El origen de mi ninfomania.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por martinaninfogirl69.
Hola como están? me llamo Martina tengo 18 años jejeje, vivo en Argentina, Buenos Aries; y bueno hace poco descubrí esta página y me di cuenta que me calienta leer historias eróticas, y como tengo preferencias sexuales algo particulares decidí empezar a constar mis historias desde el principio las cuales son un verdadero tabú, y creo que a más de uno les va a calentar.
Soy rubia natural, muy blanca, tengo ojos celestes, mi lolas son normales pequeñas, mi cola es mi fuerte, la tengo bien carnosa cachetona redonda y parada; soy muy delgada, y mido 1.57.
Les voy a empezar a contar desde el principio de mi vida sexual, el origen y el porqué de mi ninfomanía.
Son miles las historias que tengo para contar, obviamente son todas experiencias mías reales, algunas serán de mucho tiempo atrás y otras serán actuales.
Todo empezó cuando tenía 4 años, me regalaron para mi cumpleaños un caballito de juguete para saltar; desde que lo empecé a usar para jugar sentía un cosquilleo muy rico en mi conchita cada vez que subía y bajaba saltando, sentía cosquilleo y ganas de frotarme, yo en ese momento era muy inocente y no me daba cuenta y lo hacía porque se sentía rico, pero mis padres notaron lo que pasaba y hicieron desaparecer a mi caballito de juguete, un día me desperté y no estaba más; no les gustó nada a mis padres que su pequeña hija se pajee la conchita desde tan chiquita.
Yo de alguna manera sentí que lo que yo hacía con el caballito saltarín y mi conchita estaba mal; pero sentía necesidad de hacerlo porque el cosquilleo que sentía en mi conchita era muy rico, así que el reemplazo del caballito mío desaparecido fue la almohada de mi cama; a la noche cuando me acostaba antes de dormirme montaba mi almohada como si fuera mi caballito y el cosquilleo volvía, y las ganas de frotarme la conchita eran incontenibles.
Así fue como aprendí a pajearme, yo no sabía lo que era pero intuía que estaba mal y que tenía que hacerlo sin que mis padres me vean, por lo cual lo hacía a la noche cuándo me acostaba, a la siesta o cuando iba a hacer pis, con mi conchita húmeda se sentía más rico todavía.
Ese mismo año a los 4 empecé el jardín.
Me tocaba ir de mañana.
Los primeros días que fui a hacer pis al baño del jardín, como no me sentía muy cómoda y me era desconocido me daba un poco de vergüenza; luego de unas semanas ya me había agarrado confianza y le pedía permiso a la seño un rato largo después del primer recreo para ir al baño y pajearme aunque sea un minutito después de hacer pis.
Controlando y limpiando el baño siempre estaba Manuel, el portero de la escuela, era un viejo peruano que por ese entonces tenía 50 años, parecía un chino pero con piel color marrón oscura, petiso y panzón.
Siempre que me veía entrar al baño me sonreía y me decía dale apúrate gringuita que no llegas… en tono de broma.
Un día que había ido al baño me estaba pajeando tranquila y estaba muy muy rica la paja que me estaba haciendo, perdí la noción del tiempo, no sé cuánto habrá pasada, la cuestión es que entra al baño Manuel se asoma por arriba y me ve como me estaba frotando la conchita… y me dice
Manuel- dale gringuita dale, anda que te busca la seño.
Yo lo miro asustada, sabía que lo que hacía lo tenía que hacer sin que me vea nadie, y Manuel me había descubierto; al ver mi cara me dice…
Manuel- quédate tranquila que no le digo a la seño, pero apúrate anda…
La sensación de tener la complicidad de alguien, y el saber, que alguien me había visto hiso que el frotarme la conchita se sienta de alguna manera más rico, esa noche al acostarme me pajee pensando en que Manuel me estaba mirando.
Al día siguiente le pido permiso a la seño para ir al baño como siempre; voy y como siempre Manuel estaba haciendo su trabajo por ahí cerca, lo miro y le digo veni mira…
Entro al cubículo empiezo a hacer pis, término y Manuel se asoma y me empiezo a frotar la conchita…
Manuel- que haces gringuita? Te gusta que te mire?
Martina- Si….
Manuel- si no decís nada yo no digo nada, dale?
Martina- bueno…
Manuel- sos una muñeca gringuita, tenes unos ojos hermosos….
