Ella la primera parte 1
Como Rosi se hizo la primera y como aproveche la experiencia.
Había estado 10 meses fuera haciendo el servicio militar y llegaba para a casa para estar quince días de permiso, llamé a la puerta y vecinita abrió la puerta, a mi familia se la wscuchaba al fondo, Se llamaba Rosi, vivia en el piso de arriba y a menudo bajaba a jugar con mi hermana, al verla la abrí los brazos y ella se echó en ellos dejandome sentir que casi era una mujer, no le dí importancia, ante su grito de sorpresa, todos supieron que había llegado, nos besamos y nos abrazamos y la casa se llenó de alegría, lo normmal, cosas del sitio que había estado destinado, merendando y pasando un rato en familia, hasta que entró la mama de Rosi llamandola para cenar, muy bella como siempre, me saludó amablemente y se despidion Rosi se resistió pero cedio a la insistencuaia de su madre, me miró con esa cara de las niñas enamoradas a su edad, tenía doce años, ella no era delgada, sus caderas apuntaban a que tendría un cuerpo bello, ya lo era aunque faltaba algún año para formarse, pero ella quería ya sentirse mujer, notè su deseo de que la dedicase tiempo, compredí inmediatamente que si yo quería solo era cuestion de buscar el momento oportuno para que se me entregase, rechacé rápido la idea, sus años, cercanía familiar etc no lo hacían cómodo ese pensamiento. La mañana suguiente, empecé a buscar trabajo para cuando volviese definitivamentw del servicio militar, serían unos tres maeses más tarde, a todas horas podía estar por casa y coincidí varias veces con ella al volver del colegio, solía entrar con mi hermana a casa, todavía no había aprendido a disimular y me miraba como hipnotizada, la había visto nacer y tenia mucha confianza así que acariciarla era algo normal, pero se estaba formando como mujer y eso mi cuerpo lo detectó al ella responder a mi caricia pegandose melosamente a mi,animándome a que siguiese, ese día, yo mantuve la conversación como algo normal a la vez que continué acariciandola, ella con su cuerpo pegado al mio, no se mw despegaba, era como para ella un iman, cuando paraba ella se movia pidiendo que continuase, me sentía relajado, hablando y acariciandola, el ambiente era normal pero a los dos nuestros subconscientes nos pedían caricias más profundas, la tenía agarrada por la espalda pero al mover mi pierna entre las suyas ella las entreabria para facilitar mi acceso, me detuve y no llegué al final, me di cuenta que estaba llevando eso a un punto de no retorno, ella se volvio como diciendo continua, pero yo me separé y cambiè mi actitud como normalizando la sitiuación y así se quedó todo.
Al ir a la cama a dormir la siesta me vino a la cabeza lo pasado y vi que seria muy dificil parar lo que había iniciado, quería atraerla a mi otra vez pero tambièn me decìa es todavía una niña ¿ qué estas haciendo ?, ¡ controlate !, todavía no sabía que ya no se podría parar, y más cuando ella entraba en casa con cualquier pretexto y buscaba mi cercanía, yo estaba en un mar de dudas, pero a la vez cuando la oportunidad se daba, la volvía a acariciar, no queria llamar la atención de nadie, pero quería acariciarla, notaba su deseo, su disposición y sabía que donde pusiese mi mano seria aceprada.
Así pasamos unos días, por mi parte, evitando hacerlo a las claras y ella inconsciente, con cualquier pretexto, buscando pegar su cuerpo al mio, buscando mis mimos.
En casa salian muy a menudo los fines de semanna al pueblo y yo les acompañaba a veces, Rosi había ido invitada varias veces por mi hermana mientras yo estuve en el servicio militar, le gustaba mucho, había hecho muchas amigas. Fuimos todos al pueblo, era un fin de semana con un lunes como día de fiesta, total tres días, llegamos el viernes por la tarde, el viaje fue rápido, yo iba atrás con las niñas, Rosi en el medio, notaba como su cuerpo se resistia a despegarse del mio en las curvas y yo aprovechaba para disfrutar su olor fresco, ponía mi nariz en su pelo, era un olor ageadable limpio, llegamos como en una hora y media, yo estaba ya decidido a buscar una oportunidad para llegar lejos con mis caricias, con la seguridad de encontrar la disposición de su cuerpo.
