En la oscuridad bajo la luna y las estrellas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por LARRY1954.
Al salir del lugar, ella se cuelga de mi brazo, nos dirigimos al carro,y antes de abrirle la puerta, nos besamos profundamente.
El olor a vino nos estimulaba más.
Para mi asombro mi intimidad se pone dura, no lo podía creer, ya que ya hacía tiempo que no tenía esa sensación, estaba tan excitado y con mi falo erecto.
Se despega de mí para pasarme la mano por encima del pantalón y darme un ligero apretón en mi intimidad.
Me toma de la mano y me jala dirigiéndose a la puerta del auto para permitir que le abriera la puerta.
Al sentarse me muestra provocativamente sus piernas, y veo su ropa interior de color rojo, sintiendo un fuerte escalofrió en mi cuerpo.
Habíamos previamente decidido viajar a la playa y quedarnos en un motel, y pasar varios días disfrutando nuestro encuentro.
Durante el trayecto, pongo algo de música romántica y ambos cantamos a pulmón abierto las que más nos gustan e identifican.
Por cierto, ella tiene una linda voz y un timbre muy sensual.
La música seguía escuchándose y mientras manejaba, ella baja su respaldo y alcanzo a ver que se levanta el vestido e introduje sus dos manos entre sus piernas.
Eso me incitó tanto que puedo controlar el manubrio del carro con la mano izquierda y coloco mi mano encima de las suyas y dirijo un movimiento para poder excitarla.
Su ropa interior está empapada.
– "Ah que rico", dice.
Retiro mi mano y ella toma dos de mis dedos y los introduje en su vagina y pone su mano encima de la mía y la mueve en ritmo para darse placer mientras gime, gime, gime
– "Ah que rico.
Dámelos papacito, dámelos, hasta dentro.
Rasgúñame, papacito", dice.
La ventaja es que la carretera en la madrugada está muy desolada.
Ya estoy caliente.
Tengo pronto que encontrar un lugar para pasar la noche.
Faltaba mucho para llegar al motel y estamos en plena montaña y no hay mucha visibilidad en el camino.
La próxima salida está a unas cinco millas.
"Más, más, más, más.
Así, así, así, así… no los saques, no los saques, hasta dentro papacito, así, así, así, no los saques, hasta dentro, hazme venir, así, indica.
Su cuerpo vibraba, por las compulsiones del orgasmo.
Retira mi mano de su intimidad.
Logro salir de la carretera.
Toca su intimidad con sus manos y humedece sus dedos para luego llevárselos a la boca.
Observo a mis alrededores.
El lugar perfecto.
Nadie en el camino, ni una gasolinera, nada.
En medio de la nada.
Estaciono el auto en medio de dos colinas.
Ella se incorpora, está sudando.
Ella humedece nuevamente sus dedos con sus jugos y me los da en la boca.
Después de un buen rato, ella desabotona mi camisa y besa mi pecho, chupa mis pezones, me mordisquea.
Bajo el respaldo de mi asiento.
Baja el cierre de mi pantalón, mete su mano y con una habilidad saca mi falo e inmediatamente empieza a chuparlo y a succionarlo.
Estamos ardiendo, como puedo me bajo los pantalones.
Ella me quita mi ropa interior y con su mano alcanza a colocar un dedo en mi trasero.
"Así sale, más, más, más", le digo y ella accede insertando sus dedos en mi trasero, mientras me hace el sexo oral.
Le alzo el vestido y le bajo la pantaleta y con mis manos toco su intimidad y su trasero.
Humedezco mis dedos para penetrarla por los dos sitios.
"Así papi, prepáralo, dilátalo", me dice.
En ese momento siento que mi leche está ya en ebullición y a punto de venirme cuando ella dice…"Espera".
Se quita el vestido, abre la puerta del carro, se empina con sus glúteos de fuera y se sostiene sobre el marco de la puerta y me indica: "Métemela papacito.
Hazme tuya”.
No espero ni un segundo, abro la puerta, me quito los pantalones, salgo del carro despavorido hacia ella, casi a ciegas por lo oscuro que estaba, aprovechando la luz de la luna que nos alumbra.
Pongo sus manos en el marco de la puerta y me hinco para lamerle su intimidad y su trasero.
Logro tocar mi pene el cual está listo para la penetración.
Mis manos abren su orificio y mis dedos penetran con facilidad.
Está lista.
Con suavidad, mucho tacto, le voy insertando mi falo.
Cabeza, cuello, tronco.
Así papito, poquito a poco.
Empuja, empuja lento, empuja lento, me pide con piedad.
Empujo hasta la mitad del tronco.
¡Ah, ah ah ah ah! Espera déjame disfrutar eso.
Mueve sus caderas, sus glúteos, pongo mis manos en sus hombros, dándoles estocadas.
¡Ah ah ah ah ah ah ah! Toda, toda, la quiero toda, dame toda tu leche.
¡Dámela papito vente dentro de mí, dame todo lo que tienes!
Empujo y ella aprieta, empujo y aprieta, me exprime.
¡Ah ah ah ah ah ah ah!.
Le descargo chorros de leche, hirviendo, quemando nuestras intimidades
¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, Así caliente la quería sentir!".
Quedamos paralizados por un buen tiempo.
Recuesto mi cabeza y mi torso sobre su espalda sudorosa.
Estamos así por un buen momento.
Al perder fuerza mi falo lo retiro de su intimidad.
Ella saca el tapete del auto, lo coloca en el suelo, se hinca sobre él y me pide que me siente en su asiento.
Ya hincada sensualmente limpia mi pene tomándose hasta la última gota de mi néctar.
Todo esto en la oscuridad
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