Empiezo a sentir un ruido raro contra la pared del cubículo, como si Manuel la estuviera golpeando, unos segunditos después veo que Manuel dice …uyyy.
uyyy… y por la pared del cubículo empiezan a caer unas gotas como de un líquido blanco… estiro la mano lo toco y era pegajoso y olía raro, Manuel me dice…
Manuel- no, no toques…
Martina- que es?
Manuel- es la lechita de mía, te gusta?
Me meto la punta del dedo con la que había tocado este líquido blanco en la boca, y tenía un gusto saldado que me gusto; como me gusto con la mano deje caer una de las gotas que aun estaban chorreando en la pared del cubículo y de un lengüetazo me la tome.
Manuel- uyyyy que buena bebita que sos, te gusta la lechita, mañana te la doy en la boquita dale?
Martina- bueno…
Manuel- pero no le cuentes nada a nadie, esto es entre nosotros dos nomas ok?
Martina- bueno…
Esa noche me masturbe pensando y recordando el sabor de la leche de Manuel.
Al día siguiente la situación se repite, pido permiso para ir la baño… Manuel ya me estaba esperando en la puerta, entro yo y entra el directamente atrás mío.
Voy hacia el cubículo y él se mete con migo, cierra, yo me bajo el pantalón y mi bombachita para hacer pis, mientras él se baja el cierre del pantalón y saca una tripa negra arrugada, parecía una morcilla vieja con pelos; me agarra del mentón y me dice
Manuel- dale abrí la boquita que te voy a dar la lechita, saca la lengüita, dale, dale que lo tenemos que hacer rápido.
Con la otra mano se empieza a frotar esa tripa negra que tenía y se le empieza poner tiesa, y la punta se le trasforma en algo que parecía la cabeza de un hongo, color oscuro; al apoyar su cabeza de hongo sobre mi lengua me larga un chorro de su leche con el cual me ahogué.
Hago la cabeza a un costado y siento otro chorro de su tibia leche sobre mi mejilla.
El suspira profundamente y me limpia la cara con papel higiénico.
Manuel- muy bien gringuita; te gusto?
Martina- si.
Manuel- bueno Manuel todos los días te va a dar la lechita, pero vos no le digas a nadie, dale?
Martina- bueno.
Y así fue como empecé a disfrutar el tomar semen.
Este portero peruano todos los días se pajeaba sobre mi cara y yo me tomaba toda su leche, para mí era algo muy rico, por lo cual iba ansiosa al jardín.
Todo duraba unos dos minutos, pero eran gloriosos, las pajas que me hacía a la siesta y a la noche recordando el sabor del semen de Manuel eran increíbles.
El sabor y la cantidad no era siempre la misma, los días lunes la cantidad de leche que le salía era más grande y se sentía más espesa, en la semana iba disminuyendo el espesor de su semen hasta llegar la viernes que era muy líquido y algo ácido y poco salado.
Ahora entiendo el por qué; el peruano acumulaba semen el fin de semana y me lo descargaba con furia los lunes.
Llego diciembre, ultimo día de clases del jardín, yo ese día fui muy triste no por que terminaba, sino porque no lo iba a ver más a Manuel, y no me tomaría más su semen; ese último día tuve que ir al baño antes, pero Manuel no me pudo dar su leche porque estaban mis padres y los padres de todos en el salón con nosotros, simplemente se metió unos segundo al baño mientras yo estaba y me dijo…
Manuel- gringuita en las vacaciones metete los deditos adentro de la conchita, practica hasta que te entren todos.
Sola sin que nadie te vea; si te duele dejas.
Practica así el año que viene cuando vengas a prescolar nos divertimos más dale?
Martina- bueno…
Yo no entendía por qué y cómo hacerlo que me había pedido, yo siempre me frotaba pero no sabía que podía meterme los dedos.
Esa misma noche estaba triste, pero me estaba pajeando igual, y empecé a probar deslizándome el dedo del medio, pero sentí un dolor horrible, que no me gusto para nada.
Así que deje de intentarlo.
Pasaron los días, navidad, año nuevo, mi cumpleaños, cumplí 5; y yo extrañaba horrores a Manuel.
Por las noches empecé poco a poco a deslizarme el dedo índice para adentro, una noche me lo metí tan adentro que me empezó a salir sangre, me asuste, pero obviamente no se lo conté a nadie.
Me lave a escondidas mi bombachita en la pileta del baño y me la puse de vuelta, como hacía calor se me seco rápido.
Luego de esa noche volví a meterme el dedo pero ya no me dolía, me empezó a gustar y poco a poco me fui animando a meter más y más dedos.
Mi masturbación se empezó a sentir muy muy rica.
