El Prostíbulo The Pink Pearl 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
-¡Señora Mónica, es.
estoy por terminar!
Jadeaba mientras ella galopaba sobre mi pene, furiosa, hincando sus largas uñas rojas en mi torso.
Ella solo gritaba más fuerte, podía sentir como contraía sus muslos como si masajeara mi miembro.
Ese dulce estirón dreno de mí una gran cantidad de semen que termino dentro de Mónica.
Ella se limito a mirarme y manosearse y llevar a sus dedos impregnado de jugo lechoso a la boca, catando tal cual dulce.
-Esta delicioso mi pequeño bastardo.
Ve a terminar tus labores y prepara el almuerzo.
Asentí y me vestí rápidamente.
El cuarto de Giannina necesitaba reparar la cama.
Anoche había tenido una orgía con tres hombres grandes.
El crujido de la madera se escucho junto a su grito de placer, la puerta abierta había invitado a todas en el edificio a mirar la escena, incluso algunos clientes pausaron sus actividades y fueron a presenciar como la hermosa pelirroja de cabello corto era dominada por tres fornidos hombres, que elevaban su cuerpo, la penetraban en todos los lugares y quedaron tendidos en la destrozada cama cubiertos de sus propios jugos.
La cocina era más pequeña que la de mi vieja casa, pero mejor amueblada.
Ese día había horneado pollo y algo de ensalada.
Mientras terminaba de lavar los cubiertos y esperaba la carne, Giannina se había acercado a mí sin darme cuenta, abrazándome por la espalda.
-Aldous ¿verdad?, eres el nuevo juguete de Mónica, me gusta tu cabello liso.
Ella te dijo que lo dejes crecer largo ¿no?, típico.
Asentí con una ligera sonrisa, ella no era voluminosa como Mónica, tenia lindas curvas, pechos ni grandes pero tampoco pequeños, pero resaltaba su trasero ligeramente más grande que su cuerpo.
En cuanto me di vuelta para revisar el horno ella me agarro de la entrepierna, sobando mi miembro.
Su sonrisa pícara era casi demoniaco.
Me arrebato el short y arrodillada comenzó a masturbarme.
-Fue lindo de tu parte arreglar mi cama, esto es un pequeño gracias
Mi pene se deslizo por su boca casi por completo mientras ella sobaba mis testículos.
Podía sentir su lengua apretando y succionando con una destreza que Mónica no tenía.
Sin pensarlo la tome de la cabeza y moví mis caderas, y mientras más ritmo tomaba, ella succionaba más.
Mis testículos golpeaban su barbilla y ella aprovechaba para abrazar mi cadera y penetrar aun más adentro.
Tome su cabeza y la apreté contra mi cuando estaba eyaculando, podía ver sus ojos azules mirándome fijamente mientras tragaba hasta soltarla.
Ella se sentó en el piso para tomar aire, y mientras volvía a ponerme el short le tendí una mano para ayudar a levantarse.
-Mónica tiene buen gusto, pero, deberías comer piña todas las mañanas y beber más agua.
Guiñó un ojo y tomo mi mano, al levantarse se fue de la cocina riendo como una pequeña niña.
Gracias al olor del pollo volví a la realidad y fui al comedor donde todas estaban esperando, con Mónica a la cabeza.
El alboroto era lo habitual, Mónica siempre reía de las cosas que decían las otras chicas, Giannina en cambio siempre callada en la mesa pero con buenos modales.
Era de tarde y antes de que caiga el sol tenía ir al centro de compras.
Aparte de la comida para mañana llevaba una caja de clavos, cintas adhesivas, sogas y un manojo de cables.
Solo me faltaban las cosas de la farmacia, ungüento, vaselina y algunas cremas.
El farmacéutico al verme
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