El mundo es pequeño, el primero en llegar, es el primero que se sirve II

Claudio Iguala el marcador, Alejandra obtiene su venganza..
Un chico de 15 años de nombre Claudio disfruta de su primer sexo oral a cargo de la experimentada Alejandra de 25 años.

Con 10 años más de experiencia, Ale succionaba el alma de Claudio por su miembro. El amargo dolor de hace un rato desaparecía del corazón de Claudio que disfrutaba de los placeres le proporciona una aún enfurecida Alejandra satisfecha y sorprendida con el miembro que degusta.

22 centímetros de grueso aparato viril masculino, el más largo y grueso que haya tenido nunca.

La experiencia de Ale es basta, aparte de su prometido Pedro, su currícula incluye 4 ex novios, 2 ex suegros, 3 profesores que le triplicaban la edad, 2 estudiantes de intercambio, por separado y simultáneamente estos dos, 3 taxistas, 4 instructores de gimnasio, 2 miembros del gimnasio y una orgía, dónde fue atendienda por 5 hombres al mismo tiempo, ¡Ah! Y Pedro, el hijo del hombre más rico de la ciudad, dueño de las farmacias donde ella trabaja y dónde conoció a su prometido, un tipo cariñoso que se siente un semental, pero que es, en realidad, un hombre incapaz de satisfacer a Ale, que ahora, enfurecida, se esforzaba en la mamada que aplicaba al joven Caludio y su magnífica verga, que dicho sea de paso, no solo era más grande, también tenía mejor sabor y resistencia.

El casi novio de Nancy disfrutaba de las atenciones, sentía hormigas en todo su cuerpo, sin saberlo, ha tenido 2 orgasmos, su cuerpo acostumbrado a meditar y mantener la concentración le regaló el don de los orgasmos masculinos sin eyacular.

20 minutos de felación han pasado y Ale comienza a sentir la boca entumida, herida del orgullo, pues nadie le había durado tanto, se rindió, pero una parte de ella estaba satisfecha, – semejante pedazo de verga me voy a comer, y juro que me vas a llenar mi interior con tu semilla – pensaba Ale de pie, acariciando el cuerpo del Yogi, porque Claudio práctica Yoga instruido por su madre desde muy chico.

Mientras tanto, en algún lugar de la ciudad una asustada, mortificada, arrepentida y adolorida Nancy diambulaba por las calles, lloraba en silencio buscando a Claudio, de quién recientemente aceptó sentirse enamorada, solo tuvo que entregarle su virginidad a un desconocido y ser descubierta para darse cuenta, un precio económico ¡Menuda ganga!

Claudio acostado sobre la cama de Ale yacía inmobil con su enorme y gloriosa verga apuntando al cielo, redonda y con una curvatura perfecta, parecía un apetitoso plátano que Ale se disponía a comer.

-No tengo experiencia, es mi primera vez, no sé que hacer- dijo el honesto Claudio con su rostro sereno, el chico no es musculoso, pero tampoco es delgado, su cuerpo es definido con la masa correcta, el rostro del jovencito es tierno, emana pureza y confianza, sus manos son grandes y ásperas, producto de ayudar en la bodega del negocio familiar, por más que lo pensaba y comparaba, Alejandra no lograba comprender como es que la chica había preferido entregarle a Pedro su virgo antes que al hermoso ejemplar que tenía frente a ella.

Sonriéndole tratando de transmitirle confianza Ale se dirigió al chico – Tranquilo, déjame a mi llevar el ritmo de la penetración, cuando te hayas acostumbrado y estés listo, puedes tocar mi cuerpo – dijo Ale mientras de cunclillas pasaba el grueso glande sobre sus labios vaginales que escurrían tanto fluido que destilaba sobre el enorme miembro.

Con sus manos sobre los pectorales del chico, Ale fue bajando poco a poco, sentía sus labios expandidos a un nuevo máximo, un límite al que nunca antes habían sido llevados, le dolía un poco, pero no se dejaría vencer por ese magestuoso pene.

Cada cierto avance Ale cambiaba de posición sus piernas para tener control sobre la penetración, se sentía totalmente llena y apenas se había metido media verga.

Claudio estaba en el paraíso, pero todo el entrenamiento mental que ha tenido a lo largo de su vida le ayudaron a disfrutar sin perder el control, con la respiración pausada dejó a Alejandra hacer siguiendo sus instrucciones.

La consternada y apurada Alejandra no sabía que hacer, semejante pedazo de carne parecía ser demasiado para sus 10 años de experiencia y amplio catálogo de hombres, de pronto y sin avisar , la chica sintió las manos del chico sobre sus senos, ásperas, grandes y fuertes, se desplazaban en círculos sobre los firmes senos de Alejandra que esbosaza una sonrisa fingida -Este chico y su magnífico pene me tienen dominada- pensó Alejandra.

-A la mierda todo- esas fueron las últimas palabras de Alejandra antes de simplemente dejarse caer sobre el pene de Claudio que la recibió sobre su pelvis y pecho, sujetándola por sus firmes nalgas y definida espalda.

En esa posición Alejandra acudió a besar a Claudio que torpemente respondía a los besos.

