El mejor regalo:mi ahijada
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Ese día no esperaba encontrar a mi mejor amigo que había tenido desde el colegio. Alli estaba Rogelio, nos abrazamos como hermanos, cuantos años habían pasado?, posiblemente unos quince años, desde que fui padrino de bautizo de su hija más grande, luego el se regresó a su pueblo y no lo había vuelto a ver. Rogelio tenía el mismo rostro, solo que las canas lo delataban por la edad. En mi caso, tengo el cabello negro y aún con pocas canas.
-Como estas Mauricio?- me dijo Rogelio.
-Bien!, y a ti como te ha ido? Contesté.
-Qué te trae por este pueblo?, volvió a preguntar.
-Fijate que estoy metido en política y soy supervisor de algunos proyectos de Desarrollo Rural y hay uno aquí con ustedes y estoy para constatar su avance o finalización- le contesté.
Pues yo soy oriundo de aquí- me confesó. Yo lo había conocido en el internado del colegio, compartíamos la misma habitación, recordé que el era becado de la arquidiócesis. Y por cinco o seis años fue mi mejor amigo.
Por esa epoca yo tenía unos 31 años, era soltero, me gustaba la parranda, los traguitos y las mujeres. Yo no sentaba cabeza, me gustaba vacilar. Además yo era extremadamente cachondo, si no estaba cogiendo con alguna conquista, me estaba jalando la verga. Para esos días, que estaba supervisando algunos proyectos, tenía más de un mes de no follar, que para mi era demasiado a esa edad. En los pueblos, normalmente no se encuentran bares y la vida es muy tranquila y sana.
Esa noche Rogelio me invitó a su casa, era bastante humilde por cierto, me comentó que trabajaba en el ayuntamiento en una de las secretarías. Mientras me acomodaba, llamó a mi ahijada Reyna, me la presentó de nuevo, ya que cuando la conocí la primera vez era un bebe, ahora ya era todita una mujercita, algo bajita, pero con buena figura. Rogelio me presentó a la familia, tenía 3 hijos, Reyna de 15 o 16 años, Rogelio Jr de 10 y el pequeño Juan de 8 años aproximadamente.
Me indicó que había enviudado hacía unos cinco años y desde ese entonces el se había hecho cargo de todo. Estuvimos bebiendo licor y entró la noche en su casa, Rogelio era bueno para beber, mientras el se bebia dos tragos yo apenas terminaba el mio. Me dijo que pasara la noche en su casa, la cual era muy humilde, pero me dijo que había construido un cuartito un poco alejado de la casa y que lo había hecho para visitas. Asi que puse mis cosas allí. Pero seguimos bebiendo en la sala, recordando otros tiempos.
Mientras bebiamos su hija Reyna, mi ahijada, nos servía comida, no se si era el efecto del licor, pero la veía riquisima, con pocos senos, pero un buen formado trasero paradito, su carita era simpática con pestañas volteadas y sus ojos pintados de celeste. La verga se me empezó a erectar, para mi y a esa edad, un mes era mucho tiempo sin coger. Como dije, siempre desde que entré a la pubertad, me ha gustado todo lo relacionado al sexo.
Reynita, llevaba un vestido a las rodillas, no mostraba mucho, pero sus pantorillas me indicaban que tenía bonitas piernas, ella me sonreía cuando yo le decía que la había conocido cuando era una bebe y ahora es toda un mujercita muy linda.
Cuando ella se retiró, Rogelio me dijo como confesión que su hija Reyna era muy cachonda y que era muy despierta sexualmente hablando, ya que de un tiempo para aca, estrenaba novio cada mes. Como salió el tema sexual a plática, también entre tragos le dije a mi amigo que yo aún era soltero, pero que tenía varias amantes y que tenía más de un mes de no estar con una mujer y que eso me tenía urgido y caliente. Reimos y seguimos contando historias cachondas con nuestras novias de infancia.
Casi a media noche, ya Rogelio estaba bastante ebrio, yo aún estaba a medias. Rogelio le dijo algo al oido a Reyna, ella se retiró, pero al rato se oyó que estaba tomando una ducha, luego salió envuelta en la toalla, con su cabello mojado se miraba muy sexy, eso volvió a reactivar mi erección.
