EL PODER DE LOS DESEOS. (11).
Comienzo a trabajar menos, preocupándome sólo por casos “especiales” y eso me da la oportunidad de acceder a otros cuerpos deseados, pero el culito de la nieta y la boca de la abuela no se me escapan… Una actriz en problemas y Elena viene con novedades..
NIETA Y ABUELA – TAMARA. (11).
Al día siguiente fui al Estudio y al mediodía nos fuimos a almorzar con Elena, allí le comenté algo que ya me andaba rondando en la cabeza, le expliqué que entre la atención al Estudio y la Administración de los bienes de Graciela no me quedaba mucho tiempo para mí ni para brindarle a ella, ¿qué es lo que querés hacer?, -me preguntó dispuesta a consentirme-. Le conté que trabajaría en el Estudio hasta el mediodía para dedicarme a la tarde a la Administración y a hacer un Curso On line para tratar de lograr un Master en la Carrera.
Mi idea era dedicarme sólo a los casos más complicados, sabiendo desde ya que los podría resolver legal o ilegalmente por medio de los “deseos”, “no va a haber problemas, amor, yo me quedo en el Estudio y a la tarde voy por tu casa, si nos queda tiempo te paso las novedades, jajaja, si no voy te las entrego a la mañana siguiente”. En realidad, lo que le decía era cierto, pero lo de estudiar para el Master lo podría hacer sin problemas y el tema de la Administración de los Bienes estaba bien encaminado, lo que sucedía es que el verano se acercaba a pasos agigantados, notaba que las mujeres estaban cada vez más apetecibles y yo pretendía aprovechar esas tardes para darme gustos a voluntad, además estaba Yessica y los huequitos completos de la gordita eran una materia pendiente que tenía que sacarme de encima.
Elena, como era de prever, no me puso ningún inconveniente y ya esa misma tarde me volví para casa. No era un día en que debía aparecer Gloria con la nena, pero no me preocupé tanto, descansé un rato y me fui para la casa que me había cedido Graciela. La miré desde afuera antes de entrar, sabiendo que era mía, me resultó más espectacular y luego entré el auto, me recibió una señora muy atildada que andaría en los sesenta años y que hacía las veces de Encargada, a ella le pedí que me juntara al personal porque quería charlar con ellos.
El personal eran dos mujeres grandes, ella y otra señora que se ocupaban de toda la casa y dos jardineros, los cuatro vivían en casitas que estaban construidas dentro del terreno de la casa. Todos estaban esperando que los dejara en la calle, pero les dije que seguirían cumpliendo sus funciones y que yo aparecería poco por allí, pero que mandaría de vez en cuando a mi propia Ama de Llaves para que le pasaran las novedades y que controlara que todo marchaba bien. Los cuatro me agradecieron y se notaron aliviados, luego me volví a casa sin saber que más hacer.
Cuando al otro día llegué de la oficina ya estaba Gloria con la nieta, la mujer se asombró al verme llegar tan temprano y Yessica me abrazó dándome un beso en la mejilla ante la mirada complaciente de su abuela, enseguida me quiso contar que estaba aprendiendo a utilizar la tablet, pero le pedí que me contara después, que tenía que hablar con la abuela. A Gloria le conté del estudio que pretendía llevar a cabo y del otro trabajo que tenía y estando en el Estudio no podría hacerlo bien, pero que, además, había pensado en un cambio de trabajo con ella.
- Usted dirá señor Gustavo, ¿hay algo que no estoy haciendo bien?
- No, para nada, no tengo ninguna queja, pero “deseo que” cambie su aspecto y acepte todo lo que yo le diga sin poner ningún “pero”.
- Tiene razón, muchas veces pienso que todos estos problemas en que vivo inciden para que me deje estar.
- Ahora le voy a dar dinero y se va a un Salón de Belleza, depilada, maquillada y con el cabello arreglado, la cosa comenzará a cambiar y cómprese algo de ropa para usted y Yessica. No regrese hasta no estar lista, usted hará de Ama de Llaves y deberá contratar a alguien que se ocupe de las cosas de la casa cuando le toque venir, será la única que me cocinará, además de controlar al personal de mi otra casa. ¿Dígame, no le paga bien Elena?
- Ohh, sí, ella me paga bien, pero la detención y el tratamiento de mi hija se lleva a cabo en un Instituto Privado y eso me lleva más de la mitad de mis ingresos, gracias a que podemos vivir con Elena si no estaríamos en la calle.
- Bueno, vaya a hacer lo que le dije, ya veremos también de arreglar ese tema.
A poco de irse la abuela Yessica vino corriendo y se arrojó a mis brazos, su boca me buscó los labios y se prendió a ellos sacando la lengüita y buscando recibir la mía mientras gemía retorciéndose. Apreté los cachetes de su culito y le pregunté si sabía lo que yo deseaba. “Yo lo sé, me vas a meter la verga en el culito y en la boca, todavía me duele un poquito lo del otro día, pero la extrañé y tengo ganas de que me cojas, así se dice, ¿no?”. Con ella prendida a mi cuello la llevé como si fuera un paquete y trabé la puerta de entrada, luego me dirigí a mi habitación.
Dio un par de saltos sobre la cama y riendo se sacó toda la ropa quedando completamente desnuda, yo hice lo mismo mirándola, no había allí formas de mujer para comparar, pero su carita impregnada de deseos, el bulto formado por los abultados y cerrados labios íntimos, más el perfil de sus nalgas duras y altivas, me excitaba sobremanera, mi verga parecía a punto de explotar y mi morbo se aceleraba pensando en que pronto estaría abriendo su culito con el ariete erecto, máxime sabiendo que si pudiera le metería hasta las bolas en el hoyito.
