El Médico y las Niñas Cap. II.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sexigaleno.
Bien en el capítulo anterior narro la manera de como Sandrita una tierna muñequita es utilizada por el médico, a través de una consulta y después de una plática cachonda entre ellos, y se dan más cosas de esta manera, así:
Pasados unos minutos baja Sandrita al consultorio, ya el médico estaba esperándola, ambos ya se habían cambiado de sus ropas, por esa intensa lluvia dorada que Sandrita le rego al médico, llevaba unas sandalias altas de pata de gallo de colores tiernos, su batita de dormir semi-transparente y su cabello atado aún con coletas a los lados, entonces el médico le dijo; haber tesoro ven, vamos a revisar lo que te pasó, y la llevó a la camilla en la que hace un par de meses atrás la había utilizado, para semi-penetrarle su órgano sexual masculino a esa tierna nenita en estado de sueño profundo. . .
La recostó le tomó sus signos vitales, le escucho el latir de su corazón y oyó que tenía el ritmo cardiaco muy acelerado, pero al estarle modulando con el estetoscopio esos latidos, con una mano le acariciaba muy lentamente una piernita a la nena y de a poco iba subiéndola, hasta llegar a palpar su alzada conchita de niña, en la cual dejo por unos minutos quieta esa mano encima de su protuberante pubis infantil, y los latidos de la nena se aceleraban ya que el oía, como iban esos impulsos subiendo en intensidad, la niña cerraba y abría sus ojitos y entreabría su pequeña boquita exhalando y soltando aire, bueno la chiquilla estaba totalmente excitada, por las maniobras del médico, y de repente Sandrita alzaba la pelvis, más de como por nacimiento la tenía y de una forma muy suave subía y bajaba ese edén tierno, ya que la mano del médico la sentía y a la vez presionaba hacia abajo el montecito de la pequeña ninfa y así pasaban los minutos, hasta que la voz del médico hizo eco en los oídos de Sandrita, la que se encontraba en un mar de sensaciones desconocidas hasta ese momento por ella, y él le hace una serie de preguntas y ella va respondiendo, así:
M.- ¿Por qué tienes cerrados tus ojitos, Sandrita?
S.- ¡es que sientooo unas cosquillitasss muy raritas en mi puchitaaa, ahh!
M.- ¿y cómo, que clase de cosquillitas, dime Sandrita?
S.- ¡pues como algo raro que me sube a mi pancita y me baja, es ricooo!
M.- ¡¡¡haber alza tus caderitas, te voy a bajar tu calzoncito!!!
S.- ¡¡¡aja, sí, me da pena que me veas mi puchita!!! ¿Pero, me vas a curar, verdad?
M.- ¡claro que sí, princesita te voy a curar de eso, ya veraz!, ya el médico le había quitado esa prenda que cubría su púber vagina infantil y le sobaba muy delicadamente su rayita con un dedo,
S.- ahh, ¿Qué siento? Decía Sandrita al sentir las caricias del médico en su partecita de niña y más rotaba muy despacio su pelvis, como en cámara lenta, y ahhh, ¿Qué es?, ahhhh y más se escuchaban los gemiditos de esa vocecita de niña excitada, ahhhhhhh, ahhhhhh,
M.- te estoy tratando de sacar una cosa que tienes ahí, le decía el médico morbosamente para que ya no te orines, pero el con los gemiditos de Sandrita ya se había excitado y más le pasaba dedo en toda su rajita y a la vez le acariciaba alternadamente su alzado pubis,
S.- en eso de los gemiditos dijo Sandrita ¡¡¡ me estoy orinandooooo, me hagoooo, ahhhh y como un afluente de un manantial, la pequeña orinó la mano del médico, la sabana de la camilla y hasta el piso llegó el escurrimiento de esa marea dorada de Sandrita,
M.- el médico tomó una toalla y secó muy suave las piernitas, la puchita de Sandra y sus manos y le dijo ¿Qué sentiste princesita?
