El perro faldero de la pequeña Sofía.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Para empezar les diré la verdad, cosa que por lo que veo no se da mucho en esta página: Soy una persona totalmente promedio. Me parece muy gracioso que esta misma afirmación la hagan en casi cada relato y digan que su pene les mide 26 cm de largo y 9 de ancho… ¡por favor! Y además que tuvieron relaciones sexuales con una niña de 7 años, virgen y que además gemía como loca de placer. Mido 1.68, soy moreno, ni gordo ni flaco, ni feo ni guapo y uno de los protagonistas de este relato, mi pene, mide la fabulosa cantidad de 15 cm bien parado. Como si Dios no hubiera hecho suficiente con hacerme bastante “promedio” era, además de lo que ya dije, muy penoso, callado y como se burlaban de mi desde la primaria “el pendejito del salón”. Como todos, desde mi infancia crié un fetiche. Me excitaba de sobremanera los pantys de las mujeres. No perdía oportunidad para tratar de vérselos a mis compañeritas de escuela, primas, hermanas…Hasta los calzones de mi madre me ponían a mil.
En fin, cuando entré a la preparatoria tenía 15 años. Iba con muchas esperanzas de dejar atrás mi feo pasado de burlas y abusos escolares. Mis padres, con mucho esfuerzo, lograron juntar el dinero para que estudiara en un colegio de paga, católico, que era de los mejores de la ciudad. La realidad es que las cosas no mejoraron puesto que rápidamente fui considerado en el salón de clases, además de tonto, el pobre. No tenía amigos y la mayoría eran prepotentes. Todos, a excepción de Karen (no es su nombre real). Por azares de la vida a ella le tocaba sentarse atrás de mi –una vez que tu lugar era asignado en el salón no podías cambiarlo con nadie más- ella era, sin lugar a dudas, la mujer más hermosa que yo hubiera visto en mi vida. Vale la pena que la describa puesto que, aunque ella no es la protagonista de esta aventura, se parece mucho a su hermanita (con quién pasó todo).
Karen, la bonita del salón, la que TODOS desean, la del cabello café, la de los ojos color miel, la de piel ultra blanca, la de labios rojitos, la que siempre, sin importar que situación fuera, olía a ese famoso perfume de vainilla de “Victoria´s Secret”. La niña que es inteligente pero sin ser nerd, la que tenía unas piernas más largas que las vías del tren, la que tenía unas pompis paraditas, y que su pecho, aunque no muy grande si bastante apetitoso…¿se nota que estaba enamorado de ella?
Demás está decir que me convertí en su fiel perro faldero, literalmente era su sirviente. ¿Karen quería una Soda de la tienda? Juan Carlos, o sea yo, iba hecho un rayo. ¿La niña estaba sin batería del celular? Juan Carlos conseguía a como diera lugar un cargador. Caray, cualquiera podría pensar que ella abusaba de mi, pero todo lo contrario, a mi me encantaba estar cerca de ella y hacerla feliz. Con el paso del tiempo nos hicimos excelentes amigos, de hecho era mi única amiga, ella me decía de cariño “bf” (best friend). Karen sabía que yo estaba enamorado de ella, pero nunca dijimos nada al respecto. Poco a poco me fui haciendo más cercano a ella, es decir, las visitas a su casa eran ya cosa normal al finalizar el primer año de prepa, su papás me querían, conocía a sus primos, abuelos y en general a toda su gente cercana y ella de igual manera conmigo, incluso la navidad de ese año fui invitado de honor a su casa. Toda esta situación me trajo dolores de cabeza con los hombres del grupo porque me tenían envidia de la atención que recibía de Karen, aunque ella no perdía oportunidad de dejar en claro que yo era como “un hermano”.
Cuando ambos cumplimos 16 años (ella era más grande que yo por mes y medio) sus papás decidieron festejarnos juntos en una casa veraniega que poseían, fue uno de los mejores fines de semana de mi vida porque me abrió las puertas a la total confianza de los papás de Karen, me atrevería a decir que me querían como un hijo. Ese fin de semana nos tocó dormir en la misma habitación a mi, a Karen y su hermanita menor, Sofía (tampoco es nombre real). La habitación tenía una litera y yo dormí en la parte de arriba, mientras que Karen y su hermanita durmieron en la de abajo (que era matrimonial). Ese día jugamos futbol, volley, hicimos carne asada, en fin, muchas actividades y para la noche estábamos literalmente muertos. Sofía ya estaba dormida y Karen fue al baño a ponerse el pijama. Al regresar yo ya estaba en la parte de arriba de la litera quedándome dormido y pude notar que Karen camibana como zombie sosteniendo en una de sus manos el Bra y sus pantys, los echó al suelo y se derrumbó en la cama, ¡estaba durmiendo solo con el pijama y su ropa interior estaba en el suelo! ¡Mi sueño se esfumó como por arte de magia y mi pene se empezaba a llenar de vigor!
