El rusito de la vuelta de casa
El rusito lo llamamos por que sus padres vinieron de Rusia hace ya varios años, y enseguida le pusieron de apodo los Rusos. Su madre es preciosa, el igual..
El Rusito es un hermoso rubiecito que va a quinto grado de la escuela primaria. Ya hace un par de años que se le comenzó a notar lo afeminado, es delicadito, suave para hablar y caminar, le gusta mucho jugar con las niñas y un par de veces que los he visto, El es la ama de casa. Por lo tanto es obvio que cuando crezca será al menos gay.
Yo tengo 15 años, soy un pibe común, con una verga común, a lo mejor un poco más gruesa que la de mis compañeros. Pero no supera los 15cms. Lo que sí sobresale es que es bastante cabezona. Pero volvamos al rusito. Este chiquilín tiene por costumbre cuando vuelve del colegio pasar por frente de casa, donde hay una plaza con mucha vegetación, hay matorrales de rosa mosqueta, que hacen una pared imposible de traspasar y que no deja ver al otro lado, pero si uno se fija bien, hay espacios entre los rosales que bien sirven de escondite donde las parejitas van coger por las noches. El Rusito al pasar se desarma en sonrisas y saludos, y siempre que me ve en la calle intenta mantener una conversación conmigo, es más, hasta diría que me coquetea. Y la verdad es que si fuera mujercita también sería una monada. Tiene unas hermosas nalgas, y su boquita es de labios gruesos.
Una tarde estaba yo trotando en la plaza cuando veo que viene el Rusito caminando con su mochila de colegio. Aparecen dos chicos mayores y lo interceptan, lo empujan, lo tiran al suelo e intentan robarle la mochila. El Rusito lloraba, yo al verlos corrí hacia ellos, se asustaron y tiraron la mochila antes de salir corriendo. Yo me acerqué al Rusito, lo levanté de un brazo, comencé a sacudirle la tierra de su ropa y al pasar mis manos por su colita el me miró directamente a los ojos y se deshizo en una gran sonrisa. Medio se pavoneó un poco. Y ese gesto me intrigó. Seguí limpiándolo y me abraza con fuerza y me dice gracias. Y me da un beso en la cara, luego se aleja caminando rápido pero cada dos pasos mira hacia atrás y me sonríe.
Yo quedé intrigado por su proceder, pero a la vez me pregunté si el Rusito ya había recibido algo de sexo. Era muy intrigante su accionar. A la otra tarde me encontraba yo otra vez en la plaza cuando aparece el chiquilín, venía caminando y no dejaba de mirar hacia donde yo estaba. Y se me ocurrió tantear hasta donde el pibe tenía inclinación por probar una buena verga. Cuando se acercó lo llamé, el pibe viene confiado hacia mí, yo lo tomo de la mano y lo llevo a un claro entre el rosedal donde más de una vez he estado con un par de chicas, de echo perdí mi virginidad con una vecina en ese mismo lugar. El nene no demostraba desconfianza, me acompañó sin dudarlo. Al llegar al claro, le saco la mochila y nos sentamos en el pasto, uno al lado del otro y comienzo a darle charla, el Rusito estaba muy contento con que yo le preste tanta atención, suavemente comencé a acariciarle la cabeza y la espalda. El no decía nada, de pronto estira su brazo y deposita su mano en mi pierna, bien cerca de mi miembro. Al percibir este gesto, ya mi libido se disparó y mandó a mi tripa a ponerse en acción. Obvio que en dos minutos tenía la pija dura como un tronco haciendo una hermosa carpa en mi short. El Rusito sin verguenza alguna directamente posó su mano en mi verga y la agarró por arriba del pantaloncito. Le daba apretoncitos suaves y me miraba sonriendo, de pronto se pasa la lengua por los labios, como saboreando algo. Entonces pasé a la acción, solté el cordón de mi short, lo bajé un poco y liberé mi pija. El pibe no se asustó. Simplemente tomó la poronga y comenzó a pajearme despacito, pero lo hacía con buena técnica. Eso me calentó más todavía, y ya lanzado le pedí que me la chupara, el niño se arrodilló frente a mi, y agachando la cabeza encontró con sus hermosos y gruesos labios la punta de mi pija, la cual engulló sin problemas. Pronto ya tragaba media verga, y lo hacía con una calidad impresionante, pronto me tenía al borde de acabar, entonces se me ocurrió acariciarle las nalgas, se puso frenético, ya se tragaba toda la verga. Metí mi mano por dentro de su short y encontré pronto su anito, chiquito, apretado, y suavemente metí mi dedo medio, primero la puntita y luego fui metiendo más hasta que le entró todo el dedo. El Rusito seguía mamando como si nada. Eso me intrigó pero no pude investigar más ya que me hizo acabar profusamente, y no derramó una sola gota de semen. Al sentir la lechita en su boca, sonríe y lo disfruta. Luego limpia a lenguetazos la verga. Yo sigo con el dedo metido en su culito, suavemente lo cojo con el, el nene cierra los ojitos y disfruta, lo goza. Eso me indicó que el Rusito ya había tenido aprontes en lo referente a comerse una verga por el culo. Estuve así como cinco minutos y decidí dejarlo. Ya buscaría la forma de someterlo y adueñarme de ese hermoso culito. Nos levantamos, acomodamos nuestras ropas y el niño partió hacia su casa, contento y feliz con una gran sonrisa en su cara. Al llegar a la esquina me saluda con la mano. Yo respondo ya disfrutando por anticipado lo que se venía.