S.- ay, mmm, no sé cómo algo que se me salía de aquí, tocándose su partecita infantil con su manita abierta,
M.- pues otra vez te hiciste pipí, mira te mojaste hasta las piernitas y ya te sequé, ahora tendremos que limpiar la camilla y el piso,
S.- ay me dio sueñito, pero ahora limpio mis orines del piso,
M.- no, cariño deja, mañana viene la señora que limpia y que lo haga ella,
S.- bueno, pero dime es malo eso que me pasa, ya que nunca me había orinado desde que era bebita,
M.- Entonces ya el médico le respondió en tono más profesional, a modo que entendiera a su edad Sandrita y le dijo: “””Bueno, mira lo que te está pasando es algo muy normal a tu edad ya que estás a punto de entrar a la pubertad y unas sensaciones para ti raras hacen que hagas de la pipí, y pronto te llegará tu primera menstruación y se harán ensanchando tu cinturita, tus caderitas se ampliaran y tus pechos crecerán ya que por ahora los tienes como una uvitas muy pequeñitos”””,
S.- ah, ¿se me harán como a luisa así redonditos y duros? ¿Y se me van a parar las bolitas como a ella?
M.- pues sí, cariño, tus tetitas se harán grandecitas y tus bolitas que así les llamas se pondrán erectos como a luisa, esa será una señal de excitación que debes de aprender a manejar, para que cuando estés en alguna situación así, puedas dominarte tu sola y no que alguien te domine a hacer lo que tú, no quieras hacer en terrenos de la sexualidad,
S.- y ¿qué es eso de excitación?, me puedes decir, ya que no lo había escuchado,
M.- bueno es un poco largo de explicártelo, pero te lo diré de una manera muy corta, ¡escucha!, “para empezar la excitación es producida en el cerebro, quien es el que manda la señal a tu tacto, a tu oído, a tu gusto, al olfato y a tu vista, y así es, para que tu sientas esas cosas raras que dices sentir y que te hacen orinarte, ¿me entiendes?
S.- aja, sí, entonces hace rato allá arriba, cuando estaba sentadita en tus piernas y sentí esas cosas raritas en mi puchita, ¿es que me estaba excitando?, ¿por eso me oriné encima de ti?,
M.- exacto eso es, lo captaste muy bien, eres una princesita muy inteligente, y eso mismo te pasó ahora aquí en la camilla, ya que te manipulé un poco esa puchilla y te volviste a orinar, pero eso es el inicio, ya que en lugar de hacerte de la pis, debes de soltar de aquí de tu puchita un flujito transparente y muy resbalosito, para que así alcances un orgasmito, ¿si me entiendes?
S.- ¿pero eso como se hace?, a poco es lo mismo que le sale a luisa que dice que es transparente y pegajosito, y que dice que siente como que se orina, pero no es pipí, es esa cosa babosa,
M.- eso es pequeña, ya vas entendiendo, eso que le sale a Luisita es un fluido de su puchita que se llama orgasmo, y que a ella, ya le sale, pero no sabe lo que es, por eso tiene dudas de esa orina que te comenta,
S.- ¿y a mi como me sale? O no me sale de ese jugo de puchita, ji ji ji, ya que me da muchas cosquillitas raras, y hacen que se me corte la respiración y me agito, pues hasta siento los latidos de mi corazón en mis oídos como tambores,
M.- ja ja ja, a que mi princesita, antes de estar aquí conmigo ya habías visto algo en tu casa, con tu mamá, en alguna casa de alguien o algo y que te haya llamado la atención en cosas del sexo a tu edad,
S.- sí, recuerdo hace unos meses a un lado de la casita donde vivía ya que era de tablas, escuchaba unos como gritos muy repetidos de una mujer, yo estaba sola, ya que mi mami, había ido a cuidar a una señora enferma en la noche, en eso me asomé por una de las rendijas de las tablas y en el patio de al lado, estaba mi vecino encimado de una de sus hijas y él se movía mucho encima de ella, y la hacía gritar y la Irene, así se llama, estaba con sus piernas bien abiertas y su papá entre ellas moviéndose muy rápido, pero en eso se quedaron quietos y como al minuto él, se levantó de encima de ella, y la Irene también se paró acomodándose el vestido que llevaba esa noche y el señor se estaba limpiando su coso de hombre, y la verdad me latía mi corazoncito, no sé si de nervios o de lo que había visto y sentí humedad en mi partecita, me revisé y era algo así como un moquito transparente y esa noche me dormí ya muy tarde, pensando en las visiones que había visto y oído de la Irene y su papá, y más me salía esa cosa pegajosa de mi puchita,
M.- ah, ¿y no te dio por pasarte los dedos en la puchita y acariciarte ahí en medio de tus piernitas?
