El Secreto de la Familia 13-Final
tras descubrir aquella verdad, solo basta el desenlace, aunque esto podría ser el inicio a la siguiente aventura sexual….
Advertencia: este relato es completamente Ficticio, no tiene nada de real y solo esta para entretener con una buena de dosis de morbo a todos los lectores que gusten…
13 Ultimo
Los años abrían pasado, en medio de toda clase de situaciones sugerentes, llenas de lujuria, encuentros sexuales, que iban creando incertidumbre, romances o relaciones que no eran muy comunes, pues la pasión o el deseo se volvían tan normales, Rob habría conseguido tener a 3 preciosas chicas, con las cuales mantenía una especie de relación especial, llena de lujuria, deseos pasionales, donde sus cuerpos eran sujetos a sus fantasías, dejándose tocar, entregándose en total libertad, llegando a correrse en fuertes orgasmos, después de faenas sexuales tan intensas, haciendo gala de deseos, no siendo extraño que en veces se le encontrara en algunos lugares follando de manera tan intensa que creaba envidias entre muchos. Todo eso terminaría creando varios chismes, algunos demasiado difíciles de afrontar, por sugerencia de Josh, su hijo pensó en irse de la ciudad durante una temporada, para abrir una nueva sucursal de la fabrica fuera, aunque solo sería por un tiempo, quería darle espacio, pero no solo a él, con 25 años, era todo un hombre, y estaba buscando como empezar de 0 su filial, una prueba para hacer crecer el negocio familiar, cual iba saliendo bien, aunque no se marchó solo, pues con él estaba su mujer, Matilda, de cierta forma se mudaron a un barrio parecido al suyo, en una urbe cercana, pero donde nadie les diría nada, pensando que solo eran una pareja de recién casados (realmente lo eran), donde podría llegar con ella a todas partes, abrazarla, besarla, incluso acariciarla con cierta pasión, dándoles una libertad que no podían tener en su hogar, ya que ahí los miraban con envidia o un poco de malicia, en especial por algunos chicos que deseaban tener a Maty para ellos, pues con el tiempo ella siguió haciéndose muy bonita, su cuerpo era un deleite, llamaba poderosamente la atención con unos pechos grandes, vientre plano, muslos carnosos, además que su gesto o rostro seguía siendo igual de bello y dulce, una mezcla de niña mujer que despertaba el morbo de manera morbosa, resultando irresistible.
Aunque no solo ella, pues realmente la familia de mujeres tetonas era bastante sensual, si con el tiempo cada una de ellas seguía llamando la atención, Nadia estaba en su clímax, gracias al ejercicio ganó unas formas demasiado exquisitas, un vientre plano, lo cual la volvía tan encantadora, que resultaba imposible ignorarla cuando pasaba, en especial cuando usaba sus prendas ajustadas acostumbradas, teniendo así un aire tan femenino que sus vecinos le felicitaban por ganar aquel aspecto tan delicioso, mientras que Alicia, igual se ganaba un aire bastante seductor, de figura irresistible, atrayendo a varios idiotas, aunque prefería por el instinto en su sangre a un hombre fornido, quizás tosco, lo cual agradecían muchos, pues en la carrera estaría llamando la atención, tanto como para entrar en concursos de belleza donde todos esperaban poder verla, en especial cuando usaba sus ropas sensuales que remarcaban sus seductoras formas, y Julianna, igual iba atrayendo miradas pues aparte no se hizo muy alta, creando un morbo bastante duro, pues parecía ser una especie de niña tetona que despertaba las más bajas pasiones, lo cual le dificultaba conseguirse un novio decente, o al menos no tan tarado. A todo eso se le iban sumando las hijas de Lourdes, quienes igual eran bastante sensuales, llamando muchas atenciones de varios por ahí, en especial por sus sensuales tonos de piel más oscura, que creaban una seducción difícil de resistir, en especial de la mayor, pues su figura era un deleite total para varios de los vecinos que se hallaban deseosos de sentir aquel cuerpo recibiendo sus vergas, en un mar de pasión y lujuria mientras la reclamaban, si pocas veces les faltaron candidatos para tomar sus cuerpos, aunque estos no despertaban ninguna clase de deseo en ellas, por lo que se sintió tan incómoda en varias ocasiones, cuando se daba cuenta que le veían con ganas de sodomizarla mientras reclamaban sus tetas en un juego de seducción, en un encuentro carnal furioso que no se detendría hasta que se corrieran dentro de sus cuerpos, llenando su vulva, o al menos eso querían varios, pero ella no se los dejaría.
Volviendo con Rob, este había salido de la ciudad natal esperando apoyar al negocio familiar, pero aparte alejarse de las malas lenguas, que solo soltaban sus envidias por tener como esposa a Mati, recibiendo en su nuevo hogar varias felicitaciones por tener a tan preciosa esposa, pues todos ignoraban que hasta hace poco ellos vivían como hermanos, solo veían una preciosa esposa muy joven, pero tan enamorada, aparte que a su lado llegaría después Ofelia, quien parecía muy ansiosa, no toleró quedarse fuera, notándose en su actuar una especie de lujuria contenida, que pocos comprendían, sin embargo todos lo notaban, pues ella quería quedarse con Rob, pagar la deuda, y ser enteramente de ese joven, recibiendo su cuerpo de manera intima, llenándose su mente de toda clase de fantasías pérfidas donde se entregaba y era empalada por aquella masa de carne que inundaba su interior.