“Parece que estuviera más grande que el otro día, ¿te la puedo chupar”, -preguntó tuteándome y tomando el falo con las dos manos-. Le dije que lo hiciera, pero que yo deseaba que se la tragara toda, ni siquiera me contestó, alzó los hombros y se dio a la tarea lamiéndome primero todo el glande. Esa vez no me importaría si tosía o tenía arcadas, aunque me di cuenta que ella misma evitaba eso mientras me impregnaba toda la entrepierna de babas y saliva, llegó a meterse un poco más de la mitad y me miró con los ojos llorosos diciendo que no podía.
“Intentá de nuevo”, -le pedí y me decidí a usar las manos-. Ya no pudo levantar la cabeza y el movimiento de mis caderas hizo el resto para traspasar su garganta y hacer que su nariz se estrellara en mi pelvis, dos segundos y la dejé retroceder, su cara estaba roja, sus ojos parecían que se le saldrían de sus cuencas y le volví a pedir que siguiera. Cinco o seis veces le hice lo mismo, hasta que, aun a pesar de algunas rozaduras, la cogida a la boca se hizo rítmica.
Resoplaba cuando pegaba la nariz a mi piel y escupía babas, pero ya la mamada tenía visos de “motus propio”, de todos modos, no la dejé seguir, toda mi leche estaba reservada para el fondo de sus tripas y la hice girar poniéndola de espaldas y con las piernas elevadas para poder lubricar toda la zona con el gel dilatador. Hizo un mohín y emitió una especie de quejido cuando entró el primer dedo, pero pronto se relajó y trató de moverse a medida que otros dedos más ingresaban tratando de profundizar. “Besame las puntas de las tetitas, eso me gusta mucho, se me ponen todas duras”, -expresó con la voz algo enronquecida-.
Poniéndome de costado se las besé mordiéndolas incluso con suavidad, pero sin dejar de mover mis dedos, eso hizo que Yessica comenzara a gemir y hablar en voz alta diciendo que se hacía pis. Me encantaba que tuviera esos orgasmos acompañados de pequeños temblores y eso hizo que mis dedos se movieran con más ganas rotando para que la dilatación fuera plena. “Meteme tu verga en el culito”, -pidió en un ruego, era lo que estaba esperando-. La acomodé de frente con las piernas levantadas, arrimé el glande suficientemente lubricado a su agujerito y comencé a empujar. Ella sabía que no debía gritar, pero su cara haciendo muecas y demostrando el dolor que la penetración le provocaba era un deleite para mi pequeño sadismo, su culito se abría y cuando rebasé un poco la mitad de mi verga comencé mis movimientos de coito sin esperar a ningún acostumbramiento. Noté que a medida que me movía su cara cambiaba, ya estaba gozando.
Le tocaba las tetitas, la cara, los brazos y afirmándome con las manos en sus caderas, empujé haciendo un poco más de fuerza, hubo una pequeña resistencia y entré hasta pegar nuestras pieles. No hubo deseos que valieran, Yessica pegó un grito que se salió de lo estipulado y lloró pidiendo que se la sacara, “me duele Gustavo, me duele mucho, está en mi panza, me duele, no seas malo, sacámela”, -decía tratando de moverse y recién allí me quedé unos segundos sin moverme recordándole que tratara de aflojarse y gozar. Se notó que se esforzaba y siguió quejándose por un rato mientras entraba y salía de su culito totalmente desvirgado, pero ya no pudo gritar porque mi cuerpo la tapó y mi boca se adueñó de la suya, quedó debajo de mí como una especie de pelotita que era perforada, quizás con un poco de saña, pero ese culito daba para eso y más. Mi lengua recorría el interior de su boca y cuando trató de mover sus caderas gozando de la cogida y más me apretaba el tronco, la llené lanzando un grito que no pude contener.
Su cara esbozaba una cierta sonrisa de satisfacción cuando me moví con un poco más de tranquilidad diciéndole que su culito me enloquecía, sólo contestó que había sentido toda la leche calentita y que ahora no le dolía tanto, pero tenía ganas de hacer caca. Comprendí que si retiraba mi verga me haría un enchastre en la cama y la levanté para llevarla al baño, “todavía está dura y la siento cuando caminás”, -expresó sonriendo y yo quería más-. Se quejó cuando se la saqué de una para que se sentara en el inodoro y mientras dejaba todo con sus heces incluidas, me dijo que sentía todo abierto. Nos bañamos juntos y le enseñé a lavarse bien el interior de su ano con la pera de goma, la muy putita aprendió rápido el placer de la lavativa y tuvo un pequeño orgasmo cuando el líquido expulsado por la pera se metía en sus tripas.
- Hoy sí que me dolió, parecía que se había roto algo dentro de mi culito, -me dijo mientras me tocaba la verga que estaba morcillona-.
- Era necesario, tenía que abrirse todo para que cada vez que te coja te duela menos.
- ¿Y en la conchita no entra?
- Va a entrar, ya vas a ver que va a entrar, pero hoy no, hoy mi verga es sólo para tu culito y tu boca.
- Bueno, pero no me diste leche en la boca, ¿no me vas a dar?
- Ahora que tenés el culito limpito vamos a hacer las dos cosas, apoyate en el borde de la bañera, -le pedí y enseguida quedó con el culito parado y expectante-.