Mi mente ya planeaba que hacer, esperaría algunos minutos y tomaría las pantys de Karen, me escaparía al baño y me haría una paja. Y así fue. Cuando bajaba de la litera sentía que cada movimiento era como hacer explotar 100 toneladas de TNT, tenía miedo, excitación, morbo, todo junto. Por primera vez olería de cerca la esencia de la vagina de Karen… ufffff literal estaba temblando cada parte de mi cuerpo. Al recoger los calzones de Karen se me ocurrió una mejor idea, masturbarme ahí mismo, cerquita de ella… Estaba yo tan excitado que tenía la boca seca, las manos temblorosas y mi pene a punto de reventar. Sabía que no era buena idea, de solo pensar en que ella despertara me pondría en un grave aprieto, pero mi morbo pudo más. Por la manera en la que ella respiraba podía estar seguro que ya dormía profundamente, estaba acostada de ladito, con el cabello recogido en cola en forma de chongo y la boca un poco abierta.
Así que comencé a jalarme el pito, despacito, disfrutando cada momento, olía como desquiciado la parte del panty donde va la vagina, aquellos olores penetraban en lo más profundo de mi ser, una mezcla de orines, sudor, a su perfume…putísima madre que delicia era, subía y bajaba mi nariz por todo el calzón, en la parte donde van las nalgas olía un poco a pedo, pero no me importaba, era Karen, lo más cerca que quizás la tendría de mi, y además de cuando en cuando abría mis ojos para ver su cara, escaneaba su cuerpo, el hecho de que estuviera ahí, dormida, a mi ladito, siendo testigo ciego de mi masturbación me ponía a mil. Para ese momento mis jaladas eran mas fuertes y rápidas y me vine como nunca, apenas pude reprimir mis gemidos, fue tan grande el orgasmo que hasta me maree.
Les cuento esto porque tiene vital importancia que comprendan como se desarrolló mi obsesión por Karen. La oportunidad de masturbarme con su ropa interior no se volvió a repetir sino hasta algunos meses después, que es donde sucedió lo que realmente quiero relatarles. Después de esta experiencia no pude volver a encontrar el momento de “tener” los pantys de Karen en mis manos. Siempre estaba ella o su hermana o sus papás, como para que yo me escapara al baño de su cuarto y hacer de las mías. Por mas que intentaba no conseguía un buen pretexto para ir a su baño (que era donde generalmente dejaba la ropa sucia) puesto que una de las reglas de Karen era “mi baño es mi baño y ni mi madre lo usa” (en palabras de ella) así que siempre que tenia que orinar o cagar tenia que usar el baño que estaba frente a las escaleras, en la primer planta de la casa, o sea a unos pasos del cuarto de Karen.
Para no alargar más de lo necesario resumiré algo que sucedió (devastador para mi) y que sería lo que dio pie a mi aventura sexual. Karen se enamoró perdidamente de un chavo de 25 años, pero por la edad que se llevaban entre si fue un amor prohibido tajantemente por los padres de Karen. Obvio esto no impedía que se vieran a escondidas y ya se imaginarán quien era el pobre pendejo que les hacia el favor. Aunque me dolía en el alma verlos juntos, lo seguía permitiendo por ver feliz a Karen.
Un viernes por la tarde recibí una llamada de la madre de Karen, que se llamaba igual que ella por lo que todos le decían de cariño “Nena”, para mi era la señora nena o simplemente “tía”. Me explicó que su esposo se había ganado un viaje a las vegas en el trabajo pero que solo podían viajar el ganador y un acompañante, durante todo el fin de semana. Como Karen, quien no tenia visa, no podía ir (su mamá viajaba regularmente por lo que estaba dispuesta a cederle su lugar) habían acordado que fueran en viaje de pareja y que le gustaría saber si no sería problema que me quedara a pasar la noche con Karen y Sofía, al día siguiente la hermana de Nena se podría quedar con ellas Sábado y domingo y que si yo así lo deseaba también podría quedarme el fin de semana aunque estuviera la tía de Karen. Me prometió dejar suficiente dinero para pedir pizzas e ir al cine, y ya saben, cosas con las cuales entretenernos mientras ellos viajaban. No me pude negar (ni quería hacerlo) puesto que la señora Nena ya había hablado con mi madre y pedido el permiso.
Al llegar a su casa iba lleno de esperanzas, sería un hermoso fin de semana, y con un poco de suerte me podría masturbar nuevamente con las bragas de Karen. Nena me recibió y me dijo que Karen se estaba bañando, que ellos ya se tenían que ir porque su vuelo salía en unas horas más, me agradeció que me ofreciera a “cuidar” a sus niñas y acercándose un poco a mis orejas me susurró: Por fa Carlitos, no quiero que absolutamente nada se salga de lo normal. Supongo se refería a no hacer fiestas y cosas así. Yo asentí con la cabeza y le dije que no tenían de que preocuparse y a manera de broma le afirmé que antes muerto a que le pasara algo a las niñas o a la casa. Me devolvió una sonrisa y minutos después ya bajaba las escaleras el papá de Karen con una maleta en ambos brazos. Así se fueron. Karen tardó unos minutos más y cuando me vio sentado en el sillón me sonrió muy pícaramente y se sentó a mi lado. La conversación que sostuvimos, palabras más palabras menos fue así:
Karen: Necesito pedirte un mega paro (favor)… se que solo puedo confiar en ti, y de verdad no te lo pediría si no confiara en ti.