Salí por la tarde con los amigos del grupo y al volver estaba todo en silencio, yo había bebido dos cervezas y fuí directo a baño pero estaba cerrado ella me hizo saber que lo ocupaba y la esperé, salio con un camisón de mi hermana que la quedaba un poco corto, medio tímida por verse conmigo a solas, yo muy bajito le pregunté si lo habían pasado bien esa tarde, si me respondio gesticuando, prengunté por mi hermana y me hizo saber que dormia, sentí su entrega y le acaricié su pelo largo y liso diciendole que estaba muy bonita, ella me respondió cerrando los ojos y inclinando su cabeza y la atrajese a mi, su cuerpo pedia que la abrazase y yo así lo hice y sus brazos se apretaron a mi cintura, tenia en mis brazos un cuerpo sin resisrencia entregado en su totalidad, puse mis labios en su cuello y olí su perfume y lo besé, se le doblaron las rodillas y me miró con su boca entreabierta, aprovechè para darle un beso corto, pero ella respondió cerrando los ojos y volviendo a ofrecer sus labios la boca que pedía más y yo no quería parar, pero era evidente que no era el momento, quizás podían oirnos, con un beso más y algún toqueteo me decidí a parar y decirle con una mirada y mi dedo en sus labios como señal que mantuvise el secreto.
Los encuentros siguientes de ese fin de semana fueron breves, solo pude acariciar sus nacientes pechos al dejar caer mi mano de su bonita cara o al coger un collar que se puso, algún que otro roce por sus largas piernas donde que se notaba al final de los muslos ese ensanchado que indica el desarrollo femenino, o su duro trasero, siempre con su complacencia, terminado el lunes, volvimos del viaje, fue como la ida, en la misma posición dentro del coche, ella, ni queriendo salir de las curvas ni yo de su pelo.
La semana siguiente transcurrio tranquila hasta el viernes que yo le pude decir que no fuese al pueblo y yo estaría pendiente de dejar la puerta abierta a las tres de la tarde del sábado para que cuando ella salie de casa a jugar, en vez de bajar, entrase a mi casa, así lo hizo, recien duchada y con ese frescor divino.
Aunque un poco nerviosa, su pelo largo aùn no estaba seco y se lo hice saber con una caricia a lo que ella respondio inclinando la cabeza como busndo mi mano, eso fue suficiente para saber que su disposicion a lo que yo quiese seria total, recuerdo le preguntè si queria algo de beber, respondiendo con un moviendo negativamente la cabeza yo la ofrecí mi mano y la dije, ¡ ven !, llevandola a mi habitación diciendo: ¿ has visto esto que traje del campamento militar ? Y así estramos en la habitación, sientate la dije mientras iba al armario a enseñarle una bala que me había traído de allí. Aproveché mientras ella la tenía en sus manos para tomarlas entre las mias y preguntarle, ¿ ¿ no besamos ?, su respuesta fue como si solo desease eso, no tenía fuerzas para contestar, solo asintio levemente, cerro los ojos y me ofreció su boca abierta y húmeda, le puse las manoa en los carrillos y la atraje hacia mi, no había ninguna resistencia, solo un respirar continuo y acelerado, la besé y le dije que me dejase ver su cuerpo, ella no contestó, no era capaz, empecé a desabrochar su blusa a la vez que la besaba, mi lengua entraba en su jugosa boca y acariciaba la suya, era verano y no llevaba sujetador, su pecho cogia en mi mano, paré de besarla para ver sus pezones tiesos y grandes, al poner mis labios en ellos se estremecía una y otra vez, hice el cálculo mental del tiempo y no había pasado ni una hora todavía me quedaban dos y media más, le pedí, verla entera, desabrochaté la falda volví a pedirla, ella, buscó mi pecho para apollar la cabeza y yo la acaricié el cabello, sabía que iba a ser el primero y quería ser delicado, no había enamoramiento, era deseo y ternura juntos, observe sus piernas y las acaricié, le dije, relajate, quiero besar todo tu cuerpo, ven, tumbate, retorne a su boca para tranquilizarla a la vez que disimuladamente daba golpecitos en su entrepierna para que se fuese acostumbrado a mi roce, también aproveché para desnudarme y hacerla sentir cómoda, su respiración seguia acelerada su piel irradiaba una atracción irresistible, comencé a besar sus pechos, cada vez que ponía mis labios encima estremecia todo su cuerpo, la acerquè los pies a los gluteos para sacar sus braguitas y al tirar de ellas se asustó pero mi voz la tranquilizó, ten confianza y dejame hacer, fue como una orden, volviendo a descansar los brazos dejándome hacer, me encontre su sexo y pasé mi mano buscando entrar mi dedo por su rajita, estaba empapada, quise besarla y volvio a asustarse protegiendose con sus manos tranquila, quiero poner mi boca para sentir tu calor la dije, ya no hubo más interrupciones, después de un buen rato de estremecimientos estaba entregada, cuando sentí el momento puse mi miembro en su puerta con un golpe seco rompí la barrera, dió un grito que me hizo temer la escuchasen en su casa, comprendió rápido y ya no gritó más, solo gemía en voz baja pero enloquecida, antes de terminar la primera vez, la hice agarrar mi miembro y con mi mano sobre la suya, forcé la corrida, ese fin de semana fue un entrar y salir de mi miembro por su vagina y de ella por mi casa.
El lunes tenía que volver al campamento y traté de estar con ella el mayor tiempo posible, sabía que la echaría de menos.
Buena historia y es excitante.