El mejor corte
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi nombre es Dinamo me dedico a la docencia en materias de informática a nivel bachillerato. Soy del tipo que no acostumbra cortarse el pelo con frecuencia, pero que se fija mucho en el acabado del corte. Que si me quedo mas corto de lo debido o que si el copete quedo realmente en línea.
Bueno ese día como es la costumbre tome una ligera ducha antes de salir a buscar el corte de pelo, ya que me gusta tener el pelo limpio antes de ser cortado y ducharme también después del corte. Mientras me aseaba note que mi bello púbico ya estaba bastante grande, me gusta tenerlo corto, es cómodo en mi ciudad porque hace mucha calor, además el pene se mira de mejor tamaño y a mi mujer no le gusta rasurado, me dice que cuando empieza a salir de nuevo es muy rasposo y molesto. Decidí que arreglaría eso después de mi corte de pelo, me aliste y Sali a buscar opciones.
En una colonia como en la que vivo muchas personas abren sus estéticas para ganarse algunos pesos más o simplemente para tener algo que hacer en el día. Así que siempre hay algún local nuevo y otra oportunidad de encontrar quien haga un buen corte.
Encontré un local nuevo en la calle posterior a la mía, se notaba que tenia poco de abrir, la pintura nueva y muebles muy recientes, como era entre semana no había clientela aun pero había algo curioso, la silla de barbero (si no era una moderna silla de estética) una silla tradicional, clásica de las que se fijan al piso con sus mecanismos de engranes y pistones de aceite, muy retro y me gusto la idea así que entre a pedir un corte.
– ¡Buen día! ¿Necesita un corte?
– ¡Buen día!
De echo se me ilumino el día con esa presencia, una mujer entrada en los treinta a mi parecer (yo tengo 38), pero muy bien cuidada, de porte recto y pompas de linda curvatura aunque de caderas no tan amplias para la curva posterior que portaba un busto firmemente sujetado por un sostén algo ajustado, me seria difícil decir en ese momento si era un copa C reducido o un B muy amplio. Como la mayoría de las personas que he visto que atienden estéticas un pelo recogido que aun así deja ver la base que se aplicó y con un color que seguro no es su natural, además de que el rostro lo tenía limpio de maquillaje, solo lo necesario y una sonrisa envidiable.
– Si necesito un corte, me gusta corto a los lados, pero déjeme algo de pelo en el copete, tengo el pelo algo rebelde y muy corto no me lo peino bien.
– Entiendo, siéntese y espere un poco, llego justo cuando empecé a abrir aun estoy acomodando algunos utensilios.
Tome asiento mientras ella tomaba algunos cosméticos de una mesa del fondo, se agachaba sin doblar sus rodillas portaba una falda apenas arriba de la rodilla que al agacharse marcaba perfecto las curvas de ese lindo trasero y mostraba algo mas de esas piernas que se antojaban suaves. Al incorporarse la falda tardaba algo en deslizarse a su sitio mientras caminaba, mientras yo le contemplaba, tenia tiempo que no sentía antojo de una dama que no fuera mi esposa, que había olvidado ser discreto con mi mirar, ella lo noto.
– Me apena un poco, apenas abrimos aquí y todavía no tomo el ritmo.
– No se preocupe (el ritmo de mi corazón era mas alto de lo normal) entiendo.
Termino de acomodar los cosméticos y corrió el cancel de la puerta, algo no esperado por mi, pero era febrero y de vez en cuando se sueltan polvaredas en la zona, es común que el cancel este cerrado, aunque este era opaco y no dejaba ver mas que una borrosa silueta del exterior.
– Bueno ahora si vamos a empezar
Primero me puso la bata de cortes y me pidió me acomodara en la silla
Hiso reclinar la silla y la ajusto de forma que mi cabeza estaba a la altura de sus oídos, luego se acercó como calculando e hiso otro ajuste colocándola a la atura de sus senos, esta posición es muy privilegiada usaba una blusa de botones y pude apreciar mejor lo ajustado de su sostén, si no fuera por este la blusa tendría los botones aun mas tirantes de lo que lucían. Al parecer mis miradas eran demasiado obvias ya que ella acerco más su cuerpo mientras empezó a cortar el lado contrario, no rozando más bien presionando su pecho contra mi cabeza.
– Espero que le guste de este largo y este muy cómodo.
– Me siento muy confortado y si ese largo es adecuado.
Comenzó a cortar aunque muy pausadamente frotando sus sendos en mi cabeza y rostro mientras se movía entre tijerazo y tijerazo, no podía ocultar mi excitación y mucho menos mi erección que ya era muy notoria.