Esto me llenó de orgullo y como imbécil sacudí la cabeza a manera de afirmación. Me tomó de las manos y dijo: “hoy hablé con Raúl (mi corazón comenzaba a romperse en pedazos) y me invitó a cenar y de ahí iremos a una fiesta…hubo una pausa, tomó aire y continuó: y quiero pedirte que cuides a Sofía mientras yo no estoy. Estúpidamente, por un momento creí que me invitaría a que fuera con ellos, lo cual me molestó, pero lo que me pedía era mucho, mucho peor.
Karen: ¿siiiiii? Plis, plis, plis, plis, dijo, abriendo sus enormes y hermosos ojos, al mismo tiempo que pestañeaba mas rápido de lo normal.
Yo: eeeemmmm, es que…no se, ¿No crees que sea peligroso? Dije tartamudeando, como un completo idiota.
Karen: jajajajajajaja, ¿cómo crees? Ya sabes que Raúl es súper buen pedo (buena onda) y que me quiere de verdad…además, no creas que estaré fuera toda a noche, a lo mucho estaré regresando a la 1 de la mañana.
Me quedé mirando al tapete de la sala, en silencio. Pensaba que era demasiado lo que me pedía, aunque en realidad, de alguna manera, yo mismo le había ayudado a que se vieran juntos a escondidas, lo que me molestaba era que imaginaba un fin de semana perfecto a su lado y no sería así.
Yo: pues… está bien, te hago el paro. Suspiré. Ella saltó de alegría y me rodeó con sus brazos. Ni siquiera habían pasado unos minutos cuando Raúl ya estaba tocando a la puerta. Hija de puta, pensé, sabia de antemano que yo aceptaría y eso me encabronó aún mas. Era notoria mi molestia puesto que cuando estábamos solos nos la pasábamos molestándonos el uno al otro y bromeando y en esos momentos estaba más callado que nunca. Ya me voy, te encargo mucho a sofi y si hablan mis papás diles que me quedé dormida viendo una peli, dijo. Adiós, ni siquiera un besito de despedida me dio, y se largó casi corriendo. Me quedé largo rato sentado en el sofá. Serían mas o menos las 5 de la tarde y hacia mucho calor. Sofía estaba bajando las escaleras, con cara de pocos amigos y se veía a leguas que había hecho una tremenda rabieta porque se le veían los ojos hinchados, al bajar se quedó parada a espaldas del sofá, por lo que tuve que voltear para saludarla. Ella no contestó a mi saludo y solo me dijo: Odio a mis papás por irse de vacaciones, y no llevarme. Odio a Karen por irse de fiesta y no llevarme, cruzó los brazos en señal de desaprobación y añadió: y me choca todo esto porque me voy a aburrir muchísimo contigo. Debo decir que sus palabras me hirieron e hicieron que olvidara por un momento mi enojo. Sofi, por lo general, se parecía bastante a mi: era calladita y sumisa, no tenia muchas amiguitas y la verdad no se comparaba en casi nada a Karen. Obviamente se parecían físicamente, pero Sofi era un poco mas “sin gracia” a sus 8 años, a mi parecer, era demasiado delgadita, el cabello cortito, ojos ligeramente verdes, tenia una especie de ojeras que se marcaban mucho y los dientes muy chuecos, blanca, y de labios finos.
Ella no era grosera, de hecho llevábamos una relación bastante cordial, que aunque no pasaba de algunas palabras, se podría decir que nos caíamos bien. Así que como dije me hirió lo que me dijo. Traté de hacer que se calmara, y de explicarle que a mi tampoco me encantaba la situación. Al final de cuentas le propuse ver la película que ella quisiera y pedir una pizza. Pusimos la “sirenita” y nos sentamos ambos en el sofá, eso si, ella de un lado y yo del otro. Sofi se sentó de tal manera (con las piernas flexionadas y las rodillas a la altura de los codos, totalmente abiertas) que por uno de los lados del short se veían sus calzones de color rosa chillón. Seguía teniendo los brazos cruzados sobre el abdomen y la boca fruncida. Yo solo pensaba en la manera de escaparme para masturbarme con los pantys de Karen…¿pero como?¿Que pretexto podría poner? Además… la vista de los calzones de Sofi… era rico, se veía rico, y eso me excitaba. Pero era sofi, una niña…¡una niña! ¿qué mierdas pasaba? Me había masturbado con los pantys de Karen, de mi madre, de mis hermanas mayores…pero nunca con los de una niña. Aunque no era solo la vista de los pantys de Sofi, era algo más, me excitaba ver sus piernitas, imaginar como sería su vagina, vaya todos estos pensamientos estaban haciendo mella en mi compostura. Pensé “estás pendejo Carlos, que mierdas te pasa”. Puse la alarma de mi celular para dentro de 3 minutos y esperé a que sonara. Le inventé a Sofi que una chica con la que estaba saliendo me hablaría y que me iría a hablar a la parte de arriba para no molestarla mientras veía la película, ella solo subió los hombros en señal de “me vale un pito lo que hagas” . Al sonar mi alarma fingí como si hablara con alguien más y le dije con señas a sofi que ya volvía.