Al otro día me preparé bien, me llevé el tubo de gel lubricante de mi padre, y un toallón a la plaza, para cuando el Rusito volvió del colegio yo lo estaba esperando. Le hice una seña y el solito encaró para los rosales. Al encontrarnos me abrazó fuerte, lo extraño que no decía una sola palabra. Con ese solo gesto ya mi pija estaba dura, me bajé el short y el Rusito comenzó a masturbarme y a mamarme la verga, yo no iba a dejar ese culito sin penetrar. Yo comencé a acariciarlo cada vez con más pasión, el pibe ya estaba recaliente. Saqué el tubo de gel y unté un dedo, al igual que el día anterior, encontré su anito bien cerradito, al tener gel el dedo entró rápidito y sin dolor, al observar eso, metí un segundo dedo, el cual costó un poquito pero el Rusito no emitió ni un quejido. Seguí estimulando su esfínter y cada vez estaba más suelto y abierto, para esto yo ya tenía unas ganas locas de penetrarlo, entonces sin siquiera preguntarle, lo puse de espaldas a mi, lo abracé y apoyé mi pija en su culito, el todavía tenía su short puesto, lo bese en el cuello y acaricié sus nalgas mientras con la verga le puerteaba su agujerito, luego simplemente bajé su shorcito y aparecieron esas dos nalguitas, redondas, duritas, igual a las de su madre, volví a apoyar mi verga en su anito, mientras con una mano lo masturbaba, el niño tiene una buena pija para su edad, cuando crezca tendrá un tremendo rabo. Ahora estaba excitado y lo tenía duro, disfrutaba de mis caricias, me separé, estiré la toalla en el piso y lo hice arrodillar y ponerse en cuatro, a lo perrito.Le hice que se abriera las nalgas con ambas manos y apareció su ano rosado, tomé el tubo de gel y poniendoselo en su agujerito se lo llené de lubricante, a continuación tomé mi verga por el tronco, al Rusito por el hombro para que no se corra, y apoyando la cabeza de mi pija en su esfínter se lo empecé a meter, costó un poquito, pero empezó a entrar, el nene se quejaba un poquito, pero no se resistía, de repente la cabeza pasó su aro y entró una tercera parte de la verga de un tirón, lo tomé por los dos hombros y seguí penetrándolo hasta que toda la tripa estaba dentro del Rusito. Su estrecho culo apretaba mi verga en demasía por lo que esperé que el niño se relajara, luego suavemente comencé a cogerlo, el no se resistía, es más inició a moverse colaborando en el ejercicio. Pronto ya se la metía toda hasta el fondo y se la sacaba toda, y el disfrutaba, se babeaba y respondía con tremendos enviones buscando que le entre toda la tranca, y claro no duré ni cinco minutos en ese tan apretado culo, y le llené el culo de semen, el Rusito al sentir el chorro de leche dentro de su culo acabó en seco. Esperé un ratito hasta que mi poronga se ablandó y se achicó para sacarsela, le quedó el agujero del culo que parecía un volcán, rojo y sin fondo. El chiquilín solo sonreía mientras se levantaba la ropa. Luego simplemente le advertí que no tenía que contar nada así podíamos seguir teniendo nuestros encuentros, a lo que el Rusito me contestó que no diría a nadie. Que El sabía guardar un secreto, ya que por ejemplo su tío hace ya un año que le hace chuparle la verga. Pero que yo fui el primero en hacerle la cola. Desde este día mantengo relaciones con el pendejo. Ahora ya es mi putito.
Muy bueno👍