El primer anal con mi mujer
Les cuento como fue la primera vez que mi mujer me entrego el culo.
El primer anal con mi mujer
El relato que les traigo es algo de lo más común, es sobre mi primera relación anal con mi mujer. Primero les contare una breve introducción de mi vida y luego iré directamente al punto.
Soy un hombre de 31 años en la que en toda mi vida solo había estado con una mujer y esto es porque soy bastante tímido, mido 1.80 mt. Y mi peso es de 90, si soy un hombre d contextura ancha jajajajaja.
En fin, les cuento que mi vida giraba en torno al porno y los relatos de esta comunidad a la que llegué sin intención por culpa de mi madre, quien era una aficionada lectora de esta página, pero volviendo al tema conocí a una mujer 5 años mayor que yo, de 1.56 mt. 55 kilos un par de buenas tetas y unas piernas gruesas mas no gordas. Lo nuestro partió con mucha pasión desenfrenada, nos comíamos a besos donde nos pilláramos, y a lo largo de un mes de pololeo nos pusimos a follar.
Desde el minuto 1 que me dedique a estimular todos los puntos sensibles de su cuerpo, sin miramientos lamia, mordía, chupaba, tiraba o le metía un dedo en todo lo que le generara placer y mi pregunta más frecuente era como te puedo hacer sentir aún más placer del que ya sientes. Esto lo preguntaba por qué no encuentro nada, pero absolutamente nada más exquisitos que sus gemidos, sus gestos, su mirada al tener un orgasmo o sus besos mientras esta en ese trance que ella llamaba “erotomanía”. Si bien ese concepto implica un deseo sexual descontrolado, ella lo implementaba en si misma porque decía que estaba tan perdidamente dentro del placer que perdía su voluntad, su conciencia y quedaba a merced de todas las ocurrencias de este humilde servidor. No entrare en detalle de todas las cosas que hacíamos porque sería mucho tiempo de lectura y no los quiero aburrir, aunque suene un poco engreído, pero es la verdad.
Recuerdo que estábamos algo distante hacia un par de días, ella se había enojado no recuerdo el porqué, yo estaba de vacaciones por lo que un lunes me quede donde mis primos para relajar la cabeza y tomarme unas cervezas, el martes en la mañana me habla a mi teléfono con un tierno mensajes — “¿Qué haces?” – ese era indicio suficiente para saber que me extrañaba. Nos llevamos la mañana entre mensajes y mensajes, muy básicos de lo que habíamos hechos y ese tipo de cosas, quede en pasarla a buscar al trabajo nos besamos todo el camino hasta su casa.
Ella hizo dormir a su hija y luego bajo, me beso, pero con esos besos apasionados que me volvían loco cuando me los daba, follamos por algo así como dos horas me dejo acabar en su boca como diciendo te extrañe, y yo dando como respuesta una corrida tremenda. Ella subió al baño y yo me limpie en la cocina. Al bajar yo estaba acostado en el sofá y ella me miro y me pregunto ¿por qué estás vestido?, con eso entendí que la acción continuaría.
Se acostó a mi lado la abrace y pegue mi cadera a su trasero, ella que llevaba puesto una polera sin sostén y un calzón azul con corazones rosados respondió empujando su lindo culito contra mi cadera. El mensaje era más que claro el sexo seguiría. Comencé a besarle el cuello, lamer su oreja (eso la enloquece), mientras que con mi brazo que estaba por debajo de su cuerpo busque sus pechos y con mi mano libre busque su glúteo. El instinto hizo que al agarrar esa nalga lo primero que hiciera fuera separarla de la otra, lo que automáticamente genero un gemido de puro placer.
Hasta este momento yo solo la estimulaba sin tener más intención que tener sexo como normalmente lo hacíamos, pero por falta de claridad, ya que era de noche y teníamos todo apagado, mi mano no bajo lo suficiente para llegar a su vagina, sino que quede en medio de su ano. Sobaba en círculos mientras con mi dedo medio presionada hacia dentro como intentando meterlo, ella ya estaba excitada lo sabía porque sus bragas estaban empapadas, sus ojos ya estaban perdidos en el plano del placer y cargaba su culo contra mi mano.
Yo estaba con mi verga dura, la situación me tenía a tope, saque mi mano un momento de su ano y a través de su calzón noto que ella esta empapada, normalmente por cada orgasmo chorrea muchos jugos vaginales no tanto como para hacer squirt, aunque tengo la certeza que con un poco de practica lo puede lograr. Tomo su mano y la llevo a mi pantalón y con una habilidad tremenda logra desabotonar y bajar mi cierre, seguido a eso me toma la verga y la lleva a su culo, con movimientos rápidos y agiles me quito toda la ropa para abajo y a ella le saco sus bragas mojadas que goteaban, acomoda su trasero más hacia arriba y lleva mi miembro a la entrada de su ano, lo mueve en círculos y presiona un poco, todo esto entre gemidos y espasmos de puro placer, no doy más y presiono con mi cadera hacia adelante haciendo que entre el glande por completo, con la cabeza de mi pene dentro de ella ya no había vuelta atrás, ella solo comenzó hacerlo entrar cada vez más hondo. Sentir la presión de su ano recorrer mi verga desde la punta hasta la base, mientras mi glande entraba en contacto con su recto fue unas de las mejores sensaciones que he tenido en la vida.
Comenzó con movimientos lentos y largos, uno tras otro, yo ya la había cogido del pelo y me devoraba su cuello entre besos, mordiscos y lamidas hasta su oreja, su interior ya se había acostumbrado a este invasor externo, ella comenzó a moverse más rápido, a gemir con más frecuencia y más fuerte, unos pocos movimientos más y el primer orgasmos llega, arquea su espalda mientras se apretaba sus pezones, hago que entre hasta el tope me quedo así unos segundos y ella rápidamente vuelve a mover su culo suavemente. Mi excitación ya era demasiada y la posición en la que estábamos no me dejaba moverme con libertad, así que saque mi verga de su recto y sin decirle nada ni siquiera una gesto se puso de rodilla, verla ahí en cuatro patas solo género que mis ganas de meterla nuevamente aumentaran, me acomode velozmente, ubique mi pene en su ano y con un suave empujón entro sin problemas, mis manos por costumbre sujetaron ambos lados de sus cadera, acto seguí comencé a cogerla no fuerte pero si con más rapidez, su respuesta fue lo mejor bajo su cabeza hasta apoyarla en el sofá y comenzó a moverse a mi ritmo y desde esa posición dijo las palabras mágicas para todo hombre -termina adentro por favor- consiguió lo que quería, esas palabras fueron las detonantes para que me corriera como un loco dentro de ella, mientras ella gozaba de su segundo orgasmo.
Dejé dentro de ella hasta la última gota de mi semen, cuando ya no salía más procedí a retirarme de su interior, una vez afuera ella se incorpora, se gira, me toma la cara y me besa con la misma pasión de siempre y al terminar de besarme me dice “te amo”. Pocas cosas pueden hacer tan feliz a un hombre, el sexo lo lleva a lugares inimaginables, pero si a eso le agregas que la mujer con la que follas te ama con la misma intensidad que le amas a ella, nada se le compara.
Muy bueno, se nota que todo es real, se agradecen relatos así. Cuenta más.