Allí si me tomé el tiempo para darle unas cuantas pinceladas y como estaba muy lubricada de forma natural, intenté con el glande en su conchita, apenas si metí medio glande y la estrechez era tremenda, “despacito Gustavo, despacito”, -pedía con su voz suplicante, pero dispuesta-, de todos modos, yo no quería que quedara dolorida de todos lados y me arrodillé para darle y darme gusto con la boca. Fue tremendo… cuando absorbí su clítoris diminuto, sus líquidos me mojaron la cara y Yessica se puso a temblar de una manera desaforada hasta que quedó laxa y recostada sobre el borde.
Un poco de jabón neutro en gel y “adentro mi alma”, su culito se abrió como por encanto y volvió a tragarse mi verga completa, pero ahora sin tantos dolores, apenas unos quejidos y pronto comenzó a moverse gozando de la cogida. Estuve unos minutos saliendo y entrando lo más profundo que podía hasta que le dije que se tenía que tomar la leche, el agujerito ya era un hueco enorme cuando la saqué, se giró para tragarse un poco más de medio tronco y tragó todo sin dudar y sin dejar escapar nada.
Cuando la abuela regresó yo estaba leyendo unos expedientes en la computadora y la nena jugaba con su tablet sentada en el sofá del living. Gloria tocó en mi puerta para mostrarme como había quedado luego de haber pasado por el Salón de Belleza y, verdaderamente, parecía otra mujer, el cabello recortado y lacio, toda depilada, los labios pintados de un rosa tenue y un sutil maquillaje en todo el rostro la habían cambiado un cien por ciento.
La hice girar notando que su culo parecía estar más parado y sus tetas endurecidas, la felicité por el cambio, ella se ruborizó totalmente y me comentó que nunca se había visto así. Me excitó ver que se mostraba como una chiquilla y, aunque no me daba para cogerla a gusto, mi morbo me llevó a “pudrirle” un poco la cabeza… “Ahora que estás hermosa deseo que me acaricies la verga, que la saques y la veas, pensando y sabiendo que puedo tocarte por dónde sea, que te calientes como nunca y que la próxima vez que estés en casa me vas a pedir que te rompa el culo pidiéndole a tu nieta que participe con nosotros”.
Agregué que gozaría mucho con eso y haría gozar a la nena, serían las mejores cogidas de su vida, pero que luego de que yo se lo pidiera olvidaría todo lo acontecido para seguir con su vida normal, lo mismo haría con la nieta después de desvirgarla con la ayuda de la abuela, de última, si en algún otro momento me daban ganas de volverlas a coger a ambas, me bastaría con refrescales los “deseos”. Gloria cambió la cara, se notó enseguida que la asaltaban las ganas de hembra en celo y se acercó a mí deseosa de verga. Apoyó en mi cuerpo sus tetas llenas y luego de pasar la mano por sobre todo el bulto y de dejar que le apretara sus nalgas gimiendo en el proceso, procedió con calma a bajarme el pantalón y el bóxer.
Abrió los ojos y la boca con asombro cuando vio la verga que pronto tendría dentro de su culo, la tocaba con ambas manos, la miraba fijamente y acercaba su boca por instinto sin decidirse a mamarla. Ver su cara de hembra cliente y en celo me sacó completamente de contexto y se me fueron los planes a la mierda, sabía que Yessica me había secado y no me encontraba en condiciones de una cogida prolongada, pero mi verga palpitante no parecía entender de estos razonamientos y goteaba precum que ella se ocupaba de extender por todo el glande con sus pulgares, “deseo que me pidas que te “haga la cola”, me la vas a mostrar, pero te conformarás con una cogida bucal profunda, luego seguirás normalmente, pero con el deseo insatisfecho hasta que me veas nuevamente en dos días”.
“Por favor señor Gustavo, métamela en el culo, necesito que me coja”, -pidió con tono de ruego y se bajó los jeans junto con la ropa interior para, seguidamente apoyarse frente al escritorio. Aunque se veía su piel blanca y depilada, ni por asomo era el culito redondo y cerrado de Yessica, pero, ya lo dije, mi verga no se fijaba en esas cosas, aunque tenía dudas, las vencí y me convencí de no entrar en ella, pero no me privé de dar unas cuantas pinceladas por sus huecos escuchando sus gemidos de satisfacción. “La próxima vez te rompo el culo y todo lo demás, ahora conformate con darme una buena mamada bien profunda”, -le pedí y tardó poco en girarse y arrodillarse ante mi verga-. Se notaba que le faltaba práctica, aunque sabía bien lo que debía hacer y luego de varios intentos con arcadas y baboseadas, tomé su cabeza con mis manos y estampé su nariz en mi pelvis, ya no fue lo mismo que con la nieta, con Gloria esperaba hasta que se le ponía la cara roja por aguantar la respiración y aflojaba para que tosiera y tomara aire, luego, vuelta a intentar.
Me llevó más tiempo que con Yessica, pero logré que ella sola se cogiera la boca con ganas hasta que dejé en su garganta las pocas gotas que me quedaban. Se esmeró en limpiarme con la lengua, aunque le dije que lo dejara porque ya comenzaba a molestarme. Después de esto los “deseos” se orientaron a que olvidara lo pasado, pero le quedarían las ganas latentes para dejarse culear sin tapujos la próxima vez en que yo estuviera en la casa, sin más, se vistió y se fue a atender sus obligaciones y a la nieta, yo no quería más y me tiré a descansar.