Como siempre, la sangre de aquellas mujeres reaccionaba ante la familia de Rob, todos hombres grandes y rudos que podían someter a esas hembras a sus deseos, y ella decidió entregarse para pagar la deuda de su madre, aunque lo hacía con un gusto difícil de esconder, pues luego de la quinceañera, empezaría a fijarse en el chico, no podría negarlo, este era justo su tipo de macho deseado, quizás solo fuera curiosidad al principio, provocando algunos accidentes dejando ver algunos descuidos seductores, pero con los días eso cambiaria por un deseo pérfido que la guiaba a conseguir aquel encuentro carnal soñado, haciéndole recordar cómo es que logró sentir por primera vez a tan buen macho haciendo estragos en su entrepierna al irla penetrando, sintiendo en sus embestidas que debía quedar preñada de este, y no importaría cuantas veces fuera necesario para hacer aquello realidad, deseaba yacer a su lado con su verga metida llenándole el interior con su leche hasta escurrir, mientras sus pechos se veían crecer gracias a su respiración. Ahora cabe decir que Ofelia era una joven de aspecto increíble, de piel canela con largo cabello negro, le llegaba a los muslos, y su cuerpo era una poesía de erotismo, tan bellamente formado que resultaba difícil ignorarla al verla pasar, en especial cuando usaba unos pantalones entallados, que dibujaban perfectamente sus curvas, embobando tanto que no faltaban los accidentes cuando iba por las calles de su nuevo hogar, además que sus pechos tenían un aspecto casi malicioso, apuntando al frente como si desafiaran a la gravedad, creando una ilusión sensual tan intensa que llamaba la atención de todos los hombres presentes, o incluso algunas mujeres, quienes soñaban con meter sus rostros entre aquellas masas de carne antes de llegar más lejos.
Por desgracia para otros terminaba ignorando todo eso, Ofelia debía aceptar que era tal como lo advirtió su abuela, su cuerpo respondía al llamado de los instintos como si fuera alguna clase de maldición, atrayéndole a buscar un acercamiento intimo con quien debía ser solo su primo, sintiendo un calor sensual que recorría cada poro de su piel, se calentaba tanto su cuerpo que no dejaba de jadear por el deseo contenido, muchas veces rozaba su vulva jugosa de manera intensa pensando en cuando deseaba tener esa barra de carne dentro de ella, anhelando de esta manera un encuentro sexual, aunque sintiera que eso estaba completamente prohibido, fuera de toda posibilidad, pero lo cual no evitaría que ocurriera, si lo haría con gusto, aquella vez que supo que sería suya quedó marcada en su memoria. Sería una tarde de verano, de las ultimas antes de graduarse del bachillerato, estaba usando aún su uniforme colegial, una falda escocesa azul con amarillo, una camisa blanca, igual que la medias hasta medio muslo, y su escote apenas contenía aquellas precisas curvas de sus pechos, no entendían porque, pero llegaba a buscarle, esperando un poco de afecto, trataba de dejar de lado todo lo que dijo su abuela, pero mientras más lo trataba de evitar, mas se hacía evidente en su mente, quería ese miembro abriendo su interior en un vaivén constante que le hiciera gemir hasta volverse loca, lo necesitaba como si fuera agua, y ella se hallara sedienta.
Sería una tarde, cuando llegaría para pedirle a Rob que le ayudara a mover algo, solo era una escusa, una vez fuera, cambio la historia para que repusiera un foco, se notaba nerviosa, como si no supiera que hacer o decirle, pues solo necesitaba un poco de su tiempo, esperaba poder pasarlo bien, y por su parte Rob se dejaba manejar porque sabía lo que iba a suceder, podía olerlo en el aire, si casi contó los segundos hasta que finalmente ella dio el primer paso, dejando que ambos quedaran en el baño, donde se suponía que iba a cambiar la bombilla, pero con tanta iniciativa que el joven al ver aquello listo llegaría al lado de Ofelia para robarle un beso, en un acto que lejos de incomodarle, provoco una reacción tan intensa que le haría sentirse deseosa de seguir adelante, este le abriría de un jalón la camisa dejando libres ese par de tetas enormes, que apenas podían ser contenidas por el sujetador blanco, que se estiraba de manera sorpresiva, siendo una tela blanca que contrastaba con su piel, parecida a delicioso chocolate, no perdió tiempo en mamar aquellas chichis enormes, logrando que el primer gemido se hiciera notar, se veía tan caliente la chica, que estaba quedando desnuda entre las manos de aquel joven que la exigía como suya mientras iba sobando aquel delicado cuerpo, en un trato viciado buscando la pasión, pero era aceptado hasta el punto de dejarse manejar para sentir aquello que ya le carcomía su interior en un gusto pérfido que no le dejaba pensar con más claridad, dejándole en claro que quería esa verga dentro para hacerla sentir suya, en especial cuando fue sintiendo como su cuerpo quedaba al natural dejando que entrara abriendo los pliegues de su interior.