S.- te voy a decir, pero que quede en secreto eh, pero juras no decir nada a nadie, porque si no me enojo contigo y ya no te hablo nunca más, ¡sale!
M.- bien, pues juro no decir a nadie nada de lo que me digas esta noche, contenta, bebé,
S.- sí, bueno mira esa noche después de haber visto a mis vecinos hacer eso, me dieron unas ganas de orinar muy fuertes, y pues me hice en una cubeta que estaba a un lado de mi camita, para ya no salir al patio, ya que era muy noche, me sequé muy bien mi puchita, pero al ratito se me volvía a humedecer y esa babita me mojaba mis gorditos labios de aquí, y esa babita me la tallaba encima pasándole mi manita y mi dedito de en medio a la rajadita y sentía algo extraño, como hoy e imitaba a la Irene que se quejaba, escucha como hacia yo: ahh, mmm, ahhh, uyy ahhh, ahhhhhhh, mmm, ayyyyy, ahh, ahhh, bueno hasta mi gata me veía en la oscuridad de lo que estaba haciendo y sintiendo, en eso pasados unos cinco minutos, sentí que me oriné y me quede quietita, me levanté, para ver lo que había mojado, pero no fueron orines, era esa cosa babosa, pegajosa que me bañó hasta las ingles, ya me limpié con un trapito y al instante caí dormida profundamente, hasta al otro día, lo bueno que era sábado y no tenía que ir a la escuela, pasaron los días y como, que las imágenes de lo visto a mis vecinos llegaban muy seguido, y los ruidos de los gritos de la Irene los tenía en mis oídos y pues me mojaba de mi chonito,
M.- aja, y seguramente te ibas a casa a toquetearte como lo hace Luisita ahora, verdad,
S.- Noo, yo hacía otra cosa me ponía a estudiar o a leer cualquier cosa y cruzaba mis piernitas, pero sin querer me brotaba esa babita, así sentadita y sentía mis orines bajar lentamente y mis ojitos se ponían en blanco y respiraba agitadamente, ya una vez que pasaba eso, me ponía de pie y me iba al baño a limpiarme, a veces era poca babita, pero había veces que mojaba, hasta la faldita de mi uniforme, pero no olía a feo, más bien al otro día olía como a perfume muy penetrante, pero me llamaba la atención mi aroma,
M.- aja, pues yo creo que lo que te sucedía, era que tenías orgasmitos muy intensos, sin saber que era, ya que eres muy niña y muy inocente, y ¿ahora que me dices eso, sientes algo al platicármelo?
S.- sí, siento cosquillitas en mi puchita, por eso cerré mis piernitas, ya que así siento bonito apretándolas, es más ya siento esa babilla que me va escurriendo, ¿quieres verla? Y me dices como le hago para que no me salga, sí,
M.- ¿¿¿***??? Bueno pero aquí ya no te voy a revisar la babita, está muy mojada la camilla y te vaya a hacer daño, mejor te revisó en tu camita, en la de princesas, esa que te trajeron ayer de la mueblería, haber deja apagar todo aquí y nos subimos,
S.- sí, ya quiero estrenar mi camita y dormir como princesa,
M.- bueno quédate hay sentadita y apretando tus piernitas, voy a cerrar todo y a apagar las luces y te voy a llevar cargando, ¿quieres?