-Bueno Mauricio, mi amigo, cuando entres a tu habitación, encontraras un regalo para ti- me dijo Rogelio entre balbuceos de borracho, -me voy a dormir, que tengo que trabajar!, me dijo y me volvió a abrazar. –Estas en tu casa!- finalizó, trastraviando se fue para su habitación.
Me fui al único baño que estaba dentro de la casa y me eché agua en la cara e hice algunos buches de agua en la boca. Algo mareado salí de la casa y me dirigí a mi habitación, ya estaba lloviznando, y parecía que iba a llover fuerte.
Entré a mi habitación y con la mano busqué el interruptor de la luz, la prendí, de pronto veo una figura femenina en mi cama, entre las sabanas, poco a poco fui reconociendola, era Reyna, mi ahijada, alli estaba con camisón celeste flojo, esperándome. Me acordé de lo que dijo Rogelio, ese era mi regalito, su hijita. Para que la usara sexualmente en la noche, no se si eso era normal o por lo borracho que estaba. Tal impresión logró que mi verga se erectara como pocas veces. Ella me veía fijamente, con una mirada de duda y con cara de inocencia.
Yo estaba emocionado y excitado, me saqué la ropa frente a ella que seguía sentada entre las sabanas. Me quedé en boxer, me subí en la cama y traté de entablar conversación o al menos en decirle, que se veía linda asi vestida, que más podía decirle en esos instantes.
Retiré las sabanas de sus piernas y comprobé que eran muy bonitas. Las toqué con malicia, me agaché a besarlas con pequeños besitos hasta llegar a su braguita. Luego, con mis manos le retiré su braguita dejando descubierto un coñito peludito. Ella me miraba fijamente todo lo que le hacía.
Le dije que se recostara, asi lo hizo, le abrí las piernitas y su rajita se abrió mostrándome sus pequeños labios vaginales entre su pelambre, no pude evitar avalanzarme sobre su conejito y comenzarla a mamarla con fuerza, yo estaba muy caliente, no quería esperar más. Mi lengua comenzó a lamer su coñito, desde su vagina hasta su clítoris con lenguetazos profundos. Reynita apenas gemía con los ojitos cerrados. Lami la entrada de su vagina, mientras mi nariz separaba sus labios vaginales, rapidamente ella comenzó a regalarme sus fluidos vaginales que evidenciaban que ella estaba excitandose.
Mientras le lamía su rajita, puse un dedo dentro de su vagina, quería probar su estrechez, y si mi ahijadita no era virgen, no lo era, pero estaba nuevecita. De mi verga ya salían gotitas de semen de la calentura que yo tenía. Asi que me retiré de su rajita y le quité su camisón, dejándola desnuda, sus senos eran pequeños aún, pero sus nalgas eran de buen porte. Me subí sobre ella y mi verga se fue acomodando entre sus piernas, ya estaba listo para cogerla, entonces se la dejé ir en su coñito, empujé para penetrarla, ella pujó cuando el tronco de mi verga se fue deslizando en su rajita, emitiendo un quejidito.
Experimenté la estrechez de su vagina al momento. Aun asi la empecé a pistonear y mi tronco siguió entrando más y más, hasta que finalmente mi verga quedó todita metida en su rajita. Ella pujaba y gemía. Me terminé de poner sobre ella, le levanté sus piernas para ponerlas en mis costados y comencé a follarla con ganas, duro y con mucha fuerza. La lluvia ya había empezado a caer fuerte y caía sobre las láminas de la casa, asi que el ruido de la lluvia callaba los gemidos que Reynita empezó a dar cuando la penetraba. La follé duro por unos cinco o diez minutos en esa posición, ella no abría los ojos para nada, solo abría la boca para dejar escapar sus quejidos de placer. Mi verga es larga, tal vez unas 6.5 pulgadas, las cuales le enterraba sin cesar en su coñito. Pronto la oí chillar y quejarse, era su primer orgasmo, se retorció sobre la cama mientras duró su climax.
Yo estaba muy caliente, tanto que no pensaba en correrme aún. Estando en esa posición, la hice rodar en la cama y ahora ella estaba sobre mi, se sentó en mi verga y ella solita comenzó a mover sus caderas sobre mis caderas. La chiquilla no era una santa, se le veía que ya tenía cierta experiencia para coger. Sus cabalgadas sobre mi verga llevaban un ritmo endiablado, me apretaba y jalaba la verga dentro de su vagina, como queriendo arrancarmela. Mientras me cogía, yo le dedique unos minutos a tocarle los senos y a mamarselos por turnos, eran pequeños pero tersos y turgentes.