Sería un momento crucial, pues una dura estocada abriría su coño, quizás fuera algo bruto Rob, pero se hallaba perdido, no podría negarlo, de esas 3 primas, hijas de Lourdes, Ofelia era quien más le gustaba, la única que le haría perder un poco el control para buscarla, si deseaba ese encuentro sexual desde la primera vez que la vio, su cuerpo era demasiado candente, ahora la sometía con una estocada y su prima en una reacción de dolor mezclado con placer agarraría la llave del agua, empezando a moverse, lo cual no detuvo en nada a Rob quien seguiría con lo suyo, liberar su cuerpo, pensando en comerle el coño, pero cuando lo encontró casi escurriendo, soltando un aroma potente y sexual, dejó de lado todo, acabó embistiéndola de tal manera que sentiría como su cuerpo vibraba ante su virilidad, haciendo lo que quería con ella, aunque a la chica no le importaba, lo sentía tan rico, sus cuerpos se mezclaban en una reacción de placer tan único, que encendía el deseo al punto de sentir un fuego en su interior, logrando que se dejara llevar en sus gemidos, la fue embistiendo mientras tocaba su cuerpo, Ofelia en veces aullaba de placer, perdida sintiendo como sus tetas se ponían duras, le encantaba hallarse así, aunque se comenzó a correr cuando la besó. Pero eso solo sería el principio, pues la pondría de frente, tomaría su pierna y la penetraría, mientras dejaba que sus pechos se restregaran contra su cuerpo, luego de eso la sujetaría del culo para sentir mejor cada forma, su piel, así volvería a embestirla, hasta que ambos quedaran embelesados por aquel delirio erótico, moviéndose en un ritmo delirante por la fuerza de sus caderas que iban cada vez más fuertes, logrando que solo se callara la mujer cuando un beso en los labios le sellara de continuar haciendo ese escandalo, detalle que le encantó, siendo el clímax cuando este se corriera, dejándole entrar toda su carga, la cual saldría con una mezcla de sangre, momento en que esta se entregaba por completo, mirando a su pareja con ojos de ternura y amor, sabiendo que le pertenecía, pero también Rob se daría cuenta que Ofelia era virgen, el sería su único hombre, pues viendo esa cara, era obvio que no querría a nadie más entrando tan dentro de su ser, además que la misma abuela seria testigo de todo.
No fue sencillo, pero la nueva hembra iría siendo aceptada dentro de su círculo intimo, aunque a Maty no le gustaba compartir, pero se iba haciendo un poco a la idea, en especial cuando fuera encontrando a su prima recibiendo placer en diferentes lugares (era una pervertida sin remedio que buscaba realizar sus fantasías sexuales), aunque eso ayudaba mucho para que la relación no se volviera monótona, pues ver a tan celosa a Matilda era lindo para Rob, además necesitarían ayuda en su nueva casa, la idea era hacer expandir la empresa, siendo una prueba para heredarla, además Noriko no podía moverse mucho, estaba embarazada, con gusto había cumplido con sus deberes como hembra, en una de tantas sesiones de placer, ella terminó preñada al recibir tanta leche que le escurrió de su coño jugoso, quedando tan contenta tras la cogida, aunque la noticia cambio todo para ese momento.
Claro está que Rob se hallaba contento, no creyó que su mujer le fuera a responder tan bien, aunque era obvio, la estuvo cogiendo tantas veces, igual siempre buscaba momento para quedar con ella, seguro que la dejo cargada esa vez que fueron a dejar una recamara fuera, quedándose en un motel, ella usaba una falda corta negra, su camisa blanca, medias color piel y unos tacones cortos, le encantaba como le quedaba ese atuendo de secretaria, y por la lluvia se quedaron resguardados, pero sabiendo lo que pasaría, no dudo en sacarle lentamente sus prendas para alcanzar sus pechos, comérselos entre besos llenos de pasión, le saboreo su boquita mientras la acariciaba, sintiendo todas sus formas femeninas, en especial las piernas que deseaba abrir mejor, pero la falda no le dejaba, era demasiado exquisito, iba disfrutando de sus formas hasta que no pudo más, le sacó la ropa de forma efusiva, dejándola desnuda, y así fue cogiéndola, mientras se preparaba. Sus prendas quedaron fuera, mientras dejaba a la vista su herramienta, que ante la imagen de aquella exquisita mujer se veía lista para la faena, y ella le sonreía, alzando sus manos para dejarle entrar, lo abrazaría cariñosa, sabiendo que en ese lugar eran solo los 2, amándose libremente, sin que nadie llegara para verlos, no se contendría, estaba gozando de aquella sensación de ser la única, su cuerpo tibio por culpa de la lluvia, aunque pronto ardería por la primera penetración, disfrutando tanto de ir abriendo sus pliegues internos, los cuales escurrían, se hallaban tan calientes, casi parecían hervir, mientras se acomodaba a un espacio que parecía recibirlo con toda facilidad, haciendo que ambos se entregaran a ese delirio sexual, mientras se besaban, o restregaban buscando un contacto cada vez más intimo entre sí para sentirse más entregados el uno al otro, al tiempo que se perdían en fuertes embestidas, que dejaban escapar sonoros gemidos que se ahogaban en la tempestad que surgía afuera repentinamente, asegurando que su placer fuera privado.
