esposo nunca a podido darle tanto como para saciar su sed de esta forma.
La mujer sujeta de las nalgas a su Adonis y lo jala tratando de meterse más en la boca, pero es demasiado grueso y largo, apenas si puede con un trozo.
Quien sí puede ver su cara es el macho que le da de comer verga a la mujer, un hombre joven acostumbrado a estás escenas, hombres que quieren ser cordnudos pero se arrepiente, le sonríe al esposo de manera cínica y burlesque, disfruta el sentimiento de derrota del machito que obedece a su esposa.
Hace un momento, cuando su esposa le bajaba el pantalón, nuestro cornudo intentó intervenir, su esposa, enérgica, lo mandó sentar «tú querías esto y coopere, ahora yo lo quiero, coopera».
*Al menos no se han besado» ese fue uno de los acuerdos, usar condón es el segundo, el debía estar presente el tercero.
La mujer disfruta con la mamada, a su marido lo hace venir rápido cuando se la mamá, pero este hombre tiene aguante.
13 minutos de mamada y nada de leche, la esposa está cansada, el cornudo humillado y el macho listo para lo que sigue.
Tomo de las axilas a la mujer y la ayudó a incorporarse, la acostó al filo de la cama con las piernas colgando, el esposo temió que la penetrarían, no quería ver, apartó su rostro y giró su cuerpo, no quería ver la penetración.
El macho se puso de rodillas frente a una de las vaginas más bonitas que ha visto en su vida.
Brillando por los fluidos de lo excitada que está, labios gorditos pero finos, cerrados, un monte de venus recordado y decorado con un bonito triángulo, como León bajando a beber agua, el macho se postró y degustó la puchita madura que tiene en frente.
En su vida la mujer había disfrutado tanto de un sexo oral, la lengua recorre todo el camino recogiendo el néctar divino que emana de su endidura sagrada disponible hasta hoy solo para su marido.
Los gemidos de placer alertaron al esposo «¡El condón!», grande fue su sorpresa al saber que su mujer berrea de placer atendida con la boca, cosa que él nunca había conseguido.
A la boca se unió un dedo aventurero que exploró el interior de la hembra que no se contuvo con los gritos de placer que le arranca su hermoso amante.
En un descuido de ella un segundo dedo se unió al primero, con semejante ataque los jugos no paran de brotar y el experto amante no deja de beber y esparcir.
Con su dedo meñique jugando el el ano, la esposa se deja llevar en su tercer orgasmo. El juguetón meñique se unió a la fiesta y ahora profana el ano que tiene muy poco uso, ese movimiento le gustó a la esposa, fue la causa del reciente orgasmo y no puede ser más feliz con su experiencia.
Por su parte, el cornudo está sentado solo en el sillón, se siente miserable, él no es capaz de darle ese placer a su esposa, nunca será capaz y teme que este encuentro no será el único.
Satisfecho con el agua que bebió, el macho se incorpora y se prepara para la penetración «¿Trajeron los condones?», la esposa apura a su esposo a ir por ellos, están en su bolsa.
El esposo extiende el paquete al macho que a su vez se los da a la esposa «ponmelo», la deseosa mujer de inmediato acata la orden y se apura en colorear el condón en el grueso pene.
Desenrollo casi todo el condón en el largo del pene, cosa que con su esposo no era posible cuando eran novios.
Lo que la pareja no sabe es que el macho tiene un plan, la pareja es inexperta, no usan condón entre ellos, ella sabe cómo poner un condón, no es difícil, pero en las proporciones de este hombre y la cantidad de líquido preseminal, el preservativo se va a caer durante el coito.
Abierta de piernas sostenidas por su mano, la gruesa cabeza del pene apunta a la entrada, el esposo se fue al baño, no quiere ver, su esposa lo vió retirarse, pero no le importa.
Con parsimonia y perseverancia, el grueso pene se fue abriendo paso en la apretada vagina separando los labios de la sorprendida mujer que lo único que hace es decir «aaaaaauuuuuuuuuuuuuuuuuuu» en una exhalación que duró toda la penetración.
Su esposo en el baño llorar, pudo escuchar el alarido de placer de su esposa, se imaginó su hermosa vagina antes solo para él, abierta a unas dimensiones que él nunca podrá.
Y eso, era cierto, la vagina de abre rodeando cómo un guante al miembro que la invade, un miembro que es poco más del doble de grueso que su esposo.
La monumental verga llegó hasta el fondo del alma de la flamante esposa, 19 centímetros de gruesa verga clavados en su hermosa vagina le hicieron acordarse de su esposo «él debería estar aquí, si no cumple su parte, yo tampoco», la esposa llamó con sus brazos al macho y lo besó con pasión, se sentía llena como nunca y ahora podía completar su acto de entrega.
Con sus brazos rodeó su cuello y sus piernas se trenzaron en su cintura.
Con gracia y experiencia el Adonis bombeo la vagina de la esposa que se retuerce de placer, las contracciones de su vagina, los jugos, el líquido preseminal y el movimiento de bombeo lograron el objetivo del macho, en menos de 3 minutos de iniciado el coito, el condón ya se había roto y desprendido.
El macho disfruta al natural la exquisita y jugosa vagina de 42 años, bien cuidada, sin mucho uso, bonita y muy apretada, estás son sus favoritas, esposas devotas a sus maridos, fieles, limpias, disfruta mucho contaminarlas con su semilla, estrellar sus huevos con sus nalguitas.
La esposa está en el cielo, se ha venido 2 veces con la enorme verga que la perfora, se dió cuenta que ya no trae condón, pero si su esposo no está para cuidarla, a ella no le importa.
