El secreto de mi hermana (primera parte)
Mi vida cambió cuando descubrí a mi hermana fotografiando mi pene mientras dormía .
Hola, me llamo César. Todo comenzó hace nueve meses, cuando yo tenía 21 años y ella 25.
Yo estaba acostado, eran aproximadamente la 01:30 am. Me encontraba escuchando música mientras hablaba con una amiga, cuando alguien tocó la puerta de mi habitación. Era mi hermana. Rápidamente me hice el dormido, y como no contesté, abrió la puerta.
-Oyeee, César… ¿estás dormido?
Yo no contesté.
-César, déjame dormir contigo. Tengo miedo.
Yo le respondí fingiendo estar medio dormido:
-Sí, solo déjame en paz.
Mi hermana entró a mi cuarto, se quitó las sandalias y se acostó a mi lado.
Yo no duermo más que con un bóxer, así que creí que ella, al verme así, diría que me pusiera pantalón. Pero al parecer creyó que sí estaba dormido y no me dijo nada.
Yo estaba boca arriba, y aunque intenté voltear para el otro lado, dándole la espalda, no pude.
Ella estuvo usando su celular como por 10 minutos, yo esperaba a que ella se quedara dormida para responderle a mi amiga.
Apagó su celular y lo puso sobre una pequeña mesa que tengo a un lado de mi cama, se tapó con las cobijas y me abrazó. En ese momento, una de sus manos rozó mi pene. Ella se quedó quieta, creyó que me había dado cuenta, pues para ella, yo estaba dormido.
No me moví, no hice ninguna expresión, así que en verdad creyó que ya dormía.
Para ese momento yo ya me había alterado. No sabía que hacer. Mi pene estaba comenzando a crecer. Creí que ya había terminado todo, pero no, apenas iba comenzando.
Sentí como mi hermana estiró su brazo y tomó su celular de la mesa. Lo hizo despacio para no “despertarme».
Metió la cabeza abajo de las cobijas y pude ver qué encendió la linterna de su celular.
No sabía que hacer. Sentía los ojos de mi hermana sobre mi bóxer. Sentía como mi pene iba creciendo con cada respiración que daba. Comencé a ver el flash de la cámara bajo las cobijas. ¡¡¡Mi hermana me estaba fotografiando!!!
No sabía que hacer. Desde luego que no podía fingir que despertaba. No me quedó más que quedarme quieto mientras mi pene seguía creciendo.
Tal vez fue mi imaginación, pero por un momento sentí la respiración de mi hermana sobre mi bóxer.
Sentía como mi bóxer se iba humedeciendo. Quería salir de ahí pero no había manera.
De pronto, mi hermana se levantó con cuidado y salió de mi habitación. ¿Qué había pasado? Aún no lo podía creer.
Va muy bien el relato, excelente! sigue con la siguiente parte!