No terminarían hasta que el joven acabara corriendo dentro de la chica, haciendo un esfuerzo mayor, porque habrían probado de todo, en el misionero saboreando sus labios, pero también la puso a 4 para gozar de su culo redondo, le dejó que le cabalgara esperando sobar esos pechos tan redondos, o de lado para rosar cada centímetro que pudiera, llegando a masturbarla mientras la penetraba, Rob se perdía en el cuerpo de Noriko, quien decía toda clase de locuras sexuales que aseguraban el deseo de ella por el joven, quien se emocionaba demasiado, cualquiera, hubiera pensando que eran pareja, mas al verlos coger de manera tan intensa, siempre corriéndose dentro de ella, no le importaba, sabía que cualquier cosa ella estaría contenta, más cuando aseguraran que eran cercanos, teniendo un vinculo intimo, en especial si se relacionaba al sexo, siendo tal como lo pensó, el joven se acabaría corriendo en varias ocasiones, mientras la hacía igual escurrir sus mieles del sexo, llegando a un clímax total, acabando rendidos, ella aferrándose a su amante, contenta de saberse suya y de nadie más.
Después de ello pasó lo obvio, quedó en cinta, y su familia se alegró, aunque se veía un tanto celosa Alicia, más no dijo nada, después de ello se quedaría en casa, pues debía cuidarse, y por las circunstancias, Rob tendría que dejar la ciudad al menos un par de años mientras arreglaba la nueva filial de la empresa, aunque una vez que pudiera, Noriko iría con este para que su hijo fuera cuidado por ambos, era un negocio muy sencillo, ciertamente. Por otra parte Matilda no estaba del todo contenta, quería a su prima, pero era bastante celosa, apenas tenía algunos cursos hechos, no le gustaba tanto la escuela, le sobraban acosadores, y podría haber ido a trabajar, sin embargo no tenía la confianza, pues no es que se sintiera inferior, por el contrario, se sabía muy buena en lo que hacía, de hecho intentaría ser cocinera en un pequeño restaurante, siendo tan hogareña, aquellas labores le salían de maravilla, ganándose el aprecio de muchas compañeras, aunque el dueño la deseaba como mesera, pues gracias a su aspecto llamaba la atención, no faltando clientes que la vieran con asombro, pues era demasiado bella, atrayendo las miradas, al menos eso lo haría en los primeros días cuando se asentaran en la nueva ciudad, pues Matilda quería ayudar, sin embargo como temía pronto las cosas sucedieron, el jefe, un tipo en sus 40 años, trataba de intimar, miraba a la muchacha con lujuria, no podía dejar de pensar en ella, y en una ocasión le diría a uno de sus amigos de copas:
Ya no aguanto más, la veo, es tan preciosa, sueño con meterla a mi oficina, sacarle esas tetas preciosas, comérselas hasta verlas escurriendo mi baba, me encantaría comerle el coño, hacerle gemir como puta barata, seguro que debe sonar muy bien, esas chicas son bien inocentes, no saben nada de sexo, por eso los hombres como nosotros las convertimos en putitas sedientas de pasión, en especial cuando las cogemos con fuerza, haciendo que sus chichis se muevan al ritmo de nuestras caderas, como me encantaría hacerla chillar como una guarra, ah, mientras la voy penetrando hasta el fondo, estoy muy seguro que su vientre es bien caliente, tan húmedo, cuanto puedo apostar a que escurre al grado de encharcar el suelo, mm, no puedo dejar de pensar en ella, viéndome cogerla de manera salvaje frente a un espejo de un motel, preparando su culo para romperlo, al tiempo que abro su coño delicioso con mi verga, dándole con todo, no quiero que esto se quede como un sueño, necesito correrme dentro de ella, hasta hacerla mi puta personal.
Eran las palabras del vicioso jefe, mientras bebía unas copas, pensando en cosas que no podrían ser, pues al contrario de lo que este soñaba, ella no buscaba nada con él, solo deseaba alejarse, pues notaba que le miraba de otra manera, igual que el tío Candido, detalle que no le gustaba, se le hacía tan incomodo, aunque sus compañeras le decían que aceptara todo, viejas mañosas que ignoraban que ella tenía hombre que la cuidara, y lo peor sería cuando una noche que la hizo quedarse, ella cuando finalmente pudo salir, tratando de llegar a su casa que por suerte no estaba tan lejos, fue abordada por el dueño, quien le decía: ven, te llevo a casa ¿Dónde vives?; palabras con cierto aire amable, con las que esperaba ganarse la confianza pero.
No se preocupe jefe, vivo a 9 cuadras cortas, y ya llevo 3, no hace falta, adiós – dijo Matilda.