S.- sí, llévame como una princesita y Sandrita contenta pero a la vez excitada, por la plática y por su recuerdo de su vecina Irene,
M.- ya revisado todo en el consultorio me fui a tomar en mis brazos a la pequeña Sandrita, a quien la cargué y ella me rodeo el cuello con sus bracitos y subimos a la recamarita de ella, y la deposité en su nueva camita de princesas de Disney,
S.- uy que rica se siente esta camita, el colchón se siente como una nube de suave, exclamó,
M.- y la tapé con un edredón de estampados infantiles, entonces le dije, arrímate para la pared, ya que me voy a sentar a tu lado, para revisarte,
S.- sí, me voy a quitar esto que está húmedo, o sea la bata infantil, y después se tapó con el edredón,
M.- entones la jalé de sus tobillos hacía mí y me hinqué en el piso, para ¿revisarla?, mientras Sandrita elevaba sus piernitas y ahí observé una cantidad de fluiditos de niña-mujer le pasé mi dedo y sentí esa babosidad en la yema de mi dedo, la cual olfatee y discretamente me metí en mi boca, sin que ella viera, pero eso me excito mucho, ya que su aroma era muy suave, muy delicado, pero a la vez embriagante, ya que bien había dicho que su aroma de ahí es muy dulce,
S.- oh, ¿qué me haces? Siento cosquis, uy ji ji ji, y me voy a hacer pis, y no quiero mojar mi camita nueva, espera, voy al baño, y salió como de rayo al baño, sólo escuché a través de la puerta, el sonido de su chisguete muy fuerte,
M.- yo estaba muy caliente, por cómo se comportaba, muy dócil, muy inocente, pero la habían despertado y era muy caliente mi Sandrita, tenía mi pene muy tenso por la situación de estar con ella así,
S.- en eso, sale del baño y me dice jugueteando “aquí toy”, “quielo costarme”, y en eso se tira de clavado a la camita y sus nalguitas quedan a mi lado, a escasos treinta centímetros de mi mano,
M.- y pues por instinto me incliné y le besé una nalguita pegándole mi nariz para olfatear su pielecita doradita, y me dice,
S.- órale, los besitos se dan en mi carita, no en mi colita, pero te doy permiso a ti de que me la beses, alzando la colita más,
M.- y entonces me dediqué a besarle las nalguitas, pero alternadamente le pasaba la lengua a la abertura de sus nalguitas y eso yo creo, que a ella le gustaba mucho, ya que movía sus caderitas de un lado a otro y se reía,
S.- ji, ji, ji, varias veces, hasta que esa risitas se fueron convirtiendo en gemiditos tiernos ahh, ahhh, yaaa, nooo, ahhh, ahhhhh, mmmm, ahhhh, uyyyy,
M.- la chiquilla se había calentado en un par de minutos, la voltee y le di lengua a sus orejitas y empecé a bajar de a poco, hasta llegar a su ombliguito, al cual le hacía círculos y le enterraba la lengua y ella se retorcía como una culebrita y sus gemiditos más fuertes,
S.- ahhhhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, mmmmmmm, que ricasss cosquillitasssss, ahhhh, ayyyyyy, me orinooooooooooooooó, ayy, ayyy, ayyyy, me hago, me hagooo, me hagoooo, ahhh, ahhhh, ahhhhhhh ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy, me estoy haciendoooooooooooo,
M.- Y aún no llegaba a su tiernita parte de niña-mujer, cuando una convulsión se hizo presente en el cuerpecito de Sandrita, y se desguanzó en su propia camita, lo que aproveche y le abrí sus piernitas y me fui directo a besarle y pasarle lengua en esa puchita, la cual emanaba una cantidad abundante de fluiditos vaginales, entre saladitos y dulzones, y con aromita muy exquisito entre mujercita pequeña y niña tierna, los cuales bebí directo de esos labiecitos interiores diminutos y ese botoncito llamado clítoris que era una pequeña puntita redondeada, como una lentejita la cual al paso de mi lengua se hacía más grandecita, pero era una diminuta vaginita tiernita y rosadita, así me pasé como media hora pasando lengua y sorbiendo el néctar íntimo de Sandrita, hasta que despertó sola y dijo,
S.- ¿pues qué me pasó? Sentí que todo me daba vueltas y me quedé dormida, ¿Qué fue? ¿Me oriné, verdad?,
M.- y yo estaba chupando sus juguitos almejosos, y le contesté, si te orinaste mucho, por eso te estoy chupando tu puchita, para que no mejes tu cama nueva, ¿te gusta?