Me dormí y cuando desperté ya no estaba ninguna de las dos, eran como las diez de la noche y me sentí satisfecho de los “polvos” que habían resultado con abuela y nieta y me convencí que ese debía ser mi proceder desde ese momento en más, cogida y olvido, sin fijarme la edad del culo que tendría perforado, la única salvedad sería el deseo latente que quedaría incorporado en la psiquis del o la penetrada como para que yo pudiera repetir cuando se me antojara.
Elena no vino, me llamó por teléfono y yo lo agradecí para mí, pensando que no hubiese podido satisfacer a mi novia si se ponía “mimosa”. Parte de las novedades que me pasó tenían que ver con la iniciación de un posible juicio de divorcio de una conocida cantante y actriz muy conocida, “por lo que me dijo la Abogada que la atendió, hay un caso de infidelidad de por medio, pero ella no tiene pruebas, además, el marido actúa como su Representante y parece ser que faltan algunos dineros que tendrían que estar, la Doctora no se decidió a tomar el caso y me preguntó si te lo podía pasar para que decidieras”.
Yo pensé enseguida en la mediática a que hacía referencia, tendría unos treinta y cinco años, pero conservaba la cara de adolescente con una mirada cargada de picardías y llena de sensualidad, no era muy alta, aunque todo su físico destilaba curvas, buenas tetas, cintura fina que se podía abarcar cerrando las dos manos y sobresalían sus nalgas que, sin dudas, despertaba la libido más dormida. Me interesó por el sexo y porque, profesionalmente, porque me abriría puertas al mundo del espectáculo y allí sí que había para elegir distintos casos.
En la mañana desde el Estudio hablé con la Abogada que la había atendido y me puse en contacto con la actriz de referencia, me presenté telefónicamente y, antes de que me dijera nada, le dije que deseaba charlar con ella en privado. Enseguida me pidió que fuera a verla a la casa y que le diría a la chica que trabajaba en la casa que se tomara el día, entonces me animé a algo más, “deseo que me recibas ligera de ropas y con ganas de mostrarte”, sólo me contestó que me estaría esperando y que el marido no regresaba hasta la noche.
Le dije a Elena que me entrevistaría con la actriz en su casa y veríamos que resultaba de eso. No me tardé mucho para llegar, la chica, de nombre, Tamara, vivía en un semi piso, en el piso doce de un edificio ubicado de un barrio selecto cercano al puerto de la ciudad, tuve que identificarme en la custodia privada que había al ingreso del hall del edificio, pero no hubo mayores problemas porque ella había avisado de mi llegada y subí por el ascensor principal, no bien abrió la puerta de acceso a su palier privado, me di cuenta que el “deseo” sobre la ropa había dado resultado.
- Hola, encantada Doctor, yo soy Tamara, pase por favor, -me dijo cediéndome al paso enfundada en una especie de camisón cortito y transparente de color rosa, debajo sólo tenía puesta una tanga y sin sostén-.
- Encantado Tamara, después de usted, por favor, -expresé mirando su hermoso rostro de jovencita y sus tetas firmes de poca areola y de pezones chiquitos-.
- ¿Desea tomar algo Doctor?, -preguntó caminando delante de mí y dejándome apreciar su culito de nalgas duras y paradas que resaltaba por sus sandalias de taco alto-.
- Un aperitivo estaría bien, pero, además, “deseo que” te sinceres totalmente conmigo, que no me oculte nada y que me hagas saber de tu excitación y de tus ganas repentinas y urgencias para acostarte conmigo, -se lo dije aun estando convencido de que yo no haría nada en ese momento, quería que su deseo “fermentara” hasta otra ocasión-.
- Me da no sé qué tener que hablar de mi relación con mi futuro ex marido, de pronto me han entrado unas ganas locas de acostarme contigo y que me hagas gozar tal como si fuera una perra en celo.
Esto lo dijo deteniéndose y dejando que mi pelvis se pegara a sus nalgas, en realidad, por la diferencia de altura mi “paquete” quedó apoyado un poco más arriba de su cintura, pero le sirvió para moverse sugestivamente y tomó mi mano que no tenía ocupada con mi maletín para llevarla a sus tetas que no me privé de apretar y acariciar.
- Ya lo haremos tranquilos, ahora vamos a tratar el tema que nos interesa más, luego veremos lo “otro” porque yo también “deseo que” mi verga no te perdone por ningún lado, -le dije notando su estremecimiento por lo que pensó-. Contame que querés hacer y por qué lo querés hacer.
- Hace diez años que lo conozco, pero hace tres que estamos casados, yo siempre me porté bien con él y oportunidades para cagarlo tuve a montones, pero ahora noté que me falta mucho dinero de mis cuentas, me da poca bola en la cama y “of de record” me ha llegado una versión de que anda con una pendeja que trabaja en una nueva novela y le habría comprado un departamento en un barrio carísimo.
- Una versión que seguro te llegó de alguna interesada en él o de un interesado en vos, por lo que sé, el ambiente en que te movés es un “puterío” y “chusmerío” constante.
- No, fue de parte de un travesti que antes era mi amante, era una mujer acariciándote y lo mejor era cuando te la metía, esa combinación era tremenda, pero, tuvimos que cortar porque, de saberse, mi carrera hubiese quedado destruida, por eso me casé y éste hijo de puta no quiere darme el divorcio, dice que hará un escándalo y me pedirá la mitad de lo mío, no sé qué hacer.
- ¿Vos pretendés que renuncie a todo y te deje tranquila?
- Seguro que quiero eso, lo amenacé con meterle los cuernos con cualquiera y dijo que lo hiciera, que él quedaría como el “cornudo engañado” y me saldría más caro, tengo que divorciarme sin llegar a un juicio y portarme bien hasta solucionar este problema, salvo con vos, estoy toda mojada y haciéndome la cabeza pensando en cómo será tu verga, ¿me dejás chupártela?