Con eso la joven esperaba hacer distancia, pero no lo conseguiría, el hombre estaba necio a tener algo con ella, así que la siguió, bajo la escusa de que no le pasara nada, aunque ella trataba de evitarlo, pues no era tonta, sabía las intenciones del tipo, le recordaba tanto al tío Candido, por lo que avanzó con prisa, pasando por algunos lugares concurridos, donde halló a un par de viejos vecinos, que no le dejaron actuar, y así llegó a su casa, pero el hombre se daría cuenta donde era, y a la siguiente noche le llevaría serenata.
Que mal saldrían las cosas, porque en ese momento cogían de manera salvaje Rob y Matilda, entregados en la pasión, haciendo tanto como este tipo quería, sobando o lamiendo los pechos, mientras sus caderas se movían afín a un ritmo compartido, pues el marido la reclamaba como suya, disfrutando del cuerpo que vio crecer desde niña, saboreando sus labios con gusto, mientras sus caderas iban entrando con tal fuerza que no dejaban de escurrir las mieles de la pasión, en un encuentro que era visto desde la puerta por Ofelia, deseando unirse, pues sus manos ya estaban sobre su parte intima, acariciándose de tal manera que su fragancia luchaba con el de Mati por llenar el ambiente, aunque se quedaba inquieta sabía que su prima era celosa, agitaban la cama con lujuria, haciendo un rechinido muy excitante. Cuando el tipo borracho llegaría buscando a la joven, sin embargo ella no saldría, sería el “marido”, quien no dudarían en romperle la cara al viejo mañoso, así como a 3 músicos idiotas que no entendían la situación por las copas en su sangre, y si eso no fuera suficiente, al llegar la policía, se llevarían a los alborotadores, resultando peor, ya que el dueño del restaurante era hombre casado, llegando después su mujer y sus hijos, uno ya mayor se avergonzarían de las acciones del viejo borracho, aunque comprenderían (al menos los 2 hijos varones) el porqué de las estupideces de su padre al ver a Matilda, quien tendría que dejar de trabajar, sin embargo algo sucedería, una situación inesperada durante los siguientes días.
Al cabo de una semana llegaría a la puerta de su casa un sobre blanco, y sin demora abrieron confundiéndole con alguna promoción, pero al leer la carta se dieron cuenta que era lo contrario, alguien quería ver a Matilda, aunque ella no estaba contenta, sabía con su suerte que eso no saldría bien, siempre tenía la mala fortuna de toparse con los degenerados, sin embargo las letras decían “necesito hablar contigo de algo importante”, por lo que sospechando la situación, decidió ir, pero no sola, curiosamente iría con Ofelia, llegando así a un restaurante lujoso, donde ambas llamaron demasiado la atención, si más de un cliente borracho se les insinuó. Dentro las esperaba un hombre mayor bien vestido, quien las miró sorprendidas, no esperaba que ambas llegaran, aunque se notaba algo más tranquilo, era un señor un poco más joven que su papa, pues pese a los años, no dejaría de ver a Josh como tal, y siendo justo ese el caso, pues este tipo, un hombre de talla media, sin músculos, un cuerpo delgado, rostro pulcro, que seguramente hace unos años se vería afeminado, quien reconoció dentro de la comisaria cuando tuvo el problema con su exjefe, viéndolo como un abogado más, se presentó cortes:
Es un gusto conocerte Matilda, soy Cornelio, quizás suene extraño, pero estoy seguro que soy tu padre – fueron sus palabras, las cuales no sorprendieron a la mujercita enfrente.
Aquel detalle inquieto un poco al hombre, quien esperaba el escenario más difícil, y por segundos así lo creyó, pero no fue el caso, al contrario ella le dejó que se explicara, escuchando una historia que esperaba: yo soy de tu ciudad natal parte de un barrio pobre, ahí había una niña que me gustaba mucho, era la más bella de todas, no sé que me gustaba más, si su lindura o que siempre estaba aferrada a las faldas de su madre, mirando a todos lados como si tuviera miedo, eso me hacía perder el control, pero siendo un niño bobo, solo podía molestarla para que se diera cuenta de mi existencia, realmente era difícil, pues quería ser su amigo, solo que siempre tenía al lado a un par de bravucones, y uno de ellos decía que esta junto a sus hermanas eran sus novias, lo cual me enojaba mucho, deseaba golpearle, pero era varios años mayor que yo y aparte yo era un niño bastante débil en ese entonces. No sé cuantas veces intente acercarme, pero los amigos de ese bravucón me alejaron, solo compartíamos clase, Lara, lo hicimos por 9 largos años, en los que traté de hacerme algo más que su amigo, la vi crecer, dejando de ser una preciosa niña, para convertirse en una de las mujeres más hermosas, en especial recuerdo como fue creciendo su cuerpo, siendo la reina en mis fantasías nocturnas, soñándola como mía, haciendo toda clase de travesuras entre ambos, detalle que quería cumplir, pero no fue posible, siempre interfería alguien, era un desespero, miraba de lejos, tu madre era acosada por esos patanes, quienes no paraban nunca, y con el paso del tiempo yo terminé saliendo de la ciudad para seguir con mis estudios, llegando a ser un confiable abogado con muchos casos importantes en mi historial, aunque jamás pude olvidar a Lara; decía el hombre dándose aires de grandeza en su hablar, mientras recordaba el pasado, contando de sus logros como si le importaran a Matilda, quien lo miraba con cierto desdén, lo cual intuyó el hombre por lo que agregó.
