Ella lo sabía…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Janvino3.
Ella sabía que se lo había buscado, había tonteado con el delante incluso de su mujer.
Si tenían un pasado pero hacia una eternidad de aquello y eran muy jóvenes.
Después de tantos años al encontrarse salto esa chispa que habían tenido y empezaron a tontear sin poder evitarlo cada vez que ella iba a su tienda.
Se dieron los teléfonos y empezaron los mensajes picantes, las provocaciones y el tanteo.
Aunque ella creía q sólo era un juego, el se dio cuenta de que ella se había vuelto una mujer experimentada y con la que podría disfrutar de muchas cosas que su mujer no le daba.
Ella seguía pensando que sólo era un flirteo pero el cambió el tono de los mensajes, cada vez eran más tórridos y más exigentes hasta que aquel sábado a mediodía él le dijo que esa tarde estaría sólo en la tienda cerrada pasando facturas y le pidió que fuera a verlo.
Ella se decía que sólo aclararían la situación, pero en el fondo sabía que esa tarde comprobarían todo lo que esos años sin verlo le habían enseñado.
Le dijo a su marido que solo iba a tomar café con un amigo, pero se cambió la ropa interior y se puso la más sexy que tenía.
Cuando llegó golpeó la persiana a medio bajar y al momento él le abrió con una sonrisa provocadora en la boca, la hizo pasar y cerró rápidamente la puerta y la persiana.
Casi sin mediar palabra él se abalanzó sobre ella y empezó a comerle la boca con desesperación, a sobar sus enormes pechos con una mano y con la otra subirle la falda hasta poder meterla en su tanga alcanzando su coño que ya estaba caliente y un poco húmedo.
Ella por su parte acarició su prominente erección por encima de los pantalones y se sorprendió del tamaño, no la recordaba tan grande, empezó a desabrocharle los pantalones y los bajo junto a sus bóxers, ella a esas alturas ya estaba empapada y jadeando por los dos dedos q tenía metidos en su coño follándola.
Él aprovechó ese momento para obligarla a arrodillarse frente a su gran polla erguida y empezó a follarle la boca, primero despacio, luego la cogió de la cabeza y empezó a penetrarla más hondo y más rápido, provocándole arcadas que ella no tenía, en ese momento ella empezó a jugar con el culo de él y le metió un dedo, el dio un respingo de placer y aumento las acometidas contra su boca, ella introdujo entonces un segundo dedo y empezó a follarle el culo rápido y fuerte, tanto como el hundía su polla en la garganta de ella.
En un movimiento rápido él se deshizo de esos dedos que le violaban el culo y sacó su polla de esa boca tan viciosa, caliente y húmeda.
La levantó, la giró y la apoyo contra el mostrador abriéndole bien las piernas, inmovilizándola con su cuerpo le susurró al oído.
-Así que te gusta jugar con el culo, antes no era así
Ella abrió mucho los ojos, sabía lo que él iba a hacer, intento moverse pero él no se lo permitió, ella creía no estar preparada, pero estaba muy excitada, el paseo su polla entre los labios vaginales para humedecerla y hacer que rozando su clítoris ella tuviera su primer orgasmo.
En los últimos espasmos de este el aprovechó el momento y dirigió su polla hasta el orificio de su ano, donde la clavó sin previo aviso hasta el fondo, ella gritó pero no sabía si de dolor o de placer, el estuvo quieto unos segundos hasta q el culo de ella se acomodó entonces empezó a bombear, primero lentamente, luego más rápido, más fuerte, al mismo tiempo que sus dedos se hundían en el coño de ella que enloquecía de placer por momentos, aumento un poco el ritmo y ella se rompió en mil pedazos al sentir el primer orgasmo anal y vaginal a la vez, se convulsionaba, gritaba, se volvía loca de placer a cada orgasmo.
Entonces el ya no pudo aguantarlo más saco sus dedos de la vagina y la cogió de las caderas, empezó a bombear como un loco en su culo, cada vez más rápido y más fuerte hasta que se corrió con un gruñido gutural en el interior de su culo con grandes espasmos de placer hasta que cayó rendido sobre su espalda.
No se movieron en unos minutos hasta recuperar la respiración, entonces se levantaron, se vistieron y ella mirándolo fijamente le dijo.
-Ya hemos comprobado lo que nos ha enseñado el tiempo, ahora adiós para siempre.
El se quedó atónito y sin saber que decir mientras ella levantaba la persiana y se iba.
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