Era un plan débil, pero lo mejor que se me había ocurrido, me daba a lo sumo unos 5 o 7 minutos, perfectos para venirme en las pantys ,subí casi corriendo al cuarto de Karen, me dirigí como loco a la canasta de ropa sucia y agarré sus calzones. ¡Ahhhhhhhhh! Que delicia de olor, una vez más, tanto tiempo esperando este momento y ahí estaba otra vez, jalándome como poseso el pene, juraría que se oía el golpeteo de mi mano contra mi abdomen de tan fuerte que me estaba masturbando, cuando de repente se me ocurrió una fantástica idea… Sofia se bañaba, por lo general, en el baño que daba a las escaleras, así que ahí debían estar sus pantys, sin pensarlo dos veces me abroché de nuevo el pantalón y fui al baño, sin mucho buscar vi en el suelo el montón de ropa sucia de Sofía, y cogí sus calzones. Si nunca han visto los calzones de una niña permítanme decirles algo, no son lo mas higiénico del mundo, es decir, los de Karen tenían “rastros” de orina y moco vaginal, lo que creo es normal. Pero los de Sofía eran una mentada de madre, parecía que ni siquiera se molestaba en limpiarse la cola cuando orinaba o cagaba, los calzones eran blancos, con olanes y corazones pequeños, a excepción de la parte donde va la vagina, que literal, estaba manchada de amarillo, y la parte trasera tenía una súper raja de color café. En ese momento poco me importó, me los puse a modo de máscara quedando la parte de la vagina en mi nariz, el olor era tan fuerte que me produjo una tremenda excitación, aunado a que tenia enrollado el panty de Karen en mi verga… todo era sumamente excitante, me la jalaba despacio y luego fuerte, aspiraba el olor y exhalaba, lamía como loco y con mi mano izquierda me restregaba por toda la cara los calzones de sofi. Sentía venir el orgasmo, cuando me di cuenta que Sofía me miraba desde la puerta del baño… SU PUTA MADRE.
Con la excitación olvidé por completo cerrar la puerta del baño, olvidé que “estaba hablando por celular” y quien sabe cuanto tiempo me habría estado masturbando, quizá llevaba ya mucho tiempo. ¿puedes imaginar la escena? Estaba parado, con las rodillas ligeramente flexionadas, con los pantys de Sofía a modo de máscara, con la verga súper parada y envuelta en los pantys de Karen, los pantalones un poco más debajo de mis huevos, respirando como poseso…dios, de solo recordarlo siento que se me hace trizas del estomago. ¿qué le dices a alguien que te sorprendió en tan penosa situación? ¿y que si esa persona es una niña de 8 años, hermana de tu mejor amiga? ¿y que si la situación no solo es rara sino enfermiza? PUTA MADRE, PUTISIMA MADRE. Estaba jodido, lo sabia. Me veía yendo a la cárcel por allanamiento de calzones (jaja) la vergüenza familiar, el odio de Karen, de su familia, el odio de mis familiares. Literalmente en esos momentos sentía el miedo mas grande de mi vida, la vergüenza mas poderosa que se pueda sentir. Obvio todo esto sucedió en unos cuantos segundos desde que supe que ella me había descubierto. ¿Cuánto llevaba viéndome? Caray, ¿qué hago ahora? … La cara que tenia Sofía era una mezcla de “que carajos esta haciendo este tipo” con un “¿es en serio que tiene mis calzones en la cara? Y con un “tiene el pito de fuera, ¿qué esta haciendo?” A pesar de que tenia la vista un poco nublada por la excitación y por la vergüenza noté que ella tenia una mueca de asco.
Mi erección ya había desaparecido, así que me guardé mi verga, abroché mi pantalón, me quité los calzones de la cara y la volteé a ver. Mis manos temblaban del nerviosismo y por más que quise hablar ni siquiera un pío salió de mi boca.
¿Qué haces? Dijo.
Me eché a llorar. En serio. ¿qué mas podía hacer?
¿por qué lloras? ¿te sientes mal? Dijo, pero no había tono de consolación en sus palabras.