Creo que te estoy aburriendo, perdón, veras, hace más de 20 años fue que volví a la ciudad para hacer algunas cosas, un diplomado, y me encontré con Lara, realmente me enamoré una vez más, quería hacerla mía, hasta se me olvidó que estaba casado, pero pensaba que debía hacer algo, estaba tan perdido que incluso de ser necesario me iba a divorciar por estar con ella, sin embargo todo lo valía, incluso vigilarla, sabía que algo le pasaba, estaba siendo intimidada por los bravucones, nunca la dejaron en paz, por eso irrumpí en una cena romántica, antes que llegara ese malviviente, pero fue lo mejor de mi vida. Me la llevé a un hotel, recuerdo que estaba muy ebria, pues le invité varios tragos antes que su cita llegara, el patán la hizo esperar, pero yo no, ni tardo o perezoso intervine, ese momento lo recordaré para siempre, pues su cuerpo cadencioso era mejor que en mis sueños, estaba lleno de formas preciosas, recuerdo el sabor de sus pechos ardientes, me puse tieso en solo unos instantes, y cuando pude metérsela me recibió como a un rey, incluso gimió de la forma más hermosa que jamás escuche, dejándome entrar con una suavidad, mientras que iba sintiendo el placer de esas formas perfectas, realmente era una delicia mover mis caderas dentro de ella, abriendo su interior, mientras chupaba sus pechos tan magníficos, notaba como había cambiado, por desgracia no era virgen, seguro que esos patanes le robaron la inocencia, pero ahora estaba conmigo sintiendo el verdadero calor de un amor sincero, mientras que me iba regocijando con el placer de ese cuerpo tan precioso, en verdad nada como ello he gozado antes, nuestras almas se movían a la par, iba embistiéndola, saboreando su piel, disfrutando cada parte de su ser, en un contacto tan bueno, que jamás espere volver a vivir, necesitaba saberla mía, nos entregamos a la pasión, fue realmente un momento perfecto, y así fue, de cada segundo de placer se quedó grabado en mi memoria como si fuera lo mejor del mundo.
Matilda miraba con desespero al hombre, quien seguía hablando de sus perversiones como si fuera el héroe de una historia romántica, luego agregó que invitó a Lara a seguirle a través de una carta, que la estuvo esperando por un par de años, suponiendo que jamás lo hizo por el yugó de ese bravucón, y por desgracia se daba cuenta ella que había muchos rasgos similares entre su persona y ese payaso, lo cual no le gustaba, a quien reconocía como un grandísimo tonto, entendía porque mamá jamás se habría fijado en este papanatas, era tan diferente a su querido papito, y para el licenciado su actitud no fue la esperada en su hija, soñando con que esta lo aceptara como si fuera alguna clase de salvador, al menos de eso se daba cuenta Cornelio al verla actuar como si estuviera cansada.
Pasa algo, hija – dijo finalmente el abogado tratando de tomar su mano, pero este la alejaría.
Ya fue suficiente, comprobé lo que quería – diría Matilda lista para irse, ni la comida había probado, la cual fue servida en su momento, lo cual desconcertó al hombre.
Disculpe, pero usted es un cretino, en serio – aseguró Ofelia lista pasa irse, e iba a decir algo mas, solo que Matilda agarrando valor hablaría.
Usted no es mi padre, solo es un violador sínico, se aprovechó de una mujer alcoholizándola, ella ya estaba felizmente casada, nada que ver con sus ideas, mi papá fue Josh, quien me cuido desde pequeña, me cargó siendo una bebe, me vio crecer, me protegió de los bravucones, y me entregó en el altar, le hizo el amor a mi mamita con pasión, logrando que se entregara totalmente, usted no es nada mío, solo un bobo que jamás pudo haber atraído a la mujer que juraba amar, déjeme en paz – dijo Matilda sorprendiendo al abogado, quien solo sabia su parte de la historia, nunca pensó que había embarazado a Lara, pero se dio cuenta al verla el otro día, pues era idéntica a su amada de joven, pero igual le recordaba ligeramente a su propia madre, por lo que revisó los documentos y se dio cuenta de la verdad, aunque jamás esperó ese resultado, e iba a decir algo mas cuando súbitamente Ofelia diría.
Usted es una vergüenza, ofendió a una mujer casada a su marido, la verdad es que está en deuda con nuestra familia, es la ley del talión, todo se paga en esta vida, usted nos insultó y si no repara el daño, serán sus hijos, o quizás sus nietos – señaló Ofelia con cierta malicia inesperada.