Al rato le pedi que girara sobre mi verga, asi ella quedó viendo hacia fuera, es decir que ahora tenía la vista de su espalda y sus ricas nalguitas. Tenía una vista unica de mi verga entrando y saliendo de su rajita dilatada, su bollito era pequeño, pero bien que se tragaba todas mis pulgadas de carne dura. Ella se movía como una experta sobre mi verga, moviendo solo sus caderas como una bailadora de samba. De repente se hizo hacia atrás y quedó su espalda sobre mi pecho. Reynita estaba gimiendo y aullando con su segunda corrida, yo la abracé por la cintura y seguí cogiendola, podía sentir los lindos globos de sus nalgas apretándose contra mi vientre, mientras mi verga entraba y salia de su rajita con furia.
Cuando le pasó su corrida, se volvió a sentar sobre mi verga volviendola a cabalgar, la chica era muy caliente como había dicho su padre. Aprovechando esa posición la hice hacia delante y quedó en posición perruna, asi que me puse atrás, tomé mi verga y la clavé en su rajita, luego la tomé de los hombros y se la dejé ir hasta el cabo, solo mis huevos quedaron afuera de su coño rebotando contra sus nalgas. Luego la comencé a bombear, la chica gemía incontrolablemente, diciéndome que mi cosa estaba muy grande y que le gustaba, de la excitación Reyna puso su cabeza contra la superficie de la cama, solo quedó con su trasero levantado, enganchado por mi verga. Esa curva que hacía su cuerpo me apretaba más la verga, lo cual logró llevarme al climax, la sujeté de la cintura y la embestí duro varias veces hasta que mi verga comenzó a dar chipotazos de semen dentro de su rajita, grité mi venida, lo cual fue acallado por el ruido de la lluvia.
Mi verga no se puso flácida, siguió erecta, por lo cual seguí cogiendola en la posición perruna. Divisé el orificio de su culo y con mis dedos comencé a manosearle allí. Luego metí mi dedo meñique dentro de su culito, ella intentó pujar para sacarlo, pero nuevamente se lo hundí en ano, ella volvió a hacer fuerza para sacarlo, pero le dije que no lo hiciera, que permitiera joderla con mi dedo, luego ella se dejó hacerselo, asi que allí la estaba cogiendo con un dedo su culo. Cuando vi que su culito se dilataba y dejaba penetrarse bien por mi dedo pequeño, ahora le inserté mi dedo medio, era más grueso y largo, luego lo empecé a mover dentro y afuera de su ano.
A los pocos minutos, eran gritos y quejidos los que daba Reynita allí ensartaba por mi verga y mi dedo en su orto. Al rato cuando volvió a dilatar más su ano, le inserté mi dedo indice a la par del dedo medio, ahora eran dos dedos dentro de su culito. Yo se los pajeaba con fuerza en su ano mientras mi verga hacia lo propio con su rajita. Reyna gimió como si fuera a tener un ataque al corazón, gritaba y chillaba, yo que estaba muy caliente y cerca de mi climax, tomé mi verga la saqué de su vagina y la puse en su ano y la empujé para el fondo, mi verga entró con poca dificultad, debido a la dilatación de su culito, la empujé hasta que la tuvo toda adentro de su recto.
La cogi sin miseria por el culo, que era más apretado que su vagina, es un placer que se no se puede expresar con palabras; ella gemía cada vez que le hundía mi tronco hasta los intestinos, su recto me apretaba la verga como ordeñándomela. Fue asi que en pocos minutos de culiarla me corri en su hoyito chiquito. Fue una cantidad barbara de esperma que le eché adentro. La jodí hasta que mi verga empezó a ponerse flacida dentro de su culo. Finalmente me zafé y me acosté en la cama. Que maravilla de polvo me había echado!, y aun quería más.
