El perverso juego de mi papá y mi hermanita
Celeste no alcanzaba a rodear con sus extremidades el gigante cuerpo de papá, él la tenía sobre la cama y ambos desnudos, solo se podía ver la espalda de mi padre y sus enormes nalgas subir y bajar sobre el cuerpo de mi hermana .
El perverso juego de mi papá y mi hermanita
Papá a sido un hombre muy coqueto, mamá lo abandonó cuando descubrió que tenía una hija cuatro años menor que yo que le había parido una de las fulanas con las que solía revolcarse. Está historia inicia cuando yo tenía once años, vivía con papá pues mamá se llenó de tanto rencor que se desentendió de mi también. La veía algunas veces pero nuestra relación era lejana. Mi hermana venia de seguido a casa, pues parecía ser un estorbo para su madre. Cada fin de semana estaba con nosotros.
Papá solía llegar tarde y después de follarse a la niñera la llevaba a su casa y así se hacía cargo de nosotros, realmente nos dejaba hacer lo que queríamos mientras el se la pasaba en su cuarto hablando con amigas. Muchas veces salía de casa a la madrugada y algunas veces llegaba con una que otra fulana y se la cogía. Yo estaba acostumbrado a verlo usar su enorme falo. Todo cambió cuando inició la pandemia, debimos quedarnos en casa los tres, mi hermana se vino con nosotros pues su mamá estaba lejos y sus abuelos le dejaron la responsabilidad a su progenitor.
Mi papá trabajaba desde el estudio, mientras la pequeña y yo estábamos en la sal tomando las clases virtuales. Así pasaron las semanas y ya no había desconocidas que entraran o salieran de casa. Me imagino que aquel hombre estaba desesperado sin tener un coño sobre el cual descargar. Mi padre se hizo un poco más cercanos a nosotros, por el encierro empezamos a convivir mejor y para el fue todo un gusto encontrase con la calidez y cariño de su pequeña hijita.
Los días eran eternos , yo me la pasaba en mi recamara jugando videojuegos y empecé a notar la cercanía y complicidad entre padre e hija. Hacían casi todo juntos, cuando yo estaba cerca dejaban de hablar o cambiaban de tema. Recuerdo que me hermana mantenía siempre con una risita en voz baja y se hablaba en susurros con papá. El solía cargarla en sus piernas para explicarle cosas de las clases, casi siempre la tenía cerca a su cuerpo y la miraba de una forma ardiente. Empecé a resentir esto pues mi padre nunca fue así, ahora entiendo que se debe a qué no tengo una vagina que pueda servirle.
En ese entonces al estar tan joven sentía celos de la cercanía de ellos dos, de ver cómo mi hermana podía hacerlo sonreír y como ella se robaba toda su atención. Mi papá apenas y me miraba, mi hermana se volvió su juguete favorito. En las tardes se encierra en el cuarto de él y desde afuera de escuchan las risas. Cuando estaban en la sala el ponía sobre sus piernas para mostrarle cosas en su telefono, cuando me acercaba podía notar la incomode de aquel hombre. Con el paso del tiempo de deshinobió más dolis andar por casa con nada más una pantaloneta corta y podría jurar que sin ropa interior, mi hermana también dolía estar ligera de ropa, marcando su buen culo para ser una niña de 7 años. Sus tocamientos eran más evidentes, escuchaba como corrían por todo el cuarto y me entró la curiosidad y fui a ver. Papá la atrapaba en sus brazos y parecía que quisiera besarle el cuello cuando yo llegué a lo que el inmediatamente me echo de sus cuarto.