La vida podría ser muy cruel realmente, pues el hombre vería a su hija sanguínea irse, sin saber que hacer o decir, pensaba que Lara lo amaba, pero solo eran ideas suyas, viendo a Matilda, se daba cuenta cuan equivocado estaba, por lo mismo su frustración creció más, siendo lo peor que muchos escucharon eso, oídos indiscretos que no perdonarían este error. Mientras tanto Mati regresaría con Rob, este esperaba su retorno muy ansioso, pero jamás esperó lo que iba a sucederle, pues ese día llegaría alguien a verle, era un joven alrededor de los 25 años, bien vestido, quien estaba buscando nuevos modelos de muebles, por lo que al ver el trabajo del dueño de la pequeña fábrica, se emocionaría, era una calidad artesanal que buscaba, pero debido a sus recursos escasos no podía crecer mucho, necesitaría años para lograrlo, por lo que se ofreció a asociarse, logrando con esto cerrar un trato muy generoso, si Rob no podía creerlo, pues la suma era considerablemente grande, y lo mejor era que aquel personaje, quien parecía ser parte de una compañía muy grande, pues incluso un anillo de perro usaba como parte de una insignia, por alguna razón entendía perfectamente la ley del Talión que lo guiaba a él.
Así cerró un trato magnifico, una sociedad bastante legal, aunque era lo bueno, por otra parte esperaba a Matilda, su mujercita especial, su esposa, igual que a Ofelia su amante ardiente, quería darles la noticia, y sería un gusto el verlas llegar, aunque no le agradó saber la verdad, el padre de su amada era un baboso, el cual no sería vuelto a ver, por su parte este emocionado les contaría todo, de cierta forma el perdía parte de la autoridad de la fabrica que hacía, pero decidía los modelos, todo lo creativo le pertenecía, mientras que el resto, publicidad, ventas y demás lo tomaba la otra empresa, que incluso produciría varios a la vez, era para celebrar.
No perdió el tiempo el joven, cargaría a su mujer a la alcoba, con la firme intensión de no salir de ahí hasta preñarla, la miraba con un deseo que se reflejaba en su mirada, dejándola suavemente en la cama, donde la dejó desnuda, quitándole el precioso vestido que usaba en casi un jalón, sorprendiendo a la jovencita, quien no esperaba eso, aunque le encantaba cuando su marido se ponía en ese plan, tan caliente, deseoso de sentir su cuerpo, viéndose tan varonil entre besos o caricias, llenas de pasión, que iban liberando un calor intenso, y antes que se diera cuenta ya ofrecía su coñito mojado para que este la penetrara, creando una sensación de regocijo total, pues el aroma de ella llenaría el cuarto, y este tieso como si tuviera una barra de acero hirviendo se perdería en la cama para darle todo su amor de una embestida, que iría abriendo su interior en una serie de movimientos fuertes, que llenaban el cuarto de la esencia de la pasión, todo mientras Matilda se aferraba a su esposo con sus piernas, mientras restregaba sus pechos, los cuales eran alcanzados por unos labios sedientos de lujuria, que iban succionándolos. Desde la entrada lo miraba todo Ofelia, tomando distancia mientras ahogaba sus gemidos creados por ella misma, celosa de no ser la esposa, mirando todo, mientras se apretaba su vulva con los dedos, los cuales hacían un trabajo simple, aunque deseaba mucho más, se mordía los labios, deseando ser ella quien recibiera esas embestidas, con solo una fantasía comenzaba a arder por dentro, sintiendo como su cuerpo se perdía en aquel placer tan severo.
Las embestida de Rob eran frenéticas, hacían sonar la cama de una forma dura, sus cuerpos se restregaban en un frenesí sexual que jamás esperó sentir antes, era una locura pasional producto de aquel amor pérfido y sincero, pero pronto se fue corriendo dentro de ese coño dejándolo bien mojado, tanto así que la pobre Matilda casi perdería la conciencia por culpa de su primer orgasmo, solo respiraba agitada viendo a su amado listo para más, aunque ella estaba desecha, aunque en ese instante aceptaría lo que este haría, viendo a Ofelia para jalarla dentro de la cama, empezando a cogérsela ahí mismo. No es que Mati dejara de ser celosa, quizás era más bien egoísta, quería ser la única para Rob, ser la única que recibiera esa dura verga en su interior, pero eso no era posible, Noriko y su prima enfrente, eran de aquel muchacho, lo acepto, siendo más fácil cuando finalmente se casaron, recordaba esa boda, fue su día mágico, se veía tan preciosa, y la luna de miel fue mejor, usó una lencería blanca que le quedaba deliciosa, se preparo para ese momento, su esposo la adoró, sin embargo en los siguientes días se les fue a unir ambas primas dentro de su hogar, descubriendo que la mayor estaba embarazada, fue algo molesto, pero ahora que todo se estaba dando, ya no importaba, podía aceptar que en la cama fueran las 3, cogiendo con esa pasión tan fuerte, pues en ese ánimo, no era posible que ella sola contuviera a su semental, viendo a Ofelia gemir sobre ella, chocando sus tetas mientras la penetrada quedando en 4, mirándose entre sí, en una especie de acuerdo sexual, dejando que el erotismo gobernara en esa noche, mientras los 3 empezaban a quedar en una especie de acuerdo sexual total, uno que aseguraba como es que serian las cosas, incluso Noriko acabaría en la cama, para entregarse totalmente, teniendo de cierta forma 3 esposas, que jugarían entre ellas liberando el deseo que iría entrando en sus vientres hasta llenarlos de éxtasis, asegurando que de esta forma todas ellas quedaran ligadas a su macho como buenas hembras.