La pareja se besaba dándose tiempo, aunque Ale sabía que el tiempo era para ella, necesitaba acostumbrarse a semejante miembro que expandía su interior y llegaba a lugares que nadie nunca había llegado.

Nancy lloraba desconsoladamente sentada en el mismo columpio que hace un rato lloraba Claudio, pero a ella nadie la consoló.

Claudio y Alejandra gemían de placer al ritmo del subir y bajar de ella, las manos de Claudio parecían pulpos recorriendo la piel de la hembra que tenía a su disposición.

Alejandra, totalmente adaptada al tamaño del miembro que tenía adentro, saltaba encantada, su vagina liberaba cantidades enormes de lubricante femenino que hacía espuma por la fricción de ese enorme miembro que abrazaba.

Claudio había perdido el control, ya no estaba concentrado, se estaba dejando llevar por el placer que sentía, su cerebro no estaba preparado para eso, la suavidad al tacto de la piel femenina, el calor que se emana en durante el coito, el sudor mezclado que se transformaba en una nueva escencia, el aroma de los fluidos vaginales de la hembra, sus caricias, todo eso rompía la concentración del chico que poco a poco llegaba a su orgasmo.

Alejandra se había venido ya 3 veces, sabía que el siguiente sería el último, luchaba por aguantar, quería que él se viniera con ella.

Claudio sentía algo, sabía que era el límite de su placer y tendría un orgasmo, eyacularía una cantidad enorme de semen, pero de nuevo su moral y ética atacaron -¡Estoy por terminar, no llevo puesto un condón, debería sacarla¡-

Alejandra feliz se saber que se vendría tomo de nuevo el control de la situación, imprimió un ritmo constante en sus movimientos, se afianzó con sus piernas por la cintura del chico, con sus manos abrazóna Claudio por el cuello, sus labios se besaban y entre pausas Ale le dijo al chico -Todo está bien… No pasa nada… Disfruta esto… Déjalo salir… Inunda mi interior… – el confundido Claudio simplemente se dejó llevar, se concentró en su placer y la pareja hizo erupción en un violento orgnasmo que sacudió la cama.

Un total de 8 proyectiles de esperma inundaron el interior de Alejandra que sonreía habiendo consumado su venganza.

El miembro de Claudio perdía su volumen poco a poco, no llegó a estar totalmente flácido cuando abandonó el interior de Alejandra, que, con mucho cuidado, se separó del chico, tratando de conservar la mayor cantidad de esperma en su interior.

Nancy estaba refugiada en una banca detrás de unos arbustos, las 8 de la noche al reloj, cansada de llorar sollozaba, recordaba el placer que sintió con el desconocido y se extremecia -Debio ser Claudio- pensaba la chica dejando caer lágrimas por sus ojos.

No estuvo mal, su primera vez y dos orgasmos, se preguntaba si con Claudio habría sido mejor.

Su cabeza tenía sus ideas, pero sus sentimientos tenían una postura diferente, -¡Soy una puta!- se decía la chica sabiendo que Claudio había vuelto con los condones y seguramente escucho sus gemidos de placer detrás de esa puerta, aún recuerda a Claudio recargado sobre el muro con lágrimas en los ojos contemplando su vagina escurriendo semen. El llanto buscaba apoderarse de ella, pero ya no podía más.

Claudio por su parte de vestía mientras Alejandra desnuda recostada en su cama lo admiraba -Es hermoso- pensaba.

Girando un poco saco una píldora de su mueble de noche y se la dió al chico -Busca a esa chica, dale está pastilla, que se la tome, si realmente sientes algo por ella, debes olvidar lo que pasó, ahora están igualados- aconsejó la satisfecha Alejandra -Ademas, te aseguro que ella sigue siendo vírgen, ese minúsculo pene que la penetró es ridículo comparado con la bestia que tienes entre las piernas. –

Claudio escuchó y sintió una especie de orgullo, realmente no necesitaba que se lo aconsejara, se sentía tan culpable de haber tenido sexo con otra mujer que no fue Nancy que simplemente pensaba ir a buscarla y pedirle perdón, dispuesto a esperar otra nueva oportunidad para consumar lo suyo.

-¿Pastilla para ti tienes?- pregunto el considerado y empático Claudio a una risueña Alejandra que le contestó con la verdad -Sí, tengo varias, el estúpido de mi prometido nunca usa condón y siempre acaba dentro, pero, no me la voy a tomar, desde que lo conocí, decidí asentar cabeza, no más hombres que no fuera él, le he sido fiel y me he conformado con lo que me da, pero, robar la virginidad de una chica, de tú chica, siendo tan buen mozo como eres, necesito llevar está venganza más allá, hoy es un día fértil, en 3 meses me caso, en 3 días «haremos el amor» el estúpido de Pedro y yo y la píldora fallará, felicidades chico, serás papá, pero no te preocupes, jamás tendrás esa responsabilidad, otro hombre cargará con eso, y tú debes aprender la lección, jamás le seas infiel a tu mujer.

Claudio salió confundido de la casa de Alejandra, no obstante, le urgía encontrar a Nancy.

Nancy había recuperado la compostura, caminaba por el parque rumbo a la fiesta.

Unos pasos y de pie, frente a ella, estaba Claudio.

Continuará.

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