- Dejá en paz a mi verga, ya llegará el momento de que la pruebes. Lo de él va a ser bastante difícil, debe estar bien asesorado y no puede ser de un día para el otro, hay que investigarlo, reunir pruebas y lograr que le juegue todo en contra y con todo eso obligarlo a que renuncie a pedir nada y firme el divorcio.
- Por eso hablé a tu Estudio, me dijeron que pueden con lo que sea y no me importa lo que haya que gastar.
Le pasé unos honorarios altísimos, me dio un cheque más que jugoso, le hice firmar el Poder que me autorizaba a actuar y la noté alterada cuando la besé y la dejé que me tocara la verga por sobre el pantalón… “¡Madre mía, parece enorme!, me va a costar aguantarla, cogeme por favor, cogeme antes de irte”, -me dijo sacándose el camisolín y arrancándose la tanga de un tirón, quedó desnuda frente a mí vestida sólo con sus sandalias de taco alto. Me costó horrores la pelea con lo que debía hacer y lo que mi verga quería, pero me mantuve en mis trece. Antes de irme el “deseo” tuvo que ver con que se aguantara haciéndose la película, que yo volvería a la casa en dos días y que no se le fuera a ocurrir engañarme con ningún otro u otra y mucho menos con el travesti. Salí de ese departamento poco menos que a las corridas y pensando que esa noche Elena lo pasaría en casa y con ella, con mi mujer, no pensaba ni quería fallar.
Le avisé por teléfono que ya me había desocupado, que almorzaría en algún restaurant y, acorde a los datos que le pedí del fulano, ocuparía la tarde en tratar de averiguar algún dato del futuro ex marido de la actriz. Estaba almorzando cuando me llegaron los datos de la oficina que el tipo tenía para atender los asuntos de la actriz y también que los negocios de ella se extendían a una empresa de perfumes, otra de ropa interior y una tercera de ropa “pret a porter”, (“lista para llevar”, que le dicen) para jovencitas y maduras.
En la oficina del susodicho no lo encontré, me atendió una Secretaria cuarentona muy bien puesta, que “deseos” mediantes, me hizo saber que había ido a pasar el día al Tigre acompañado de su nueva novia y que seguramente no volvería por la oficina. Una pequeña “vuelta de tuerca” y buscó, entre los documentos que él guardaba, la dirección del departamento que había comprado, la escritura del mismo estaba a su nombre y me llevé fotocopias, un inmueble de cuatro habitaciones y dependencias en ese lugar tan caro no era para despreciar, sería algo así como parte de los “honorarios”. Cuando me fui de allí, la Secretaria olvidaría de mi visita, lo que la pobre no sabía que, en poco tiempo, perdería el trabajo, yo sólo tenía que tener unos minutos de “conversación” con el “fulano” para que firmara renunciando a todo y ni siquiera tenía que actuar su Abogado pues una vez que se enterara ya estaría todo legalizado ante Escribano y no existiría derecho a reclamo alguno.
Me fui para casa a preparar los escritos y la llamé a Elena para decirle que la esperaba. Mi novia llegó y, apenas traspuso la puerta de mi casa, me demostró que estaba mimosa y fogosa, besar podía besar a miles, pero labios como los de Elena no existían, no bien separamos los labios, comenzó a sacarse la ropa y me dijo que me extrañaba, el “deseo” para que se sacara la ropa dentro de mi casa persistía y a mí me encantaba verla moverse en ropa interior, además, aun cuando nos hubiésemos visto hacía pocas horas, yo sabía que verdaderamente me extrañaba.
- Cielo, ¿Qué les hiciste a Gloria y a la nieta?, está enamoradísima de vos, jajaja, cambió el look, se la ve mucho mejor, parece haber rejuvenecido y Yessica habla maravillas, -preguntó sin segundas intenciones-.
- Le incentivé un poco el ego, le pedí que fuera a un Salón de Belleza porque yo necesitaba a un Ama de Llaves que se hiciera notar y resultó para mejor.
- ¿Cómo es eso de Ama de Llaves?
- En la casa que me dejó Graciela, hay cuatro personas fijas y el control del trabajo y las necesidades de ellos lo llevará a cabo Gloria, en casa sólo cocinará y se moverá en uno y otro lado, acá voy a traer a otra persona para que se encargue de la limpieza y otros menesteres.
- Me parece muy bien, mi padre me dijo que no quiere que gastes un solo Peso y, cómo le comenté del trabajo de Gloria, me dijo que todo el personal que necesitemos pase a cobrar por medio de la empresa, -dijo dirigiéndose a la cocina-.
- Está bien, mañana te doy los datos y pasalos a la empresa de tu padre, -eso no me venía mal, mi suegro tenía un resto impresionante-.
- Otra cosa más mi vida, ¿querés que cenemos acá comiendo algo de lo que preparó Gloria o vamos a comer afuera?, tengo algo que contarte.
- Espero que no sea nada malo, aunque sea bueno o malo, vas a gritar igual, eso sí, de placer, -le dije apretándole las nalgas-.
- Tontito, me encanta que me hagas gritar y no es nada malo o sí, no sé, todo depende de lo que vos me digas.
- Bueno, vamos a comer afuera, quiero sentirme orgulloso de la mujer que llevo del brazo, pero podés decirme antes lo que sucede.