5 años después…
Era una mañana bastante cálida, aunque afuera estaba nevando, pero un hombre hacia de las suyas, había pasado una noche ideal cogiendo con sus 3 amantes, la vida era dura, pero generosa, quería volver a preñarlas, en especial al ver los preciosos cuerpos de las 3 en su cama, Rob no se contenía, en ese momento embestía el pequeño coño de Matilda, quien gemía como toda una perra en celo, deseosa de sentir aquella barra de carne en su interior, el cual escurría hasta dejar empapadas las sabanas, llenas de la fragancia del deseo carnal mas intimo, mirando a Noriko alrededor, yacía a un lado durmiendo levemente, aun tenía las mejillas rojas, estaba escurriendo semen de sus piernas, se le veía una sonrisa en la cara que seguía aunque estaba soñando, hasta hace una hora, ella se encontraba haciendo lo mismo, gemía como una golfa, suplicando por mas, restregando sus pechos, mientras recibía toda la carga de su hombre, incluso tenía una mordida en su teta izquierda, se besaron, la pasión no tenía limites, era como una reacción nuclear de lujuria, cuando sintió el orgasmo, luego de ello siguió Ofelia, que descansaba al otro lado, quien fue penetrada de a perrito, aunque acabaron como cucharita, sintiendo como este podía tocar las tetas con total libertad o cualquier parte de su cuerpo, dejándole escapar varios gemidos obscenos, que dejaban en claro cuan excitada estaba, pues no dejaba de suplicar como si fuera una vulgar ramera deseosa del sexo, porque le dieran más duro en su vulva que escurría tanto que parecía que se iba a secar, enviciando de manera más lujuriosa el encuentro carnal, mientras recibía una buena ración de semen en su vulva que aprecia tragarlo con una especie de gula inesperada, el cual llenaría su interior hasta escurrir de manera viciosa.
Finalmente Rob estaba con Matilda, quien lo cabalgaba, a diferencia de Noriko u Ofelia, ella era más bajita, por lo cual se veía bastante pequeña al ir recibiendo las embestidas de su esposo, quien no perdía vigor a pesar de todo el tiempo, varias horas de pasión que se dejaban ver en el aroma que invadía aquel cuarto, los ecos que se repetían en cada esquina, las caricias que conocían perfectamente los cuerpos entre sí, pues iba entrando y saliendo con tanta fuerza, que al final la preciosa mujercita terminaría viviendo un orgasmo tan potente que esto haría estallar el libido del hombre, tan enamorado de su esposa, inundándole el coño, todo en una verdadera locura sexual, que acababa con el marido de 3 siendo rodeado de sus amores, todos desnudos en la cama cansado pero sin poder resistirse a seguir juntos.
Era un amanecer como muchos, cargado de pasión, pero súbitamente un chiquillo de unos 4 casi 5 años llegaría para despertar a su papa, viéndolo con su mami y las demás, diciéndole que tenía visita, un señor que no conocía, pero que necesitaba hablar con él y con mama Mati, por lo que se levantaría curioso por saber quién era. Frente a la puerta un joven de una edad parecida a la suya se hallaba de pie, y cabe decir que ahora Rob vivía en una casa antigua de su barrio natal, muy cerca de su padre, pues en otros lugares sería criticado por tener a 3 mujeres viviendo en casa, en evidente relación conyugal, pero en ese lugar a nadie le importaba, incluso algunos le aplaudían por tal hazaña, así Rob llegó a la entrada para ver a la visita, quien sería inesperado, pues aquella persona vestía de verde, un traje casual, y se veía muy formal.
Buenas, mi nombre es Clarence, tú debes ser Robin, o Rob para los amigos, soy hijo de Cornelio, el padre de Matilda, por decirlo de alguna manera, se que no debería estar aquí, pero quería decirte 2 cosas, primero, mi papá es un idiota, después de que todos se enteraran lo que hizo con la señora Lara su prestigio se fue al caño, arruino su vida, no diré más, aunque pensé que te gustaría saberlo, nadie lo ha perdonado, segundo, conozco la ley del Talión, es muy popular entre un club de caballeros y cierto gremio de trabajadores que tienen mucha influencia en mi trabajo, así como muchas colonias populares, como esta, mi papá esta en deuda con tu familia, y no puedo pagarlo yo, pero vine, porque creo que se puede resolver esto de manera satisfactoria, un insulto grave se debe pagar, o la vida cobrará muy caro este tipo de ofensas.
En ese momento, el pequeño Claus, hijo de Noriko saldría de entre las piernas de su padre para ver, era un niño curioso, deseoso de ver que sucedía, siendo agarrado por su padre, así sería testigo de cómo una preciosa mujer como no habían visto antes, llegaba con una hermosa niña de tez clara, ojos almendra y largo cabello rubio, de apenas 3 años, al verla Rob sintió algo extraño, y por segundo imaginó, eso fue lo que sintió su padre cuando sostuvo a Matilda por primera vez, así que vio a su pequeño e invitó al recién llegado a tomar café.
En definitiva, escribes grandiosas sagas de relatos eróticos. Me los he leído casi todos.