– No se corta el pelo seguido, lo tiene bastante largo
– Es muy rebelde me dejo largo solo así lo manejo mejor. Me agrada que haya abierto, había tenido una atención así de dedicada para un corte de pelo.
– Bueno un cliente de su talla merece el mejor tato.
Al decir esto paso su mano por su blusa y el botón superior se zafo por si solo dejando mas visible el sostén.
– ¿Tiene otras habilidades además del corte de pelo?
– ¿Habilidades? Mas bien necesidades, Sabe mi marido trabaja hasta tarde y mi hijo esta en la universidad, y usted parece una persona madura que entiende de necesidades.
– ¿Entonces tendré un servicio completo?
– ¡Claro!, a menos de que no este de acuerdo.
No esperaba tal oferta así que acepte encantado, por algún momento pence en mi mujer, pero su argumento me convenció, somos adultos ella tiene una necesidad y pues ¿a quien le dan pan que llore?
– Sera un placer el tener todas sus atenciones.
Ella continuo cortándome el pelo mientras entre tijerazos zafaba de a uno los botones de su blusa, mostrando un cuerpo muy lindo quizás no de modelo pero que si me prendía, mientras ella parecía tener algún fetiche con el pelo porque sentía como se editaba mientras lo cortaba, mi manos que estaba a los costados no perdían la oportunidad de tocar esas piernas mientras ella estaba a mi lado haciendo el corte y ascendiendo por ellas por debajo de su falda, fue entonces cuando le empecé a tocar su ropa interior cuando pensé, ¿Me estará haciendo bien el corte? O ¿tendré que usar gorra en clase?.
– Sigue así, lindo no te preocupes se lo que estoy haciendo y quedaras muy guapo.
No supe si realmente tranquilizarme con eso pero sentí la humedad de su vagina mientras tocaba su prenda y solo le sonreí por respuesta.
Hiso una pausa a mi espalda un momento y luego siguió cortando, casi había terminado cuando paso de nuevo por un costado y apoyó sus senos en mi rostro estos ya estaban desnudos, se sentían tan cálidos y sus pezones muy erguidos y duros, acerco uno a mis labios que de inmediato pece a succionar firme pero suavemente, mientras mi mano acariciaba por entre sus piernas la redondez de su trasero.
Parecía editarle el picor del pelo corto que había dejado en mi cabeza ya que movía su busto y sentía como mi pelo corto rozaba fuertemente su piel.
– El corte ya esta
Dijo esto y se retiro, trajo la brocha y empezó a retirar el pelo que quedo suelto, mientras disfrutaba de la escena por el espejo luego me retiro el protector del corte y se monto en la silla de lado sobre mis piernas, me levantó para que me mirara el corte en el espejo, una vista muy complacida de ella misma apreciaba en su rostro mientras me decía.
– ¿Que le parece?
– Lo encuentro muy bien realizado
– Entonces ¿Contento con el servicio?
Por un momento pese que me quedaría con mi erección sin culminar de regreso a casa.
– Al momento si, espero que no se limite a esto.
– Claro que no, también le puedo rasurar. (cuando dijo esto puso su mano sobre mi erección)
– No me gusta rasurado prefiero tenerlo coroto
– Con gusto
Se bajo del asiento y luego lo hiso casi horizontal me desprendió la camisa y desabrocho el pantalón deje que lo retirara, me dejo al descubierto el pene, me sentía algo intranquilo con estas atenciones, pero muy encendido. Tomo mi pene con una mano y con la otra movía el bello de los testículos, mientras desplazaba su mano de arriba abajo a lo largo de mi erección, mientras me decía.
– Lo quiere muy corto o mejor le aplico cera.
No tengo idea de lo que se sentiría la cera, en definitiva no, ella seguía moviendo su mano sobre mi pene, así que solo le dije.
– Lo prefiero corto como de medio centímetro.
– Ok, Comencemos.
Ella tomo una s pequeñas tijeras comenzó a cortar el bello desde muy alejado de la zona, el deslizar de sus dedos rallaba en lo perverso, a momentos pensaba ella me va cortar el pene, pero me tranquilice cuando se inclino y empezó a chupármelo mientras la tijeras se movían casi al ras de mi piel haciendo el corte.
No había sentido una mamada tan diferente. Sus labios sujetaban la cabeza del pene mientras su lengua lo acariciaba por dentro, mientras sus manos cortaban el bello cada vez mas cerca de mis genitales, me sentía encendido porque sus dedos corrían excitantes sobre mi piel en cada corte.