- Me dijo que sabe que con vos estoy suficientemente protegida y que puede quedarse tranquilo, jajaja, debe creer que sos Superman, el caso es que quiere irse a vacacionar por tres meses a una isla que tenemos en el Caribe Colombiano, luego tres meses de verano acá y otros tantos en otros lados, me dijo que no quiere más inviernos.
- Me parece muy bien, tiene dinero y puede darse esos gustos, es más, me imagino que no le va a faltar lugar dónde rascarse.
- Eso tenelo por seguro, pero no me preocupa ninguna de las que pueda tener o aparecer, según él, ha hecho promesas que no romperá.
- Hasta el momento no noto nada que me pueda molestar, ¿dónde está la trampa?
- Es que puso la empresa grande y a dos subsidiarias a mi nombre y quiere que me haga cargo de eso, en realidad no es tan complicado, él tiene gente para eso, tal es así que nunca se presenta en las empresas, pero, me quiere dar un doble comando para que vaya poniéndome al tanto de todo eso. De todos modos, me dejó claro una cosa, eso lo podré hacer en tanto y en cuanto tú lo quieras, -me sonreí para mí mismo, mi suegro sabía que, por más interesada que estuviese, con sólo desearlo, yo podría hacerla cambiar de opinión-.
- Lo de tu padre me parece muy loable, pero, ¿cómo sería ese doble comando?, porque a simple vista, me dejarías sin apoyo en el Estudio.
- Yo le planteé que podría trabajar con él a la tarde para no dejarte solo a la mañana.
- No, no me conviene, porque a la tarde es cuando yo me quedo más tranquilo sabiendo que vos estás en el Estudio, ergo: tendría que dejar de cursar el Master y abandonar el trabajo de Administrador de los bienes de Graciela, ¡linda me la hizo tu padre!
- Entonces le digo que no, yo quiero que vos cumplas tus metas y el trabajo de administrador no lo podés dejar, Graciela confió mucho en vos para dejarte a cargo.
- Sí, pero lo de tu padre no es para dejarlo tampoco de lado, vas a tener que ir a la mañana con él y a la tarde darme una mano en el Estudio, por lo menos hasta que consiga una Secretaria tan eficiente como vos.
- ¿Ya estás pensando en cambiarme?
- Eso sería imposible mi princesa, pero ya todo el Estudio debe saber que sos la heredera de tu padre y no da para que estés de Empresaria y Secretaria al mismo tiempo, ahora en castigo por lo que acabás de decirme no vamos a ir a comer a un restaurant, después tendremos tiempo de cenar, -le dije abrazándola y besándola-.
Fue una noche mágica, con mimos, besos, caricias y sexo del que te satisface y no te cansa, cenamos como dos horas después de la absorción de semen, porque eso es lo que Elena parecía hacer, su vagina absorbía y yo me sentía genial aportando mi granito, no precisamente de arena, para que ese sueño que se hacía fuerte en los dos se pudiera concretar.
Elena se fue al Estudio y yo me dediqué a tratar de ubicar al futuro ex marido de Tamara. No hubo caso, el tipo debía estar “abotonado” como los perros en una cabaña del Tigre y yo no pensaba andar buscándolo como Detective, entonces regresé a casa, tampoco tenía ganas de ir al Estudio. Cuando entré en casa Yessica vino corriendo a saludarme con un beso y se abrazó a mi pierna, esto me lo hacía, acorde a lo pedido, si estábamos solos con la abuela, Gloria se sonrió, ya había cambiado muchísimo el trato para con su nieta, el “deseo” por el buen trato había dado resultado y se mantenía, se me acercó un tanto ruborizada y me dijo que estaba lista y necesitando que le “hiciera la cola”. La “veterana” estaba tan caliente que ni siquiera se cuidó al hablar y su nieta escuchó con claridad lo que dijo.
- ¡Abuela, ¿le pediste a Gustavo que te cogiera por la cola?!, -le preguntó sorprendida-.
- Sí, tengo muchas ganas, ¿querés venir con nosotros para vernos?
- Sííí, yo también quiero que me la meta.
- Vos no podés mi cielo, sos muy chiquita.
- Yo creo que puede y “deseo que” las dos cojan conmigo y se besen y chupen entre ustedes, -les dije a las dos y ya no había más que hablar-.
Les pedí que fueran a mi habitación, que se desnudaran y se pusieran a jugar entre ellas besándose y chupándose con ganas. No tardaron nada en hacerlo y me quedé mirándolas mientras me sacaba la ropa, mi verga estaba a reventar mirando como la abuela la besaba a la nieta con cierta desesperación y acariciaba todo su cuerpo con lascivia. La diferencia de físicos era notoria y pronto Yessica estuvo dando grititos de placer porque Gloria había metido la cara en su entrepierna y la lengüeteaba como una posesa. Había quedado arrodillada y con el cuerpo inclinado hacia adelante dejando las nalgas a disposición de mi verga y no tardé en ubicarme detrás de la “veterana” para llenarle el culo de lubricante usando mis dedos y el gel, además, escuchando los sonidos de la chupada que le propinaba a la nieta y los gemidos que emitían las dos.
Se notaba que ese conducto hacía rato que no se usaba y, con cierto sadismo, usé sólo dos dedos, la idea era que sintiera mi verga a rabiar y no me importaba si tenía que romper. Se le notó la contracción cuando arrimé el glande al hueco semi dilatado y el chirlo en la nalga la aflojó completamente, luego fue ubicar el recto y empujar sin detenerme, lento, pero firme, seguro y sin parar. Yessica tenía las piernas levantadas a los costados de la cabeza de Gloria que la sostenía de las caderas y se había puesto una almohada en la cara para no gritar sus orgasmos, la abuela diluía sus gritos de dolor con la boca firmemente apoyada en la vagina infantil y yo comencé el bombeo.