Finalmente llego Marzo, empecé prescolar, fui ansiosa al primer día de clases; ya lo había visto a Manuel por el patio.
Ese primer día no pude ir a verlo a Manuel en el baño porque solo hicimos un acto y nos presentaron a la nueva seño.
Al día siguiente como el año anterior largo rato después del recreo le pido permiso a mi nueva seño para ir al baño…
Voy y apenas me ve Manuel se viene y se mete conmigo, entra al baño cierra la puerta y me alza frente a él y me da un beso; mi primer beso; se sintió medio raro pero era la primera vez que alguien me besaba en la boca, me paso la lengua por la cara y por mis labios, me baja y me mete al cubículo; me baja el pantalón y la bombachita y me pregunta…
Manuel- te estuviste metiendo los dedos?
Martina- si…
Manuel- a ver cómo te los metes…
Yo había practicado todo el verano y ya me entraban 4 de mis dedos.
Manuel- uyyy bebe, ya casi te entran todos, a ver si te entra el mio…
Agarra y me mete su dedo índice, me dolió un poco….
Manuel- muy bien, lo importante es que no te salga sangre…
Me saca el dedo de mi conchita y se lo chupa…
Manuel- muy rica conchita gringuita, seguí practicando que te tiene que entrar toda mi pija…
Me agarra del mentón como siempre, yo abro la boca, saco la lengua y Manuel me da una cantidad increíble de su leche, me llenó la boca de semen, era espeso y bien bien salado, muy rico estaba.
La espera había valido la pena, todos los días, Manuel me daba de tomar su semen y durante algunos segundos me metía su dedo en la conchita.
Fue un año increíble, de lunes a viernes tomaba la leche de Manuel.
Pero tristemente este año también terminó, nuevamente el último día de clases Manuel no me pudo dar su leche, pero me dejo como tarea que me meta toda la mano en la conchita!!!
Navidad, año nuevo, mi cumpleaños número 6, pasaban los días, ya los dedos no me dolían, poco a poco durante el verano fui practicando, soñando y fantaseando con que Manuel me meta su morcilla negra en mi conchita rosadita; hasta que en febrero me logre meter todo la mano.
Llego Marzo, y yo empezaba primer grado, empecé a ir con el uniforme que usaban las chicas del secundario, camisa corbata y pollera.
También el patio y los baños donde teníamos el recreo eran otros, atrás habían quedado el patiecito y el bañito de jardín y preescolar, estos baños eran más grandes y los compartíamos con más compañeros.
Yo como siempre, le pedí permiso a la seño para ir al baño; Manuel me estaba esperando en la puerta de este nuevo baño, y me dice…
Manuel- acá no se puede… veni…y me lleva a la bodega donde guardaban todas las cosas de limpieza… Entramos, cierra la puerta prende la luz de una lamparita, y me alza, y me dice
Manuel-como estas creciendo gringuita, mira que linda estas con esa pollerita….
Mientras me besa me pregunta, si me había metido toda la mano, yo orgullosa le dije que sí que ya podía….
Alzada me sienta sobre una mesa, me recuesta, me sube la pollera, me baja la bombachita, saca su morcilla negra, de su bolsillo saca un sobre con un líquido se lo pone en la mano y se masturba y me pone un poco a mí en la conchita, mete dos de sus dedos y dice…
Manuel- a mierda gringuita ya tenes flor de boquete…
Martina- dale metelo….
Manuel- quieres pija gringuita, mira que rica; respira profundo…
Martina- ayyyyyy….
mmmmmmm
Manuel me tapa la boca….
ayyy recuerdo que me dolió muchísimo, obviamente la pija de Manuel era mucho más grande que mi manito….
era un dolor feo, como si me cortara, sentía que me abría por dentro.
Me miro el estómago y veo el bulto que sobresalía, era la pija de Manuel que estaba levantando la piel de mi estómago…Me asuste muchísimo.
Manuel nota esto, y ve que estoy sangrado, me saca su pija, va a buscar algo, y me limpia con una gasa, y me pone una toallita higiénica, yo ya se las había visto usar a mi mama pero nunca me había puesto una.
Manuel- te la sacas cuando llegas a tu casa sin que te vean ok? Y la tiras, y fíjate que so te siga saliendo sangre ok?
Martina-si…
Yo estaba dolorida y me dolía caminar….
Manuel- espera que no te di la lechita gringuita…
Me agarra de la cabeza, saco la lengua y me llena la boca de leche, bien espesa y salada.
Al día siguiente y durante el resto de la semana estaba dolorida aun así que solamente Manuel me dio su leche.