Una noche no podía dormir y salí a buscar agua, el cuarto de papá estaba iluminado, supuse que estaría viendo TV, pasé por la recámara de mi hermana y ella no estaba ahí, de una asumí que estaban juntos. Me fui directo al cuarto y la puerta no tenía seguro, entre abrí y los pude ver uno sobre el otro, haciéndose Carias. Mi papá la sentó sobre el cabezal de su enorme cama, la nena estaba totalmente desnuda, de su raja salía la mano de aquel hombre el cual le tenia el dedo corazón e índice de la mano izquierda enterrado en su dulce carne. Papá estaba desnudo y arrodillado frente a ella. No podía escuchar bien que hablaban pues había ruido en el tv, solo podía ver sus sonrisas, el diminuto cuerpo de una nena de siete siendo manoseada por un hombre de casi cuarenta. Así estuvieron por un buen rato hasta que mi hermana comenzó a moverse como desesperada y papá le tapó la boca. La nena parecía desmayarse y cuando se quedó quieta el padre la besó en la boca y luego bajó a besar su vagina.
Yo me fuí a mi cuarto con mi pene muy duro y me lo sobe pensando en lo que ellos hacían. Papá le hacía a mi hermana lo mismo que a las mujeres de la calle. De ahí en adelante era común sorprenderlos haciendo cosas en cualquier rincón de la casa. Por ejemplo, a veces papá estaba acostado en el sofá de la cama, su hija llegaba corriendo y se subía sobre él, mientas el procedía a hacer movimientos como si la follara por encima de la ropa, uno dos tres y la volvía a soltar. En la cocina la ponía de espaldas sobre el muro y la rastrillaba hasta que sentían que yo me acercaba.
Cada día se hacían más evidentes, los vi un día en el cuarto de ella Papá la tenía de espaldas sobre un mueble cuando entré a buscar algo me dijo que estaban jugando a bailar reguetón. Yo los dejaba solos pero me divertía mucho jugar a cazarlos o sorprenderlos.
Tomaron la dinámica de ir a ducharse, pero siempre estaba la casualidad que papá olvidaba su toalla afuera. Llamaba a gritos a mi hermana, nunca me llamaba a mi, se quedaban bastante tiempo en el baño, algunas veces ví salir a mí hermana un poco coja del baño. Una tarde decidí entrar con el pretexto que tal vez la niña no había escuchado que le llevará la toalla. Mi papá estaba totalmente desnudo frente a ella, con una enorme verga de casi 20 cms, cuando me vio se tapó de inmediato. Me regañó pero ya no había nada que hacer ya los había visto.
Papá se portó serio con nosotros unos días, creo que no se podía arriesgar a que yo comprobara más sus juegos. Mi hermanita estaba muy triste pues ya él se bañaba y dormía con la puerta asegurada. Al parecer la nena heredó su fogocidad pues ella recentia su distancia. Yo no había tanta complicidad y la tension se podía palpar. Papá hacia como si nada, mientras yo decidí ocupar su lugar con su hija. Me volví más amable, empecé a jugar con ella a visitarla en su cuarto, a tocarla de poco a poco. Sé que papá se moría de celos de imaginar a su pequeña amante, yo no me atrevía a llegar muy lejos, mi verdadero placer estaba en verlos a ellos.
Una noche la rutina regresó. Papá se asomó a mi cuarto y me hice el dormido, de inmediato escuché que llamó a mi hermanita y la llevó con el a sala. Fui por el corredor y los vi besándose. Papá estaba entregado y le decía que ya no aguantaba más que necesitaba hacerlo.
-Te extraño mucho papi, hagámoslo!!!
-sí, te ha quedado tiempo para extrañar a tu papá, como te veo tan contenta con tu hermano?
-No papi, el solo me toca poquito, pero no me muestra ni me soba el pipí como usted!!
-vamos a mi cuarto la sobo toda la noche. Yo salí corriendo y me metí dentro del closet de papá, desde ahí podría ver todo lo que el le hacía. Llegaron unos minutos después , se iban besando pues él la llevaba en brazos. La tiró sobre la cama y le dijo quítate el calzón. La nena obedeció y se despojo de todo en un instante. Lo mismo hizo nuestro padre, mi hermana intentó sentarse en la cama, creo que quería pasar su lengua sobre el enorme mástil que nos dió la vida , pero el no la dejo. – Primero te lo voy a sobar en la cuca y después hacemos otras cosas. Dale papito dijo la niña con la voz cortada
-segura que ese guevón no te ha tocado, como eres tan puta? No papi, no lo ha hecho a mi solo me gusta con usted, usted me hace rico en mi rajita. Papi hágame bastante ahorita.
