El placer anal
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Tenía 16 años en ese entonces, me consideraba una chica normal y muy culta, de una familia muy tradicional, mi madre es la típica señora de iglesia que cuida de sobremanera a sus hijos y en especial a mi que soy su única hija, en fin en aquel tiempo yo era delgada y con un buen cuerpo, practicaba un poco de deporte por lo que mi trasero estaba muy en forma, me gustaba que los chicos me miraran el trasero y eso creaba un morbo en mi cabeza.
Tuve mi primer novio a los 14 pero solo era besitos y manita sudada con él, hasta que conocí a Marco, el era un chico alto delgado y algo musculoso, tenía 18 años y era muy guapo.
Lo conocí un día que fui al parque a correr y me lo encontré en la puerta del baño, el me cedió su turno para llenar mi botella con agua y desde ese momento comenzamos a platicar y nos convertimos en amigos.
Cierto día Marco me dijo que yo le gustaba mucho y que quería ser mi novio, y como a mi también me gustaba, le acepté.
Corría tres ves por semana y en esos días aprovechaba para verme con Marco, porque en mi casa jamás me dejaban salir a otro lugar.
Nuestro noviazgo fue creciendo y cada vez lo quería más, y de nuestros primeros besos pasamos a acalorados manoseos por encima de la ropa, había pasado como seis meses de estar de novios cuando Marco me pidió hacer el amor, yo no lo acepté porque no quería perder mi virginidad que tanto mi madre cuidaba, y como desde mi primer periodo fui irregular visitaba constantemente a la ginecóloga, por lo que sería seguro que mi madre se daría cuenta si perdía mi virginidad.
Se lo hice saber a Marco y aunque algo frustrado aceptó mi decisión, pero por dentro yo quería sentir estar con un chico y me aguantaba las ganas.
Un día nos besábamos muy calientes y Marco comenzó a manosearme por debajo de mi pantalón, yo se lo permití porque me sentía excitada, tocaba mis nalgas con la una mano y con la otra apretaba mis pechos.
Marco pasaba sus dedos por la raja de mi trasero y puso su dedo en mi ano, trató de meterlo y yo lo separé de mi, me sentí extraña porque nunca nadie me había tocado ahí, me puse colorada de la vergüenza porque había corrido un poco y estaba algo sudada y no quería que Marco se hubiera quedado con mal olor en su dedo.
Marco me miró y sonrió, y me dijo que nada de mi le daba asco ni nada, yo lo abracé y lo volví a besar.
Entonces me preguntó si me había gustado lo que me hizo, yo le dije que nunca me habían tocado ahí y que sentí extraño, Marco me abrazó y me dijo al oído que podíamos hacer el amor por mi trasero y que mi madre no se daría cuenta, lo miré y le pregunté si hablaba en serio, el me respondió que me amaba y que me necesitaba como mujer, me besó y me dijo que lo pensara, nos despedimos y todo el trayecto de regreso a casa fui pensando en su propuesta.
Nunca había pensado en usar mi culo para el sexo, pero la idea de hacer el amor con Marco me excitaba y sentía que quería complacerlo.
No quería que mi madre se diera cuenta así que consulté con una amiga algo experimentada y ella me dijo que si lo hacía por el culo nadie se daría cuenta ni siquiera mi ginecóloga.
Me sentí más tranquila y segura por hacerlo con Marco, así que lo invité a una fiesta de una amiga, esperé el día con ansias porque quería decirle a Marco que aceptaba hacer el amor con él.
Llegó la fiesta y cuando lo vi parecía más guapo que nunca con su traje formal, yo usaba un vestido corto muy sexy que definía muy bien mi trasero, Marco me besó y me dijo que le encantaba y que se moría por hacerme suya.
Me preguntó si había pensado en su propuesta y yo le dije que aún la estaba pensando, bailamos unas cuantas canciones y le pedí que me acompañara al tocador, en el camino Marco me llevó por otro sector del local y me empezó a besar como loco, yo me excité de inmediato y entonces me dijo que me haría algo para ayudarme a decidir.
Me puso contra la pared y me dió vuelta mientras besaba mi cuello y mi espalda, con sus manos tocaba mis piernas y subía hasta llegar a mi trasero, levantó mi falda y se colocó de rodillas con su cara en frente de mis nalgas, las manoseaba y besaba y me decía que me deseaba y que era perfecta, yo estaba muy caliente y le decía que lo amaba y que también lo deseaba, entonces Marco bajó mi calzón y puso su lengua entre mis nalgas, yo le decía que no lo haga pero el solo respondía que me quedara tranquila y me dejara llevar.
Pasó su lengua por toda la raja y llegó a mi ano, sentía su lengua caliente y mojada, metía la punta como si mi culo fuera lo más sabroso que hubiese probado, me temblaba las piernas y sentía mi vagina mojada, empecé a gemir y Marco se levantó y me besó.