Había sudor en mi frente y en la de Reynita. Me acosté boca arriba y le pedi que me mamara la verga. Ella obedientemente se metio entre mis piernas y comenzó a lamer mis cojones con la punta de su lengua, se sentía delicioso. Ella tomó mi tronco con su delgada mano y se metió la punta en la boca, chupandola con su lengua desde adentro. Poco a poco mi verga se fue levantando, adquiriendo dureza. Pero la chica, hay que decirlo, tenía una buena tecnica mamatoria que me estaba volviendo loco. Pero sabía que debía cogerla de nuevo, tenía el deseo. Asi que la puse de nuevo acostada sobre la cama, tome sus tobillos con cada mano, luego puse mi verga en su rajita y la clavé de nuevo, la folle ahora más despacio, sacándosela hasta el galnde y metiendola hasta que mis huevos golpearan sus nalgas. Ella de nuevo empezaba a gimotear. Más adelante comencé a turnarme de orificio, es decir que luego de follarla en el coño se la ponia en el culito y la cogía por alli otro tanto, para luego devolverla a su rajita.
Asi que entre gemios de placer de ambos, el ruido de la lluvia, truenos y relámpagos, nos corrimos con una venida unísona, ambos gritamos de placer. La besé mientras le llenaba de semen caliente su rajita. Fue otro increible polvo.
Asi cansados, nos quedamos dormidos.
Como debía seguir mi marcha, al alva me desperté, sertían como las 6:30 de la mañana, con un poco de resaca y cansancio abri los ojos, a mi lado aun desnuda se encontraba Reynita, estaba de lado dandome el trasero, realmente se veía rica la chiquilla. Su piel morena clara era tersa, sus nalgas bien definidas con lindas curvas, y al centro su rajita que había tenido uan rica batalla anoche, se veía peludita en medio de sus nalgas. Era deliciosa la vista, aun desnudo, noté que mi verga estaba parada, no se porque por las mañanas los hombres amanecemos con la verga disponible, asi que tomé mi verga y la froté contra su coñito entre sus nalgas, era delicioso la sensación de sus pelitos, los labios de su rajita y el roce con la piel de mi glande, poco a poco me fui excitando sin remedio. Ella ya daba señales de despertarse, su rajita empezó a brillar entre sus labios vaginales en señal que estaba lubricando.
Poniendome detrás de ella, quedando ambos de lado, mi verga fue abriendo su rajita lentamente, poco a poco la fui penetrando, ella dio un quejido y comenzó a gemir de excitación de nuevo. Segui empujando hasta que mi verga se perdió dentro de su vagina. Sus paredes eran cálidas y jugosas, comencé a follarla con un vaiven lento, sacando y metiendo mi carne en su cavidad. La tomé de la cintura para meterla cada vez hasta el fondo de su rajita. Le eché un polvo lento. Más adelante, ella emitió un chillido, mostrándome que estaba llegando a un orgasmo, yo seguí cogiendola despacio, pero luego el extasis se apoderó de mi y aceleré mi verga en su coñito y de nuevo terminé dentro de su rajita, la cual goteaba de semen por sus comisuras.
Luego me vestí, quise pasar a despedir a Rogelio, pero su hijo me dijo que aun estaba dormido y que estaba roncando. Le di un beso a Reynita, le agradecí una noche tan especial y me fui de alli. Fue un magnifico regalo de mi compadre.
Tuvieron que pasar cinco años par volver a ver a Reyna, fue el tercer domingo de mayo, tocaron el timbre de mi casa y abri, ante mi estaba Reyna, ya hecha toda una mujer, más gruesa de cintura y casi el mismo tamaño, sus senos ya eran de una mujer y su clasica sonrisa, me saludó, a su lado iba un hombre y un niño pequeño. Me lo presentó como su marido y su hijo, ella me presentó como su padrino. Los pasé adelante, platicamos un rato y me contaron que tenían dos meses de vivir en la ciudad, porque el marido de Reyna alli trabajaba y que apenas estaban instalándose y conociendo todo. Yo veía que ella me miraba con cierto morbo, pero crei que era mi imaginación.
Al retirarse de la visita, Reyna me dio un papelito en la mano, sin que su marido se diera cuenta en el decía “el niño que viste es tu hijo, tiene cuatro años y medio casi, si notaste se parece a ti, quiero juntarme contigo a solas la proxima semana, este es mi número, con cariño Reyna, tu ahijada”.
FIN
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