El vecino amigo de papá me estrenó!
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Era el año 2000, vivía con mis padres y un hermano menor, yo tenía 14 años y había tenido suerte en la herencia genética. Era de cabello castaño claro, ojos verdes y de piel trigueña, delgada pero se me empezaban a ensanchar las caderas, realmente me gustaba mi figura y a muchos varones les gustaba también, ya que era objeto de muchos piropos de hombres de diferente edad. Lo malo es que mis abuelos y tios constantemente repetían a mis padres que me cuidaran mucho, que no dejaran que saliera todavía con muchachos, lo cual mis padres tomaron demasiado en serio. Ya que no me dejaban salir con chicos, ni me dejaban que me visitaran a la casa mis pretendientes del cole, total que mi vida era vivir enclaustrada en la casa. Hasta que apareció en mi vida Don Miguel, el amigo y vecino de mis padres. Un señor de 45 años, con dos hijos que estudiaban en la universidad fuera de la ciudad, casado con una enfermera profesional que se mantenía poco en la casa por el trabajo y los turnos.
Don Miguel era muy amigo de mi papá, casi siempre estaba en la casa, por no estar solo en la suya. Yo empecé a ver que Don Miguel me miraba diferente, lo caché viendome la cola varias veces y siempre me decía piropos sobre mi cuerpo y mi figura. En realidad Don Miguel era un hombre muy guapo, a pesar de su edad, no tenía libras de más, salía a correr temprano tres o cuatro días a la semana, se veía más joven que su edad, lo unas canas en las sien lo ponían en evidencia.
La primera ocasión en que tuvimos algún encuentro, fue un día en que mi papá, Don Miguel y yo fuimos al boliche, antes de regresar, mi padre encontró a una familia que estaba allí y le pidieron un aventón, asi que en el vehículo tipo sedan, entramos 7 personas, asi que mi papá me dijo que me fuera en las piernas de Don Miguel, quien se ofreció muy atentamente a llevarme en sus piernas mientras llevabamos a otra familia.
Durante el viaje, y por el movimiento mis pompas rebotaban en el paquete de Don Miguel, a los pocos minutos pude sentir que Don Miguel estaba completamente empalado, lo podía sentir en mi nalguitas. Eso me puso cachonda. Don Miguel tuvo que darse cuenta, porque comenzó a acariciarme las piernas (yo había llevado pantaloncillos flojos) Cabe decir que ibamos en la parte trasera con otras dos personas, solo que ambos iban durmiendo. Las manos de Don Miguel eran rapidas, sentí como entraban en la manga del frente de mis pantaloncillos, no era brusco, al contrario era gentil y delicado, el recorrido de mi entrepierna a mi braguita tardó unos diez minutos, el acariciaba y yo por primera vez sentí mojarme cuando sus dedos tocarón la orilla de mi ropita interior.
Sus dedos fueron apropiandose de mi entrepierna. Yo cerré los ojos y me dejé llevar por sus caricias prohibidas. Sus dedos recorrieron mi panochita sobre mi braga, sentí algo acuoso bajar por mi vagina, nunca había sentido eso. Suerte que mi padre había puesto música dentro del auto, el volumen era alto. En eso siento que los dedos de Don Miguel se colaban por debajo de mi braguita, fue recorriendo mis labios vaginales, arriba y abajo, de pronto se detuvo arriba de mi sexo (buscando mi clitoris) me acarició alli varias veces, hasta que exploté, yo misma me puse la mano en la boca para no gritar o gemir, sentí que las piernas me flaqueaban, era mi primer orgasmo con un hombre. A los cinco minutos, la voz de mi papá me devolvió al mundo, anunciando que habíamos llegado a la casa de las otras personas.
Esa noche revisé mi braguita y estaba mojadita. Había un periodo de tiempo entre el cual yo llegaba del cole y mis padres llegaban a casa, era de 14:30 a 17:00 hrs, y ese periodo cambió mi vida normal.
Después de lo sucedido en el auto con Don Miguel. El llegó cierto día a la casa, yo lo oí entrar y yo estaba acostada en mi cama boca abajo leyendo, aún con el uniforme del cole. El llegó a mi habitación y se sentó en la cama, me preguntó como estaba y otras cosas triviales, yo aún estaba como avergonzada por lo que había sucedido con él. De pronto sentí su mano en mis muslos, -espero que te haya gustado lo de la otra noche en el auto?- me dijo mientras su mano ganaba terreno en mis piernas.
-yo no sé!- le dije muy nerviosa.