El gel hizo su trabajo, pero la introducción costó bastante, abrir su estrechez le otorgaba un gusto distinto a la cogida de su culo que ya era evidente que había olvidado la penetración de una buena verga. Por otro lado, no costaba nada, ni me exigía hacer algo no deseado, Gloria tenía un hermoso culo y daba gusto penetrárselo, entonces le di para que tuviera y recordara, dándome cuenta que aguantaba bien porque ella, aunque trataba de contener sus gritos me incentivaba a seguir.
Me calentaba más al escuchar sus quejidos y sus lloriqueos con la cara enterrada en las sábanas porque ya había dejado la conchita de su nieta de lado. Yessica se puso a mirar como entraba y salía mi verga del culo de la abuela y, sin que le dijera nada, se deslizó por detrás de mí, abrí más las piernas para dejarla pasar con la cara invertida y se prendió a mis bolas alternando besos y chupadas a mis huevos repletos y a la vagina de su abuela, la cual se desesperó y comenzó a moverse pidiendo más y a tener temblores producto de orgasmos casi consecutivos que le impidieron aguantar la posición y se desplomó laxa.
No la pude seguir para no aplastar a la nena, pero vi que su culo estaba bien abierto y con algunas líneas de sangre, prueba evidente que se lo había roto. No pude pensar demasiado en eso, Yessica vio la oportunidad y no la dejó pasar, su boca se prendió a mi verga y, acomodando su cabeza, se la tragó como ya había aprendido, surgió otro sonido como de gárgaras con ahogos y ya no aguanté, la tomé de la cabeza y le llené la garganta de leche que tragó con deleite. La “veterana” estaba medio grogui, yo trataba de recuperarme y Yessica chupaba mis huevos diciendo de forma entrecortada que quería que le cogiera el culito. No sé si era por el morbo acumulado al ver a la abuela y a la nieta en su desaforado juego lésbico o la vista del culo rajado de la “veterana” o la mirada cargada de deseo de Yessica pidiendo que le diera por el culito, lo que sí sé es que mi verga seguía erecta y palpitante.
No la sentía al 100%, pero, con muy poco estaría en condiciones y ese “muy poco” fue verla a la nena que, ante mi indicación, se puso en cuatro, abrió las nalgas de su abuela y se dedicó a lamer la vagina anegada y el culo aún abierto de la mujer mayor. Gloria se recuperó rápido al sentir a la nieta hurgando con su lengua en su entrepierna y se giró para ponerse boca arriba, se puso una almohada bajo sus caderas, retrajo y abrió sus piernas para que la nieta tuviera una mejor posición y yo me preparé para entrar en el culito infantil. Sólo me puse gel en el miembro y apunté el glande al hueco que parecía palpitar, entré firme escuchando quejidos, la boca de la nena se apretaba contra la intimidad de la abuela y ésta no pudo dejar de preguntar, ¿se la está metiendo en el culito?, lo afirmé moviendo la cabeza y exclamó, ¡mirala a la nena, resultó más puta que la abuela!…
Como sabía que sucedería, pronto Yessica movía sus caderas, gemía, exigía y empujaba tratando de obtener más verga que la que podía entrar. Le di bomba como enajenado mirando ese culito blanco y redondito y luego de un rato largo, los gemidos fueron de Gloria, el orgasmo la había asaltado porque la nieta tenía casi toda la mano dentro de su vagina y movía los dedos haciendo delirar a la “veterana”.
Faltaba algo por romper y les pedí que pararan, salí del culito y me acosté pidiéndole que se sentara sobre mi verga para dirigirla a su conchita, le brillaban los ojos a la putita cuando se apuró a acomodarse, Gloria le ganó de mano y asió la verga para dirigirla ella. La abuela colocó el glande y lo movió pidiéndole a la nieta que se sentara despacio, entonces la nena puso sus manos en mi pecho y se confió o la inexperiencia le jugó una mala pasada porque se dejó caer. El grito fue tremendo, me miró con la boca y los ojos llenos de lágrimas que parecían salirse de su cara y se quedó quieta con más de ¾ partes de verga incrustada en su conchita y el glande presionando en su pequeño útero. Gloria la besaba, le pedía que se moviera despacio y la ayudó poniéndome un poco más de gel cuando saqué una parte del ariete, el himen había pasado al olvido y algunas huellas quedaron en el tronco, pero no daba para lamentarse.
Tampoco Yessica perdió tiempo en eso, se recuperó de inmediato y se comenzó a mover gozando de la penetración, pero ya no tan desbocada para no dejar que el glande chocara contra su útero provocándonos dolor a ambos, “me hago pis, me hago pis”, -gritó sin contenerse y temblando ante el orgasmo que hacía presa de toda ella-. Ese fue el momento que aprovechó su puta-abuela para ponerse detrás y meterle los dedos en el culito dilatado. No sé cuántos dedos fueron, dos eran seguros porque los sentía moverse separados por la delicada piel que separaba los dos conductos, casi, casi como que aprovechaba para acariciarme la verga también con ellos y la nena se “pasó de rosca” al orgasmar nuevamente, aunque esta vez no gritó porque echó el cuerpo hacia adelante y buscó mi boca para besarme y no gritar, todo esto, con temblores, gemidos y contracciones me llevó a acabar como un burro en celo y lo que me quedaba rebalsó su vaginita recién desvirgada.
