El novio de mi madre
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Karen, tengo 18 años, vivo con mi madre, las dos solas.
Mi madre tiene un novio argentino, Emanuel, 30 años, menor que ella, que tiene 50 años.
Él vive en Madrid y nosotras en Barcelona, una vez cada diez días viene a visitarla y se queda unos días con nosotras, o va mi madre a su casa y se queda también unos días.
Ema, como le decimos, es un chico guapo, simpático, él me dice enana, ya que no llego al metro cincuenta de altura.
Mi madre y yo somos venezolanas nacionalizadas españolas.
Ambas somos de piel bien blanca, la diferencia entre mi madre y yo, es que yo tengo los pechos grandes y unas nalgas regordetas y redondas, y mi madre tiene apenas unas pequeñas tetas y una cola pequeña y de nalgas chicas.
En verano, Ena tenía que trabajar y fuimos con mi madre a Madrid.
En la urbanización que vive hay piscina privada.
Cuando bajabamos los tres, Ema me bromeaba por mi bikini, que con mi cuerpo pordia usar algo mas pequeño, y mas de una vez, sin que mi madre nos viera, me daba alguna palmada en la cola.
Pasamos las vacaciones en Madrid yendo vasi todos los días a la piscina, las palmadas en mi cola eran mas frecuentes.
Una mañana, cuando mi madre se estaba cambiando, yo los esperaba en el salón, sale Ema y nos damos los buenos días, «seguís con el mismo bikini puesto?», me dice, «sí», le dije, «dejame ver como te quedaría eso mas chiquito», me dijo haciendo que me saque el pareo, me dio la vuelta y hace como una línea con la parte de atras del bikini y me lo mete entre las nalgas.
«Uf, esto es otra cosa», me dice apretando mis nalgas, pero enseguida deja que me acomode la ropa antes que venga mi madre.
Nos fuimos los tres a la piscina, nos metimos en el agua y ahí estábamos disfrutando de una hermosa mañana.
«Oye, eres bastante mano larga», le dije cuando mi madre salió del agua, «pero se nota que a vos mucho no te molesta», me dijo apretando los labios de mi cuca y se sambuyo dejándome sorprendida por lo que me hizo.
Así pasaron los ultimos días en que estuvimos en su casa, siempre que mi madre estaba distraída o estaba en el baño, me metía mano.
Emanuel como dije es un chico atractivo, me gusta y no me molestaba que me metiera mano.
Cuando nos fuimos de su casa, él quedó con mi madre que cuando tuviera las vacaciones las iría a pasar a Barcelona con nosotras.
Nos avisa que al otro día salía de vacaciones y se iba para casa.
Mamá trabaja en un taller de costura, entra a las seis de la mañana y sale a las dos de la tarde.
Emanuel llegó como a las cuatro de la tarde, nos saludamos, dejó su maleta y nos fuimos los tres a tomar unas cañas.
Al otro día mi madre se fue a trabajar, y cuando me levanto estaba Ema en la cocina tomando mate, «buen día dormilona», me dice, «buenos días», le digo y voy al servicio.
Estaba nerviosa estando a solas con Emanuel, no es que yo fuera virgen, ese hombre me gusta, de buena gana estaría en la cama con él, pero me daba no se qué acostarme con el novio de mi madre.
«Me extrañaste?», me dijo cuando salí del baño, «la que tiene que extrañarte es mi madre, que es tú novia», le dije, pero si que lo había extrañado, «que desilusión», me dijo pasando su brazo por mi cintura, «pensé que me habías extrañado aunque sea un poquito», me dijo bajando su mano de mi cintura y me aprieta las nalgas.
«Oye, no seas mano larga», le dije riendo y me hago a un lado para que no me siga acariciando la cola.
Emanuel me empezó a hacer cosquillas, yo me reía y empezamos a luchar, él que me hacía cosquillas y yo que las evitaba, hasta que pierdo el equilibrio y caigo sobre el sillón y Emanuel se me acuesta encima, nos quedamos mirando, «te extrañé mucho», me dijo besando mi boca, «y yo a ti», le dije devolviendo el beso.
Emanuel se levantó de encima mío y me quito el pantalón del pijama junto con las bragas, se baja su pantalón dejando su verga al aire y se acuesta sobre mí, haciendo que grite cuando me empezó a meter la verga en la cuca.
Yo estaba de piernas bien abiertas, sintiendo su verga entrar y salir de mi cuerpo, me levanté la parte de arriba del pijama, dejando que me chupe las tetas mientras me cogía.
Fue uno de esos polvos rápidos pero muy intensos.