-te voy a hacer toda la noche, le decía mientras le tallaba la verga en la entrada del coño. La niña ya estaba acostumbrada a sentir el frote de su papá. – si si si si si , papito así, que rico me encanta tu vergota papito. Úsame siempre, siempre. -te la voy a dejar roja decia papá jadeando. El cuarto de lleno de el olor de sus cuerpos se llenó de olor a sexo. Mi hermana estaba entregada como su madre y la mía y muchas otras lo habían hecho antes en esa misma cama. Mi papá es todo un pervertido, que le gusta cambiarla de posición y darle sin piedad. – espérate que estés más grande para que veas cómo te la voy a meter hasta el fondo, que bueno que tu mamá no sé deshizo de ti, de lo contrario no tendría con quién ahora.
Es y era muy excitante verlos y oírlos. Papá es muy rudo y mi hermana muy puta. Se aventaron varios polvos esa noche. Papi la puso sobre el piso cerca al clóset mientras le decia te acuerdas la vez que te vi tocandote y te toqué? Ella respondía con sus ojitos cerrados. El la levantó se sentó en la cama y la dejó caer sobre su verga la cual llegaba hasta su vientre, mi hermana se movia de adelantar hasta atrás, – si papito me acuerdo de todas las cositas ricas que me has enseñado a hacer y me.muero de ganas que me lo metas. Papá se vino y su semen broto como una cascada.
– cuando estés más grande te lo meto, antes no. Así sea la puntita como las otras veces papá a mi no me duele. Se siento rico cuando tu lechita cae dentro. Está bien ahora te doy cabeza, papá descanso un rato mientas se acariciaban de un momento a otro se volvió a posar sobre ella, vi que le dejó caer ya escupa y con su dedo pulgar la unto por su vagina. La niña se abrió de piernas y se quedó quieta. Papá la punteaba despacio, una y otra vez. En una de esas dejo su glande adentro y con su mano sostenía el pene para que la tensión de la erección no la fuera a sacar. Le hacía poquito pero con eso tenía a mi hermanita gritando.
-papi papi eres el mejor papi, gracias por ser mi papá. El hombre sonreía al ver a la pequeña clavada con la punta de su verga dejándose hacer de todo. Papá subía y bajaba cuidando de no dejar sacar esa porción con la que taladraba la cuevita de su hija. Celeste era la niña más feliz del mundo, tiene al papá más vergón y más perverso del mundo.
-papito de mi vida, dame lechita. Rogaba la pequeña tendida sobre la cama, puso sus pies sobre el pecho de papá y ella misma impulsaba su cuerpo. Él cambio de posición, se arrodilló cuidando de no sacarla la tomó de las caderas y le comenzó a puntear con más ritmo. – te gusta mami? Te gusta como papá te la pone? Estas rica, tengo una hija muy rica.
– si papito te amo, te amo. Amo tu verga. Dame verga. Papá empujaba más duro la cadera y resoplaba. Era hermoso verlos gozar, se movían como los dioses. – mía mor aquí está, abre más las piernas dijo papá y se volvió a dejar ir en una cascada de semen sobre el coño de su pequeña de siete. Se besaron y se reían. Después de unos quince minutos se quedaron dormidos y yo aproveche para salir
Cuando iba llegando a la puerta escuché la voz de mi papá. Estaba despierto y me miraba desde la cama con mi hermana a su lado que escurría leche. Después de esa noche papá poco a poco me invitó a jugar a mi también.
Calif. 10.0 Igual, super hot, sigue escribiendo.
saludos
William
No demores en la segunda parte, estuvo muy bueno tu relato