En el baño me hicieron calentar nuevamente porque la nena seguía machacando a la abuela y haciéndola delirar por los chupones a sus tetas de pezones grandes, a la vez que perdía su manito en la entrepierna. Me pedía que se la metiera por la cola y ya me había hecho reaccionar, pero me contuve porque era el momento en que debía “desear” que cuando salieran de casa debían olvidar todo lo que había pasado conmigo y que en lo sucesivo se comportarían de lo más normal.
Eso también fue algo que aprendí y tal como había dicho la bruja-madre, iría ganando en experiencia usufructuando las ventajas que me daba el poder decidir. Ya no eran necesarios las dos semanas para que olvidaran todo, pues lo que se daba por decantación, yo podía acelerarlo simplemente con desearlo y hacérselo saber a quién me hubiera cogido en ese momento, eso lo aprendía a “manejar”, en favor de mi propia salud, algo así como para no enloquecerme y andar queriendo meterme en cualquier culo que me gustara sólo porque la verga me lo exigiera.
Luego de almorzar le dije a Gloria que cuando quisieran se podían retirar porque yo dormiría un rato la siesta y después tenía que ponerme a trabajar en la redacción de varios documentos. Allí me comentó que había citado para las cuatro de la tarde a tres aspirantes para ocupar el puesto de la limpieza y la atención de la casa, quedamos en que no hicieran tanto ruido, lo único que le pedí es que no me metiera en la casa a ninguna chabacana, no pretendía a ninguna políglota, pero la buena presencia y el respeto eran fundamentales.
La mañana siguiente fue bastante movida, el Estudio estaba bastante alborotado, todos ya sabían quién era en realidad Elena, descubrir que la Secretaria Privada y novia del jefe es en realidad la dueña de tres empresa y heredera de todo el emporio de nuestro mejor cliente fue una verdadera sorpresa. Lástima que ya no estaban los “pelagatos arribistas” de antaño, hubiera sido lindo verles las caras. La saludé a ella y a tres chicas más que estaban reunidas en su despacho y pregunté a que se debía, “tengo que buscarte la Secretaria más idónea, no pienso dejarte en manos de cualquiera”, -acotó en un aparte y no noté doble intención-. Claro que le recordé que la mía sería la última palabra.
Recibí las novedades que me pasaban los otros Abogados y sólo una de las profesionales se animó a preguntarme si yo sabía de lo de Elena. “Claro que lo sabía, desde el primer momento, mi novia no es mujer de medias tintas con su hombre”, -le contesté casi sin pensar-. En el Estudio, quien más, quien menos, sabía que yo andaba con Elena desde que era un simple pasante y los más veteranos sabían que ella no era de pasarle bola a cualquiera. Tremenda mujer, de las que paraba el tránsito, con todo un respaldo económico detrás que no se alcanzaba a delimitar, que se demostraba absolutamente enamorada de un hombre menor que ella y que trabajaba de Secretaria Privada, daba para hacerse una linda película de intriga, como fuere, sólo agregó, “felicitaciones” y se retiró un tanto cohibida.
Casi de inmediato entró Elena a la oficina a decirme que ya había arreglado con el padre y comenzaría a recibir sus instrucciones desde la mañana siguiente, le dije que me parecía bien y agregó: “La Secretaría que puedo dejar en mi lugar es Haydee, me parece la más idónea, conoce bien su trabajo, no es de andar con chusmeríos con el personal y es leal, vos dirás”. Le contesté que no podría haber hecho mejor elección y me levanté para abrazarla y besarla, respondió rápidamente y se giró para apoyar sus nalgas en mi bulto, pero tuve que frenarla porque quería ir a verla a la actriz, seguro que, a esa altura, estaría desesperada por mi verga.
La elección de Elena recayó en la misma persona en la que yo había pensado, morocha, alta, bella, con una mirada de “te como vivo”, de físico bien cuidado, rondaba los cuarenta años, era divorciada, vivía con la madre que era comerciante minorista y tenía un hijo de once años que nadie conocía, era muy discreta con sus cosas y nadie podía decir en la oficina que había logrado algún tipo de favor sexual con ella, al igual que Elena, te “cortaba los pelos” enseguida. Había dejado la Facultad en cuarto año y entendía muy bien de lo que se hablaba respecto de los Casos que allí se manejaban, de todo lo demás en cuanto a intimidad, secretos que pudiera tener y lealtad, me ocuparía yo junto a mis “deseos”, por supuesto.
Me fui para el edificio donde vivía Tamara sintiendo cierto cosquilleo en mi entrepierna, había estado viendo fotos de la actriz en Instagram, muchas de ellas tenían un poco de fotoshop y estaban “arregladas”, pero la cara de adolescente con labios que incitaban y mirada que te alborotaba las neuronas estaba presente en todas ellas, además, las poses eran de lo más insinuantes y, no sé si sería algo relacionado con mis ganas, pero las fotos, aun en las que salía con tangas y mostraba sus nalgas paradas y deseables, no reflejaban la realidad de esas nalgas que, “en vivo y en directo” eran mucho más tentadoras y en un rato serían mías.
La había llamado por el celular avisándole que iría a verla y su voz en el teléfono denunciaba sus ganas y su urgencia, “sí, sí, no tardes por favor, te estoy esperando, le di franco al personal y la gente de la custodia está avisada”, -contestó-. Corté la comunicación sabiendo que el resto de la mañana y posiblemente algo de la tarde, sería más que placentera.
GUILLEOS1 – Continuará… Se agradecen comentarios y valoraciones.
Perfecto , amo esta historia