S.- sí, que bien ya me había espantado, yo creí que ya había estrenado mi cama con una orinada, uff, ¿y no te da asco mi pipí?,
M.- no, son muy ricos tus meaditos, son muy dulces y huelen bien sabroso, ¿quieres olerlos y probarlos?
S.- uy, pero, bueno haber, dame
M.- entonces me incorporé y puse mis labios con sus mieles en su boquita y le unté sus fluiditos en su nariz, mejillas y labios y sentí como aspiraba su aroma, ya que jalaba aire por su nariz,
S.- ¡ay que rico saben y huelen mis meaditos, están agridulces, saben cómo a . . . .!
M.- entonces la besé directamente en su boquita y ella lo aceptaba y movía también sus labios aunque sin experiencia, pero lo hacía bien, es más, me imitaba en mis movimientos bucales y linguales, y de a poco me fui recostando en ella y sin que sintiera ya estaba encima de ella y la seguía dando mucho beso de boca, hasta que metí una de mis piernas entre las suyas y las comencé a separar lentamente, hasta que me acomodé entre las suyas, pero la altura de los dos no estaba a la medida, así que me fui subiendo, hasta sentir su pelvis pegarse a la mía y le comencé a frotar mi pene que estaba como piedra de duro, pero aún vestido yo con un pants y abajo mi trusa,
S.- ¿oye que me haces? ¡Me estás aplastando! ¿Por qué me tallas tu coso de hombre?, ay me lastimas, ayy, yaa, noo, me duele los tallones que me das en mi puchitaaa, ayyy, ayyyy,
M.- yo sentía su hueso de la pelvis muy bastante alzado, ya que me lastimaba, pero era una sensación nunca antes vivida, y le decía, espera, un poco, espera, ahorita me bajo de ti, y en una de esas fricciones de mi falo en su partecita, me vine a borbotones abundantes en mi trusa y pants y me quede unos minutos encima de su cuerpecito y su pelvis bien pegada a la mía,
S.- y me dice; ¡a’ su! me estabas aplastando mucho, me sentía que me estabas asfixiando, eso no se vale, así no me gustó, ya no me vuelvas a hacer así, que no ves que pesas mucho y yo estoy chiquita y flaquita, ¡me tallaste muy duro tu coso, aquí! Y me duele mi huesito de mi puchita, sobándosela con su manita,
M.- en eso me hice a un lado de ella, recostándome en su camita y me ve mi pants mojado y me dice,
S.- ¿órale también te orinaste?
M.- Ya que una manchota me delataba que me había acabado en mi pants, y olía a lo clásico de un hombre cuando se vacía de su esperma,
S.- y huele como a cloro, que te salió de ahí,
M.- bueno las preguntas y las contestaciones clásicas, no es cloro amor, es esperma ya que nosotros los varones sacamos una cosa espesa de nuestro pene que huele similar al cloro, pero es mi eyaculación, ¿quieres ver?
S.- bueno, enséñame los esperma., qué, quiero verlos, ya que en la escuela nos los enseñaron en libros y parecen unos alfilerillos que nacen en el agua estancada,
M.- pero, bueno a simple vista no los vas a ver ya que son microscópicos, lo que veras es una baba muy espesa y blanca, ¡mira!
S.- ¿esos son los espermas?, parecen una pulpa de coco tiernito, ¿los puedo tocar?,
M.- sí claro, tócalos, y los pruebas en tu lengua, ¡tómalos!,
S.- uy están bien babosos, y huelen a guácara, cof, cof, cof, saben horrible cof,cof,cof, no los vuelvo a probar, saben salados y feos,
M.- ok, amor no los pruebes más, pero a este tesorito que tienes aquí entre tus piernitas le gustan mucho, ya que la hacen que crezca más bonita de lo que está, y le hacen crecer muchos pelitos y te hacen crecer tus tetitas, como las de luisita,
S.- ¿a poco?, ¡todo eso hace esos espermas!, sí, es así porque no me pones unos pocos de esos que tienes embarrados, aquí en mi puchita, para que mañana ya tenga pelitos y muchas chichitas como luisa, sí,
M.- no, mi amor, esos espermas no se untan como dices, se depositan dentro de un hoyito que tienes en tu puchita y al paso de los meses irás poniéndote más nalgoncita, con chichitas, caderitas y piernas más gruesas y bonitas, eso mientras no te llegué tu regla, como ya te había explicado, ya que una vez que la tengas, tienes que tener mucho cuidado en esto, ya que te puedes embarazar y de tu pancita nacerá un bebé, y no estás preparada para ser mamá, ok,
S.- sí, eso ya nos los explicaron en la escuela lo de los embarazos de niñas a una edad temprana, pero yo estoy chiquita y no me echado esos espermas en mi puchita, ¿a poco tú me los echarías adentro, para que me ponga como dices buenota?