Luego se acomodó y mis manos pudieron alcanzar el cierre de su falda, mima que desabroche y al fin pude ver esos glúteos aun cubiertos por unas pantaletas anchas pero de tela muy delgada, y si visiblemente húmeda, mis manos empezaron a recorrer su cintura para bajar la prenda y mientras lo hacia notaba como su boca descendía sobre mi pene devorándolo al paso que caía su prenda al suelo, hasta sentir su respirar directo sobre mis testículos.
Una mano de ella empezó acariciar mis testículos mientras su boca acedía y descendía la otra mano seguía haciendo cortes, mientras yo con una mano acariciaba su trasero y usaba los dedos de la otra mano para introducirlos en su vagina, que se sentía muy húmeda.
Esta a cien, cerraba mis ojos e imaginaba la escena desde otro punto de vista, el cancel lo había asegurado ella pero aun así imagine nuestra silueta en tal posición vista desde afuera de la estética. Ella no paraba en su garganta profunda y yo me sentía hervir mientras me acariciaba con una mano los testículos y escuchaba el tijeriar a la otra mano, me tenia a punto de desbordarme.
– Estoy por venirme.
– Mmm Tu demmjammmteeemm vemmmmnirrr
Me deje vaciar en ella mientras le tocaba el clítoris con dos dedos y sentí mi presión vaciarse en su garganta, ella continuo con su movimiento, aunque dejo de tijeriar por un rato mientras sentía como ella también se corría por el toque de mis dedos en su vagina.
Se desprendió de mi pene volteándome a ver con su rostro enrojecido pero satisfecho por su obra.
– Solo un par de toques mas.
Volvió a chupármela y dio un par de tijerazos rápidos, mi pene recupero su firmeza con eso. Luego se desprendió mostrándome lo parejo que quedo el vello. Tomo la brocha y retiro rápidamente los vellos recortados, descendió hasta el punto mas bajo la silla y se monto encima.
– Ahora completarte el servicio
Por primera vez probé de sus labios un beso tan suave y rico mientras se dejaba deslizar montando mi pene que se deslizaba ricamente por su vagina húmeda. Ya no había sonido de tijeras que me preocupara, así que mis manos se deslizaban por toda su espalda acompañando su rico movimiento de ir y venir, la deliciosa sensación de succión cuando uno entra y sale de la vagina, mientras sus senos rosan mi pecho, el goce era pleno sobre una silla de barbería.
Luego algo hiso y la silla empezó a girar lentamente, hiso que el respaldo se levantara para sujetarse de el y cabalgarme salvajemente mientras mis manos jugaban con sus pezones, mientras tenia una doble vista del goce gracias al espejo de la estética.
Su andar se tornaba mientras gemíamos al uníoslo, mis manos la sujetaban de ese trasero redondo y firme para ayudarle a cabalgar, luego se entrego al orgasmo rico que la fue deteniendo de a poco. Nos besamos largo rato mientras le acariciaba la espalda, pero aun no me había vuelto a correr, así que le pedí que cambiáramos de posición, a lo que ella accedió.
– Al cliente, lo que pida
La acosté en la silla boca abajo, ese trasero tenia que ser mio, la penetre vaginalmente pero fue un goce el sentir el choque de esa popa en mi cuerpo mientras lo hacíamos, acariciaba esa espalda y de vez en cuando le besaba el cuello, acelere el paso de a poco hasta que no pude contener mi venida y deje correr en ella.
Me detuve despacio, luego salí de ella, le ayude a sentarse en la silla y me puse a su lado, con la mano derecha la abrace mientras la izquierda acariciaba su pierna y os besamos nuevamente. La mano de pierna se deslizo a su seno y acariciaba su pezón mientras le susurraba.
– Ha sido un gran servicio, ¿Cuánto le voy a deber?
– Solo los dos cortes, un placer ha sido el servirle.
– Me vere muy estúpido pero… ¿cual es tu nombre?
– Je, je, je, Laura, ¡su segura estilista!
Reímos un poco, luego un pequeño beso a modo de despedida, nos vestimos y pague lo convenido. Agradecí el servicio y salí de ahí.
Al llegar a casa tome mi ducha acostumbrada después del corte y tuve una intensa noche con mi esposa, de vez en cuando antes de venirme escucho el eco de una tijeras cortando cabello, mi esposa no lo sabe pero me siento venir el doble. Claro ya no busco nuevo peluquero, tengo la mejor atención ahora.
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