Yo gritaba corriendome como loca, sintiendo como Emanuel me llenaba la cuca con su leche.
«Y ahora qué?», le dije con Emanuel sobre mí y su verga bien adentro de mi cuca, «y a vos que te parece?», me dijo chupando mis pezones, «cada vez que no esté tú madre vamos a coger como locos», me dijo, sacando su verga de mi cuca.
«Sabes que mi madre a la mañana no está», le dije metiendo mi braga entre mis piernas, evitando que menche el suelo con la leche que se escurria de mi cuca.
«Quiero lamberte toda», me dijo pasando su mano por mi cola cuando iba semi desnuda al baño.
Cuando llegó mi madre del trabajo, se besaron, nos aprontamos y nos fuimos a la playa, comimos ahi, pasamos una hermosa tarde.
Mi madre ni se imaginaba que Emanuel y yo habíamos cogido, y por lo que me dijo Ema, me iba a coger todos los días.
Lo que nunca me imagine era que Emanuel me iba a hacer pasar a su cama a la madrugada.
Yo estaba durmiendo cuando siento que me levantan en brazos de mi cama, «que pasa?», dije medio dormida, «nada, tú madre ya se fue», me dijo y me llevó a su cama, desnudó completamente, pero le dije que ahora no, quería dormir.
Me desperté sobresaltada con Emanuel mamando mi cuca y sus manos estrujando mis tetas.
Nos empezamos a besar, nos revolcamos en la cama.
Emanuel se acostó boca arriba, y yo agarrando su verga se la empecé a mamar mientras Emanuel me acariciaba toda, las tetas, la cola, la cuca.
Dejé de mamar su verga y me subí sobe él, sentándome en su verga, gritando de placer cuando la sentí bien adentro de mi cuca.
«Así, así, dale verga a tú enana, juega con mis tetas mientras me coges», le decía moviendo mis caderas con su verga bien adentro de mi cuca.
«Por la cola, te quiero coger la cola», me pedía moviendo su verga y estrujando mis tetas.
«Nunca lo hice por ahí», le dije apoyando mis manos en su pecho, subiendo y bajando mi cuerpo, haciendo que su verga entre y salga de mi cuca, que estaba empapada de lo caliente que estaba.
«Mejor, dejame que te rompa yo la cola», me dijo levantando su cabeza y mamando mis tetas.
«Pero despacio, no me hagas doler», le dije besando su boca y bajando de encima de él.
Me hace poner en cuatro patas en el borde de la cama, siento que me abre las nalgas y su lengua empezó a pasar por mi ano.
Me daban temblores, sintiendo como Emanuel me lambia el agujero de mi cola, como me besaba y mordia mis nalgas.
Abre un cajón de la mesa de luz y saca un pote, empezando a lubricar mi ano, sentía eso frío y viscoso, como suavemente introducía un dedo y lo movía dentro de mi cola.
Yo me empecé a acariciar la cuca mientras Emanuel apoyaba su verga contra mi ano, y di un fuerte y largo haaaaaaa, cuando da un empujón y siento como mi ano se rasga, se empieza a abrir a medida que empujón tras empujón que daba Emanuel, y yo gemia dando fuertes ayes de placer y dolor, su verga seguía entrando en mi cola, rompiendo mi ano.
Yo seguía acariciando mi cuca, hasta que mis nalgas quedaron aplastadas contra la pelvis de Emanuel.
«Mmmmmmm, mi enana hermosa, te acobo de romper esta hermosa colita», me dijo moviendo su verga dentro de mi cola.
«Me gusta más por la cuca, disfruto más la verga por ahí que por la cola», le dije, dejando que me siga cogiendo la cola.
Emanuel la sacó de mi cola, se limpió la verga, me hizo poner boca arriba abriendo bien las piernas, y me siguió cogiendo por la cuca, mientras sentía palpitar mi ano.
«Haaaaaaaa, por acá disfruto más, me encanta sentir tú verga entrando y saliendo de mi cuca», le decía abriendo y levantando mis piernas lo mas que podía.
Emanuel me comía a besos, la boca, las tetas, me mamaba fuerte los pezones, su verga parecía un pistón, entrando y saliendo de mi cuca, haciendo que grite de placer.
Es increible como me vengo cogiendo con este hombre, me vuelve loca sentir como su verga me llena de leche, me retuerzo de placer en la cama, no quiero que saque su verga de dentro mío.
«No me vas a dejar que te vuelva a coger la cola?», me dijo pasando su lengua por mis pezones, «bueno, corgeme por la cola no me gustó, pero me la puedes meter siempre que quieras», le dije, acomodandome entre sus brazos, besando su boca toda mimosa.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!