Su mano como la vez en el auto, con suavidad fue metiendose debajo de mi falda colegial. Ahora más rapidamente llegó a mi calzoncito blanco, acaricio mis nalgas encima de él. Yo apenas pude decir -no Don Miguel, no por favor!-, pero él siguió como si nada. Levantó completamente mi falda, dejando descubierto mi trasero tapado por mi braga. El se fue acomodando en la cama y me dio unos besitos en las nalgas. -No don Miguel!- dije con voz entrecortada, la verdad es que me estaba gustando como en el auto, todo ese erotismo. Con mucha experiencia él fue bajando mi calzoncito por mis piernas y ahora sus besos y su lengua eran directos a mis pompas. Con suavidad abrió mis nalgas con sus manos, dijo que era lindo lo que veía, luego pasó su lengua varias veces en mi ano, yo cerré los ojos y pujé como si hiciera fuerzas. Su hábil lengua me estaba volviendo loca de pasión, abrió mis piernas para bajar su rostro y su lengua hasta mi panochita, yo como la vez pasada, sentí algo que bajaba por mi vagina y era bebido por don Miguel.
Don Miguel estuvo dándome lengua en mi culo y en mi panochita por varios minutos, yo llegué al menos a dos corridas en algo asi como quince minutos. Luego como había llegado me dejó mi calzoncito en la cama y me acomodó la falda y se marchó, yo estaba agotada y mojada en mi cama.
Pasaron dos días y no supe de don Miguel, pero mi calentura y porque lo que me había hecho era nuevo para mi y muy excitante, entre a su casa, alli estaba viendo tv en la sala, al verme se puso de pie y me invitó a pasar, me sentó y el se sentó a mi lado, no me dejó hablar, comenzó a tocarme y me daba besitos en mi cuello, que me fueron calentando, luego buscó mi boca y nos dimos un largo beso de lengua, en eso estaba cuando me tomó de una de mis manos y me la llevó hasta su pene, él se había sacado el pene del pantalón y me hizo acariciarlo, su miembro fue creciendo en mi mano hasta que estaba completamento erecto.
_Haz mamado algún pene?- me preguntó
Yo moví la cabeza negativamente. -Entonces será tu primera vez- dijo, y tomando mi cabeza me la llevó a su pija hinchada, llena de venas. Yo nunca había chupado una pija, pero había oido de varias amigas del cole, como se hacía y como ellas contaban con detalle sus andanzas con sus novios o amigos, comencé a seguir sus consejos. Me llevé su pene dentro de la boca y succioné como se hace con un dulce, le daba también varios besos a su cabezota y al largo de su tronco, chupando y usando mi lengua, oi gemir varias veces a don Miguel, señal que lo estaba haciendo bien.
Luego, don Miguel me cambió de lugar y ahora era yo la que estaba con las piernas abiertas, me quitó las bragas y comenzó a darme sexo oral, ha sido una de las mejores mamadas de panocha que me han dado en mi vida, sentí que me moría de ahogamiento por tanta excitación, me corrí varias veces en su boca y lengua. Después de descansar en sus brazos me fui a la casa de regreso, pero el me dijo que me esperaba al otro día. Y asi era, yo llegaba y nos dabamos unas sesiones de sexo oral, incluyendo que varias veces hicimos lo que le dicen la 69, comiendonos nuestros sexos simultaneamente, la primera vez don Miguel acabó en mi boca y tragué una parte de su semen, lo cual a él le gusto mucho y para satisfacerlo aprendí a tragar sus venidas.
Cuando cumpli los quince años, ya era la amante de don Miguel, pero debo indicar, que antes de eso nunca hubo penetración, pero después de los quince, dos días después para ser exacta, don Miguel me desfloró en el sofá de su casa, y yo estaba de acuerdo con eso, quería que eso sucediera, para muchas amigas la desfloración fue un infierno, pero para mi fue escalar al cielo, don Miguel me penetró con toda delicadeza y luego me puso en dos o tres posiciones para seguir follando, tuve tres orgasmos tremendos con su pija dentro de mi panchita, y ante mi sorpresa don Miguel eyaculó dentro de mi vagina. Pero luego el tranquilizaría diciendome que ya se había hecho la vasectomia (en aquel entonces el tuvo que explicarme que era eso).
A mi desfloración vaginal, vino después mi desfloración anal, y tambien la goce mucho. Don Miguel ahora si era mi completo amante, me hacía gozar mucho, no sé si mi poca experiencia o la mucha que él tenía.
Después del cole, podía pasar dos horas en los brazos de don Miguel, cogiendo por el culo y por la panocha, me seguía dando unas sesiones de sexo oral increibles, que aún todavia recuerdo. Me decía su pequeña nena. Cierta vez la esposa de don Miguel se quejó con mi madre, diciendole que su esposo ya no tenía relaciones sexuales con ella. Poco será las cogidas que nos pegabamos cinco veces por semana en promedio, yo lo dejaba completamente seco, ya que me convertí en exigente, quería sentirlo dentro de mi.
Con el tiempo, don Miguel tuvo una oportunidad de buen trabajo lejos de donde viviamos, me juró que siempre me buscaría, pero no fue asi. Luego de un tiempo, nos vimos como extraños. Alli acabó todo, creo que asi debía ser.
Ya quisiera un vecino así