Me senté en la taza del baño, con las manos cubriéndome la cara. Sofía permanecía inmóvil. Y dijo: Mi mami me dijo que nuestras “cositas” no se le enseñan a la gente, que es algo muy intimo y que tenemos que tener “pudor”, aunque no se que significa eso. Yo no decía nada, solo sollozaba de vez en cuando y algunas lagrimas caían por mi cara. Lo que estabas haciendo esta mal… suspendió la siguiente frase en el aire y continuó: ¿por qué tenias mis choninos en la cabeza? Le voy a decir a Karen… y a mis papás. Ya estaba, sentí como se me apachurró el corazón. Desesperadamente me hinqué en el suelo, me acerqué a ella, le cogí las manos y le rogué: Porfa Sofi, por lo que mas quieras no digas nada, te doy dinero, te lo suplico, por lo que mas quieras, te doy lo que quieras, te regalo mi xbox, te regalo mi celular, porfa, porfa, te lo suplico, ella apartó sus manos de mi, seguía con la cara de asco. Todas mis suplicas venían acompañadas de sollozos, de lagrimas, de sincero arrepentimiento. Pero ella permanecía impasible. ¿verdad que no vas a decir nada? ¿quieres mi xbox? Tengo como 10 juegos…mira –saqué mi cartera- toma, te doy todo mi dinero (que no era mucho en realidad) porfa sofi, te lo pido no digas nada…hago lo que tu quieras!! Por favor! Creo que mi manera de pedir las cosas era tan patética que sintió lástima por mi. Su expresión cambio un poco y noté malicia en sus ojos. ¿lo que yo quiera? Dijo. Si, lo que tu quieras, de verdad te regalo todo lo que tengo, pero te pido que no digas que me viste…iba a decir masturbandome, pero me contuve…haciendo esto…finalicé.
Ok, pero vas a hacer lo que yo quiera, sale? Me dijo, adoptando un tono de quien se sabe que a ganado una batalla. Si, si, si, lo que tu me digas.
Ok, tráeme un vaso con leche, y llévamelo a mi cuarto, ¡ah! Y unas galletas de chocolate. He hizo como si me tronara los dedos, auque no le salió. Rápidamente fui a la cocina, hice lo que me pidió, y subí como rayo a su cuarto. Ella estaba acostada en su cama, le deje el vaso en el buró y le di el platito con galletas. Se comió una, le dio un buen trago a la leche –quedándose con “el bigote” en la parte superior de sus labios- y tranquilamente me dijo: y bueno, ¿que es lo que hacías en el baño?
Yo estaba parado a su lado, con la mirada gacha. Pues… este… yo, yo me hacia “cosquillas ricas” (no se me ocurrió algo mejor)
Ella no estaba satisfecha con mi respuesta. Le dio otro trago a la leche y repitió: pero que hacías con mis chones? No te da asco? Guacala, siempre los dejo llenos de caca…y se rió, obvio aun le causaba risa las palabras como caca, pedo o pipí.
Con la mayor naturalidad le traté de explicar que hay cosas que nos “prenden” de diferentes maneras, hay gente que se excita con los pies, con las bubis, con las pompis o como en mi caso con los chones. Ese fue mi segundo error de la noche. ¿qué es prender? Me espetó. Ya la había cagado, tenia que explicarle que es “prenderse” (excitarse) pero… como le explicas a una niña de 8 años esos términos? Estaba de verdad en serios aprietos. Aunque no me acusara con sus papás, tarde o temprano mencionaría esas palabras, y ellos trataría de averiguar de donde las había aprendido. Ya habia llegado muy lejos, y la verdad me estaba comenzando a excitar, asi que el explique con lujo de detalle: mira sofi, cuando un hombre se “prende” se nos para nuestro “pajarito” y sentimos rico si nos tocamos… o nos tocan. ¿pajarito es tu pipí? Me dijo. Si, pero no se llama pipí, se llama verga, pito, pene, me excitaba aun mas decir esos nombres enfrente de ella. Aaaaah, dijo como cuando alguien acaba de comprender algo. Y solo los hombres sienten rico? O también las niñas? También las niñas, ustedes sienten rico cuando se tocan su colita, le dije. ¡no es cierto!, dijo alzando la voz, cuando me baño me lavo muy bien mi colita porque mi mamá me dijo que lo haga y no siento rico. Ah, pero es que no estabas “prendida” hermosa (nunca la habia llamado hermosa y al parecer eso le gustó) ¿y como le hago para prenderme?
Le sostuve la mirada un momento y sopesaba mis posibilidades. Me imaginaba haciéndole toda clase de cosas a sofi, chapándole la cola, comiéndomela a besos, quien sabe, quizás hasta penetrándola… Pero sabia que eso era demasiado arriesgado puesto que es una niña y yo era casi mayor de edad. Con todo no podía evitar sentir “mariposas en mi estomago” mi verga estaba semi erecta, y mi cabeza daba vueltas.
Pues es que aun estas muy chiquita sofi, las niñas de tu edad no sienten rico todavía. Tienes que esperar a que seas mas grande… ¿mas grande, como Karen? Dijo ella y yo asentí. Lo que me dijo después me partió el corazón por segunda ocasión en la noche.