5 orgamos en menos de 40 minutos, la esposa no quiere que esto acabe, para el esposo han sido 40 minutos de infierno, ya no soporta más, solo quiere que acabe e irse a casa con su esposa, o lo que quede de ella.
El macho siguió a lo suyo, sin el marido para impedirlo, se dedicó a besar a la mujer, en el baño el esposo sabe que se besan, pero tiene demasiada vergüenza y se siente tan inferior que no de atreve a intervenir.
Casi a la hora de que todo inició, con 8 orgasmos encima, agotada, sudada, con el rostro desfigurado y la vagina destrozada, la esposa sonríe forzada, espera que el macho termine, su una vez placentera verga ahora la lastima, le arde, demasiado tiempo de fricción, el condón enroscado en su interior le arde, está satisfecha desde hace rato, ahora, al igual que su esposo desea que acabe.
Sus pechos magreados llenos de chupetes al igual que el cuello, sus piernas están entumecidas, le duelen los pechos de tanta sacudida.
Puede notar el incremento de la velocidad, por fin se va a venir, el orgasmo del macho está cerca.
Un rugido anunció la venida del macho, potentes chorros de esperma impregnaron su interior, experto hombre fue sacando su pene con cada chorro para asegurarse que nada se salga, dejó la cabeza en la entrada y soltó los últimos chorros.
Dejó a la esposa devastada en la cama, fue demasiado, se sentía mal, su esposo siempre ha sido tierno con ella después del acto, se siente usada, violada, la besaron, la marcaron y se vinieron adentro de ella, todos los acuerdos se rompieron, intento culpar a su esposo, pero ella fue quién lo empujó a seguir adelante.
El macho fue al baño, se paró delante del cornudo y le dijo «está hecho, me visto y me retiro», el cornudo pudo ver el perlado y enorme pene que se cogió a su esposa «está muy mojado para haber usado condón».
El macho se viste y se retira, al escuchar el sonido de la puerta cerrarse el esposo sale a ver a su esposa, la encuentra llorando, no tiene fuerza para moverse, horrorizado el esposo suelta llanto de agonía, la una vez hermosa vagina de su esposa está ahora abierta a niveles grotescos, irritada, roja, una gran cantidad de semen depositado en su interior escurre como río.
Derrotado se tiró al suelo, no puede con eso, su esposa quiere ir a abrazarlo, pero no puede, su cuerpo no le responde.
Tres horas después el esposo se incorpora, su esposa sigue llorando acostada en la cama, hay un charco de semen en sus piernas y dentro de su vagina que aún no se cierra.
El pene de su esposo está muerto, puede verlo, lo añora, lo desea, pero él no atiende a su llamado.
Su esposo se sentó en el sillón, contempla la destruida vagina, bebé una cerveza, sigue destrozado.
Ella lo llama, le dice que lo necesita, se siente muy mal, le implora, suplica, pero nada.
29 minutos de llamar a su esposo y este por fin reacciona «¿Estás satisfecha?».
Ella se suelta el llanto, no esperaba que esto pasara, no deseaba que las cosas terminarán así, se dejó llevar por la lujuria y le hicieron daño a su matrimonio, la usaron para saciarse y la botaron como trapo.
«¡No quería que fuera así, esperaba que lo disfrutaras!» Exclamo devastada.
«¡Te dije que un hombre normal! Pero tú querías a él, todo esto es mi culpa»
«No, es nuestra culpa, preguntase si estoy satisfecha, pero no, estoy arrepentida, no quería hacerte daño»
«Pero lo hiciste, lo besaste, dejaste que te lo hiciera sin condón, acabo adentro ¿Y si te infectó de algo?»
Ella comenzó a llorar angustiada, el usar condón era para protegerse, no para evitar el contacto.
Evitar besarlo era parte del acuerdo, porque está en sus votos nupciales.
«Pero te amo mujer»
Sobre ella, con su pene flácido, penetra a su esposa, ninguno de los dos siente nada, solo el semen del hombre esparcirse y salir de la vagina.
Poco a poco su pene logró una erección, la afligida esposa la agradece, si bien no le da el mismo placer, tampoco le causa dolor, entra y sale acariciando su irritado interior, pero gracias al semen del hombre que la profanó que sirve de lubricante logra sentir algo se placer.
La esposa pone todo su esfuerzo en concentrase en ese placer que siente, hoy más que nunca desea un orgasmo con su esposo.
Él apenas si siente algo, esto prolonga su eyaculación, 15 minutos de coito y ella alcanza un tímido orgasmo que le da alivió, las contracciones ayudan a su esposo a sentir algo y a expulsar el semen junto con el condón.
La sensación dentro de su esposa mejora, no es tan rico como antes, pero ea algo, se concentra en ese placer en búsqueda de su orgasmo, sin saberlo prolonga el placer de su esposa que lo abraza del cuello y lo jala para besarlo.
Durante el beso el esposo eyacula, al sentir el calor del semen de su esposo ella alcanza otro orgasmo, por primera vez en su vida, ella alcanzó dos orgasmos con su esposo en el mismo coito.
La pareja siguió con su vida, después de meses la vagina volvió a su antigua forma, le costó horas de ejercicio a ella, que preocupada por no ver progresos busco ayuda.
Su mejora condición mejoró su circulación, ahora es capaz de tener orgasmos con su esposo a quién le regaló su virgo anal, «te lo mereces» dijo su esposa mientras el marido hunde su pene en el estrecho ducto.
De lo ocurrido nunca hablaron, vivieron con esa experiencia y siguieron con sus vidas, él perdió el interés en compartir a su esposa, ella aprendió a valorar a su esposo.
El macho, el siguió haciendo lo suyo hasta que obtuvo su merecido y alguien lo contagio de algo.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!