Yo lo abracé y le dije que el siguiente día haríamos el amor, el me tomó de la cintura y me besó, regresamos a la fiesta y yo tenía mi vagina mojada por la excitación y mi culo por la saliva de Marco.
Llegó el día y Marco me dijo que llegara a su casa a las 5, que estaría sola su casa hasta la noche, pasé toda la mañana esperando el momento, tuve que mentirle a mi madre para que me dejara salir y traté de estar lo más limpia posible para mi encuentro con mi hombre.
Llegué a la casa de Marco y de inmediato me agarró a besar y a tocar por todo mi cuerpo, me llevó a su cuarto y nos tumbamos en su cama, me empezó a quitar mi blusa y mi brssier, yo estaba muy nerviosa y Marco lo notaba.
Se puso de rodillas en la cama y me preguntó si quería seguir, yo puse mi mano en su cara y le dije que todo estaba bien y que me hiciera suya.
Me quitó el pantalón junto con mi calzón y quedé completamente desnuda, me besaba mis pies y mis muslos, levantó mis piernas dejando mi ano descubierto, otra vez empezó a lamerlo y meter su lengua, yo estaba muy excitada quería sentirlo dentro de mi y le dije que ya me la metiera.
Marco se levantó y sacó de un cajón un tubito de lubricante y me dijo que eso ayudaría a entrar, se quitó la camisa y el pantalón, no estaba usando bóxer por lo que quedó totalmente desnudo ante mi, y por fin pude mirarlo completo, sus brazos y sus piernas definidas y su pene.
Un pene perfecto de 15 cm y gordo, con muchas venas y con un glande rojo y muy duro.
Colocó una almohada bajo mi cintura y puso su dedo en mi ano, con lubricante empujó y mi culo dejó entrar por primera vez algo en su interior, metía y sacaba su dedo para dilatar mi ano, era una sensación única, algo que no conocía.
Marco metió un segundo dedo y yo empecé a gemir, le decía que me metiera su pene por el culo, eso lo excitó mucho, sacó sus dedos y puso mucho lubricante en su pene, lo acercó a mi ano y presionó un poco para que entrara, mi excitación ayudó y su pene comenzó a entrar.
Sentía cada centímetro de su pene entrando y una mezcla de sensaciones invadían mi cuerpo, me ardía el culo me dolía pero también gemía y lloraba de placer.
Marco empezó a moverse metiendo y sacando su pene y mi culo se acomodaba a estar penetrado, estaba perdiendo mi virginidad y lo disfrutaba, en cada bombeo sentía que su pene entraba más y me llenaba de placer, el me decía que mi culo era perfecto que yo era su hembra, yo le pedía que no parara le decía que me rompiera el culo.
Yo estaba extasiada y cuando Marco comenzó a jugar con mi clítoris todos mis sentidos se dispararon, estaba llegando al orgasmo, sentía que me desmayaba por la intensidad del placer que sentí, arqueaba mi espalda y di un grito tremendo mientras mi vagina mojaba el pubis de mi chico, tomé del cuello a Marco y lo besé y mordí sus labios, el me dijo que me iba a llenar el culito de su leche y yo solo atiné a decirle que me llenara bien adentro.
Marco llegó al orgasmo y podía sentir su pene latiendo con cada chorro de semen que dejaba en mi culo, estuvo unos segundos sobre mi pecho y luego sacó su pene, lo pude mirar y aún estaba algo erecto y muy rojo, estaba mojado por el lubricante y tenía sangre.
Yo me asusté al ver eso y Marco me tranquilizó diciendo que la sangre era normal porque me había desvirgado el culo.
Se acostó junto a mi y nos quedamos dormidos, cerca de las 7 de la noche me despertó porque sus padres llegarían y yo tenía que volver a casa, me decía que me amaba y nos despedimos con un beso muy tierno.
Caminaba algo incómoda porque me dolía el culo y en el autobús me sentaba de lado, llegué a casa a cambiarme y pude notar mi calzón mojado por el semen que se salía de mi ano con algo de sangre.
Estaba adolorida pero no me importaba, había pasado por la mejor experiencia de mi vida, estuve con ardor unos cuántos días y casi no comía porque no podía hacer del baño normal, pero cuando ya me sentí bien le volví a pedir a Marco que me hiciera el amor.
Estuvimos dos años juntos y teníamos sexo anal dos o tres veces por semana, el siempre me pedía hacerlo por la vagina pero yo me rehusaba porque no quería tener problemas con mi madre.
Tuvimos que separarnos cuando yo cumplí 18 y me mudé a otra ciudad para estudiar la universidad, pero gracias a Marco descubrí el placer de tener sexo anal, luego tuve unos cuantos novios y con todos fue solo por el culito.
Recién perdí mi virginidad vaginal a los 23, pero esa es otra historia.
Y hoy con 28 estoy a punto de casarme y mi futuro esposo vive feliz con mi culo listo para hacer el amor.
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