Hace como una semana mis papás fueron a cenar y me dejaron con Karen, dijo con toda la inocencia del mundo, confesando un secreto muy bien guardado. Y como a la media hora de que se fueron llego el muchacho güero de barba (o sea Raúl) y mi hermanita me mandó a mi cuarto que porque el muchacho ese le iba a ayudar con una tarea bien importante, yo me fui, pero me dio mucha sed después de un rato. No sabia si bajar o no porque Karen me dijo que no bajar porque si no se iba a enojar mucho conmigo por interrumpir sus tareas y que me iba a acusar con mis papás por ser niña mala, pero aún así decidí bajar y Karen y el muchacho no estaban en la sala, de puntitas me fui acercando a la cocina y me asomé por debajo de la puerta (la puerta de la cocina es estilo cantina y por la estatura de Sofía tenia que agacharse o de plano abrir las puertas para ver que pasaba adentro) yo me asusté mucho porque creí que el muchacho le estaba haciendo algo a mi hermanita, parecia como que estaba llorando y me asomé con mucho, mucho miedo y ella estaba sentada con las piernas abiertas, sin chones y el güero tenia su cabeza en la colita de mi hermana…
Con el cogote a punto de reventarme le pregunté ¿cómo sabias que no tenia sus chones puestos? Porque le estaban colgando de una de sus piernas, afirmó, con los ojos súper abiertos. Ah, contesté. Y ella prosiguió con su confesión: los vi como un minuto y me fui corriendo a mi cuarto. Y se quedó callada. O sea que la muy puta de Karen se daba sus buenos fajes con este cabron, y yo de pendejo que els hacia el paro porque Karen me juraba que solo se habían besado y que no lo dejaba tocarla. Hija de muy puta!
Bueno hermosa, eso que ellos hacían es darse cosquillas ricas, dije y añadí: pero tienes que entender algo que es muy, muy importante; las rosquillitas ricas solo se hacen con alguien que conoces muy bien –yo ya estaba tramando mi plan- o con alguien a quien quieres mucho, es decir, un novio, novia o… amigo de tu familia. Pero, lo más importante de todo es que es un SECRETO. O sea no se lo puedes decir a nadie, por ejemplo lo qye tu hermana te pidió fue que te fueras a tu cuarto porque eso que ella estaba haciendo es un secreto entre ella y su novio…
Ah, ¿es su novio? Me interrumpió. Mmmmmm pues no se, yo creo que si (me costaba mucho admitirlo, pero si quería avanzar en mi plan tenia que ceder un poco) cuando menos a mi no me ha platicado nada de que sean novios. Oooooh… dijo y se sentó en la cama, mientras yo seguía parado a su lado. ¿te gustan mucho mis chones? ¿qué es lo que te gustan de ellos? Me arremetió sofi con esas dos preguntas seguidas y luego hizo una tercera: ¿o sea que a el güero novio de mi hermana le gusta… su cola? Sí, sofi, como te dije a cada quien le gustan cosas difere..me volvió a interrumpir y me ordenó: Quiero ver tu pipí. Bájate los chones. Se llama verga sofi, le dije. Ella me ignoró y me ordenó de nuevo: ándale, quiero volver a verte tu cola.
No sofi (era parte de mi plan) está mal que me veas el pito. Tu misma me lo dijiste hace rato. No me importa quiero vértelo, además te recuerdo que eres mi esclavo. Esa palabras sonaron mas que orden a urgencia, lo sabia, sofia estaba cayendo en mi juego sin darse cuenta. Me volví a negar pero ya me estaba agarrando por encima del pantalón y ella no perdía detalle. Si no lo haces te voy a acusar con mis papás y con Karen, aventando el platito de galletas a un lado de la cama y señalándome con el dedo índice.
Esta bien, sofi, pero tienes que prometerme que jamás le dirás a nadie, ni a tus amigas, que estamos haciendo esto ¿ok?
Vale, dijo y sonrió.
En cuanto me empecé a bajar el pantalón (sin los boxer) sonó el teléfono y los dos nos sobresaltamos, me subí el pantalón y corrí a contestar. Era Nena, quien hablaba para decir que estaban a punto de abordar el avión, acto seguido llegó Sofía y pidió hablar con su mamá, yo me sentía morir porque creí que podría cagarla y decirle algo de lo sucedido, pero no fue así, solo le pidió disculpas por la manera en la que se había comportado, se dijeron algunas sandeces mas y colgó el teléfono.
Sofía se me quedó viendo y me pidió que encargáramos la pizza, porque ya tenia hambre. Mierda, pensé, tal vez ya no haya momento de seguir con lo que estábamos. Pedí la pizza y mientras lo hacia ella se fue a sentar de nueva cuenta en el sofá. Regresó la película a la escena en que se había quedado y me invitó a sentarme a su lado. Pasaron tipo 5 o 10 minutos (eternos para mi, estaba muy caliente) y ella parecía ya no mostrar interés en “nuestro juego”
Recuerdo perfectamente que en la escena donde Ariel pierde la voz Sofía me dijo, sin voltearme a ver, Carlos, chupame la cola, igual que se lo hicieron a mi Hermanita. El tono con que me lo dijo, la orden emitida, que dijera “chupame” y que lo comparara con su hermana fue suficiente para hacer que me derritiera, no le dije nada, me hinqué en el suelo, acaricié sus piernitas, desde los pies hasta las caderas, bajé su short, le dejé los chones, y ella solo se reía. En verdad, cada que rozaba con lujuria y cariño su piel ella soltaba carcajaditas, le quite los calzones y le pregunté que si me los regalaba, ella dijo que no y me los arrebató de la mano. Por la posición en que ella estaba me era difícil hacerle el sexo oral, así que la agarré de los muslos y la jalé hacia mi, ella no se resistió y sin decir agua va planté toda mi boca directo en su vagina. Es difícil de describir si no lo han vivido, pero es que de verdad es muy diferente hacer sexo oral a una niña que a un adulto. Sofía no emitía sonido alguno, a excepción de alguna risita que reprimía de vez en cuando, curiosamente su vagina estaba limpia y olía bien, me atrevería incluso a decir que sabía “dulce”, lo juro.