M.- bueno viéndote cómo eres de ahí, pues tengo que irte preparando poco a poco a modo de que mi pene entre en tu puchita, que la tienes muy diminuta, hasta parece un ojalito de mis camisas, y lo tengo que ir acostumbrando a que esto, señalándole con mi dedo, entre de poquito en poquito sin que te haga mucho daño, y entonces eso llevará un tiempo, pero lo vamos a lograr, ¿quieres?
S.- sí quiero, sentir eso que siente la Irene cuando se le encima su papá, ya que hasta grita muy fuerte y levanta sus patas abrazando a su papi con ellas, ¡si quiero que me enseñes a sentir eso!
M.- bueno, pero tienes que aguantar ya que mira cómo tengo mi pene, de la punta es algo grueso y mi tallo también lo es, y esto así como lo estás viendo, tiene que entrar de a poquito en poquito en tu puchita, pero eso lo haremos, una vez a la semana, ya que al principio de dolerá un poco y te arderá para hacer de la pipí, y pues no quiero que andes tocándote o sobándote a cada rato esa puchita hermosa que tienes,
S.- bueno, sí, ¡empezamos ahorita ya!
M.- no mi bebita, lo haremos los viernes por la noche, para que el sábado y domingo que no vas a la escuela descanses, por si te sientes mal al caminar o te arde para la pipí y por si acaso hay algún dolor en tu pancita, ¿de acuerdo?
S.- lo bueno que mañana es jueves y pasado mañana es viernes yupi, ¿pero no me hagas llorar, eh? Ya que siento que me vas a matar con esa carnota gruesota de tu coso,
M.- no mi amor trataré de que sientas muchas ganitas de hacerte bastante pipí y verás que sentirás muchas sensaciones de comerte esta carnota que dices tú,
S.- uff, pues nada más de pensar eso de, me están dando ganitas de orinarme, mejor me voy a dormir, ya que mañana me voy a la escuela y de regreso traigo a luisa, para que la recetes, ok.
M.- sí, cariño ya sabes lo que tienes que hacer con ella y de esto que vamos a hacer tu y yo el viernes, no debes de comentarlo con nadie, eh y menos con Luisita, ya que puede hablar con otra compañerita y se puede hacer un problema grave, depende de ti y de tu silencio, esto es algo muy secreto entre tú y yo, nada más, ¡correcto!
S.- sí, ya entendí esto es cosa muy secreta entre los dos, no diré nada, hasta mañana.
Y así como estaba la pequeña Sandrita, se quedó dormida, la tapé de su cuerpecito y me fui a mi cama en otra recamara, pero no pude conciliar el sueño, ya que pensaba mucho en Sandrita, en su inocencia, en su edad, en sus sensaciones que la estaban despertando a un mundo desconocido hasta hoy, pero mi morbo seguía latente, también pensaba en esa amiguita Luisita, ya que ella si estaba muy bien para sus doce años, ya tenía buenas tetas, buen culito y muy buenas piernas gruesas y empezaba a ensanchar sus caderas y a estrechar su cintura, parecía una colegiala de secundaría, y en eso de pensar me quedé dormido.
Ojala no se pierdan la continuación del Capítulo III, ya que se pone como el carbón en el anafre de la abuela al rojo vivo, por la visita de Luisita, el viernes de Sandrita y otras cositas muy morbosas, saludos a toda la comunidad, voy despacio, pero llegando a la parte medular de este relato del Dr. Mangual y sus chiquitinas, hasta pronto.
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