Pero a la semana siguiente… misma rutina de siempre, esta vez Manuel me recuesta de pecho contra la mesa, mis piernitas no llegaban al piso así que me quedaron colgando; me sube la pollera me baja la bombacha, me pasa la lengua por la conchita y por mi culito, me escupe, y siento que me mete su morcilla negra… sentí algo de dolor pero muy leve; mi gemido fue entre dolor y placer….
Manuel al ver que ya no me dolía tomo confianza y empezó a meter y sacar, suavemente, lo hiso unas 8 o 9 veces hasta que siento que suspira y larga su leche dentro mío, sacude su pija, me limpia la conchita que chorreaba se semen.
Yo me paso la mano y me chupo los dedos…
Manuel- uyy gringuita me olvide que te gustaba tomarte la lechita, a mí me va a gustar acabarte adentro….
Te la vas a tener que tomar de la conchita dale?
Martina- bueno….
Así fue como poco a poco mi conchita se fue amoldando a la pija de Manuel….
Pasaron los meses y las cogidas que me pegaba se fueron tornando poco a poco más duras….
Luego de las vacaciones de invierno, mi mama que siempre me pasaba a buscar a la salida del colegio, me había dicho que en vez de a las 12:45 podía pasar a buscarme a las 13 horas, le habían cambiado unos horarios en el trabajo, así que iba a llegar esos 15 minutos más tarde, me pido a mí que la espera en la puerta del colegio y que no me mueva de ahí.
Primer día de clases después de las vacaciones le conté esto contenta a Manuel; y le pregunte si podía pasar esos 10/15 minutos con el….
El obviamente se alegró, tendríamos más tiempo para que me dé pija, ya que la escuela quedaba vacía, a esa hora hasta la 13 que llegaba la directora de la tarde, solo quedaba el limpiando… El cambio de horarios me vino ideal a mí porque ya no tenía que pedirle permiso ala seño en medio de la clase para “ ir al baño”; las cogidas que me pegaba Manuel duraban dos minutos, más otros dos que tardaba en arréglame la ropa de nuevo, limpiarme y volver al salón.
Ahora teníamos 15 minutos, de los cuales solo cogíamos durante 10, los otros 5 los usaba para acomodarme la ropa y salir a la puerta de la escuela espera a mi mama.
Con Manuel teníamos todo perfectamente cronometrado.
El primer día que dispusimos de 10 minutos para coger, cerró con llave la puerta de la bodega, se sacó todo el pantalón, fue la primera vez que le vi los huevos, eran dos pelotas negras con muchos pelos; a mi me saco la pollera y la bombachita, me dejo solo la camisa y la corbata y el pulóver del uniforme, me da vuelta de espaldas a él me levanta de un brazo me pone una mano en el pecho y con la otra me agarra de la cadera, yo quedo suspendida en el aire con las piernas colgando, y me ensarta su pija…, siempre me cogía recostada sobre la mesa, de frente o de espaldas a él, en esta posición nunca me había cogido, parecía una muñequita de juguete, me sentía totalmente dominada por él, me cogía con una fuerza y con cierta brutalidad con la que nunca me había cogido, pero para lo cual me había estado entrenando, las embestidas que me daba me dolían, pero las podía tolerar.
La fiereza de sus embestidas se incrementaban cuando me estaba por acabar; él me había convertido en una adicta a su semen, pero desde que me empezó a coger por la conchita siempre me acababa dentro, así que solamente me tenía que conformar con las gotas de semen que me quedaban en los labios de la conchita; salvo los días Lunes que Manuel venía bien cargado del fin de semana y me largaba bastante semen dentro y se me salía para fuera.
Después de que me cogía me sentía algo dolorida, y me costaba caminar normalmente, pero lo disimulaba lo mejor que podía, y si mi mama me preguntaba algo le decía que estaba cansada….
Ya después al despertarme de la siesta no me dolía más, así que no era un problema, lo podía ocultar bien.
Salvo los Lunes, que como dije antes Manuel venia cargado del fin de semana y me daba con más furia de la habitual, yo salía de la bodega casi renqueando; pero siempre lo disimulaba bien cuando me tocaba caminar de la puerta de la escuela hasta el auto de mi mama.
Bueno este es solo el comienzo de mi vida sexual; tengo para contarles muchas más anécdotas y situaciones que viví y que estoy viviendo actualmente….
Esas las dejo para otro relato.
Saludos hermosa historia
es una lastima que dejaste de escribir tus historias…donde estes martina espero estes bien.