Trataba de encontrar su clítoris pero me fue imposible, primero le lamia de arriba abajo, con mis manos separa sus gordos labios, le apretaba la parte interna de los muslos, hacia círculos con la lengua y con la punta de mi lengua me acercaba a su hoyito para hacer como si la penetrara, yo empezaba a sentir que lo hacia mal, porque ella seguía viendo la película, como si estuviera ajena al tremendo chupadón que le estaba pegando a su cola. ¿Sientes rico sofi? Le dije, ella me volteó a ver y me dijo que si, casi como un susurro. ¿dónde? Y con su dedito índice señalo casi el principio de su rajita, o sea donde debía de estar el clítoris. ¿sientes las cosquillas ricas? Le pregunté casi tartamudeando. No sé, me respondió. Pero síguele haciendo se siente bonito y siguió viendo la película. La acerqué un poco mas hacia mi, de tal manera que tenia sus piernas flexionadas y me quedaba expuesto su ano y vagina. Me quería morir, nunca había vivido algo más excitante en toda mi puta vida. Observé un momento aquel espectáculo, ella fruncía su ano (como si estuviera abriendo y cerrando su esfínter) y eso me calentaba muchísimo. Le seguí chupando la cola y después le chupe el ano, alternando con sus muslos y nalguitas, cada que pasaba por su ano ella suspiraba ligeramente, pero seguía sin quitar la vista de la pantalla de tv. No aguanté mas y me saqué el pene del pantalón, pero ella no se dio cuenta, hasta que sintió el vaivén de mi brazo porque me estaba masturbando furiosamente. ¿qué haces? Preguntó sofi.
Me jalo el pito sofi, me lo estoy jalando por ti, por que te amo, me encantas, mmmmmm que ricas nalgas tienes, que rico culito y me encanta tu vaginita hermosa, dije todo esto como cuando alguien habla con la boca llena, y yo la tenia llena de la esencia de sofi, de sus labios vaginales de su piel. ¿me amas? ¿en serio? Sí chiquita, te amo, me vuelves loco, soy tuyo, le dije al mismo tiempo que semi-mordia sus nalgas. Ella parecía estar muy interesada en como me masturbaba porque trataba de fijar su vista hacia mi pene. ¿Me dejas verte? Me dijo. Entonces me paré frente a ella, y sus piernitas quedaron colgando al suelo, dejándome la vista de su rajita toda llena de mi saliva, me bajé los pantalones completamente y expuse mi pito a Sofía. Ella no perdía de vista ni un solo segundo, ahora sí la película había pasado a un segundo plano. Mientras me la jalaba le acariciaba las piernas, subía hasta su vagina y con mi dedo índice trataba de metérselo en el ano, pero ella se rehusaba (cada que lo hacia ella cerraba automáticamente sus piernas) sentía que el orgasmo una vez mas se hacia presente y quería prolongarlo un poco mas, le pedí que me dejara besarla y ella después de pensarlo un momento me dijo que si, me tumbé sobre ella y la comencé a besar, con mis manos le sujetaba la cabeza e intentaba meter mi lengua en su boca pero parecía no agradarle puesto que se volteaba a un lado y a otro, le mordí un poco sus labios y eso pareció encabronarla puesto que con sus manos me aventó hacia atrás. ¡yaaaaaa, no me muerdas! Me dijo. ¡Pero si no te mordí fuerte hermosa! Así le hacen los novios bebé, le repliqué.
En ese preciso instante llegó la pizza. Maldita sea mi puta suerte, una vez mas ella y yo nos asustamos y salimos de ese hermoso momento. Sofía se levantó del sofá y se acomodó la ropa y lo mismo hice yo. Salí, pagué y regresé a la sala. Aun No había noticias de Karen, mejor para mi, tal vez podría venirme en la carita de Sofía (lo cual ya había planeado hacer). Cuando nos disponíamos a cenar sucedió algo increíble, me di cuenta de que tenia un segundo fetiche muy dentro mi. Sofía cuando notó que me disponía a tomar un pedazo de pizza para mi, me gritó:
¡Ey! No tan rápido. La observé sacado de onda y pude notar una vez mas esa malicia en sus ojos.
Pásame tu pizza primero, me dijo. Así lo hice y ella se le quedó viendo, como pensando que hacer. Sin decir mas la dejó caer al tapete del lado donde iban los pepperoni y champiñones. Me quedé con cara de ¿what? Arqueando mis cejas. ¿por qué haces eso sofi? Le dije. Ella cruzó sus brazos y me ordenó: rejúntala, y cométela, o si no, ya sabes qué. Hija de su puta madre, ¿porque carajos me pedia eso? Obvio estaba sin poder decidir, y así lo hice, junté la pizza, y antes de volver a incorporarme me ordenó que me quedase en cuatro patas (como perrito) me quedé así mientras ella se dirigía hacia atrás de mi, voltee mi cabeza siguiendo sus movimientos y Sofía me dejó caer un puntapié exactamente en medio de mis nalgas, muy cerca de mi ano, y gritó: ¡anda perro cochino, comete tu comida!. Ese golpe, en vez de dolerme (de hecho fue bastante suave, tal vez realmente no quería lastimarme sino solo humillarme) me excitó. Le dí dos mordidas grandes a la pizza, las tragué y le dije: Su majestad, soy un perro muy malo, castígueme. Ella se rió con la risa tonta de los niños y me volvió a patear, solo que esta vez mas fuerte y cerca de mis huevos. Mmmmmmmmmmm que ricoooo, con ese golpe sentí que mi pito vibraba. ¡eres un perro tonto y malo! Me decía. Y ahora la reina va a comer y tu comerás a sus pies, dijo Sofía sentándose de nuevo en el sofá. Como si yo fuera un cachorro, haciendo soniditos de perro, me acerqué a su entrepierna y mientras ella comía yo le tiraba lengüetazazos cerca de la vagina, ella solo se reía y seguía comiendo. Para mi la comida pasó a un segundo plano, yo solo quería venirme. Sofía parecía volver a sentirse encantada con la película así que yo aproveche para quitarme toda la ropa, ella lo notó pero no me dijo nada.
Comencé a masturbarme nuevamente, pero muy lento, observando cada detalle de su cara, de su cuerpo, de cómo tenia la boquita llena de salsa, de sus cabellos ya despeinados… y cuando finalizó de comer le acerqué mi pene a la cara y le dije: este perro se a portado muy mal con su reina, la reina tiene que castigarlo dándole mordiditas en su pito. A ella pareció divertirle la idea mas no estaba muy segura de hacerlo. Como no abría la boca para recibir mi pene le dije: bebé, ¿no quieres ver que es lo que le sale a los hombres después de hacerse cosquillitas ricas? Ella negó con la cabeza, pero yo insistí, esta súper padre, de verdad te va a gustar, me volteó a ver con sus ojitos verdosos y abrió la boca, le metí el pito un poco, de hecho solo la puntita y le dije que me mordiera suavecito, obvio no entendió porque me mordió fuerte la pendeja. Auuuuuu espérate, así no! Le grité, pero me la seguía jalando y jalando, ella me volvió a morder ¡y eso bastó para venirme en el mejor orgasmo de mi vida!! ¡¡¡¡Ufffff ¡!!!! Los primeros chorros de semen le cayeron directo en la boca, y se le fueron escurriendo por el labio inferior hasta el cuello, puesto que se rehusó a tragarlos le restregué el pene por toda su carita hasta que ella me apartó con una de sus manos.
Del cansancio que sentía, el mareo, la excitación satisfecha, me tumbé en el sofá, con mi pene medio muerto pero bastante feliz, que digo, extasiado. A Sofía le dio asco, fue corriendo al baño a lavarse la cara y la boca y al volver sostuvimos una pequeña platica, basta decir que si yo era conocido como el “perro faldero” de Karen en el mundo, ahora seria conocido por el perro faldero de Sofía en el submundo, ese seria nuestro secreto. Le prometí –y cumplí- todo lo que le había dicho. Le regalé mi xbox, con el pretexto de que ya no lo usaba y ella lo apreciaría mucho mas, obvio sus papás vieron este gesto como algo magnifico. Además siempre que tenia dinero de sobra se lo regalaba, cada que podía la abrazaba, le demostraba un amor verdadero. Cabe señalar que nunca mas se volvió a repetir semejante faena, aunque lo deseara con todo mi corazón, nunca volvimos a tener la oportunidad de quedarnos solos.
Eso sí, aprovechábamos para besuquearnos cuando Karen se bañaba, y a cada oportunidad le acariciaba la vulva o las nalgas, auque fuese por encima de la ropa, ella no decía nada, me dejaba hacerle todo esto. Con el tiempo me di cuenta que Sofía se estaba enamorando de mi, así que de un día para otro dejé todo por la paz. Esto fue cuando ella estaba cercana por cumplir los 11 años. Le dije que estaba mal lo que hacíamos y que me estaba enamorando yo también de ella, cosa que era verdad. Que por el bien de los dos era mejor ya no hacer nada, ella lo entendió, me dio un abrazo y seguimos nuestra amistad como siempre. Karen jamás, espero yo, se enteró de esto y de hecho ustedes lectores son los primeros en saberlo. Así fue como seguí con mi fetiche de oler ropa interior femenina y mi nuevo placer, sentir dolor mientras estoy excitado.
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